EL HUNDIMIENTO (DER UNTERGANG / DOWNFALL, Alemania, 2004, Drama, 150 Minutos)
Dirección: Oliver Hirschbiegel
Guión: Bernd Eichinger
Reparto: Bruno Ganz, Alexandra Maria Lara, Corinna Harfouch, Ulrich Matthes, Juliane Köhler.
Música: Stephan Zacharias
Valoración: 9/10
Resumen: Durante los últimos días del Tercer Reich, Hitler y sus más cercanos colaboradores aguardaron en un búnker de Berlín el hundimiento de su nación.
Crítica: Sin duda el mayor servicio que prestan este tipo de películas, no ya bélicas sino políticas, sociales y casi didácticas, es evitar que paulatinamente se vaya borrando de nuestra memoria la época más lúgubre y decadente de la historia de la humanidad. Regenerar el recuerdo de lamentables errores pasados, que jamás se deberían volver a cometer, es una misión tan honorable que escapa a las propias fronteras del cine.
El Hundimiento cumple con creces su cometido como obra renovadora de memorias, huyendo del melodrama para mostrar una realidad más cruda y dolorosa que cualquier ficción. Sin efectismos más allá de la fiel recreación histórica, la película se pasea por un Berlín de pesadilla deteniéndose en multitud de historias que tienen un único nexo de unión: Hitler.
El tratamiento que la obra da al dictador es terriblemente significativo. Por un lado muestra a un simple hombre, capaz de prestar la mayor amabilidad, cariño y respeto a sus allegados, para saltar en un parpadeo a un rabioso frenesí de violencia. El Hundimiento no se esconde en la manida excusa de la locura como fuente de todas las desgracias causadas por la ideología del tirano, sino que acepta la fanática cordura de la mayoría de los miembros de partido, y por supuesto, de su Führer.
Bruno Ganz se encarga de penetrar en la figura de Hitler superando la mera interpretación para lograr una transfiguración impactante, magnética en cada secuencia. El actor, fielmente caracterizado, alterna con acierto los diferentes estados de ánimo de su bochornoso alter ego, pudiendo desprender en un instante fragilidad y lástima ante la caída de su delirante sueño; para remontar más tarde en una ira histérica capaz de despertar los más ocultos temores entre sus generales y ministros.
Por otro lado, Hitler no es el protagonista absoluto de la película, sino simplemente un personaje más, que actúa eso sí, como punto de unión de todos los componentes de una obra coral: ahí tenemos a la confusa secretaria personal de Hitler, a través de cuyos ojos nos es narrada la historia, a un desencantado oficial que busca su supervivencia a toda costa, a un general que intenta encontrar una salida digna a su pueblo, a un médico atrapado entre el incompresible fervor político de sus compañeros, a una madre llevada a un final atroz por su estúpido fanatismo, a un niño que despierta a la vida rodeado de destrucción o a la inquietante irrealidad que vive Eva Braun.
Todo esto alojado en un escenario que se convierte en una claustrofóbica trampa para el espectador, que a medida que pasan los minutos, empieza a contemplar ese búnker no ya como refugio, sino como una puerta al infierno de la destrucción que se vive en el exterior, en una ciudad en la que millones de civiles anónimos esperan su final a manos de un enemigo que les han enseñado a temer, o de unos supuestos patriotas que se dedicaron a llevar el terror a sus conciudadanos hasta su último aliento.
El Hundimiento es, sobre todo si atendemos a su nacionalidad, el reconocimiento expreso de que la debacle de Alemania comenzó en el momento en el que un grupo de despreciables fanáticos se hizo con el poder.
O.K.: – La valentía de no excusarse en la locura como fuente de las desgracias causadas por el fanatismo.
K.O.: – Que algunos echen en falta un mayor efectismo visual.