La memoria de una vida.
«Antes el tiempo volaba. Cuando me acuerdo duele. Y, sin embargo, cada vez me gusta más recordar el pasado. Me hace sentir que sigo viva»
Vivimos en una sociedad en la que todo transcurre a una velocidad endiablada, en la que aparentemente solo nos interesa la novedad, algo que, por desgracia, no es únicamente aplicable a los bienes de consumo, ya que también sucede con las personas mayores que no parecen ser prioritarias para casi nadie. Algo de lo que por desgracia hemos tenido una buena nuestra hace relativamente poco cuando, en medio de la pandemia, algunos políticos autonómicos (del mismo signo de los que les bajaron la pensiones e introdujeron el copago en sus medicamentos) tomaron la decisión de que no fueran prioridad en la atención sanitaria por el COVID, abandonándoles a su suerte en las residencias. El resultado es dolorosamente conocido por todos, como también lo es el nulo coste político que han tenido que afrontar los que decidieron hacerlo. Esas personas mayores son los protagonistas de
A lo largo de los quince capítulos que componen la novela gráfica los autores nos nuestra el día a día de Gerda Wendt mientras pasa los últimos días de su vida en una residencia de ancianos. Gerda no puede evitar preguntarse si ha tenido una vida feliz, mientras se sumerge en los recuerdos de su pasado y reflexionando sobre las decisiones que fue tomando a lo largo de su vida. Una vida en la que tuvo que compatibilizar su carrera como astrofísica con su vida personal y sentimental en una época donde las mujeres que querían salirse del rol que la sociedad les marcaba no lo tenían nada fácil.
El verano de su vida nos acerca a la dolorosa realidad que todos debemos afrontar cuando llegamos a la vejez y ya hemos vivido más años de los que nos quedan por delante. La vida y los años no esperan a nadie, pero como sociedad deberíamos procurar que nuestros mayores las pasen de la manera más digna posible y las residencias no se conviertan en un lugar donde simplemente aparcarlos. Una obra que trata de homenajear a esos mayores, además de poner en valor la importancia de la memoria. Para Gerda sus recuerdos se convierten en una forma de sobrellevar los achaques de la edad, pero opta por acercarse a su pasado sin reproches ni rencores, pero pasando por los buenos y malos momentos que componen cualquier vida. Ese ejercicio de recordar su vida es una forma de escapar desde los últimos días del invierno de su vida que transcurre hacia su final hacía el verano de su vida cuando todo parecía posible.
Gracias a la memoria de Gerda vemos las dificultades que tuvo que afrontar para dedicarse a la ciencia. Algo que vivió desde niña, como podemos comprobar en uno de los momentos que rememora cuando su profesor, en una actitud bastante machista, usaba su talento para las matemáticas como acicate a sus compañeros masculino. Ella fue una de esas pioneras que tuvieron que lidiar durante toda su vida con los prejuicios de la su época y que tan poco reconocimiento han tenido.
von Steinnacker y Yelin nos cuenta la historia con un cierto halo de poesía, pero sin perder de vista la realidad, haciendo hincapié en la vida diaria de los mayores y la crudeza de la muerte, un tránsito que, nos guste o no, todos debemos encarar en soledad. Algo por lo que también debe pasar Gerda, que se convierte en una de las escenas más emotivas y bellas de una historia que está creada desde el corazón y el absoluto respeto por las personas mayores y las mujeres que, como Gerda, tuvieron que luchar contra los prejuicios.
El presente y pasado de Gerda se entremezclan de manera paralela en unas páginas en la que se producen los cambios temporales de manera orgánica gracias a la variedad cromática y a los múltiples recursos narrativos que Yelin usa a lo largo de la obra. Sin el maravilloso trabajo de la alemana la obra no hubiera funcionado igual de bien, ya que las diferentes configuraciones de las páginas elevan el nivel del guion, pasando de estructuras clásicas a otra mucho más imaginativas con unas composiciones de páginas muy notables. Esa estructura de página unida a sabio uso de las aguadas, con el que ya nos había deleitado en Irmina, convierten la obra en un trabajo muy bello. Las secuencias del presente y el pasado tiene diferentes tomos, azuladas y grisáceas como el invierno para la actualidad y tonos amarillos y con más luz para el pasado. Muchas veces los podemos ver en la misma viñeta como la que hay a continuación.
Astiberri hace una muy buena edición con un cómic de buen tamaño que permite disfrutar del fantástico trabajo de Yelin. Es bueno que cada vez nos lleguen a España con más frecuencia trabajos de países europeos distintos a Italia y los francófonos.
El verano de su vida es un trabajo bello, emotivo y realista, pero sin caer en el melodrama, sobre la memoria y la vida de las personas mayores en las residencias. Una historia que nos hace recordar que las decisiones que tómanos a lo largo de nuestra vida no son definitivas ya que nuestra trayectoria vital se compone de cientos de ellas, unas buenas y otras malas.
Lo mejor
• El cómic sirve de homenaje a las personas mayores. También a las mujeres como Gerda que se dedicaron a la ciencia durante el siglo pasado cuya labor ha sido invisibilizada, y por desgracia no son la únicas.
• El fantástico uso del color y los recursos narrativos que ofrece el cómic para separar las diferentes escenas.
Lo peor
• Con más páginas los autores podrían haber profundizado más en alguno de los temas que trata.
Guión - 7.5
Dibujo - 8.5
Interés - 8
8
Memoria
El verano de tu vida es un sólido trabajo que nos habla sobre la vejez, la felicidad y la memoria.