– Y nosotros, ¿habremos nacido para ser niños muertos?
– No, lo sabríamos, esas cosas se saben.
Cada vez que abro un nuevo trabajo de
Luis es un niño de seis años que, en lugar de pasar el rato leyendo los cuentos infantiles o tebeos de superhéroes, disfruta mucho más imaginando sus propias historias y juegos utilizando los elementos que tiene más cerca. Una palabra en un periódico, una enciclopedia en la estantería, una orla o una piedra de forma extraña le sirven de estímulo para hacer uso de un ingenio e imaginación propia. Vemos como se niega a plegarse ante la visión de la realidad que los adultos le quieren enseñar.
El niño que es una novela gráfica compuesta por siete capítulos, en los que Berrio demuestra lo bien que se mueve en las distancias cortas. Pequeñas píldoras en las que vemos que la desbocada imaginación de Luis es su mejor entreteniendo y le sirve para afrontar lo que sucede a su alrededor. La historia se desarrolla durante un verano en los setenta en los escenarios de la infancia del autor (Madrid, Huesca y el Balneario de Panticosa). Como el mismo nos dice en el epilogo, algunos de los personajes pueden parecerse a sus familiares, así que es una obra con un ligero componente autobiográfico además de servir de reflejo la época y las costumbres de la época en la que Berrio era un niño, pero desde la óptica infantil e ingenua propia de los niños.
La novela gráfica se centra en ese momento de la infancia en el que comienzas a querer comprender el mundo que te rodea por ti mismo lo que te lleva a afrontar partes de la vida como la muerte, el peligro o descubrir que los adultos de tu entorno no son infalibles. Sin embargo, en esas edades los juegos y la imaginación todavía son muy importantes. Así que la fantasía juega un papel crucial en tu manera de tratar de procesar todo lo que vas descubriendo. Pero lo que hace particular a Luis es que no quiere divertirse con una fantasía heredada, como encontramos en cómics, películas, libros, etcétera., sino que prefiere construirla él partiendo de situaciones sencillas y objetos cotidianos. Algo que, por desgracia, perdemos cuando crecemos y empezamos a necesitar ayuda externa para poder imaginar. A pesar de ser una obra que se desarrolla en la infancia del autor no hay ningún atisbo de edulcorada nostalgia, ni de ninguna idealización de la época. Simplemente pretende reflejar como era ser un niño en esos tiempos y defender la importancia de la imaginación como parte imprescindible e inseparable de la niñez.
Como en todas las obras de Berrio, en El niño que encontramos silencios que son tan certeros y dicen tanto como sus diálogos, que, por otra parte, son magníficos como se puede ver en el que encabeza la reseña, aunque podríamos citar muchos más ya que el cómic está lleno. Otra de las marcas de fábrica del autor es la elegancia y sutileza que hay en cada una de las líneas que componen sus dibujos. Con ellas consigue que todo lo que Luis imagina cobre vida, como podemos ver en las dos mejores historias de la obra (La enciclopedia y La orla) en las que encontrarnos algunas de las páginas más bellas que han salido de los lápices del autor aragonés. En ellas, lo que Luis imagina brota en una explosión de color que contrasta con el tono apagado de los colores de la realidad. La misma sencillez que sabe potenciar en sus historias las encontramos en sus lápices, pero, en ningún caso, eso significa que no estemos ante un trabajo de una calidad superlativa. Con el paso de los años y las páginas, Berrio se ha convertido en uno de los dibujantes más personales y de mayor calidad de este país, aunque, por desgracia, no tenga ni la fama ni al reconocimiento de algunos de sus compañeros que han optado por trabajos menos personales, pero más lucrativos y mediáticos.
Nuevo Nueve hace una edición bellísima, tanto con el arte de Berrio, con un gran diseño y reproducción, en su escaso año de vida han publicado un catálogo impresionante que continua la excelente largo con los autores españoles que su editor, Ricardo Esteban, ha realizado en todas sus aventuras editoriales.
El niño que es una obra que te transporta a la niñez y te enseña lo importante que es a esa edad la imaginación. Como en todas sus obras, Juan Berrio nos regala unas historias aparentemente sencillas y pequeñas, pero que despierta unas emociones enormes. Sin duda, estamos ante uno de los mejores autores que ha dado España en los últimos años.
Tan pequeño, pero tan grande
Guión - 9
Dibujo - 9
Interés - 9
9
Juan Berrio firma un trabajo extraordinario sobre la infancia, la imaginación y la España de los setenta.