Los muertos vivientes han sido los protagonistas casi absolutos del Salón del cómic de este año. Charlie Adlard, dibujante de The Walking Dead, uno de los invitados estrella, junto con Garth Ennis, que es el autor de otra obra de temática similar a la de los zombis: Crossed. Una de las exposiciones centrales (desde luego la que ocupaba un mayor espacio físico) fue la que llevaba por nombre: “Zombis. Ni muertos, ni enterrados”, que tenía como comisario a Ángel Sala, director del festival de Sitges.
La muestra estaba estructurada en diversas secciones en las que se hacía un repaso de la presencia de los zombis en la literatura, el cine y el cómic, y contaba con originales de autores de todo el mundo. Además, la exposición contaba con una galería zombi donde otros tantos autores convertían a sus personajes, a políticos o a ellos mismos en un muerto viviente. Por si esto fuera poco, en la zona había un taller de maquillaje zombi, donde los asistentes pudieron adecuarse a la temática y los que entraban allí, salían con ganas de comer cerebros vivos. Muy cerca del taller de maquillaje había algunas consolas Xbox 360 con videojuegos de temática zombi, como el Resident Evil 5 o la ampliación zombi del Red Dead Redemption: Undead nightmare.
El viernes por la tarde tuvo lugar el Cosplay Zombi individual y el sábado, también por la tarde, el Cosplay Zombi por grupos. Esta actividad tuvo una gran afluencia de gente, que se animó a participar, quizá por la presencia del humorista Berto Romero, que durante quince minutos amenizó la velada con un monólogo zombi. Los muertos vivientes están más de moda que nunca, de eso no hay duda.
El viernes a las 19:00 horas la Sala de Conferencias del Salón se tiñó de rojo sangre. Los realizadores Jorge Grau y Jaume Balagueró se dieron cita con el propio Ángel Sala para debatir durante una hora sobre los muertos vivientes en el cine, en una mesa redonda denominada “Zombis de película”.
El domingo se celebró la de “Dibujando muertos vivientes”, con Adlard, Maroto, Stano y Santos (de la que dimos buena cuenta aquí el otro día); mientras que el sábado por la tarde la temática zombi también se detuvo en otra mesa redonda, esta vez en la Sala de Actos. Su título: “El fenómeno zombi”. Comenzó a las 18:30 horas. No quise perdérmela.
Moderaba Dani Fernández, el ausente, y compartían mesa con él Enric Rebollo, Juan Luis Rincón, Házael González, Julio Videras, Juan de Dios Garduño y Vicente García. Todos ellos autores, escritores o editores de obras relacionadas con los no-muertos.
Enric Rebollo aprovechó todos los momentos que tuvo para intentar convencer a los asistentes para que comprasen su cómic Al tercer día. Juan Luis Rincón (conocido en foros y blogs como WWFan) habló de su Zombie AC, que cuenta con sus dibujos y con los guiones de Juan Carlos Colorado. Házael González es el autor del Quijote Z y La Muerte Negra. Julio Videras Reyes ha creado una obra de humor con muertos vivientes como protagonistas: Ella siempre me quiso por mi cerebro. Juan de Dios Garduño es el autor de la novela Y pese a todo, publicada por Dolmen Editorial. Y Vicente García es, precisamente, el editor de Dolmen, que cuenta con una colección, la Línea Z, dedicada en exclusiva a historias de zombis.
La mesa se desarrollo de manera liviana. Dani Fernández sabía de lo que hablaba, pero los invitados eran demasiado caóticos para ceñirse a un guión preestablecido. Además, se notaba que todos ellos se conocían de antes y el buen rollo, el colegueo y la cercanía con la que se trataban, se ampliaba a todo el público asistente. Una mesa caótica pero repleta de diversión: más o menos lo esperado teniendo en cuenta el contenido que se trataba.
Ellos fechaban el resurgir de este fenómeno zombi moderno en el año 2002 y lo catalogaban como algo “muy muy divertido”. Especificaban que el mundo zombi era ideal para poner en boca de un personaje algo que cada uno quisiera decir, pero no se atreviera. El ausente citó una obra de la editorial Valdemar: Monster Show. “Toda sociedad crea el monstruo de ficción que le da miedo. La masificación, en la actualidad, tienen mucho que ver con ese miedo”.
