Enemigo

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Edición original: «ENEMIGO» en Play Comic (Kobunsha, 6 de diciembre 1984/ 25 de abril de 1985).
Edición nacional/ España: Enemigo (Ponent Mon, 2013).
Guión: M.A.T.
Dibujo: Jiro Taniguchi.
Color: B/N, color, bitono.
Formato: Tomo cartoné 312 págs.
Precio: 24€.

 

En El camino a casa, la obra maestra que Zhang Yimou presentó en 1999, el protagonista, un maestro de escuela, tenía en la pared de su casa un póster del Titanic de James Cameron, la superproducción que arrasó las taquillas del mundo entero en 1997. Preguntado sobre el particular, el director chino justificó el adorno como ejemplo (y metáfora) de la colonización cultural a que se ve sometido incluso el más remoto rincón del planeta. El japonés Jiro Taniguchi (Tottori, 1947) jamás ha ocultado su admiración por la literatura y el cine occidentales y con frecuencia menciona autores como Vittorio Giardino (Jonas Fink, Eva Miranda), Attilio Micheluzzi (Titanic, Johnny Focus), Enki Bilal (Trilogía Nikopol) o Moebius (El Incal, Los ojos del gato), entre sus influencias evolutivas. El fervor del autor nipón es tal que, para la difusión de sus obras fuera de su país de origen, opta por adaptar las páginas a nuestro sentido de lectura (tarea en la que suele ayudarle el francés Frédéric Boilet, autor de La espinaca de Yukiko) y ha colaborado con alguno de sus ídolos europeos, como en la inconclusa Ícaro con Jean Giraud (el mismísimo Moebius). Célebre ahora por sus obras más personales y contemplativas, de un humanismo contagioso y universal (El almanaque de mi padre, Furari, Barrio Lejano), en sus inicios en el medio afloraban más claramente estas raíces e inquietudes antedichas, por el método de ensayo y error. Taniguchi empezó como un autor de género (lo vimos, por ejemplo, en Hotel Harbour View) pero pocas veces la «tensión occidental no resuelta» -perdón por el chiste- dirime sus contradicciones como en Enemigo, publicado originalmente a caballo entre 1984 y 1985, en la estela del supersoldado John Rambo (Acorralado, 1982) o, más tarde, el superpolicía Martin Riggs (Arma Letal, 1987), sin olvidar el toque melancólico marca de Oriente.

«El protagonista es un tipo duro, como los héroes norteamericanos del género hard-boiled. Un hombre que nunca pierde los papeles y de vez en cuando suelta una sonrisa amarga» – Jiro Taniguchi

El escritor canadiense David Morrell en su novela Primera Sangre (First Blood, 1972) creó un prototipo de héroe desclasado (el veterano de guerra) que, encarnado por Sylvester Stallone en Acorralado (dirigida por el también canadiense Ted Kotcheff), devino referencia universal. En realidad era una puesta al día del pistolero del western (el John Wayne de Centauros del desierto; el Alan Ladd de Raíces Profundas), un paladín trágico en el ambiente cínico y depredador del reaganismo. En Enemigo, el detective de Nueva York Kenichi Seshimo, soldado de élite retirado cuya vida emocional se detuvo en la contienda (Vietnam, por si había alguna duda), se embarca en la misión de rescatar a un hermano a quien no ve desde hace casi veinte años, secuestrado por una guerrilla centroamericana. Incapaz de amar, le queda el recuerdo de vagas lealtades y un código de honor propio que le hace mantenerse en forma corriendo a diario (tal vez por influencia del otro gran personaje de Stallone: el boxeador Rocky Balboa). Kenichi Seshimo es, en definitiva, un émulo cualquiera (de Chuck Norris en adelante) de ese original que causó furor en los ’80 del pasado siglo. En ningún momento se oculta.

Pero señalaba más arriba a Enemigo como epítome de la tensión oriente/occidente en el primer Taniguchi. Expliquémoslo. La historia es una colección de tópicos de telefilm de sobremesa (o «carne de videoclub», en la terminología de la época) que resulta sonrojante y enternecedora a un tiempo. Sonrojante pues no deja uno solo por reproducir (de la secretaria atractiva al familiar desleal). Enternecedora pues los autores, en su ingenuidad, conciben estos lugares comunes como patrones de género (es decir, como reglas) en vez de lo que son: trucos baratos. Es el «Vamos a reproducir una película de Hollywood«, «En las películas de Hollywood el amigo es un traidor, o muere, o ambas cosas«, «Pues hagámoslo«. Y así todo.

