Donde el mito de Sherlock Holmes vuelve a deslumbrar
«Amigo mío, la suerte se la dejo a esos ignorantes de Scotland Yard»
Es curioso como cíclicamente hay un gran estreno, fuera de su canon normativo, relacionado con las figuras del detective Sherlock Holmes y su cómplice el Dr. Watson que captura el interés de los seguidores más acérrimos de estos carismáticos personajes y que despierta la curiosidad del público en general.
En el pasado hemos podido disfrutar de algunas obras apócrifas pero tan maravillosas como La vida privada de Sherlock Holmes (1970), una hermosa película dirigida por el genial Billy Wilder e interpretada por Robert Stephens y Colin Blakely en sus papeles principales; algunos años más tarde pudimos divertirnos con otro excelente largometraje titulado El secreto de la pirámide (1985), dirigida por Barry Levinson y protagonizada por Nicholas Rowe y Alan Cox donde la famosa pareja de detectives, mucho más jóvenes que en las novelas, se conocían y realizaban sus primeros pinitos como investigadores de crímenes. Y ya en este siglo, una estupenda serie británica producida por la BBC, protagonizada por Benedict Cumberbatch y Martin Freeman y titulada simplemente Sherlock (2010-2017) ha vuelto a poner a esta saga de actualidad, esto sí, apoyada por una adaptación muy convincente de las tramas a la actualidad, por unas espléndidas actuaciones, una realización excelente, con una ambientación extraordinaria y un ritmo absolutamente frenético y endiablado.
El relevo a estas logradas versiones libres, pero muy respetuosas, del personaje creado por Sir Arthur Conan Doyle lo ha tomado ahora el universo de la bd, el cómic franco-belga, con el díptico
La historia empieza en una fría pero tranquila noche de noviembre del año 1870 cuando un hombre de mediana edad que corre completamente aterrorizado, herido y vistiendo un camisón es detenido por la policía en el barrio de East End en Londres. El sujeto resulta ser un colega de profesión y amigo del Dr. Watson por lo que los agentes encargados de este misterioso suceso deciden compartir el asunto con el reconocido colaborador del detective más famoso de la época. El desconcertado médico sufre amnesia y no recuerda nada pero Sherlock Holmes, que está pasando uno de sus habituales momentos de melancolía, empieza a descubrir indicios ocultos en este misterio de apariencia banal que le llevarán a combatir un monstruoso complot que amenaza con poner en peligro la estabilidad del Reino Unido de Gran Bretaña…
El caso de la entrada misteriosa no es la adaptación de una historia incluida en el canon de Sherlock Holmes, no está escrita por Sir Arthur Conan Doyle y sin embargo conserva casi por completo su esencia original. El argumento es convincente, posee la adecuada combinación de aventura con reflexión lúdica y está bien dosificado. La atmósfera está perfectamente lograda y el complot es siniestro, exótico y concuerda con lo anteriormente expuesto en las obras más canónicas de la franquicia. En el debe podremos anotar la falta de profundidad de los personajes, una molesta superficialidad de los protagonistas que en demasiadas ocasiones actúan movidos por las circunstancias, casi de manera autómata y que nos hace dirigir nuestros desvelos o simpatías a personajes más secundarios de la historia e incluso a los antagonistas.
En el apartado gráfico, la propuesta de los dos autores franceses brilla por su originalidad, por su espectacularidad y por los espléndidos resultados obtenidos.
Benoit Dahan nos propone seguir literalmente el hilo de las deducciones de Holmes y nos sumerge en su cabeza para que analicemos las pistas al mismo tiempo que el famoso inquilino del número 221B de Baker Street. Y lo hace de una manera similar, pero mucho más atrevida, que la inventada por el gran Will Eisner en el episodio absolutamente celebérrimo titulado El asesino (08/12/1946) de su serie The Spirit. Para ello utiliza casi todos los recursos narrativos que le permite el medio. Todas sus páginas son únicas, están divididas en esquemas originales que en varias ocasiones se despliegan en las dos caras visibles, a modo de splash pages. A menudo nos sitúa en el cráneo del protagonista, como espectadores de sus intrincados mecanismos deductivos y en determinados momentos el dilema expuesto en el anverso de una página tiene su explicación en el reverso de la siguiente, como en esas impresiones de marcas de agua que garantizan la autenticidad de un billete de curso legal.
El tratamiento gráfico de los personajes es efectivo y atractivo; tienen auténtico carisma, son perfectamente reconocibles y tanto sus expresiones faciales como las corporales rozan lo teatral. La ambientación es majestuosa y el coloreado funcional aunque hermoso, está basado en colores apagados como el ocre, el azul pálido y el violeta desvaído que suelen contrastar en algunas zonas con sus complementarios. La atmosfera general acaba siendo decimonónica pero verdaderamente fascinante.
