Psicotrascendentalismo superheroico, or something like that
«¡Nuestro maestro ha alcanzado el estado de Buda!»
Cada persona se enfrenta a las incógnitas más profundas e inherentes al ser humano como buenamente puede, o buenamente sabe. Como por ahora nadie ah vuelto, o al menos nadie que yo (y seguramente quienes leéis esto) haya conocido, a explicarnos cuál es la verdad tras nuestra vida en este mundo, pues cada persona se ha aferrado a una creencia, ya esté sustentada en la ciencia, en la religión, o en una suerte de espiritualismo, para que de una respuesta provisional hasta el posible fatídico, extásico o inerte momento. Sea como sea, cuando Jodorowsky forma parte de algún proyecto, todo lector prevenido sabe que algo de esto va a haber, y en esta ocasión, gracias al título de la obra, es más sencillo advertir la pretensión de la obra.
Alejandro Jodorowsky Prullansky, nacido el 17 de febrero de 1929, es un autor chileno, mundialmente conocido en el noveno arte por su obra inmortal El incal, junto al mito de la imagen Moebius, y en general por toda una obra en la que se mezcla fantasía, ciencia ficción, repleta de de esoterismo y espiritualismo en los que la psique y lo trascendental suele aparecer como elemento conductor de toda la narración. Ha llevado a cabo decenas de títulos en el mundo del cómic, pero también es autor de una gran cantidad de obras de literatura o cinematográficas, todas ellas enfocados en los temas antes mencionados, y para cuyo mundo se ha vuelto un referente incuestionable.
Georges Bess nació en 1947, en Kenia. Es un dibujante muy conocido por la dupla que formó con su compañero y amigo Jodorowsky, al que conoció en 1986. Entre sus colaboraciones nos encontramos con un cuento de hadas de una longitud de 44 páginas llamado Los gemelos mágicos (Le Journal de Mickey, Hachette 1987) (Norma editorial 2005). Tras eso, en 1988 comenzarían este proyecto, que les llevaría 5 años y 6 álbumes terminar. En 1993 finalizarían su última entrega de El lama Blanco (Les Humanoïdes Associés), obra icónica de esta dupla de artistas y que hoy traemos aquí. Tras colaborar en Anibal 5 (Les Humanoïdes Associés 1990-1992) de género ciencia ficción, realizarían la serie de 4 álbumes, Juan Solo (Les Humanoïdes Associés 1995-1999). Su último trabajo, Drácula (Norma, 2021), llegó a nuestro país hace poco, y en el que vemos que sabe defenderse en solitario tanto o más que acompañado.
Profundo o atractivo
En este historia se nos narra la vida de Gabriel Marpá, la última reencarnación del espíritu que en un principio perteneció a un hombre llamado Issim y que antes del paso a Gabriel perteneció al Lama de una Lamasería llamado Mipam. Gabriel pasará por toda clase de pruebas físicas y espirituales hasta alcanzar el estado supremo de la conciencia, liberándose de la programación que obliga al ser humano a envejecer y a morir.
Ante nosotros tenemos una obra de tintes espirituales y trascendentalistas. Pese a que su profundidad se ve claramente coartada por la necesidad de que alguien la lea, tiene elementos más que suficientes para que quienes se acerquen a la obra por la afinidad con el título de la misma, sientan que no es algo ajeno al universo que promete.
La obra tiene dos grandes puntos a resaltar. El primero es sin duda una parte didáctica, que roza el esoterismo, pero que no está alejado de aquel que envuelve estas realidades tan centradas en el espiritualismo. Se hacen mil y una referencias a toda clase de deidades y de mantras budistas que cualquiera puede reconocer por muy poco que haya leído sobre este mundo, y están bastante bien integradas en las escenas y sucesos de la obra, sin forzar las peroratas de apariencia arcana que podemos encontrarnos en trabajos de aspecto similar. También hace mucho énfasis en una descripción del marco cultural del pueblo tibetano, explicando el contexto histórico en el que se hallaba, y se halla sumido, e introduciendo, gracias a profecías que tienen peso dramático y pretensión narrativa, el futuro inminente.
El segundo, y que es consecuencia de conocer el público al que irá dirigido, es su atractivo derivado de una suerte de poderes muy relacionados con los superhéroes. El protagonista va alcanzando cada vez más cotas de poder, mientras más pruebas vitales va afrontando y más consciente va siendo de su ser. Pero ese poder y esa trascendencia espiritual paulatina se concreta en unos sucesos cargados de acción y hacen que la parte más densa se vuelva sumamente dinámica. Con esto Jodorowsky logra hacer de este trabajo, como suele ser costumbre en su obra, que el lector trague con la parte didáctica gracias a que el contrapunto dinámico es muy atractivo.
Una mención especial tiene el final de la obra, como todas en términos generales con este autor, y su incapacidad de cerrar bien la historia. El problema con este tipo de obras, que son la seña de identidad de Jodorowsky, es que juegan a la inconcreción, a una evanescencia que funciona a la perfección en el universo particular del artista. Pero siendo su fuerte la imprecisión y la evocación a los sentidos, cuando se pretende darle fin, un cierre que materialice el mensaje, es similar a intentar definir una nube, que de lejos ves claramente su silueta, pero cuanto más te acercas más difusa se vuelve, hasta ver que estás dentro de ella o fuera, pero nunca en el borde.
Otro de los grandes aciertos de Jodorowsky, es que siempre sabe rodearse de los mejores dibujantes, que en la mayoría de los casos logran definir lo que seguramente comience siendo un cúmulo de ambigüedades visuales con alguna pincelada a la que poder asirse. En este caso no es diferente. Georges Bess hace un trabajo exquisito y eleva la obra a gran altura. El artista tiene un trazo fuerte y marcado, y no titubea a la hora de detallar lo que compete al mundo de los sentidos y la mente. En los rostros Bess hace gala de una maestría absoluta, con unas expresiones cargadas de vida. Logra excelentes usos de las sombras, recordando en más de una ocasión a un Hugo Pratt moderno, cuyas cuatro o cinco manchas dan toda la información necesaria al lector y definen espacios y personajes. Pero el mayor uso narrativo en este sentido lo encontramos en el color, el cual es usado para dotar de intención a los sucesos como para adivinar las pretensiones de los personajes, y que en muchos casos se impone a las propias acciones, cogiendo entidad de personaje relevante para la obra.
La edición de Reservoir Books es de gran calidad, con tapas extrafuertes que aguanten el peso de la obra, y con un tamaño acorde a su edición original. Por desgracia no trae ningún extra en su interior.
Esta obra, pese a tener mucho peso trascendentalista, y mucho mensaje ligado a la religión budista, tiene un contrapunto muy occidentalizado con grandes escenas de acción. Quizás no convenza a unos ni a otros, pero juega en esa liga en la que cualquiera de ellos puede sentirse cómodo leyéndola.
Lo mejor
• La parte más didáctica del volumen, que explica la situación cultural del pueblo tibetano sin concesiones moralistas.
• El trabajo dinámico que otorga los poderes a la obra, y que agiliza su lectura.
• Un dibujo soberbio sin paliativos.
Lo peor
• El final que no sabe ni puede cerrar lo que se plantea como algo sin fin.
Guión - 7.5
Dibujo - 8.5
Interés - 7
7.7
Jodorowskyano
El Lama blanco es, como sucede siempre con Jodorowsky, una historia que intenta hablar de la trascendencia del alma, cuyos peajes a pagar para hacerla accesible al público la acaban por desinflar en contenido y elevar en atractivo. Todo ello acompañado por el incuestionable pincel de Bess.