No cabe duda de que David Rubín es uno de nuestros autores con más tirón a nivel internacional. Lejos de acomodarse en su estatus, Rubín sigue girando cada vez que tiene ocasión. Sus visitas siempre son sinónimo de éxito y la Master class que impartió en Joker es buen ejemplo de ello. Una librería llena hasta la bandera fue el escenario elegido para que el dibujante de Ether desatara su pasión por las viñetas contagiando a todo aquel que estaba en su área de influencia. Un rato antes, tras tomar asiento y pedirnos unos patxaranes, conversamos largo y tendido con el artista galego. Un volcán lleno de talento que, tras entrar en erupción, nos bombardeó con interesantísimas reflexiones. Esperamos que la disfrutéis tanto como nosotros (privilegiados) lo hicimos mientras escuchábamos atentamente. Por supuesto, queremos agradecer las facilidades que, una vez más, tanto Astiberri como Joker nos brindaron para que este encuentro fuera factible en la capital bizkaina. Para finalizar, gracias a David que retrasó el inicio de su genial Master Class por poder darnos la mejor entrevista posible.
Si algún día queremos tener una industria que quiera ser fuerte aquí, hay que crear obra ¡No queda otra! ¡Hay que generar copyright! Estamos teniendo esta charla en 2020 y no hay una industria del cómic en España fuerte tras décadas publicándose cómic aquí.
ZONA NEGATIVA (ZN): Vienes de una generación que surgió en medio de un páramo editorial (de la mierda según tus palabras), algo que parecen haber olvidado algunos autores de actualidad, ¿en qué ha cambiado el cómic español desde los noventa?
DAVID RUBÍN (DR): Yo creo que hemos avanzado para bien. No hay que ponerse laureles porque queda mucho camino por andar. Queda mucho que pelear para que la situación sea idílica. Echando la vista atrás y viendo de donde vengo y como estaba la cosa en 2001, que fue cuando comencé a publicar, y viendo la cosa como está ahora, cambia un mundo. Yo recuerdo incluso cuando empecé a publicar, además, en una época en la que se acababan de morir las últimas revistas. No había nada. Estabas ahí y decías… ¿A dónde voy? El cómic digital aún estaba en bragas, no existían las redes sociales para darte a conocer. No había nada de nada. Entonces era un rollo bastante jodido y se publicaba muy poco cómic español, muy poco… Prácticamente te podías comprar todo lo que se publicaba de cómic español porque era muy poco. Y, además, no había mucha variedad tampoco. Casi todo iba de un palo, imitando lo que se hacía en otros mercados. De unos años para acá (los últimos 10-15 años) ha cambiado mucho el tema. Se publica mucho cómic español. Es más variado que nunca. Tanto en temáticas como gráficamente hay una variedad de propuestas alucinante que antes no había. Hay un montón de primeras y segundas obras de chavales y chavalas super jóvenes con un nivelón que no lo tenía la gente que llevaba 5 años haciéndolo hace 15/20 años. Es alucinante. Y es gente que viene de la nada y que tiene otro chip diferente a generaciones anteriores (incluso a mi propia generación que ya es anterior a la suya). A mí eso, por ejemplo, me da energía. Ver lo que hacen estos autores nuevos de última hornada con un desapego tan grande… “¡Qué cojones me importa todo, yo lo que quiero es contar mi historia” y que luego les funciona bien a muchos. Ves, por ejemplo, Nadar. Su primera obra: 400 páginas. Eso era impensable hace no tanto (10/12 años). Era una locura. Y poder ver esas cosas… estar viviendo este momento donde confluimos autores de diferentes generaciones en activo haciendo cosas tanto para este mercado como para afuera, tan diferentes y de una calidad tan grande que… no sé, me parece que estamos viviendo un momento genial.
¿A nivel industrial podría ser mejor la cosa? ¡Pues claro que sí! También lo podría ser en Italia, que muchas veces se pone como ejemplo de que allí los cómics en los kioskos siguen… no, perdona. Sigue Bonelli. Luego hay editoriales que están igual que aquí o peor. Bastante peor, de hecho, porque allí funcionan peor las cosas. Va bien en lo que suena. Hay una metáfora muy buena con eso que es: si vas a Angoulême, está la gran carpa de las editoriales grandes que son cinco o seis y esas cinco o seis pertenecen a tres grupos (risas). En verdad son tres a donde va todo y es una carpa gigante. Y una carpa tan grande pero mucho más pequeña en donde se hacinan setenta editoriales que son además las que tienen las propuestas más interesantes. Las otras son unas clónicas de otras. Eso creo que es una metáfora bastante clara de por dónde va el mundo de los cómics no sólo en España, es que en Francia pasa lo mismo. Ahora parece que desde hace unas semanas la gente protestó en Angoulême y la gente se da un poco cuenta del tema, pero es que los que estamos metidos un poco en el meollo lo sabíamos desde hace años. Había una burbuja… se sobreedita demasiado. Como te coincida que tu tebeo salga publicado la misma semana que sale publicado el nuevo Asterix directamente las librerías no cogen tu tebeo para darle cinco baldas más al de Asterix. Hay un montón de editoriales y de autores que no viven del cómic (igual que aquí). Yo creo que simplemente hay que tener los pies en el suelo y ser realistas. Darse cuenta de qué terreno estamos pisando y cómo es el mercado aquí, cómo son los lectores aquí para aprender a ganarlos cada vez más. Y, al mismo tiempo, también mantener la ilusión. Yo creo que ya está bien de andar llorando por lo malita que está la cosa. Es como… imagínate: estás en un sitio y hay una chavala que te mola, por ejemplo. Y dices “voy a hablarle a ella a ver si consigo tema”. ¿Cómo crees que lo puedes conseguir mejor? Yendo y diciéndole (pone voz triste): “Por favor, hace dos años que no follo. ¿Querrías follar conmigo, aunque fuera por pena?” O yendo ahí y diciendo “esta noche deberías estar conmigo porque mira qué feliz te voy a hacer” y siendo simpático, feliz, optimista… y yendo a por todas, como un ganador y luego que sea lo que Dios quiera. Pues con los tebeos es exactamente lo mismo, como vayas llorando de entrada, lo que te vas a encontrar son lágrimas, ya está, con nada más. Hay que entender la situación. Ver las cosas buenas y las malas. Entender las malas para vencerlas y superarlas y agarrarse a las buenas para sacar de ahí fuerzas para seguir luchando. Creo que ahora mismo tenemos más cosas buenas de las que habíamos tenido nunca en la historia del cómic español.
