El mercenario 5: La fortaleza

 

Edición original: El Mercenario 5: La Fortaleza.
Edición nacional/ España: Noviembre 2015 (Ponent Mon).
Guión: Vicente Segrelles.
Dibujo: Vicente Segrelles.
Formato: Cartoné 64 págs.
Precio: 18,00€.

 

La editorial Ponent Mon continúa con la recuperación de las aventuras del Mercenario de Vicente Segrelles y llega a la quinta entrega con este álbum en el que asistiremos a un nuevo enfrentamiento entre el protagonista y su jurado enemigo el alquimista Claust. Se trata de una muestra ejemplar de las virtudes de la serie donde podemos volver a disfrutar de un entretenimiento sin pretensiones ilustrado con un dibujo exquisito.

Esta nueva entrega de la colección continúa las directrices marcadas por el segundo álbum de la serie en el que se estableció el patrón que iba a marcar las aventuras del personaje durante unos cuantos números. Segrelles vuelve a repetir amenaza y escenario, recurriendo otra vez al alquimista Claust y su búsqueda por controlar el poder de la pólvora como motivos del conflicto presentado en el relato. De la misma forma, el monasterio, los lamas que lo habitan y la guerrera Nan Tay vuelven a ser los personajes secundarios que apoyarán al Mercenario en su misión. En esta ocasión, el protagonista y sus compañeros deberán lanzar un ataque desesperado contra la nueva e inexpugnable fortaleza de Claust en la que ha almacenado una gran reserva de pólvora y armas explosivas con las que pretende afianzar su poder en el país de la Nubes Permanentes. En este ataque contarán con unas nuevas armas desarrolladas en el monasterio pero antes de poder acabar con el fortín de Claust, la misión de ataque se transformará en una misión de rescate cuando el Mercenario tenga que adentrarse en la fortaleza asediada para rescatar a su compañera Nan Tay.

Una vez más nos encontramos ante un guion que no destaca por su originalidad o por lo excepcional de su desarrollo pero que cumple de sobras para ofrecer un excelente entretenimiento de principio a fin. Además, se aprecia que Segrelles va cogiendo soltura con las labores literarias y en esta ocasión el relato gana cierta intensidad en el desarrollo, construyendo tensión en el relato a medida que va mostrando los preparativos para el gran asalto, cómo se ejecuta éste y como se tiene que conseguir una solución alternativa cuando los planes se tuercen. Como si de una película de suspense se tratara, el guion de Segrelles va desgranando cada una de estas partes, incrementando la tensión a medida que avanza el relato y sazonándola con escenas de acción muy bien resueltas como las que muestran los tremendos estragos causados por las nuevas armas desarrolladas en el monasterio.

Como es habitual en la serie, es el dibujo de Segrelles es el elemento más destacado de la obra, con su inconfundible acabado al óleo y sus texturas realistas. A estas alturas poco se puede decir del maravilloso arte pictórico de Segrelles ya que el artista mantiene el nivel mostrado en las anteriores entregas, realizando todo el dibujo al óleo (el paso al dibujo por ordenador tendrá lugar dentro de unos cuantos álbumes) y brindando imágenes tan hermosas como la de la vista de la fortaleza entre las brumas al amanecer o tan impactantes como las de la batalla entre dragones y el barco donde está el protagonista. Como defecto se le podría achacar cierta rigidez en algunas de sus figuras aunque no deja de ser una consecuencia del estilo de dibujo empleado por el artista. En este sentido me gustaría hacer una defensa del arte de Segrelles frente a esas voces que le acusan de emplear un estilo demasiado estático o demasiado pictórico para un cómic y que lo suyo es más la ilustración. Si bien es cierto que la técnica al óleo es más propia de la ilustración que del arte secuencial también lo es que Segrelles es bien consciente de ello y, a pesar de cada una de sus viñetas se puede considerar una pequeña obra de ilustración, el trabajo narrativo que realiza en cada una de las páginas es muy apreciable y denota una buena planificación del trabajo. Un buen ejemplo lo tenemos en el desarrollo de la batalla naval en el que la disposición de los elementos en el espacio se mantiene constante a lo largo de todas las páginas, mostrando en todo momento al navío atacante orientado hacia la derecha de la página y las fuerzas defensoras de la fortaleza orientadas en sentido opuesto. Este excelente manejo del espacio de la acción resulta en una narrativa clara, que facilita la comprensión de lo que ocurre y agiliza la lectura en unas escenas dedicadas a la acción. De la misma forma que Segrelles controla el espacio, también lo hace con el tiempo como se aprecia en la siguiente escena, la del asalto al polvorín de Claust, donde la acción se ralentiza mediante una serie de planos que parece que congelen el tiempo en pos de un efecto más dramático y de tensión que aumentan el suspense de la escena. Todo esto no son más que algunos ejemplos de los recursos que utiliza el artista y que nada tienen que ver con la ilustración sino con el contar una historia en imágenes de la mejor forma posible.

Este álbum, uno de los mejores de la serie hasta el momento, también incluye un apartado de extras en los que el autor desgrana algunos detalles de su técnica y de las aficiones que convierte en influencias y referentes en su obra.