Diecinueve números USA. Esa es la cantidad de entregas que alcanza El Inmortal Hulk en nuestro país con la publicación en este mes de octubre de su duodécima grapa. Es por ello que juzgo oportuno continuar con el análisis de esta serie en su siguiente gran arco argumental. A estas alturas de la colección, ya no es prácticamente necesaria la presentación de personajes en absoluto. Al Ewing y Joe Bennett lo saben y por eso deciden profundizar con otros aspectos que se nota que querían tocar desde el comienzo, pero que debían de esperar su entrada a la serie cuando ésta estuviera más madura.
En ese sentido, ya no hay duda posible sobre algo que se atisbaba desde el número uno y que no pocos debates ha suscitado en las redes. Este Hulk que protagoniza esta serie es un nueva y distinta encarnación de Hulk, producto de un nuevo trauma o instinto protector de Bruce Banner. Lo que Peter David ya dejó claro en su larga y fructífera etapa a bordo de la colección vuelve a tomar forma aquí como ya lo hiciera en el Hulk que Greg Pak presentó en Planeta Hulk: hay tantas versiones del Goliath Esmeralda como fracturas en la mente de Bruce Banner, quien a su vez será siempre el alter ego marvelita más sacrificado.
En este caso, este Hulk que se ha dado en llamar Hulk Demonio tan solo tiene en común con la primera versión del monstruo el que aparece por la noche, siendo el día (o la luz solar generada artificialmente) lo que le devuelve su apariencia humana. Lo particular de esta versión, como ya sabemos, esto sí, desde el número uno, lo que hace “Inmortal” a este Hulk es que pase lo que pase, siempre volverá al caer la noche, aunque Bruce Banner, que es su receptáculo, haya muerto.
Además, estamos ante una versión del monstruo artera y cruel. Atrás quedaron los tiempos de ese Hulk bruto pero tontorrón y en el fondo con buen corazón que solo necesitaba que le dejaran solo para hacer el bien. Este Hulk no es esencialmente malvado, no tiene ningún plan para conquistar el mundo ni para lucrarse con el sufrimiento ajeno, pero si captas su atención porque le persigues o porque perturbas lo que él considera justo, te perseguirá hasta acabar contigo de la forma más horrible posible.
En este punto de la colección, la serie no pierde su esencia de serial de terror televisivo de los ochenta, por lo que las persecuciones del ejército al monstruo y el eterno regreso de éste para vengarse siguen siendo la esencia de la serie… pero aquí entran en juego los secundarios. Y es que, Hulk no ha tenido un plantel de secundarios tan grande como el de otros personajes Marvel, pero que duda cabe que los suyos son especialmente reconocibles, y llegan muy particularmente al corazón del lector.
Así, es ahora cuando Leonard Samson, el psicólogo Gamma, que ha oído hablar del retorno de su amigo y paciente, tratará de psicoanalizar a este nuevo Hulk, solo para descubrir que su ciencia está muy muy lejos de entender la muerte de este auténtico monstruo. Igualmente, cierto amor del pasado volverá a la vida de Bruce y de su contrapartida humana, así como una amistad que parecía desaparecida y que vuelve a su vida.
Sin embargo, prácticamente ninguno de estos encuentros será feliz, y solo traerá más complicaciones a la vida de un Hulk cuyo mayor némesis vuelve a ser el ejército, solo que esta vez no está liderado por Trueno Ross, si no por un personaje de nuevo cuño que no tiene ningún aprecio por la vida humana, ni siquiera por la suya propia, a la hora de cazar al monstruo.
Es aquí donde entrará en juego la Abominación, el clásico enemigo de Hulk que no era sino una versión irreversible de sí mismo, a priori más fuerte y con un aspecto mucho más monstruoso, que esta ocasión poco tiene que ver con el viejo Emil Blonski que como lectores habíamos llegado a querer y a respetar a través de las décadas. En esta ocasión, la Abominación es más un horror lovecraftiano con conciencia cósmica propia que habita a la vez que es habitado por los huéspedes que necesita para cumplir con su misión, que parece estar más allá de acabar con Bruce Banner, aunque éste parezca su objetivo primario.
