Thriller surrealista, no Thriller y surrealismo
«Es una curiosa criatura… El pasado»
El surrealismo es una forma artística difícil de valorar, tanto en cuanto es difícil de comprender. Eso es debido a que su pretensión no es la de ser comprendida sino la de evocar. Su fin último es la de transmitir, no se podría concretar el qué, pero se necesita transmitir para que una obra de ese movimiento artístico se entendiese como acertada. La gran cuestión es la de siempre, ¿todo vale? Y si todo no vale, ¿quién dicta lo que no vale? No hay nada en este mundo que no evoque algo una vez es consumido, aunque sea rechazo o aburrimiento. ¿Cuánto mayor sea esa evocación, sin importar en qué esté enfocada esa evocación, mejor es una obra que solo tiene la pretensión de hacer eso mismo?
Aquí nos encontramos con una dupla de autores. Por un lado tenemos quien se encargó del guion, Salvatore Vivencio. Es un escritor, guionista y periodista nacido en Roma en 1997. Entre sus publicaciones tenemos novelas cortas como Radioactive y Awaken, los cómics Gamble y La Veglia para ALT!, o La Rabbia para Shockdom. Por otra parte tenemos a Fabio Iamartino, director de arte e ilustrador, nacido en Lombardía en 1990. Licenciado en escenografía, se acerca al mundo del cómic sólo en los últimos años. El tren de Dalí es su primera publicación como dibujante de una obra completa.
Investigar lo irracional con la razón
La obra nos narra la historia de Dalí, un investigador que viaja en tren a Ciudad Nueva en busca de una persona desaparecida. Se nos informa que ha aceptado el encargo de encontrarla, pero no parece tener suerte en su búsqueda por la estrafalaria ciudad.
Lo que encontramos en este trabajo es una historia que no acaba de definir su identidad. Se inicia con unas alusiones surrealistas, sobre todo en la parte visual, pero con una coherencia clara. Lo que parece ser un thriller en un inicio, acaba deviniendo en una concatenación de escenas puramente simbólicas en las que el espectador está desamparado de la información prometida en un inicio. Es cierto que hay momentos en los que parece reinar una calma efímera y que nos deja divisar algo de la pretensión última de la trama. Pero a grandes rasgos, como lector, podemos sentirnos engañados durante gran parte de la obra al no entender lo que se supone que debe darnos las herramientas para acceder a la conclusión. Hay que reconocer que las últimas páginas dejan una explicación que, manteniendo esa estética e incluso pretensión superficial del surrealismo, acaba por aclararnos aquellas respuestas que en un principio se nos prometieron. No obstante el lector es posible que llegue con pocas ganas de recibirla ya que en ese punto se ha desligado de esa parte más relacionada con el planteamiento inicial.
En cuanto al apartado gráfico, nos encontramos ante un autor que por momentos se ve incomprensible. Es cierto que su uso del color es muy sugerente y rara vez parece usarlo al azar, pese a que todo tenga la apariencia de un desvarío. El problema lo encontramos en los momentos que se presupone son de carga dramática. Quizás no sea culpa del dibujante sino de la intención del dibujo en la obra, que es más sugestiva que ilustrativa. Pese a todo, en los momentos en los que se supone que tiene que evocar sensaciones, porque supongo que esa es la gran excusa de que haya viñetas y paginas donde directamente es imposible recuperar una silueta reconocible, el hecho de que no se entienda nada, y que solo divisemos una madeja de rayas y manchas, lo único que evoca en el lector es confusión, seguida de exasperación. Es probable, siendo generosos en el intento de hallar una explicación, que la intención última de esas viñetas sea la de crear esos sentimientos para que el lector empatice con esa búsqueda de sí mismo frustrada por la que parece pasar el protagonista. Sin embargo, más que empatía se consigue que el lector sienta aversión tanto por él como por la historia. Al menos hasta que pasa la vorágine.
La obra sobre conocerse que no se conoce
Es difícil sacar una conclusión sobre una obra de estas características, pero si se pretende hacer una historia basada en un thriller, cuya base es la información recibida o no, pero consciente por parte del autor, mezclado con elementos surrealistas; hay que tener en cuenta que el público no va a saber a qué atenerse, si a la información o a la sensación.
Como propuesta es arriesgada, y gracias a las páginas finales acertada, pero no cualquiera aceptaría una obra que no acaba de encontrar su lugar, que pivota entre la evocación lisérgica exclusivamente sugestiva, y el thriller psicológico introspectivo. De alguna manera descubrimos varios puntos en el que ambos lugares se encuentran, y por esos precisos momentos, la obra se puede llegar a disfrutar.
Lo mejor
• La parte inicial en el tren, en la que vemos que la propuesta va a ser arriesgada y que ambos mundos se pueden llegar a conectar sin entrar en colisión.
• Los usos de los bocadillos vacíos que logran ser elementos de unión entre las dos intenciones de la obra, tanto sugestiva como de thriller.
• El color, generalmente usado de forma muy evocadora y eficiente.
Lo peor
• No tener una coherencia interna como obra, sin terminar de entenderse como una cosa u otra, acaba por recordar a un animal inverosímil hecho con partes de diferentes animales.
• Las partes del dibujo que no se entienden, las cuales quizás en una obra exclusivamente surrealista tendrían cabida, pero en una de estas características se vuelven exasperantes.
• Las numerosas frases hechas como: nadie se baña dos veces en el mismo rio, o, después del invierno siempre llega la primavera, que suenan muy forzadas y provocan un leve pero hondo suspiro.
Guión - 6
Dibujo - 7
Interés - 6
6.3
Lisérgico
Éste se nos presenta como un trabajo con un propuesta pretenciosa y atractiva pero que se desinfla por su propia naturaleza confrontada. Con la pretensión de crear un mundo en el que se aúnen la sugestión surrealista y el control de la información del thriller, la obra va dando bandazos sin acabar de definirse. Pese a todo, su resolución consigue que el conjunto no salga tan mal parado.