Mencionaron que cuando se habla del fenómeno zombi se suele obviar bastante el tema de los videojuegos, aunque hubo uno que en parte fue el culpable de todo el tema de los zombis infectados: Resident Evil. Todo un clásico. Películas como “28 días después” retomaron el concepto y lo asimilaron en una época post 11-S. “Nos atraen los zombis porque es algo, un tipo de Apocalipsis, que podría suceder”.
Otro de los temas que salió a la palestra fue el relacionado con el miedo. Los zombis nos aterrorizan porque tienen que ver con el miedo a qué hay después de la muerte, a las dudas, a los anhelos sobre si hay algo más. Hablaron de la necesidad de trascender a la vida.
Para ellos, los zombis son unos enemigos terribles. “Cuando te enfrentas a una horda de muertos vivientes no hay sitio donde esconderse, no se cansan, son implacables. Cuando estás frente a ellos no hay ningún lugar seguro”, explicaba Házazel González. “Utilizamos a los zombis para hablar de lo chungo que hay en nosotros mismos”, añadía Rebollo. Y en aquel momento se refirieron a Robert Kirkman y su cómic, donde los protagonistas son los verdaderos muertos vivientes. “Nosotros somos los muertos”, afirmaban casi al unísono.
“¿Cómo funciona el fenómeno zombi?” Vicente García se preguntó a sí mismo y lanzó la cuestión al aire. “La gente dice que es una moda, pero una que aún no ha tocado techo. Es un fenómeno espectacular que no terminamos de comprender. Cualquier novedad zombi que sacamos vende más del doble que cualquier otra novedad nuestra. El público que lee este tipo de libros es un público fiel, que se lo lee todo. Piden más y más, siempre y cuando mantengamos un mínimo de calidad, claro”, se autorespondía.
La gente ha salido del armario y se han transformado en zombis. “Sólo nos vamos a acordar de aquellas obras que valgan la pena”, atestiguaba Juan de Dios Garduño. Enric Rebollo también lo tenía claro: “En el futuro pensarán que en el siglo XXI había gente muerta, viviendo. Ésa es la clave”.
Hubo tiempo para todo y en un momento dieron un salto enorme, del fenómeno en general, a su protagonista, en particular: El zombi. “Es interesante percibir como un personaje de segunda fila, como es el zombi, se ha elevado a protagonista. El género es el terror, esto no es más que un subgénero. Ya no se le puede pedir más a un zombi, porque no da para más. Sólo es una anécdota que se está explotando mucho”, arremetía el autor de la versión Z del Quijote. “Parte de un tipo de literatura apocalíptica, pero no deja de ser un subgénero”, añadía el ausente.
Zombis, infectados, muertos vivientes lentos, rabiosos corredores… todas las curiosas ramificaciones del fenómeno, todos los tipos de muertos vivientes tuvieron su protagonista en esta heterogénea mesa. Incluso la moda de las “zombificaciones”, que comenzó con Orgullo, Prejuicio y Zombies, de Seth Grahame-Smith.
Más estrafalarias ideas fueron surgiendo a medida que el tiempo pasaba. Imaginaos a una Belén Esteban Z (tampoco hay que imaginar mucho…). Quizá alguien se enfrentaría a ella y acabaría con su vagar buscando carroña. “Lo de matar muertos siempre queda mejor que matar vivos”, aseguraba Enric sonriente.
Otra de las curiosidades que mencionaron fue la convivencia actual de dos fenómenos completamente antagónicos: el citado fenómeno zombi y el fenómeno Crespúsculo. “Los zombis son para gamberros. Todos podemos hacer el tonto haciendo de zombis, pero no podemos hacer el tonto igual haciendo de vampiros”.
Dani Fernández terminó la sesión preguntando a cada uno de los asistentes sobre sus preferencias en esto de los zombis, sobre sus películas favoritas del género (o subgénero). Hubo de todo, aunque además de los clásicos, salieron a relucir títulos de sumo interés, como La Noche del Cometa o Re-Animator. Cerró recordando el magnífico prólogo de la primera película de Zack Snyder, Amanecer de los muertos: “Era impresionante como alternaba con imágenes que parecían sacadas de un telediario. El otro día me acordé de la película porque vi la cabecera del informativo de Losantos y era como aquel prólogo. Resulta que los telediarios se han convertido en pequeñas historias de zombis”. Estaba en lo cierto. Ya lo escribió Borges: “La literatura no es otra cosa que un sueño dirigido”. Puede que la literatura de zombis no sea otra casa que una pesadilla dirigida… o puede que la realidad supere, de nuevo, a la ficción.