La realidad es que resulta bastante complicado seguir analizando esta nueva hornada de grapas de Panini sin entrar en spoilers, pero estamos ante una serie de rigurosa actualidad en la que como mínimo, sería de muy mal gusto revelar más detalles de su trama y argumento, bastando por decir por el momento que Al Ewing sabe muy bien lo que se hace, que tiene un plan muy bien diseñado para su funcionamiento a largo plazo, y que los frutos de ese argumento que se vas construyendo poco a poco desde el número uno de la serie, comienzan a verse en estas doce grapas.
En lo relativo al dibujo, poco podemos decir de Joe Bennett que no se haya dicho ya. El dibujo de Bennett no solo tiene ese tono maravilloso que recuerda al serial de terror ochentero al que antes hemos hecho referencia y del que la serie no se despega en ningún momento, si no que presenta un elemento común en los rostros de los personajes, que en manos de Bennett son casi caricaturescos, lo que acentúa más la gravedad de ciertos momentos de la serie, que Bennett sabe plasmar a la perfección.
Y es que, sin duda, el guión no lo es todo en una serie, y muchas colecciones de cómics se resienten cuando el dibujo es cambiante y mutable, con bailes de dibujantes eternos que por calidad que aporten a la serie con sus ilustraciones, alejan a esta de la constancia y la regularidad que tanto necesita. Es por ello que la estabilidad de un equipo creativo, así como la simbiosis entre guionista y dibujante es tan necesaria en el noveno arte, algo de lo que Ewing y Bennett son perfectamente conscientes, creando a través de su unión una de las mejores etapas de Hulk en sus más de seis décadas de historia.
El Inmortal Hulk es así una de las serie imprescindibles de la Marvel de C.B. Celbulski, una serie que debéis leer por encima de otras, y que como mínimo no os dejará indiferentes.
Guión - 8.3
Dibujo - 8.5
Interés - 8.5
8.4
Imprescindible
Analizamos la siguiente tanda de grapas de esta peculiar encarnación del coloso de jade orquestada por Al Ewing y Joe Bennet.
Se que siempre que se menciona en cualquier sitio Inmortal Hulk se comenta lo mismo, pero… ¡Vaya pasada de serie!
Los números de la reseña tienen algunos momentos bastante truculentos. El dibujo de Bennet es genial. Sin duda la serie sin él no sería lo mismo.
Un diez como una casa, cuando a una serie le mantienen el equipo creativo, le dan libertad, le dejan tranquila con los macroeventos, en fin todo lo contrario de lo habitual en cómics de Superheroes pasan estas cosas, lo mejor de marvel y Hulk en décadas.Y ojo que esto parece que no ha tocado techo.
Reconozco que los primeros números de esta serie no me decían gran cosa, pero poco a poco la cosa se ha ido volviendo más retorcida y escalofriante. Y cuando parece que Ewing ya no nos puede ofrecer nada que sea más terrorífico entonces llega el número siguiente.
Si ya lo del hombre absorbente en el anterior arco parecía que no podría ser superado, nos llega esta Abominación, que hace honor a su nombre como nunca antes. Este último número pone los pelos de punta. Si este cómic cae en manos de un niño le provocaría pesadillas durante días.
Es curioso que este mismo mes Aaron nos quiera convencer de que Jennifer Walters ha tenido una situación tan dura como su primo porque en lugar de ser un monstruo estaba demasiado buenorra.
Igual que a Ultron los primeros numeros me chirriaban , esa manera de hablar de hulk a lo perdonavidas ,no podia con ella . Pero a medida que avanzaba la serie y se sugeria que esta era una nueva personalidad ,me ganaron para la causa. Era un hulk distinto porque era otra encarnacion ,no por la cara. A mi el dibujo no me gusta , pero reconozco que le pega al tipo de historia que cuenta. Muy interesante este hulk y no tiene pinta de que la serie vaya a decaer.