En 1964 Stan Lee y Steve Ditko decidieron hacer que The Amazing Spider-Man Annual 1, el primer anual adscrito a la colección original del trepamuros, supusiera un número especial que marcara un punto álgido dentro la vida editorial del personaje que ellos mismos habían creado sólo dos años antes y para ello crearon uno de los grupos de villanos más famosos de Marvel Comics, los Seis Siniestros. Doctor Octopus, El Buitre, Kraven, El Hombre de Arena, Misterio y Electro aunaron fuerzas para intentar vencer por fin al alter ego superheróico de Peter Parker con un combinado en el que militaban algunos de los enemigos con más solera de su galería de rivales. Aunque el resultado agradó notablemente a los lectores tendrían que pasar casi treinta años para que los Seis Siniestros volvieran a unirse para intentar de nuevo poner fin a la existencia de nuestro amistoso vecino arácnido. Llegado el año 1990 fueron el guionista David Michelinie y el dibujante Erik Larsen los encargados de resucitar a este «dream team» de criminales, que debido a temas de continuidad no pudo contar en su filas con un fallecido Sergei Kravinoff, cuyo lugar ocuparía el Duende. Esta saga se tituló El Regreso de los Seis Siniestros, abarcaría media docena de números de la colección The Amazing Spider-Man, desde el 334 al 339, y es la que nos ocupa en esta entrada.
El Regreso de los Seis Siniestros narraba el enésimo intento por parte del Doctor Octopus de dominar el mundo, pero esta vez volviendo a unir a sus antiguos socios con la misión de manipular un satélite de la compañía Cordco Inc para que lanzara un veneno letal que acabara con la población mundial si los gobernantes no acataban las peticiones del sexteto de villanos, plan este que, en un giro clásico dentro del género, resultaba no ser del todo real ya que el ínclito Otto Octavius tenía intención de ser el único beneficiario de esta situación, traicionando a sus colaboradores. Durante aquella época Peter Parker colaboraba con la UMC (Universidad Empire State) en un experimento directamente relacionado con el ya citado satélite y utilizando «Líneas de Aleación» a modo de sustituto de la energía nuclear, lo que le permitía descubrir de primera manos los planes de sus enemigos. Por otra parte los allegados del alter ego civil de Spider-Man también luchaban contra sus propios problemas, como May Parker que se enfrentaba a los últimos días de vida de Nathan Lubensky, su por aquel entonces pareja, o una Mary Jane que veía como varias personas cercanas a su vida personal y profesional eran atacadas o asesinadas misteriosamente por lo que parecía ser la intervención del millonario Jonathan Caesar, que volvía a las andadas con respecto a su obsesión con la actriz de «Hospital Secreto».
Aunque desde un punto de vista adscrito a la continuidad esta saga sigue argumentos y recupera personajes tanto de la etapa previa de David Michelinie y Erik Larsen como de la de Todd McFarlane llevando los guiones del primero a las viñetas su misión como obra es homenajear a las historietas clásicas del Hombre Araña (tomando la primera aparición de los Seis Siniestros en los años 60 como epítome) con las resoluciones narrativas del arte secuencial propio de inicios de los 90, mucho más entregado al espectáculo vacuo y el fuego de artificio, pero no tanto como unos años después, cuando llegara la revolución de Image Comics y el cambio radical que esta editorial supuso en el medio, para bien o para mal. Por suerte David Michelinie abordaba el proyecto con la profesionalidad que ya había destilado hasta entonces bebiendo de la primera época del personaje y su idiosincrasia. Mientras, Erik Larsen ejercía de «dibujante hot» asumiendo un rol que se le impuso desde el mismo momento en el que desembarcó en la serie y que no era más ni menos que mimetizar su estilo con el del ilustrador al que sustituía, un Todd McFarlane que había marcado a fuego su impronta visual en el personaje y que unos pocos años más tarde se convertiría en su amigo y socio dentro de Image Comics.
