El Testamento de Vertigo: llevando la Biblia al extremo

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En la línea Vertigo se prepara, para Diciembre, una nueva serie que puede causar cierto revuelo por diversos motivos. Su título: Testament.

Primer motivo: tener a Douglas Rushkoff como guionista. El currículum de este señor es tan variado y extenso que cuesta hacerle justicia o, al menos, yo me siento incapaz de ello. Especializado en la interrelación de los nuevos medios de comunicación y la cultura popular, en cómo la gente, las diferentes culturas y las instituciones interactuan para generar las diferentes redes de valores, ejerce incluso como asesor del Comité de las Naciones Unidas para la Cultura. Rushkoff ha trabajado en una variada gama de medios, cosechando premios en casi todos los campos que ha tocado: libros teóricos, novelas, participación en diarios como el New York Times, televisión, documentales… Su único trabajo para el noveno arte, hasta ahora, era Club Zero-G. Testament va poner remedio a eso.

Segundo motivo: los dibujos de Liam Sharp. Si bien en sus últimos trabajos (Firestorm) a Sharp le destacaban más sus defectos que sus virtudes, para Testament parece abandonar su trazo sucio para brindarnos páginas de gran belleza, en la línea de sus mejores momentos para The Hulk. No es de extrañar esa mejoría a raiz de la pasión con la que Sharp parece haber acometido este encargo. Según él, Testament es “el trabajo de mi carrera. Ese tipo de historias, ese tipo de oportunidades, que sólo se dan una vez en la vida”. Podéis haceros una idea de lo mucho que se ha esmerado el británico en el siguiente enlace Newsarama a una previews de 7 páginas.

Sharp/DC Sharp/DC Sharp/DC

Tercer motivo: Su argumento. Un argumento tal que ha hecho que Rushkoff elija el cómic como medio de expresión porque “es la forma más segura para mí de contar todo esto. Mi libro Nothing Sacred: The Truth About Judaism me puso en la lista negra de un montón de organizaciones que lo veían como una amenaza para los intereses de Israel en América. Los cómics quedan fuera del radar en muchos aspectos. Mucha gente los ve como algo para críos y no se dan cuenta de cuán rico puede llegar a ser su contenido.” En palabras de su guionista, “la premisa de Testament y la premisa tras Testament son dos cosas bien diferentes.

La premisa de Testament es que estamos yendo hacia un nuevo tipo de fascismo que echa raices en pautas de conducta y pensamiento muy antiguas. Testament tiene lugar en un mundo que se parece mucho al nuestro, salvo por el hecho de que en ese mundo intereses corporativos controlan a los Gobiernos, el terrorismo está siendo usado como pretexto para el dominar a la población, los medios de comunicación se han convertido en instrumentos propagandísticos, toda la investigación universitaria de una forma u otra responde a intereses militares, los ciudadanos llevan implantes de rastreo, el dinero se ha convertido en una especie de virus mental que se apodera de la gente y… ey, espera un momento, ¡eso está bastante cerca de la realidad! Nuestra historia principal sigue a un grupo de renegados que se niegan a someterse al programa de control cultural. Usan la alquímia, la red de computadoras, el pirateo mediático y algo de magia sexual para ver más allá de las ilusiones y luchar contra los poderes que pretenden eliminar de la ecuación humana la innovación y la libre voluntad. Pero lentamente se percatan de que cada una de sus batallas ya fue luchada con anterioridad tal como se narra en la Biblia.”

Según la descripción de DC, la serie plantea la cuestión de qué pasaría si la Biblia estuviese sucediendo justo ahora. Y eso, otra vez en boca de Rushkoff, nos lleva a la premisa trás de la serie. “Me pone enfermo ver como la Biblia es usada por los fundamentalistas como una manera de acallar el pensamiento y la busqueda. Apesta y va contra la premisa misma de la Biblia, en la cual estrambóticos revolucionarios luchan por su libertad contra todo tipo de opresión. Por eso, la Bíblia no es tan importante porque pasara en algún momento dado de nuestra historia, sino porque está pasando ahora mismo. A cada instante yo puedo ser un Caín fastidiado porque algún Abel consigue el reconocimiento que yo no recibo simplemente haciendo lo mismo que yo hago. Esta relación, entre la Bíblia y el arco argumental principal, se desarrolla con lentitud, a través de historias en paralelo. El sacrificio abortado de Isaac a manos de Abraham tiene su paralelismo en la escena donde Alan Stern, no de los protagonistas, decide sobre si le implanta o no a su hijo el dispositivo de rastreo con el cual los militares tienen controlada a la población.

Estoy jugando con la Biblia para romper esa falsa noción de que está llena de santurronería. No es así. Está llena de gente matándose a pedradas, de violaciones, incestos y prostitución. De guerras entre dioses y de sexo mágico, tal como se le hace evidente a cualquiera que sepa leer entre líneas. Y es que la historia de la Biblia, como la nuestra, es una historia abierta que alberga en ella la fuerza para hacernos libres, para que nos demos cuenta de que somos todos y cada uno de nosotros los que estamos al cargo de lo que está pasando en nuestra vida. Las instituciones religiosas son el enemigo. Las fuerzas que, áctivamente, intentan impedir que la espiritualidad se manifieste en toda su grandeza.”

Con semejante alegato no es extraño que en los USA la controversia haya acompañado al proyecto desde que fue anunciado en la ComicCon de Julio, ¿Podremos algún día ver en castellano en qué ha quedado todo?

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