En la cabeza de Sherlock Holmes es el primer guion profesional de Cyril Liéron (1973) que empezó su carrera en la bande dessinée el año 1995 trabajando como colorista. Su primer encargo lo realiza en la conocida serie Percevan donde asiste al dibujante titular – su padre Philippe Luguy – en el noveno y décimo álbum, publicados entre 1996 y 1998. Otros trabajos más relevantes los encontramos en series como Barbe-Rouge donde colorea los dibujos de Christian Gaty en los tomos 31 y 32 entre 1996 y 1997; Cotton Kid (1999-2002) donde da color a los cinco primeros volúmenes de esta serie escrita por Jean Léturgie y con el arte de Pearce; Private ghost (2001) en el que solo colabora en el primer tomo de los tres publicados o también en Alan de Serge Lindier (2000-2005) en los que aplica sus conocimientos cromáticos a los cuatro primeros volúmenes. Su última colaboración como colorista data de 2008 donde colaboró con Amy Ralston y Jérôme Brizard para dar tono a la obra Tourville de Allan Toriel y Silverik.
En 2019 escribe y publica, junto al artista Benoit Dahan, el primer tomo de En la cabeza de Sherlock Holmes que edita el sello Ankama y, dos años más tarde, concluye la aventura con el segundo y definitivo volumen.
Benoit Dahan (1975) cursa estudios en de arte gráficas en el ESAG (École supérieure d’arts graphiques) en Paris. Su carrera se inicia en el campo de la ilustración de prensa colaborando para rotativos franceses como Le Monde, Libération, Le Point… y para revistas especializadas como Science et Vie Junior. También realiza numerosos encargos dentro del campo de la ilustración para la literatura juvenil.
Su primer trabajo como artista de bande dessinée lo publica en 2005 en el sello Emmanuel Proust Éditions donde estrena el álbum Simon Radius, psycho-investigateur con la colaboración al guion de Erwan Courbier. En 2013 los dos autores publican con la editorial Physalis un tomo de gran formato titulado Psycho-investigateur donde se incluyen tres historias de su personaje Simon Radius, la primera ya publicada anteriormente y dos más que estaban previstas pero que no llegaron a editarse en su momento. Finalmente en 2020 aparece Psycho-investigateur. L’Héritage de l’Homme-Siècle cuarta aventura de tan singular detective.
Traductor, colorista y dibujante, su primer gran éxito lo consigue junto al escritor y también colorista Cyril Liéron realizando el díptico En la cabeza de Sherlock Holmes. El caso de la entrada misteriosa (2019-2021) con el que han logrado grandes críticas y ventas considerables.
En la cabeza de Sherlock Holmes ha cosechado varios premios entre los que destacan el Premio SNCF al mejor polar del 2020 o el premio del festival Le Goëland Masqué en Bretaña.
La edición de esta curiosa aventura de Sherlock Holmes a cargo de Norma Editorial es excelente. El álbum tiene un formato generoso, mayor que el de un tomo franco-belga al uso, la portada es en cartoné, está editada con relieve y tanto la impresión como el tipo de papel son excelentes. No contiene ningún tipo de material adicional ni en forma de texto ni de galería de imágenes, incluye los dos tomos franceses en uno solo y el precio es bastante razonable.
En la cabeza de Sherlock Holmes es una obra fascinante que compensa la frialdad en el tratamiento psicológico de los protagonistas con un despliegue gráfico absolutamente innovador, espectacular y perfectamente eficaz.
El díptico que Cyril Liéron y Benoit Dahan nos proponen deviene una versión respetuosa pero original del personaje creado por Conan Doyle, pero sobre todo acaba siendo un tebeo que nos atrapa y nos convence. Muy disfrutable, que no es poco.
Salut!
Lo mejor
• La atrevida experimentación grafica de la propuesta.
• El respeto a la liturgia de la saga.
• La excelente edición de Norma que incluye los dos tomos.
Lo peor
• Cierta desatención a la personalidad de los protagonistas.
Guion - 7.5
Dibujo - 9
Interés - 9
8.5
Cerebral
Un relato con auténtico espíritu holmesiano dotado de un lenguaje propio, atractivo e innovador
Me encantan las obras que aprovechan las herramientas exclusivas del comic para narrar de una manera diferente a la que se haría en otro medio narrativo
Últimamente estoy oyendo críticas muy positivas de esta obra. Desde luego el aspecto gráfico tiene una pinta estupenda y muy original. Habrá que darle una oportunidad…