El Regreso de los Seis Siniestros es una historia prototípica de Spider-Man en la que debe enfrentarse, una vez más, a un grupo de sus más peligrosos enemigos y cuyo proceso de desarrollo va tomando forma gradualmente a lo largo de los seis números que dura la saga. David Michelinie, que ya por aquel entonces era un perro viejo, se toma su tiempo y dedica los tres primeros números a contextualizar espaciotemporalmente la historia, construyendo el argumento principal y las distintas subtramas, así como dando fuerza al reclutamiento por parte del Doctor Octopus de sus antiguos colaboradores a los que deberá enfrentarse o amenazar de cara a que formen parte de su plan ya que, de manera lógica, no se fían en ningún momento de su palabra. En los tres siguientes, cuando los Seis Siniestros ya ejerciendo como tales, las situaciones comienzan a precipitarse, en el buen sentido de la palabra, los personajes a mostrar sus verdaderas cartas y a desvelarse los secretos que habían ido planteándose en la primera mitad del arco argumental. En el proceso Michelinie y Larsen aunan fuerzas para inyectar no pocos pasajes de acción que dan un ritmo endiablado al proyecto, pero sin llegar a convertirse en un batiburrillo de combates cuerpo a cuerpo, tiroteos o explosiones como sí sucedería poco tiempo después en esta colección en particular y Marvel Comics en general.
A todo el devenir de la historia, los pasajes más dinámicos o los giros argumentales debemos añadir ingentes cantidades de fanservice tan gratuito como agradablemente servido. Michelinie pone en bandeja a Erik Larsen la posibilidad de poder dar su versión de algunos de los personajes más icónicos de Marvel que hacen breves apariciones en varios de los números a modo de cameo, unas veces más justificados que otros. De esta manera tenemos a superhéroes como Capitán América, Doctor Extraño, Thor, Iron Man o Nova y a villanos como Kingpin, Azar, Shocker o el ya citado Jonathan Caesar copando esporádico protagonismo en algunos viñetas. Curiosamente las referencias a los fans no se reducen a estas «special guest star», ya que como hemos apuntado El Regreso de los Seis Siniestros es un homenaje a la primera aparición del grupo de villanos en cuestión, pero también a algunos de los momentos más icónicos de la historia editorial de Spider-Man. No es muy difícil ver en el deceso de Nathan Lubensky una amalgama de las muertes de George y Gwen Stacy, dos de los momentos más importantes de la vida de Peter Parker y de The Amazing Spider-Man como colección señera del arácnido. Evidentemente el impacto emocional no es el mismo que con los dos personajes previamente citados, pero su efecto en la historia es notable y le añade un interesante poso dramático.
En este contexto Erik Larsen se veía en la dicotomía de mantenerse fiel al exitoso trazo que Todd McFarlane había insuflado a la colección tras su paso (redefiniendo la manera en la que se ilustraría a Spider-Man desde un punto de vista anatómico, partiendo de ese momento y llegando hasta la actualidad) pero amoldando estas exigencias a su propio perfil y estilo. Por eso aquí todavía encontramos al Spider-Man que toma posturas imposibles y se retuerce entre telarañas mientras surca el skyline neoyorkino, a un Doctor Octopus escoltado por unos tentáculos interminables, rostros de personajes con una expresividad que bordea el barroquismo y una espectacularidad fuera de toda duda en las situaciones de más acción. Aunque Larsen ya da aquí muestras de lo que en un futuro sería su consolidada personalidad como dibujante, totalmente adscrita al espíritu de los 90, con personajes masculinos musculosos, mujeres estilizadas hasta lo obsceno y villanos retorcidos con cara de pocos amigos. El autor de The Savage Dragon encuentra un perfecto terreno para lucir sus lápices gracias a un guión en el que David Michelinie mira siempre por el apartado artístico, llegando incluso a incluir seis espectaculares splash pages en las que Spider-Man comparte página con cada uno de los miembros del grupo de criminales y en las que el bueno de Erik saca lo mejor que lleva dentro.
El Regreso de los Seis Siniestros es una saga que responde a la buena comunicación y conjunción de talentos de dos personalidades que supieron encontrar armonía entre el clasicismo y lo que por aquel entonces se conocía como vanguardia. David Michelinie al guión y Erik Larsen al dibujo trajeron de vuelta con eficacia a los Seis Siniestros para ejecutar una historia tan procedimental como accesible incluso para los lectores neófitos del Hombre Araña. No vamos a hablar con él tampoco de uno de los arcos argumentales más importantes de la historia del personaje creado por Stan Lee y Steve Ditko, está lejos de serlo, pero sí es una buena muestra de que a principios de los 90 todavía no había llegado totalmente la hecatombe que hirió de muerte el cómic comercial americano. De hecho esta Return of the Sinister Six tiene algo especial, ya que cuando Erik Larsen tuvo que sustituir por segunda vez a Todd McFarlane en una colección arácnida, en esta ocasión aquella Spider-Man que se creó para el lucimiento del canadiense, realizó como autor total una continuación de esta historia titulada La Venganza de los Seis Siniestros que a pesar de tener muchos más personajes del lado de los superhéroes (Deathlok, Los 4 Fantásticos, Hulk, Solo) y leerse con agrado no llegó a tener el encanto de esta saga que nos ocupa y por la que un servidor guarda un especial cariño desde que la descubriera siendo niño en el suplemento infantil Gente Menuda que incluía el periódico ABC.
