Intentar abarcarlo todo
«Tenías razón… soy diferente»
Cuando una obra intenta abarcar más de lo que el espacio que ocupará esa obra le deja desarrollar, por lo general conlleva que lo que en principio quizás plantea unas premisas interesantes incluso profundas o relevantes, se queden en la superficie, dejando el mensaje y a la narración sin madurar lo suficiente para que no conlleve una decepción por parte del lector. Esto ocurre con inusitada frecuencia, y no siempre por los mimsos motivos. Veamos si el primero volumen de Elecboy sufre de esta afección; pero antes conozcamos algo a su autor.
Jaouen Salaün nació en 1979 en Francia. De joven soñaba con llegar a ser atleta profesional, cuando a los 16 años descubrió un tesoro increíble en el ático: una caja de libros firmados por leyendas como Moebius, Tanino Liberatore, Paul Gillon y Juan Giménez. Partiendo de cero, se dedicó al dibujo con su forma de abordar el deporte: con disciplina y rigor. Progresó rápidamente y, alrededor del cambio de milenio, se matriculó en el Instituto Emile Cohl en Lyon.
En 2003, obtuvo el reconocimiento por su trabajo en la Feria del Libro Infantil de Bolonia y, a partir de ese año, comenzó a trabajar con varias editoriales, incluidas Nathan, Hatier, Magnard y Rageot. El año 2006 marcó la publicación de su primer cómic, Nova (Soleil), junto al escritor Julien Blondel. Luego se unió a Christophe Bec para ilustrar un spin-off de la serie Carthago (Humanoïdes Associés). Los dos se juntaron una vez más en 2015 para colaborar en una nueva serie, Eternum (Casterman). Más recientemente, ha asumido dos nuevos proyectos individuales, que incluyen Juste une fois (Humanoïdes Associés) y la ambiciosa serie distópica de ciencia ficción que hoy traemos a la palestra, Elecboy (Dargaud).
Lo sencillo no es sinónimo de simple
Esta primera entrega nos narra la historia de Joshua, un joven que vive en una ciudad, en mitad de un paraje desértico, en un ambiente post-apocalíptico en el que una especie de máquinas parecen haber tomado el control de gran parte del mundo. En esta ciudad se darán riñas entre las dos clases sociales que viven en ella, mientras que en paralelo se nos cuenta una historia que mezcla elementos de ciencia ficción y fantasía, con máquinas, ángeles, y hasta el mismísimo Zeus.
En este volumen se nos introducen una cantidad de elementos abrumadores. La historia de Joshua, junto a su padre y sus amigos, en contraposición a la de Sylvio, su contraparte, y aparente villano de la obra, toma la mayor parte del peso narrativo y del espacio en las páginas. Sin embargo, toda su historia, que tiene claras alusiones al Romeo y Julieta de Shakespeare, por momentos se convierte en anodino y falto de tensión, excepto en uno o dos momentos.
Sin duda, la parte más entretenida, y en mi opinión relevante de la obra, que se enfoca en la verdadera identidad de Joshua, sus orígenes, y el conflicto que ha llevado a la tierra a encontrarse en ese estado, apenas es tratada, al menos en esta primera entrega. Estoy seguro, por el final que nos ofrece, que el siguiente volumen incidirá mucho más en este tema, y que la intención del autor era crear una base suficientemente firme y sólida sobre la que apoyar la historia, pero pese a que hay momentos muy destacables, sobre todo en la parte de Sylvio y su padre, creo que han pecado de querer incidir demasiado en el aspecto social y humano de las familias, cuando el verdadero interés se estaba enmarcando en otro lugar.
Es una lectura que se hace pesada en algunos momentos, y muy entretenida en otros, dejando una fluctuación peligrosa para un volumen cuya continuación aún no ha llegado a nuestro país. Asienta unas bases interesantes, que quizás en las siguientes entregas lleguen a cristalizar como un total muy atractivo, pero que por ahora se queda en una superficie que intenta morder demasiado en muy poco espacio.
Entrando en el apartado visual, Salaün hace un trabajo muy decente, pero que no termina de ser redondo. Con un estilo que se podría equiparar, salvando mucho las distancias, con el Segrelles de El mercenario, pero sin tanto mimo en el uso de los colores; se nota que la carencia del movimiento pasa factura en la lectura. Los decorados son apabullantes, y en muchos sentidos harán las delicias de quienes amen el estilo más cercano a la ilustración puramente estática. Sin embargo, ese espectáculo se produce en decremento de una fluidez necesaria en una historia que toma tantos elementos de acción para sí. Los rostros por momentos parecen desfigurarse, con una pretensión de impregnar de alma a los personajes, pero esta gestualidad queda ocasionalmente forzada, e incluso en algún lugar el personaje es tan diferente que se vuelve difícil de reconocer.
En conclusión, una obra entretenida, que posiblemente ganará mucho cuerpo y profundidad si se lee acompañada de su continuación, pero que por sí misma evidencia unas carencias en historia y dibujo. Esperemos que con su segundo volumen logre acceder a ese pretendido calado.
Lo mejor
• La mezcla de los elementos de ciencia ficción y fantasía, que dejan premisas muy atractivas.
Lo peor
• Una pretensión de abarcar mucho para tan poco espacio.
• Un dibujo carente de movimiento que pasa factura en su lectura.
Guión - 7
Dibujo - 7
Interés - 7
7
El primer volumen de Elecboy termina por presentarse como un intento de abarcar una cantidad ingente de premisas, algunas más atractivas que otras, sin lograr asentar ninguna de forma efectiva. Esperemos que las futuras entregas sean dignas de tal pretensión.