Ito mantiene su apuesta por el relato corto
«El éter infinito del infierno llenará el mundo»
El pasado mes de junio regresó ITO Junji a nuestras librerías con la segunda temporada de El umbral de lo siniestro, aquel volumen de relatos cortos, que originalmente habían sido desechados por el autor y fueron recuperados durante el período de cuarentena establecido a causa de la pandemia del COVID-19. A diferencia de los relatos del primer volumen, que fueron publicados en la aplicación LINE Manga, las cuatro historias de este volumen vieron la luz por primera vez en el portal web de noticias AERA dot. Una vez más, Ito se lamenta tanto de la falta de nuevas ideas como del escaso valor de las que tiene en el epílogo que cierra el tomo, así que este formato de temporada, como si se tratase de una serie de televisión en marcha, puede ser una buena idea para que tengamos nuestra dosis anual de creaciones de este maestro del manga de terror.
El tomo comienza con el relato titulado El rey demonio de polvo, en el que un niño llamado Yûichi explora las ruinas de la ciudad abandonada en la que vive, que décadas atrás fue un lugar animado gracias al turismo atraído por sus aguas termales, hasta que estalló la burbuja económica creada por los hoteles y estos quebraron. Yûichi reside en un ryokan, un antiguo hotel de estilo japonés junto a su padre y dos sirvientas que pasan los días limpiando la inmensa cantidad de polvo que se genera en el edificio.
El padre de Yûichi muestra un carácter obsesivo y somete a su hijo a una férrea disciplina y malos tratos, exigiéndole que se mantenga al margen de los edificios en ruinas, a los cuales considera nidos de un pernicioso polvo. Desconfiado, Yûichi sube hasta el tercer piso de su casa, cuyo acceso le ha sido prohibido, para encontrar el origen de los miedos de su padre…
A continuación encontramos la historia que da título al tomo. El pueblo del éter comienza con el regreso de Yôta a su pueblo natal, en compañía de tres amigos de la universidad. Allí se sorprende al encontrar que el pueblo se encuentra en estado de abandono y que edificios como el ambulatorio se encuentran en ruinas, además de que hay diseminadas por el pueblo máquinas de movimiento perpetuo, mecanismos que trabajan sin energía. Yôta recuerda que los inventores de estas máquinas eran Kôzaburô y Haruto Dôren, padre e hijo residentes del pueblo a los que los vecinos trataban como gente rara y de quienes se mantenían al margen. Allí encuentran a Haruto, quien les muestra máquinas de movimiento perpetuo más complejas y a los sirvientes que trabajan para él, despertando suspicacias en el grupo de protagonistas, a causa de los secretos que guarda la casa.
Los escalofriantes hermanos Hikizuri es la tercera narración del tomo, en la que Ito recupera a estos personajes tras 27 años. Hotaru es una joven huérfana de 14 años que durante toda su vida ha sentido que soporta una carga invisible, sin poder especificarla de forma concreta ni poder escapar a su presión, que en ocasiones se vuelve asfixiante y la lleva a escabullirse del orfanato para vagar por las calles. En una de sus salidas, descubre una casa de la que emana una presencia muy intensa y similar a la que siempre la ha acompañado, donde encuentra a los susodichos hermanos y poco a poco se convierte en una habitual entre ellos, hasta que los secretos que esconden salen a la luz y debe hacerles frente.
El caparazón del pantano de Manju es el relato del título con el que concluye este volumen. En este lugar viven unas tortugas odiadas por los habitantes de los alrededores, que afirman que están poseídas por el espíritu de los fallecidos durante una inundación que se produjo en la zona hace mucho tiempo. Además de estos reptiles, los vecinos también temen a los cuervos que viven en torno al pantano y se alimentan de las tortugas, usando una inteligente técnica para romper su caparazón y acceder a su carne.
Como siempre acostumbra, Ito cuida especialmente el apartado gráfico de sus historias, manteniendo su habitual estilo de dibujo con el que consigue que los lectores experimenten el agobio y la desesperación que sienten sus personajes. En esta ocasión nos encontramos de nuevo ante escenarios abandonados por sus antiguos habitantes, lugares en los que no se puede encontrar ayuda y la soledad mina las voluntades más férreas, sometiéndolas al terror desatado por los fenómenos que tienen lugar en ellos. Ito toma de nuevo elementos comunes de nuestro entorno, como el polvo o los engranajes de las máquinas para convertirlos en fuente de tormento de los protagonistas de las historias, revelando su macabra naturaleza en el momento adecuado.
Los relatos que conforman esta segunda temporada de El umbral de lo siniestro están recopilados en un tomo que ECC Ediciones ha publicado recientemente, siguiendo el patrón establecido para la primera edición de las obras de este autor, que una vez agotadas se están reeditando en formato flexibook y tamaño A5 y ahora también en un bonito coleccionable, en el que este título figura como la última entrega. Por tanto, se trata de un tomo de tamaño B6 (130×180 mm), con encuadernación rústica con sobrecubiertas a un precio de 9,95 euros. Se trata de una edición correcta, que incluye una página original a color, con un papel de buena calidad, que no da lugar a molestas transparencias, una buena traducción y una adecuada reproducción de los originales. Al final del volumen se incluye un epílogo firmado por el propio Ito, en el que comenta el cambio de plataforma para la publicación de los relatos y algunas claves de los mismos.
Lo mejor
• La siempre sorprendente habilidad de Ito para tomar elementos mundanos y convertirlos en algo terrorífico.
• El dibujo y su capacidad para generar una sensación incómoda.
Lo peor
• Para quienes ya hayan leído mucho material de este autor, los relatos de este volumen pueden acabar resultando un tanto repetitivos.
• Los cimientos de algunos de los relatos no se sostienen con firmeza y ponen de manifiesto la falta de convicción del autor hacia su propio trabajo.