Uno a lo largo de la vida, a veces, se encuentra con obras que más que destacar por su calidad, lo hacen por el valor histórico y contextual a la hora de entender a un determinado autor. Éste es precisamente el caso de
Durante la lectura de este extenso recopilatorio de historias cortas del creador de Nunca me has gustado, uno es testigo de sus fallos y sus aciertos a la hora de construir relatos, y más importante todavía es que podemos presenciar su evolución artística de forma gradual y palpable.
En esta obra, Chester Brown presenta varias versiones de sí mismo como historietista. De este modo, nos encontramos al primigenio Chester Brown que se muestra más alocado y absurdo que de costumbre, y que sembraría el germen de Ed, el payaso feliz (cómic del que les hablaré en un futuro); siendo ésta su primera obra larga. Luego, daría paso a un Chester Brown más reconocible y autobiográfico que marcaría el camino, sobre todo, de El Playboy y de Nunca me has gustado. Además de esto, el relato corto titulado El gemelo de 1986 sería un coqueteo del artista con La Biblia, hecho que repetiría 30 años después con María lloró sobre los pies de Jesús. Editada también en España por Ediciones La Cúpula, es hasta ahora el último cómic publicado por Chester Brown.
La mencionada evolución artística es total, y de ahí, que el interés suba. Es decir, Chester Brown va modificando su estilo tanto en el dibujo como en las historias a desarrollar. Sus influencias son variadas y están compuestas por las siguientes:
– Tiras de prensa. Al igual que sus compañeros de fatigas “canadienses”, Seth y Joe Matt, no se puede entender a este artista sin el peso que han ejercido los comics strips en él. A destacar la tira de Little Orphan Annie y a su creador, Harold Gray, cuyo estilo de dibujo significó un notable referente en la obra Louis Riel; cómic de importancia capital en la bibliografía de Chester Brown, de la que también en un futuro les daré mis impresiones.
– El cómic underground norteamericano de los 60 y 70; más en espíritu que en temática, como bien afirma el autor en sus notas finales.
– Joe Matt, Seth y Julie Doucet. Su interrelación con estos autores hizo que Chester Brown diera un giro a su obra hacia lo autobiográfico. Como ustedes bien saben, con Joe Matt y Seth compartiría una profunda y bonita amistad.
Fiel a su estilo, no podrían faltar en la edición de esta obra las notas finales y una foto del propio Chester Brown. He de serles sinceros, y les confieso que casi me gustan más sus notas que los propios cómics que él hace. Soy consciente de que esto pueda sonar un poco despreciativo hacia la obra del autor, pero nada más lejos de la realidad. Me parece un gran historietista, pero es que esos apuntes que deja para el final (además de crear cierta costumbre en el lector que ansía por leerlos) son muy precisos y divertidos. Chester Brown nos relata detalles de su vida personal y de su obra muy interesantes que complementan de verdad la lectura previa del cómic, y que nos amplia el conocimiento que teníamos de él mismo. Si sus cómics son sinceros, todavía lo son más sus notas. Y como he dicho ya en una alguna otra ocasión: la honestidad es de las cosas que más valoro en un artista. Chester Brown es honesto, y mucho como artista.
Ya les comentaba justo al principio del nivel irregular de esta obra. Sin ir más lejos, el propio autor es consciente de que algunos relatos no son precisamente buenos. Esto es debido a que la presente antología no funciona como un “greatest hits” del autor, sino que incluye la (casi) totalidad de historias cortas profesionales, independientemente de su calidad. Además, Chester Brown confiesa en más de una ocasión que algún relato fue hecho por encargo; o bien tenía un carácter eminentemente alimenticio; o bien el autor no se esforzaba mucho y entregaba cualquier cosa. Esto último es debido a que todavía no había adquirido el hábito y la fuerza de voluntad que requería hacer una historia más larga y de mayor envergadura.
Habría que destacar también que en esta obra tenemos el nacimiento de Yummy Fur: la serie de minicómics que, con carácter de autopublicación, comenzó en 1983. Esta antología finaliza en 1995, y es difícil que se publique una segunda parte, puesto que, Chester Brown, a un punto, se cansó del relato corto, y prefirió seguir su carrera desarrollando historias largas, que es tal y como lo conocemos hoy en día.
De entre todas las historias que conforman esta selección, me quedo precisamente con la primera, La revuelta del papel higiénico. Me parece una genialidad, pero entiendo que (casi) nadie comparta esta especial debilidad que tengo con este relato. Siendo lo más objetivo posible, los relatos Helder, Mostrando “Helder” y El hombrecito (que da título a la antología), son los más importantes de todo el conjunto porque, no solo influenciarían los cómics ya mencionados de El Playboy y Nunca me has gustado, sino a toda su posterior obra.
Si son seguidores de Chester Brown,
(La presente edición recoge la última versión ampliada y actualizada que data de 2006 y que fue publicada en nuestro país en 2013).
Guion - 5
Dibujo - 7
Interés - 8
6.7
Inocencia y juventud
Antología que sirve para adentrarnos en la vida y obra de Chester Brown. No siempre uno es testigo de forma tan clara de la evolución de un artista a lo largo de los años, por lo que esta obra tiene especial interés para aquellos seguidores del creador de Pagando por ello.