En alta mar nadie puede oír tus gritos
Descubrir a un nuevo equipo creativo es una de esas experiencias que como lector te hacen sentirte pleno. Leer una obra y sentir que has dado con unos autores a los que añadir a tu lista de nombres a los que seguir los pasos. Algo así fue lo que me sucedió cuando leí Road of bones, estrenada en nuestro país como La carretera de los huesos. El cómic creado por unos desconocidos Rich Douek y Alex Cormack me cautivó por completo, una historia de terror en la que el survival, los hechos reales y lo sobrenatural se daban la mano para tejer un relato breve, pero potente y escalofriante, con un arte impactante que deslumbraba por su sucia blancura. Y sí, aquello fue una grata sorpresa, pero hay algo todavía aún mejor que descubrir a un nuevo equipo de autores: comprobar que siguen en forma.
El mar de las penas es la segunda aventura de Rich Douek y Alex Cormack como equipo creativo, un trabajo que vuelve a encontrar cobijo bajo el techo de IDW Publishing. Publicada originalmente en 2021 bajo el título original de Sea of sorrows, esta nueva historia autoconclusiva ha supuesto la confirmación de que sus autores son merecedores de nuestra atención y la de las editoriales internacionales. Al menos, la de Planeta, que ha tomado el relevo a la narcoléptica Hidra y se ha lanzado en este recién estrenado 2023 a alegrarnos la vuelta al cole con una historia de terror de impecable factura en la que sus autores cambian el blanco siberiano por el negro abismal.
La historia nos lleva hasta las entrañas del océano Atlántico durante el periodo de entreguerras. A bordo de su viejo barco de confianza, un equipo de exploradores marinos persigue un objetivo suculento: un cargamento de oro perteneciente a un antiguo submarino alemán perdido durante la Primera Guerra Mundial. Gracias a un chivatazo, el equipo trata de localizar el lugar en el que descansa la nave hundida y hacerse con el botín. Sin embargo, un grupo de mercenarios encargado de vigilar que pagan sus deudas con el tesoro recuperado hará que las desconfianzas se disparen durante la travesía. Y por si fuera poco, un horror sin nombre comienza a cernirse desde la insondable negrura del mar. Un horror precedido por un canto siniestro… e irresistible.
El mar de las penas nace a partir de las ganas de sus creadores de seguir explorando el terror partiendo de uno de sus tropos más clásicos: el del grupo de personajes aislados y amenazados por un mal superior. Así, partiendo de Alien o The Thing como las referencias más claras, Douek planteó la propuesta de base a Cormack en busca de una ambientación que atrajera al artista. Y la respuesta estaba en el fondo del mar. Unos bocetos del dibujante con un buzo rodeado de penumbras abrió la veda para empezar a construir una historia de corte clásico, pero aupada por la identidad de sus autores.
Y es que resulta difícil hablar de El mar de las penas sin mencionar La carretera de los huesos, y no porque tengan algún tipo de conexión argumental. Con su segunda obra, Douek y Cormack deciden repetir diversos patrones, empezando ya por su propio título de tres palabras. La historia vuelve a construirse sobre un hecho real (en esta ocasión, la desaparición del submarino alemán Bremen en 1916). El color vuelve a marcar la identidad de la obra (el negro), en representación de un escenario hostil (el mar) en el que transcurre la obra. Una amenaza sobrenatural vuelve a cernirse sobre unos personajes cuyo destino ya pinta feo por su bajeza moral. Así, todos estos patrones van logrando una especie de rima espiritual con su obra anterior que enriquece, aunque solo sea en un sentido puramente estético, la inmersión en la bibliografía de los autores.
En cualquier caso, esto no deja de ser accesorio a lo importante, que es el cómic en sí mismo. Y el resultado vuelve a ser fantástico. Rich Douek nos demuestra una vez más lo bien que maneja la tensión, engarzando una trama que durante sus cinco números sabe repartir la calma, los giros, los sustos y las revelaciones. Queda patente, asimismo, que Douek es un escritor que domina el terror a las mil maravillas y sabe explotar su faceta más primitiva. Al igual que su anterior trabajo, El mar de las penas es una obra que explora los peores impulsos del ser humano para ir creando en el lector una sensación de malestar que resulta intensa ya antes de que aparezcan las amenazas sobrenaturales en cuestión, si bien es cierto que en esta ocasión tienen una presencia mucho más central que en Road of bones. El resultado final es un relato con un ritmo perfecto, que no revoluciona nada pero que funciona como un auténtico tiro.
Eso sí, para mí el elemento que hace destacar por completo la obra es sin duda su arte, porque el trabajo de Alex Cormack es soberbio. Se nota mucho esa complicidad entre el dibujante y un guionista que construye la historia prácticamente sobre qué le apetece dibujar a su compañero, porque Cormack se lo pasa en grande plasmando ese escenario marino y aprovechando al máximo sus posibilidades. Al igual que sucedía en La carretera de los huesos con la imponencia del blanco de Siberia, aquí resulta fascinante cómo el artista logra jugar con la angustia y la claustrofobia de ese fondo marino sumido en la más absoluta de las penumbras.
Otro detalle a destacar es el diseño del monstruo de la función. Los autores recurren al mito clásico de las sirenas, esas depredadoras de marineros alejadas de la tierna figura de Ariel, y Cormack le da su toque de personalidad con un diseño poco ortodoxo y algo grotesco que funciona estupendamente. A todo ello hay que añadirle el peculiar estilo del artista, que con su particular trazo y su coloreado crea unos rostros desdibujados y un acabado tosco, como si sus cómics estuvieran cubiertos por una neblina sucia que canaliza por completo la parte más sensorial de una historia de terror.
En definitiva, El mar de las penas es la certificación de que Rich Douek y Alex Cormack son un equipo a tener muy en cuenta, especialmente para los amantes del terror. El dúo creativo nos regala un relato oscuro de corte clásico que atesora una enorme calidad y un arte lleno de poderío. Una obra que se suma a La carretera de los huesos para dar forma a su particular saga de terror. Una saga marcada por los colores, cual filmografía de Jeremy Saulnier, y que pronto sumará al blanco y al negro el verde, a la vista del inminente estreno en EEUU de Breath of shadows, su tercera obra juntos. Ojalá que Planeta repita, porque aquí estaremos nosotros para hablar de ello.
Lo mejor
• El espectacular dibujo de Cormack, claustrofóbico y aterrador.
• Cómo la historia de Douek sabe conjugar el género sobrenatural con la bajeza humana.
• El original diseño de las sirenas.
Lo peor
• Que tengamos que esperar a la siguiente obra de este tándem.
Guion - 8.5
Dibujo - 9
Interés - 9
8.8
Angustiosa
Rich Douek y Alex Cormack vuelven a ejecutar una obra de terror impecable que sabe aunar lo peor del mundo fantástico y el mundo real.