Desde Norma nos hacen saber que para el Saló del Còmic de Barcelona darán inicio a la colección de Fallen Angel en cadencia trimestral.
El primer volumen de la colección recogerá el primer y único recopilatorio USA de la serie, conteniendo los seis primeros números de la misma en su etapa DC.
De esta manera nos queda ya confirmada con certeza la edición, por parte de una sola editorial española, de todo el material de este título americano que ha sufrido de una andadura un tanto abrupta. Porque Fallen Angel es un título maldito. Lo fue allí y parece que lo será aquí.
En los USA vió publicados su 20 primeros números de la mano de DC Comics, en una línea incardinada sólo a medias dentro del DCU porque los autores conservaban los derechos sobre sus creaciones. Esto permitió que Peter David, padre argumental de la misma, pudiera trasvasar la serie hasta IDW cuando DC decidió no continuarla. Todo ello con el beneplácito de su creador gráfico, David López, por supuesto.
En España, habiendo expresado ya Norma su interés en la serie, aunque la colección tuviera compartida propiedad con los autores, como ya hemos mencionado, quedaba la duda de si la editorial de Rafa Martínez podría acceder a los derechos de la etapa DC del título, considerando la exclusiva de Planeta sobre el material de la Segunda Grande de América.
Confirmado ya este punto, ahora nuestro Ángel Caído deberá superar un nuevo escollo. Posiblemente, el que ya marcó el inicio de su trayectoría más allá del Atlántico. El de no ser propiamente una serie de superhéroes… pero tampoco dejar de serlo. Y por ello, ser sólo del gusto de aquellos que se hallan entre tierras, disfrutando de «la malla con gafas» 😉 Es decir, de esa metamorfósis que de un tiempo a esta parte el género de superhéroes ha sufrido para hacerlo más atractivo a los lectores que iban acumulando cumpleaños. Ahora, a las coordenadas de superpoderes, enfrentamientos e intrigas propias del mismo, se les ha dado en muchos casos una sofisticación y una cierta pátina de trascendencia que lo alejan de miradas infantiles. Pero que en determinados momentos también repele tanto a los puristas del superhéroe clásico como a los del cómic «adulto».
En Fallen Angel la trascendencia viene servida por un discurso de contraposición entre los habituales estándares judeocristianos del superhéroe al uso y una versión mucho más nietzchiana de lo moral y, por lo tanto, de lo heroico. Es entre estos dos polos que se debate nuestra heroina caida, dotando David así de ese «tizne adulto» a lo que nos va explicando. La propuesta, aunque interesante, no llega a dominar de manera coherente toda la obra como para poder afirmar que presenta un «discurso de sentido» redondo y propio, pero quizás tampoco lo pretenda. Lo mejor, para mí, es no obstante el juego de máscaras y de medias verdades al que juegan todos y cada uno de los personajes, haciendo de la lectura de Fallen Angel un interesante viaje. Aunque habrá quien afile sus espadas para decir lo contrario.
Para cuando salga la serie y la reseñemos, ya iremos exponiendo con más detenimiento sus virtudes y sus flaquezas, pero por ahora os dejamos con la prévia que nos han pasado desde la editorial.