El ladrón de libros, de Alessandro Tota y Pierre Van Hove

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Edición original: Le voleur de livres FRA (Futuropolis, 2015)
Edición nacional/España: El ladrón de libros (El mono libre editorial, Mayo 2021)
Guion: Alessandro Tota
Dibujo: Pierre Van Hove
Traducción: Isabel Pérez van Kappel
Realización técnica: Cisco Bellabestia y Sara Herculano
Formato: Cartoné. 272 páginas. 25€

¿Arte o impostura?

«Hay que hacer lo posible para no trabajar nunca, porque la vida es el terreno de juego del arte: planificar un robo tiene tanto valor como escribir un libro.»

El ladrón de libros es el primer trabajo publicado en España de sus autores, Alessandro Tota (Bari, 1982), un autor con larga carrera en el cómic con obras como Yeti, Charles o Fratelli en las que ejerce autor completo, además de varios cómics pensados para el público infantil, aunque en esta ocasión únicamente se encarga del guion dejando el dibujo en las manos de Pierre Van Hove (Angoulême, 1974), en el que fue su primer cómic tras muchos años centrado en la animación. Se trata de un cómic producido para el mercado francófono editado allí por la editorial Futuropolis en 2015, aunque rápidamente fue publicado en otros países como Italia, Estados Unidos, Alemania y Reino Unido y ahora lo podemos disfrutar en España gracia a El mono libre. Se trata de un trabajo que ha sido galardona con diversos premios como el de Mejor Novela Gráfica en el Festival Lucca Cómics 2015 y el Premio Attilio Micheluzzi al Mejor Guion en 2016.

El ladrón de libros al que hace referencia el título es Daniel Brodin, un joven estudiante de derecho aspirante a poeta aficionado a robar libros, que, en el Paris de los años cincuenta se ve convertido en una figura destacada de la sociedad literaria francesa de manera casual, protagonizando un ascenso tan veloz en su subida como su posterior caída. Durante el proceso se mezclará por igual con los popes de la “alta” cultura de la época como con un grupo variopinto de personajes que están a caballo entre ser artistas de vanguardia o delincuentes que se cuestionan el arte “serio” y tratan de ponerlo en evidencia destapando muchas de sus contradicciones, un debate que sigue de plena actualidad. Sus andanzas nos permitirán descubrir la tremenda explosión de libertad, fiesta y cultura que bullía en la capital francesas tras los recientes años de ocupación nazi. En sus cafés, librerías y fiestas los versos, el jazz y todo tipo de vanguardias artísticas se entremezclaban con el alcohol, las drogas y todo tipo de excesos. Su prolongado contacto con estos personajes terminará por sumirle en una turbia historia que hace que la obra pase de tener un carácter casi costumbrista a una trama de género negro.

Estamos ante una obra se convierte en la perfecta fotografía de un lugar y una época concretos, que con el tiempo se han mitificado, y como siempre sucede se trata de un momento que tenía una cara oscura que suele permanecer oculta. Gracias a Daniel Brodin, descubrimos las corrientes artísticas y los ambientes literarios del momento con la presencia de algunas de las figuras más destacadas que vivían en Paris como Sartre, Simone de Beauvoir y Miles Davis. Su ascenso sirve para mostramos como en todo lo que rodea al arte siempre hay un punto de impostura y un ansia de negocio y arribismo en algunos individuos que acaban por parasitar y envilecer a las obras y a sus creadores. Todo ello contado con bastante crudeza, pero con un tomo descreído e irónico que envuelve a toda la obra de un tomo satírico. Además, vemos de primera mano las constantes luchas que se dan en el mundo del arte, en particular, entre las posiciones más vanguardistas y contestatarias en constante conflicto con las conservadoras y clasicistas, formado un ecosistema que extrapola de alguna manera las luchas de clases que vemos en la sociedad.

La novela gráfica funciona como un viaje iniciático del propio protagonista, que también un reflejo de la juventud francesa de los años cincuenta en plena explosión del existencialismo, una juventud contestataria y rebelde contra el poder establecido que fue el germen de las revueltas de mayo del 68, donde la juventud francesa trato de cambiar el orden social establecido, aunque sin demasiado éxito.

Además de una crítica al mundo del arte, en El ladrón de libros también encontramos una reflexión sobre los procesos de creación como en el caso del protagonista que hasta que no comienza a descubrir lo peor de sí mismo no consigue la inspiración necesaria para escribir.

Daniel, al igual que todos los personajes que aparecen en la obra, resulta muy humano, con todo lo bueno y lo malo. Es un tipo mezquino, arribista y oportunista que no duda en plagiar y mentir para conseguir el éxito, pasando por encima de todos los que le rodean. Pero pese a todas esas faltas y debilidades termina por caernos simpático y compartimos los altibajos de su viaje iniciático.

El mono libre hace un buen trabajo de edición siguiendo la edición de Futuropolis, aunque han optado por la portada de la edición italiana que recuerda más las de un libro.

El ladrón de libros de Alessandro Tota y Pierre Van Hove es gran trabajo que mezcla una crítica sobre el mundo que rodea al arte con una historia de género negro. Un viaje a un tiempo donde en los cafés acogían por igual a artistas bohemios y a delincuentes.

Lo mejor

• El retrato de una época.
• Los personajes están muy bien construidos y resultan del todo creíbles.

Lo peor

• Una cierta irregularidad en el apartado gráfico.

Edición original: Le voleur de livres FRA (Futuropolis, 2015) Edición nacional/España: El ladrón de libros (El mono libre editorial, Mayo 2021) Guion: Alessandro Tota Dibujo: Pierre Van Hove Traducción: Isabel Pérez van Kappel Realización técnica: Cisco Bellabestia y Sara Herculano Formato: Cartoné. 272 páginas. 25€ ¿Arte o impostura? "Hay que…
Guión - 8.5
Dibujo - 7.5
Interés - 9

8.3

Alessandro Tota y Pierre Van Hove ponen de manifiesto algunos de los peores aspectos del mundo del arte.

Vosotros puntuáis: 9.46 ( 2 votos)
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Diego García Rouco
Nacido en Barakaldo en 1977 donde sigo viviendo. Descubrí los cómics en una librería de barrio con Tintin, Asterix, SuperLopez y los personajes de Ibáñez. En 1989 descubrí los superheroes de la mano de Stern y Buscema con el numero 73 de la edición de Forum de Los Vengadores. A estas lecturas se fueron incorporando la novela gráfica y el manga, de los cuales, a diferencia de los superheroes, nunca me cansé. Todavía sueño con ser agente Espacio-Temporal y de Planetary, con visitar mundos de fantasía con el señor T., Philemon, Lord Morfeo, Arale y Thor. Viajar con Reed, Ben, Susan y Johnny al futuro y pasear por el cuartel de la Legión. Recorrer la antigua Roma con Alix y una cantimplora de poción mágica. Buscar Mú, perderme en un viaje al corazón de la tormenta, contemplar el Olmo del Cáucaso mientras paseo por un Barrio Lejano leyendo El almanaque de mi padre. Conseguir beber la sangre del Fénix. Leer, al fin, algún articulo de Tintín y de Fantasio sin que me molesten los absurdos inventos de Gastón. Perderme por las murallas de Samaris, mientras de la pirámide flotante de los inmortales cae John Difool. Enamorado de la chica de los ojos rojos y de Adele. Y cabalgar hacia el amanecer con Buddy Longway, Red Dust y el teniente Blueberry. Con un poco de humo azul en los labios...
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