Edición original: Le Singe de Hartlepool FR, Septiembre 2012, Delcourt.
Edición nacional / España: Mayo 2013, Dibbuks
Guión: Wilfrid Lupano.
Dibujo y color: Jérémie Moreau.
Formato: 96 páginas a color editadas en cartoné.
Precio: 18 €.
Lidiar con un tema tan escabroso como el nacionalismo en un tebeo que a priori se presenta como un divertimento, no es moco de pavo. Hacer mientras tanto un alegato en contra del racismo y una mención al origen del ser humano y lograrlo sin aspavientos o parcialidades evidentes, es complicado, no cabe duda. Pero conseguir lo anterior, y encima hacernos reír y reflexionar al tiempo es todo un logro. Si además viene envuelto en las virtudes para el dibujo de Jérémie Moreau, estamos entonces ante una obra redonda.
El Mono de Hartlepool narra cómo naufraga un barco francés del XVIII ante las costas de Hartlepool, un pequeño pueblo inglés, donde nadie, nunca jamás, ha visto a un francés vivito, coleando y en persona. Bueno, uno de sus abuelos, sí, pero mejor no fiarse de su memoria. Mucho menos de su vista. Aunque nadie recuerde haber visto jamás a un súbdito del imperio galo, todos coinciden en odiarlos hasta las trancas y aseguran que son una raza de demonios incivilizados y otras lindezas del mismo calibre. Desde el primero hasta el último. Los restos del naufragio llegan hasta la costa, lo que fomenta la idea de una eminente invasión francesa que empezará en no otro lugar sino en el mismísimo Hartlepool. Pero entre jirones de velas y astillas del mástil, descubren algo. El cuerpo de uno de esos malignos franceses parece haberse salvado. Pero con agilidad, logra escapar de la marabunta de ingleses que le dan caza. Pronto lo atrapan y descubren que todas sus suposiciones son ciertas: no sólo es feísimo, sino que huele fatal. Y es bajísimo, lo que confirma que es francés, ya que por todos es sabido que Napoleón es un retaco. Todos desean llevarlo a la horca cuanto antes, pero como los ingleses son tipos más civilizados que sus vecinos comedores de queso, llevarán a cabo un juicio, para que no se diga. Así, todo el proceso seguirá y seguirá, mientras el lector asiste atónito al nivel de ignorancia e idiotez supina de un pueblo que es incapaz de percatarse de que no está juzgando a un francés, sino a la mascota del barco, un mono vestido con el uniforme del ejército, principal signo de confusión.
Basada en un aparente hecho real, El Mono de Hartlepool es una de las BDs más frescas del año. Por el guión de Wilfrid Lupano, que mete el dedo en la llaga y nos hace carcajearnos al respecto. Y por un Jérémie Moreau cuyo trazo dinámico nos lleva hasta la última página como si nos hubiera tirado por un tobogán. No en vano, la obra ha ganado algunos premios europeos y debería situarse con facilidad entre lo mejor del año. Y es que El Mono de Hartlepool logra retratarnos, sí, a todos, con la sana perspectiva de la comedia, creando al tiempo un alegato potente en contra de la idiotez humana, concepto que no conoce límites y que este episodio representa a la perfección. El ser humano es imbécil, por lo general. Pero cuando se junta con otros de su especie, no sólo es imbécil, sino que pasa a ser peligroso. Si a esto le regamos con litros de chauvinismo y nacionalismo entendido como “sólo por ser de aquí, soy mejor que mi vecino de allí”, dosis de xenofobia bajo la inteligentísima reflexión de “si viene de fuera es malo, porque sólo lo conocido es bueno” y añadimos unas gotas de sentido común mal entendido del tipo “si lo piensan todos, debe ser cierto”, el ser humano se convierte entonces en un animal, más bestial y salvaje que el mono al que quieren ajusticiar. Lupano estructura su obra con maestría a través de esta premisa, creando un crescendo del absurdo que se alimenta con la ansiedad contagiosa de un pueblo ignorante volcado en el miedo a lo extranjero. Y al cerrar el álbum, lo que uno percibe es que, por más que hayan pasado más de doscientos años desde la Revolución Francesa, por más que la educación sea obligatoria, por más que la democracia nos permita –supuestamente- decidir por nosotros mismos, incluso a pesar de la globalización, los medios de comunicación y el aumento de la perspectivas turísticas de los individuos, el ser humano actual sigue lidiando con los mismos odios y los mismos temores. Más ahora, con el terrorismo internacional como excusa para mirar de reojo a los inmigrantes. Más ahora, con el derrumbe de la idea europeista ante el fracaso de las economías. La idea es que el hombre, mientras marque fronteras y defina naciones, recelará del vecino más cercano. Pero todo, como casi siempre, está en nuestra cabeza. Y como dijo aquel, el nacionalismo se cura leyendo y viajando.
