El Factor Terminus (I): Capitán América

 

Edición original: Marvel Comics – septiembre 1990
Edición España: Comics Forum – noviembre 1991
Guión: Roy Thomas, Dann Thomas, Randall Frenz, Fabian Nicieza
Dibujo: Jim Valentino, Mark Bagley, Don Hudson
Entintado: Sam de la Rosa, Mike DeCarlo, Tom Morgan
Color: Evelyn Stein, Ed Lazellari
Portada: Herb Trimpe
Precio: 300 pesetas (especial extra de invierno, de 64 páginas)

 

En el año 1990, Marvel rompía con la tendencia marcada en los dos años precedentes respecto de los especiales números anuales. Así, tras La Guerra de la Evolución (1988) y Atlantis Ataca (1989) la casa de las ideas decidió agrupar sus colecciones por familias y embarcar a cada una de ellas en una aventura independiente. El experimento –que tuvo sus altibajos- duró tres años y, en el caso de los Vengadores, comenzó con El Factor Terminus, una aventura en la que los héroes más poderosos de la Tierra se enfrentaban a la amenaza cósmica que John Byrne creara para los Cuatro Fantásticos. El primer capítulo corrió a cargo del Capitán América.

La aparición de Terminus en la colección protagonizada por la familia Richards, venía precedida por una larga trama en la que Galactus, el dios estelar creado por Stan Lee y Jack Kirby, había sido sometido a un cambio de enfoque por parte de Byrne. El todopoderoso ser estelar se convirtió, de la mano de don John, en una entidad unida inextricablemente a la urdimbre del universo, pero también en alguien atormentado por los catastróficos ejemplos derivados de su supervivencia. Había que poner en el tablero una amenaza cuyo nivel de poder estuviera cercano al del devorador de mundos, pero cuya naturaleza fuera intrínsecamente malvada. El resultado fue otro descomunal titán con poder para sojuzgar planetas. Sin embargo, la amenaza no duró más que un par de asaltos: después de que su creador le enfrentara a los Cuatro Fantásticos, el amigo de aquel, el guionista Roger Stern, lo empleó como oponente de los Vengadores de la costa este y lo mandó al otro barrio. Junto a John Buscema y Tom Palmer, el escritor dejó al coloso espacial a la altura del betún y destruyó la Tierra Salvaje. Ninguno de estos hechos resultó, como se vio poco después, definitivo y su reversión estuvo relacionada. Marvel aún no había acabado con Terminus y el elegido para dar este villano una historia a la altura de las circunstancias fue un veterano guionista del sector: Roy Thomas.

En aquellos días, el escritor vivía su segunda etapa en la casa de las ideas, a la que había retornado después de la marcha de Jim Shooter y tras un período de notables trabajos en la distinguida competencia. En este tiempo, desarrolla una colaboración con su esposa Dann, también escritora de tebeos, con lo que buena parte de sus trabajos llevará su firma conjunta, como ejemplifica esta saga vengadora.

El primer capítulo de la historia –que consta de cinco entregas- está protagonizado por un Capitán América que llevaba cuatro años sin contar con su propio anual. Este era el noveno especial para el vengador de cabeza alada, siendo el octavo el que tenía a Lobezno como compañero de fatigas y publicado en 1986. Aquí, el Capi se embarca como observador en una misión científica dirigida al testeo de una cápsula experimental para la investigación vulcanológica. La prueba discurre de mala manera hasta que la providencial aparición del Hombre de Hierro salva el día. La celebración del rescate adquiere tintes terroríficos, cuando la población del lugar y el propio vengador acorazado son infectados por una suerte de virus que les empuja a una fiebre agresiva. Inadvertidamente, la cápsula ha liberado una cepa de organismos microscópicos que llevan la simiente de Terminus y estos han empezado a seguir su programación biológica, contagiando a toda la vida circundante. Gracias a un acontecimiento casual, el Capi descubrirá la manera de revertir los efectos de la infección, pero no en todos los organismos. El siguiente capítulo tendrá a Iron Man como protagonista principal.

El dibujo del primer capítulo de la saga corrió a cargo de Jim Valentino, un ilustrador que, pocos meses antes, se había embarcado como autor completo en la tarea de relanzar a los Guardianes de la Galaxia. Aún quedaba algún tiempo para que se convirtiera en uno de los siete fundadores de Image Comics, pero aquí muestra ya el estilo por el que será reconocido, bien secundado por las tintas de Sam de la Rosa. Su presencia constituye uno de los puntos fuertes de una saga que, en el apartado gráfico, irá de más a menos.

El tebeo se completa con dos historias cortas de distinta significación. La primera, a cargo de Randall Frenz y Mark Bagley, contará un relato de los días en los que el Capi y Bucky luchaban en la Segunda Guerra Mundial; la segunda, contada por Fabian Nicieza y Don Hudson, será el prólogo de las aventuras en solitario de Jack Monroe, el Nómada, con las premisas y el aspecto que le harían célebre durante los años noventa. Definitivamente alejado de la sombra del Capi, el antiguo compañero de este será uno de los expeditivos justicieros que se enseñoreen del sector durante los años subsiguientes.