Nos leemos.
Joder, Adlard, gracias por dibujar TWD y hacerme disfrutar durante 76 números. Respecto a TWD:
Brutal ese Carl sin media cara y la decisión que toma Rick en ese último número, y ese cambio de protagonismo que se preveé viendo las portadas… Es sólo una teoría mía, pero creo que Carl caerá, un desesperado Rick también, y el protagonismo recaerá en Michonne. Sería un golpe de efecto muy serio de Kirkman que pocos esperan. Espero que las muertes de Rick, Carl y Glenn, de ocurrir, sean épicas, lo merecen después de tanto sufrir.
Ah, esta la resumo yo fácil:
«El fenómeno zombie, un absoluto coñazo»
a mi no me ha importado porque voy leyendo la serie según va saliendo en USA, pero me parece, freakstyler, que a más de uno le vas a hacer polvo con el spoiler (con TWD mejor no adelantar nada, ni con aviso spoiler)
Sobre ese personaje (si continuara en numeros posteriores al 83) es muy improblable, tuvo suerte la primera vez, pero ahora la herida que ha sufrido es de extrema gravedad y sinceramente, dudo que la doctora pueda hacer algo mas que darle morfina para que no sufra en sus ultimos momentos.
con TWD mejor no adelantar nada, ni con aviso spoiler
Hoy he leído el número 83 y el final me ha dejado temblando… menuda putada!!
“El fenómeno zombie, un absoluto coñazo”
Jope, Til, si es que vas provocando.
Tardabas en saltar, ya me extrañaba a mi.
No, Nenoskoda, voy opinando. Que yo sepa en este país hay algo llamado libertad de expresión y si a mi la moda zombie que hay ahora me parece un insoportable coñazo pues lo digo.
La diferencia es que si hay alguien que sale a decir que le encanta, que disfruta mucho con tal o cual obra zombie y todo lo que tenga que decir a favor yo jamás me voy a meter con él, con sus gustos o voy a intentar contradecirle.
No te lo tomes así, neno, que no estoy llevándote la contraria ni faltándote. Sólo te decía que en plena fiebre zombi donde todo el mundo, yo incluído, flipa con TWD tú digas que «es una absoluto coñazo» en lugar de «me parece un absoluto coñazo».
Pero el error lo he provocado yo, perdóname, olvidé que no captas ni el colegueo ni la ironía.
Humo, aquí no hay nada que ver.
Eres un chico malo.
A Til todo lo que no sea «Destino de Caballero» le da asco…
A mí sí me gusta el «fenomeno» zombi. Bravo por Dolmen y bravo por Vicente, que apuesta por autores españoles y sus novelas de terror.
Sobre las obras y los asistentes, una de cal y una de arena: «Y pese a todo» me parece magnifco, en cambio, para mí, «Zombie AC» no merece la pena su compra. Malisimo.
Amigos, gracias a todos por pasaros por aquí y por compartir vuestras percepciones, vuestras críticas y vuestros ánimos en los comentarios. No me canso de decirlo: los textos se completan con los lectores y vosotros habéis complementado éste a la perfección.
Lo cierto es que puede gustarnos más o menos todo esto que denominamos como «fenómeno zombi» (a mí, debo reconocer, me encanta :D), pero funciona muy bien. Puede estar de moda, puede ser pasajero o cíclico, si se prefiere, pero funciona. Hasta hace relativamente poco estábamos en una moda en la que los vampiros eran los protagonistas absolutos. El terror gótico casi siempre tenía presente a chupasangres por ahí y en la literatura los libros protagonizados por la aristocracia de la noche se cuentan por miles. En cambio, los zombis no habían gozado de esta popularidad. Muchas veces me había sorprendido no encontrar libros de relatos sobre muertos vivientes o novelas sobre apocalipsis zombi. Eso ha cambiado, ahora tambien podemos contar este tipo de productos por decenas. Y no es algo malo, sólo se acogen a una necesidad, a una demanda del público que consume este tipo de literatura, este tipo de películas o este tipo de cómics. Aunque hay de todo, de mayor y de menor calidad, claro.
La mesa era variopinta y funcionó de manera caótica, como digo en el texto, pero consiguieron entre todos que pasaramos un rato entretenidos escuchando como se hablaba del «fenómeno zombi». El público salió contento y eso, al final, es lo más importante.
Lo dicho, gracias a todos por pasaros por aquí.
Nos leemos.