Ideologías aparte, si el guión es magnífico, el dibujo de este Mono de Hartlepool es superlativo. Las dotes narrativas de Moreau son más que evidentes. Con un estilo cercano a la animación –tanto que las páginas parecen el storyboard de una película de dibujos animados-, las cinéticas y el trazo redondeado de su autor nos llevan de una viñeta a otra con una soltura extraordinaria. Pero donde brilla el francés es en la capacidad expresiva de sus figuras. Con un pie y medio en el caricato, los rostros de Moreau logran llevarnos por el grueso del abanico de expresiones humanas. Ese toque paródico, ese punto más allá, nos retrata desde la hipérbole, pero lo hace como un dardo directo al centro de la diana.
¡Un aplauso para Lupano y Moreau! ¡Y para el mono, que no tenía culpa de nada!
Lo primero felicitarte Raúl porque poco más se puede añadir a todo lo que has dicho.
El mono de Hartlepool es junto con La colmena de Charles burns, El asesino de Green River y alguno más que se me escape, lo mejor que llevo leído este año.
Por supuesto que tiene comedia, pero es de esas comedias que provocan una sonrisa amarga y desesperanzada. Lo dices en la reseña, pero prefiero no ahondar en todo lo que cuenta y en lo que hace pensar de forma sencilla y natural. Y animo a todos a leer esta maravilla y lo vean por sí mismos.
Estremece pensar que esta leyenda ocurriera de verdad; triste espectáculo aunque sigamos viéndolo cada día. «La comedia humana continúa…»
«-Ya nos conocemos…yo soy Philip.
-Encantado, Philip. ¿De dónde eres?
-¡De todas partes, señor! De todas y de ninguna.
-Eso no va a facilitarte la vida, jovencito. Temen al extranjero a pesar de que saben de dónde viene, pero el apátrida…¡Ese sí que tiene de qué preocuparse! Y por mucho tiempo…»
Lo dicho, una maravilla.
Me motiva mucho el tema, que buena reseña! a ver si junto los dinerots…
Ataúd, de donde es la cita? muy molona 😉
Lo tengo mas manoseado que a mi novia, este mes lo he tenido tres veces en la mano y la economía no me ha permitido que se venga conmigo, pero caerá pronto, me parece genial la reseña Raúl, felicidades!!
Javié ha comentado: Lo tengo mas manoseado que a mi novia
XDDDD ¡Un caballero y un señor! Arturo Fernandez y Javié, tal para cual.
Yo no se tu como irás por la calle con tu señora (A sus pies), pero yo a la mía le cojo la mano a diario, de ahí la expresión.
Liponidas la cita es del mismo cómic. Y tiene algunas más igual de brillantes pero las dejo para cuando lo leáis.
Tebeazo, animaos que es genial.
«Yo a la mía le cojo la mano a diario, de ahí la expresión.»
Ya. Sí. Faltaría más.
Guiño, guiño.
Pues sep: muchas ganas de leerme esto, que tiene muy buena pinta. Ya le había echado el ojo pero, you know: había otras cosas en la lista de pendientes. Y sep, confirmo lo de La Colmena. Maldito Burns. El Asesino de Green River aún no ha caído.
Para el mes cae fijo, que este mes con lo de haber cobrado Una Puta Pasta (¡chúpate esa, Flanders!) he doblado el presupuesto en tebeos y muy mal.
En mi caso caerá la semana que viene nada mas que cobre, lo mas curioso es que parece que la historia está basada en un hecho real, no se cuantas licencias creativas se habrán tomado los autores, pero que una premisa tan disparatada a priori ocurriera y esté registrado es cuanto menos para echarle un vistazo.
Malédiction!! Lo tuve en las manos mil veces en la France pero aunque las paginas que muestras son molonas el resto no me acababan de convencer (demasiado pastel kisas?). En fin lo tendré muy en cuenta para la próxima vez.
Pues esta reseña es el empujoncito que necesitaba para decidirme. Menudo mes llevo, la virgen.
Leíd o después lo ha hecho. Gran historia y gran epílogo con aquel pedazo de número dibujado por el maestro BWS. o. Y completamente de acuerdo con la reseña. Qué maravilla de tebeo. Por poner un pero (y aún así siendo muy pejiguero) es un tanto rizar el rizo lo de la identidad de Charly. Pero me ha encantado. Y la parte del juicio es descacharrante.
-«Vale. Puede que fuera un mono… ¡Pero era un mono francés!»
-«¡¡¡YEEAAAHH!!!»
Impagable.
Coño. Menudo cruce de comentarios con el hilo de las Armor Wars. Perdón. El móvil, que está más tonto que yo.
Joder 6 meses en la pila de pendientes. Que pedazo de cómic.