Edición original: Seirinkogeisha.
Edición nacional/ España: Ponent Mon.
Guión: Kazuichi Hanawa.
Dibujo: Kazuichi Hanawa.
Formato:Tapa blanda, 236 páginas, B/N.
Precio: 15€.
Me he sentido durante toda la lectura de En la prisión, como un reo más, que anda callado junto al protagonista y autor Kazuichi Hanawa, que nos cuenta su experiencia desde dentro de la cárcel. He aguantado la respiración para no quebrar ninguna de las arbitrarias y estrictas leyes niponas, como por ejemplo, penar a un prisionero por hacer los crucigramas de una revista comprada con su propio dinero, ya que no se pueden hacer directamente en la revista, pero sí está permitido copiarlos en un papel y hacerlos aparte. Absurdeces enormes, como a su vez, la ley que castiga a los reos por tener en la celda más de los libros permitidos al mes, cuestión que no sólo influye en pequeñas infracciones o castigos, sino que repercuten de manera directa en la libertad provisional. Ahora entendéis, el porqué la sensación de no respirar y de estar callados, cualquier gesto conduce al aislamiento, una cualidad no deseada en un ambiente de por sí privativo, y más en las cárceles japonesas que se le suma la dictadura de la disciplina.
Dentro del muro hay la misma luz que fuera.
En la prisión es un manga impactante, no porque su argumento sea excepcional, ni porque el dibujo sea una obra maestra, sino por su gran calidad como relato íntimo. Un retrato de la vida en la cárcel alejado de la denuncia social, contado con sumo detalle, de forma casi impersonal, fría y distante, pero extremadamente humana, como la prisión misma.
Al principio, lo más chocante es la actitud de las personas, ya sea de los reos o de los guardias, una actitud que no casa con los roles de las cárceles europeas o americanas, donde el guardia ejerce su autoridad de manera déspota, llegando a forzar los límites de los derechos humanos; y el reo adquiere una conducta rebelde, que sólo es disuadida por el miedo que ejerce el castigo. Todo ello claro está, desde los más férreos estereotipos. En las cárceles japonesas, sigue reinando la mentalidad de extramuros: orden, pulcritud, disciplina… palabras y conductas inmersas en el día a día de la prisión; ya sea en la manera de la que disponen los platos cuando van a ser recogidos tras la comida, o del ejercicio obligatorio de que cada prisionero limpie su propia habitación todas las mañana, hasta el ritual para salir de la celda, que consiste en reordenar los muebles de la habitación para que el carcelero disponga de una visión total de la habitación y pueda observar que no haya nada anormal. Todos estos pequeños detalles, desde la comida diaria, hasta las formas de vestirse, inclusive en cada estación, está detallado en este manga. Realmente, lo chocante, es el cambio cultural. Todas los grandes privilegios dentro de la cárcel, son pagados con una obsesión demencial por las normas. Me explico. Todos los prisioneros, tienen la posibilidad de usar un ofuro privado (baño japonés) y de realizar su higiene corporal de una manera íntima, a cambio de algunas horas de trabajo. Al igual que la comida varía de un reo a otro dependiendo de la actividad física que realice durante su trabajo, trabajo que, podríamos decir es forzado, aunque supuestamente la ley juega con que nadie es obligado a trabajar, lo único que si no se trabaja, no se come. Todo ese trabajo, se realiza con beneficios tanto para dentro de la prisión como para fuera. Hay desde presos que trabajan en la cocina, o en la biblioteca, o en la lavandería, hasta otros que trabajan pegando sobres oficiales del gobierno a mano, o realizando trabajos de xilografía para empresas. Todo esto, claro está, lleno de reverencias continuas, puntualidad patológica, normas de comportamiento de gestos minúsculos, rituales absurdos, y horarios extremadamente controlados. Tal es así, que tardar más de un minuto en el baño puede estar penado con hasta tres días de aislamiento. Es por eso, que hay partes del manga que se vuelven kafkianas, una cosa es el orden y otra cosa es el orden japonés.
Uno de los mayores puntos del manga, es la descripción de los menús diarios. Explicados concienzudamente hasta el punto de describir qué se mezcla con qué, y el orden de ingesta de los alimentos. Partes parecidas al “El gourmet solitario” de Jiro Taniguchi y Masayuki Kusumi.
Lo bueno del manga, es que rompe con todos los tópicos de la prisión: no se pasa frío, los reos no son maltratados, no se pasa hambre, no existen continuos conflictos…aunque también y sin predisposición a crítica social, muestra ciertos elementos duros, como la jerarquía, el protocolo y el orden elevados a su máxima expresión, pero claro está, es Japón. Lo que comentaba antes, lo realmente chocante es el cambio cultural. Uno no está acostumbrado a ver que existen normas de educación que rigen cuándo y cómo han de dar las gracias los reos.
Lo que está claro, es que el sistema penitenciario japonés es sorprendente. El manga está lleno de datos, pero alguno de los más curiosos podrían ser: que hay un guardia por cada cien presos, o que es obligatoria la formación intelectual del reo, o que existe una relación guardia-preso basada en el respeto (tanto es así, que los guardias apoyan y motivan a los presos), o que los de seguridad no llevan ni un arma de fuego, y sólo llevan una porra que nadie ha visto ser usada en años.
Tres años dan para mucho, que se lo digan a Hanawa, que gracias a ello, ha podido sacar este manga estupendo e informar de la situación dentro de las cárceles japonesas. Aunque su versión no concuerda muchas veces con la de otros reos, sobre todo con testimonios de extranjeros, es un buen ejercicio de acercamiento al sistema penitenciario japonés. Y no únicamente la cárcel es estricta, también las leyes. Fijaos en el caso del autor, tres años por poseer una escopeta remodelada ilegalmente. Parece excesivo. Le preguntan a Hanawa si su pasión por las armas ha continuado tras la condena, a lo que contesta: “Ya dejé mi afición por las escopetas. Ya tuve suficiente. No quiero volver allí nunca más (ríe)”. Al menos tras esa experiencia le ha quedado una sonrisa.
Guión - 5.5
Dibujo - 7.5
Interés - 8
7
Rara avis dentro del mundo del manga. Algo tedioso al no contener una historia y ser exclusivamente fragmentos de información. Alto interés por dicha información, al estar contada de primera mano, dado lo opaco del sistema penitenciario.