Vidente y berserker
«El dios sabio y loco me había escogido para una tarea importantísima»
Abordar ciertas mitologías desde la actualidad puede llegar a dar lugar a historias mediocres llenas de tópicos, en especial si hablamos de una tan manida como es la nórdica. Se puede caer fácilmente en la simple acción, meter la pata con errores históricos o simplemente repetirse hasta la saciedad con el típico guerrero dando espadazos a diestro y siniestro. Y si lo que queremos es ya meternos más a fondo con las deidades, sus historias en un sentido tradicional o incluso onírico entonces hay que hilar muy fino, o ser Neil Gaiman, para poder llevar a cabo un cómic que realmente pueda llamar la atención y posicionarse bien dentro de las estanterías. Pero si tenemos nombres como Joshua Dysart y Tomás Giorello al frente, entonces El ojo de Odinn ya se nos pone en el punto de mira.
Bajo la dirección de Bad Idea, conocidos por ser los que resucitaron Valiant y lo llevaron a lo más alto, llega a España de la mano de Moztros esta obra, con viejos conocidos de aquella Valiant pero que también realizaron buenos trabajos fuera de ella. En el caso de Giorello, entre otras muchas cosas, podemos destacar dos que le hacen especial para un cómic de este tipo, por un lado el magnífico X-O Manowar que nos dio, recordemos que su protagonista era un visigodo y sus aventuras, aún con mucha sci-fi, tenía ese tono de guerrero a la antigua usanza, y también fue un dibujante que se prodigó mucho por los mundos de Conan, con unos resultados muy buenos. Por otro lado tenemos a Joshua Dysart, guionista del que se pueden decir muy buenas cosas, pero que destaca precisamente en Valiant con su versión de Harbinger y todas las series derivadas, todo ello una auténtica gozada, por lo que al fin y al cabo es lógico que Bad Idea haya mirado a ellos dos para proponerles una miniserie, al igual que ocurría con Tankers, de Robert Venditti y Juan José Ryp, que nunca nos cansamos de verlos por allí.
Precisamente Tankers servía de presentación de Bad idea en España hace poco y es El ojo de Odinn con la que Moztros da el siguiente paso. Es una selección tan curiosa como acertada pues hace ver la variedad de la editorial. Efectivamente, no tienen nada que ver una con la otra. Mientras Tankers resultaba una macarrada sencilla y de trasfondo crítico, El ojo de Odinn es una aventura épica, con sus momentos de pausa densa y llena de una riqueza enorme al crear su propio mundo aprovechando los mitos asgardianos. Aunque ambas gozan de un gran apartado gráfico y ofrecen un buen entretenimiento.
El ojo de Odinn nos pone en la piel de Solveig, una niña que vive en una granja con sus padres hasta que comienza a tener visiones y desvanecimientos que la llevan a tener una misión, una que ella y sus compañeros tendrán que interpretar, pues el idioma de los dioses no es entendible para los humanos.
Ante todo hay que decir que no estamos frente a un cómic fácil de digerir, en el buen sentido. Con una narración en primera persona, Solveig nos va contando todo lo que pasa por su cabeza. Dysart usa muchos cuadros narrativos para ello, haciendo la lectura densa pero con muy buena prosa. Además lo hace sin caer en el error de no dejar espacio a Giorello, es decir, esos cuadros son para contar sensaciones y sentimientos de la niña referidas a las experiencias que va teniendo, mientras que Giorello narra la acción presente a las mil maravillas.
Decir que a Tomás Giorello se le da bien la épica es reiterar lo que hemos visto en sus anteriores obras. El autor argentino tiene un estilo que te hace sentir la acción. Las poses de los personajes y la brutalidad de las peleas te hacen sentir la sangre, también gracias a un coloreado de la mano de Diego Rodriguez, suave y con mucho gusto, encajando a la perfección con la obra y sabiendo enfatizar las partes necesarias. Lo cierto es que Giorello está espectacular, sin bajar en lo más mínimo en ninguna de las páginas. Solo por él ya merece la pena El ojo de Odinn, pero es que además Dysart está inspiradísimo.
Los diálogos son otro de los puntos fuertes de la obra. Al tener una narración en primera persona, estos son los que nos hacen conocer bien al resto de personajes y hacer que cada muerte importe, para bien o para mal, por lo menos nos ponen en la piel de todos y hace que las muchas palabras que tiene El ojo de Odinn sean amenas y, aún con su densidad, la obra no parezca pesada.
La historia es bastante clásica en su desarrollo. Es un viaje, aunque no es recto pues tendrá sus pasos atrás, y tira de cosas bien conocidas, como los enfrentamientos entre pueblos con sus propias creencias, pero tienen un tratamiento bastante original. Empezando por la propia Solveig, su narración da fe de su evolución y su crecimiento como persona, así como los desvanecimientos y sus terribles consecuencias. La forma en que se relacionan con los dioses es otro punto a favor, el misticismo y la interpretabilidad les hace ganar puntos, se compenetra muy bien con la parte mundana de forma que hace entrar al lector en el juego de qué es real y qué no.
La única pega que le pondría a este cómic es el final. Es cierto que todo es interpretable, que visto desde cierta perspectiva puede resultar satisfactorio, pero nos deja con un ¿y ahora qué? en la cabeza. Es posible que los autores tengan en mente una más que bienvenida segunda parte o que simplemente quieran dejar al lector con eso en la cabeza. Al fin y al cabo Bad Idea acabó de publicar esta obra a principios de 2022 y sus trabajos salen despacio, poco material suyo podemos ver al año, así que no sería descabellado que El ojo de Odinn tuviera una continuación, pero sea como sea este tomo es una gozada en todos los sentidos.
Lo mejor
• La manera en la que la historia te atrapa.
• El apartado gráfico es impresionante.
Lo peor
• El final.
Guión - 8.5
Dibujo - 9
Interés - 9
8.8
Toda una aventura.