Una historia de entretenimiento sin complejos que no pretende ser nada más que eso. No es un clásico atemporal, pero sí una historia muy entretenida, una aventura prototípica de Spiderman destinada a divertir, sin ínfulas y sin querer ser otra cosa.
Habia un videojuego bastante chusquete para la NES, no se si lo llegasteis a jugar…
Buenas! Pues a mí esta historia en su momento me pareció un poco «fail» porque arrancaba de manera muy interesante, pero el plan de Octopus era un poco parida y el final anticlimático. En ese sentido y al contrario que a vosotros, me pareció mucho más impactante y emocionante la secuela con Larsen como autor completo, con una auténtica sensación de amenaza. Y los Seis Siniestros nunca fueron más malvados que en esa historia… Pero hablo de memoria y el factor nostalgia en estas cosas juega un papel importante.
La etapa de Michelinie en Amazing fue… un poco del montón en la mayor parte de los números. El que quería ver guiones que contaran algo, debía seguir a Gerry Conway en las otras dos colecciones. Pero eso no es una crítica a Michelinie. Sus guiones tenían la aspiración (o eso recibía como lector) de ser diversión pura y dura, con mucha acción, comedia, lucimiento del dibujante… y muchas veces lo conseguía. Realmente pocos momentos para el recuerdo tiene su etapa (más allá de la boda por mandato editorial) excepto toda la subtrama con Veneno (al menos hasta «Protector letal», en la que el personaje pasa a otra cosa distinta) y con la Gata Negra (cuando acosaba a MJ y empezaba a salir con Flash en plan psicópata, ya con Larsen) o la breve intersección inicial de ambas, con la Gata Negra derrotada y rota a merced de Veneno, en una vulnerabilidad tan dolorosa que me impactó verla y se me quedó grabada.
Yo esta saga la leí también a traves del «gente menuda» Era un infierno esperar a que fuera domingo para saber como seguía. Como apuntais, la etapa de Micheline fue diversión sin pretensiones y dejando todo los focos y aplausos para sus dibujantes. Larsen aquí está gigantesco, con secuencias y splashes geniales y depurando su estilo en una mezcla de Mcfarlane y Ditko muy impactante. Su Spiderman sigue siendo uno de mis favoritos y le daba sopas con ondas a Mcfarlane en cuanto a dibujo y composición.
Un homenaje en toda regla a la saga original y muy entretenida. Para pasar el rato, no es la última cacería de Kraven ni lo pretende.
¡Gracias a todos por vuestros comentarios!
Vaya por delante que aunque esta es una saga a la que le tengo especial cariño por el factor nostalgia la poseo en la edición Forum y releo de vez en cuando porque me parece muy digna, tal y como defiendo en la reseña.
Con respecto a La Venganza de los Seis Siniestros, la secuela con Erik Larsen como autor completo, la releí antes de realizar la presente reseña y mantengo que es muy inferior a El Regreso de los Seis Siniestros, por no mencionar que la ausencia al guión de David Michelinie se nota muchísimo. La trama de Larsen es una pura excusa insostenible para meter personajes por un tubo y que luchen sin parar a lo largo de la saga. Por otro lado se editó en 1992 y al contrario que su predecesora ya contenía todos los vicios del cómic noventero o lo que es lo mismo, acción sin freno, pistolones, personajes robotizados (Spiderman con la férula cyborg y el ojo mecánico), roles femeninos sexualizados hasta lo sonrojante y para colmo Larsen ya no estaba tan inspirado con los lápices, aunque sí es cierto que ilustraba a un Spiderman impresionante. Se deja leer y es agradable, pero también un caos sin orden ni concierto que presagiaba lo que se avecinaba con los primeros años de Image Comics.
¡Un saludo para todos!