Es sintomático que el guionista, que responde a las iniciales M.A.T., no sea, en verdad, un escritor sino un equipo de escritores que confecciona las tramas a demanda. De hecho, podría ser el nombre de esa computadora que -según las malas lenguas- elabora, con diálogos rápidos y sin complicaciones, la mayoría de los telefilms USA: un poco de aquí, un poco de acullá. «Para mi regocijo, M.A.T. tuvo en cuenta un deseo mío e incorporó a la historia, en un papel destacado, a un perro llamado Little John«, explica Taniguchi. ¿Extraña que este sea el elemento más personal de la intriga? Sin parangón con Tierra de sueños, no hay ni que decir.

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Entonces, Enemigo solo puede leerse como ejercicio de estilo. Las trampas, de tan sobadas, nos las sabemos, y los personajes son intercambiables con otros cientos del palo. Con estos débiles mimbres, Taniguchi hace un trabajo soberbio, con una única mácula: abusar de la foto aérea del paisaje para el cambio de escenario, un poco como el plano recurso de las series de tv. Lo más llamativo es el tempo: la historia se cree frenética pero no usa las mecánicas «a lo John Woo» de Hotel Harbour View sino que la disposición y los encuadres, salvo algún desliz (el encuentro sexual de la pág.60), adoptan la reflexión y la pausa, preludiando las composiciones de sus obras más logradas. Esta cadencia relajante, diríase «crepuscular», nos guía incluso en los momentos más engorrosos, como la coda en Nueva York, con el interés básico del relato desbaratado sin remedio.

El estilo del dibujante, todavía lejos del espléndido refinamiento de su madurez, emparenta en gestos y fisonomías con el de un Ryoichi Ikegami (Santuario) en crudo, sobre todo en las luchas de artes marciales. Giardino (quien dice reconocer en el personaje de un cura a un sosias de su aventurero Max Fridman) o François Schuiten (En las Medianas de Cymbolia, 1980, con guion de Claude Renard) encuentran alusiones a sus cómics en este Enemigo, punto que el mismo Taniguchi confirma, aunque yo no sepa precisar cuáles, más allá de la europeización mencionada y ocasionales muestras de claroscuro. De hecho, personalmente veo más de Sam Pezzo en Enemigo que de Max Fridman, un poner.

Por todo lo dicho, Enemigo no es un gran tebeo. Sin embargo, es una piedra angular en la fermentación artística de Taniguchi, lo que lo reviste de justificados méritos para tenerlo muy en cuenta. Por si ello no bastase, la edición de Ponent Mon incluye interesantísimos extras como una bella galería de portadas y bocetos, artículos laudatorios de otras figuras del mundo del cómic y una entrevista absolutamente esclarecedora sobre el autor y su proceso creativo.

  Edición original: "ENEMIGO" en Play Comic (Kobunsha, 6 de diciembre 1984/ 25 de abril de 1985). Edición nacional/ España: Enemigo (Ponent Mon, 2013). Guión: M.A.T. Dibujo: Jiro Taniguchi. Color: B/N, color, bitono. Formato: Tomo cartoné 312 págs. Precio: 24€.   En El camino a casa, la obra maestra que…
Guion - 4
Dibujo - 8
Interés - 7

6.3

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Alberthor
Alberthor
Lector
15 septiembre, 2015 10:57

muy muy fan de Taniguchi, pero este tomo no me llamaba la atención y después de leer tan magnífica reseña sé que estaba en lo cierto. No entiendo por qué los señores de Ponent mon no sacan el cuarto volúmen de Setón y sí cosas como ésta qe en cuestión de ventas no sé cómo andará.

Don Javier, se anima con una reseña de Skyhawk? otra obra del maestro que no me llama poderosamente la ateción…

Saludos!

fer13
fer13
Lector
En respuesta a  Alberthor
15 septiembre, 2015 12:59

Si, por favor. Que acaben Seton!!!!

AlbierZot
AlbierZot
Lector
15 septiembre, 2015 11:11

Qué buena reseña. Me ha gustado caer en las similitudes entre la preciosa peli de Yimou y la sensibilidad y el estilo del mejor Taniguchi. El Sam Pezzo del Giardino también es una maravillosa muestra del crecimiento exponencial de su autor, quizás otro de los paralelismos con «Enemigo».