ZN: A nivel político, el mundo de las viñetas no suele estar en el radar de cultura. ¿Crees que ha cambiado la percepción del cómic?
DR: A nivel fuera de lo que es el mundillo del cómic, sí que se perciben cambios de unos años para acá. Hay más casos a nivel de instituciones… cada vez se crean más becas. Eso siempre ayuda, sobre todo a la gente que está empezando con lo más difícil: crear su primera obra. Y a partir de ahí ya empezar a moverla. Es un incentivo muy bueno para eso y luego pues también los medios de comunicación prestan más atención que antes. Hace poco le dedicaron portada y varias páginas de dentro en el suplemento Babelia de El País al cómic infantil. Son pequeños logros que antes eran impensables, no salían. Y si se hacen, si se brinda ese foco sobre el cómic en medios que antes parecían que estaban blindados a él, es que algo se está haciendo bien en el propio medio. Yo es así como lo veo.
ZN: ¿Qué supone Astiberri en tu carrera? ¿Qué tiene Astiberri que no tengan otras?
DR: Pues prácticamente todo. Estoy encantado con ellos. Aunque empecé en fanzines, mi primer libro lo publiqué con ellos. Es con quien más he publicado. He publicado con otras editoriales y he vuelto a ellos siempre. Ahora ya lo tengo claro, para España no quiero otra editorial que no sea Astiberri. Incluso, las cosas que hago para fuera como Ether o Black Hammer para Dark Horse o Rumble para Image, me muevo mucho y, bueno, no os imagináis como tienes a veces que remover Roma con Santiago, siendo un mindundi en el cómic americano como soy yo, para llamar a mil puertas, hablar con este, con el otro, con la directora de nosequé, para que al final esa serie la publique con Astiberri en vez de con otras editoriales que igual pagan más. Pero yo creo que, al final, incluso a nivel económico ganas más dinero con Astiberri porque ellos cuidan mejor la obra, la mantienen viva más tiempo. Hacen que esté continuamente reponiéndose en librerías, interesando, hablando la gente de ella… Si te publicara alguien que publica, yo que sé, Marvel o DC en España, tú eres una anécdota en su catálogo. Algo que sacan en un mes y ese mismo mes ya se olvidan de ello. Astiberri lo defiende porque le cuesta. Le cuesta sacar adelante las cosas, lo van defendiendo y con los años yo creo que se han ido labrando también un nicho de mercado que, además, no existía y yo creo que incluso ha ayudado a otras editoriales también a meterse con ello y a avanzar con muchos autores. Yo, ya os digo, estoy muy contento. Me parece que se preocupan de verdad por lo que están haciendo y por las autoras y los autores que publicamos con ellos. Intentando siempre luchar por las mejores condiciones, tanto aquí como en el extranjero, y por dar cancha de verdad a la creatividad… a crear un tejido creativo y cultural dentro del cómic español. Ahora mismo acabo de hacer un break en el cómic americano para hacer una obra para ellos, directamente en España. La podría haber vendido a Dark Horse, a Image, o a cualquier otra editorial de allí y que luego Astiberri recomprara los derechos pero… ahora mismo, por suerte, ya puedo hacer eso. Me parece importante que sean ellos por el tema de que si algún día queremos tener una industria que quiera ser fuerte aquí, hay que crear obra ¡No queda otra! ¡Hay que generar copyright! Estamos teniendo esta charla en 2020 y no hay una industria del cómic en España fuerte tras décadas publicándose cómic aquí. ¿Por qué? Porque las traducciones están muy bien pero no sujetan una industria autóctona. Tú no puedes sujetar una industria autóctona en base a traducciones. Ese es el tema, no es posible. Además, es que no tiene sentido. ¿Qué industria autóctona es que se basa en trabajos hechos para fuera, aunque sean autores de aquí? No tiene sentido alguno. Yo creo que está bien, que esos materiales de la gente que también trabajamos para otros mercados se publiquen aquí y la gente pueda disfrutarlos aquí y por editoriales de aquí. Pero, las editoriales y los autores de aquí tenemos que apostar también por crear obra aquí, por crear copyright y luego intentar venderlo lo mejor posible aquí en nuestro país, que funcione bien y luego esos mismos títulos moverlos en el extranjero y publicarlos en cuantos más países mejor y buscando las mejores condiciones posibles. Ese es el modo de que la rueda gire por completo y hacer que saquen tajada de una obra el autor, el editor, el librero, el distribuidor, la crítica y la difusión… todos, hasta los bibliotecarios. Hay que hacer que esa rueda gire. Es mejor que gire lento pero que gire. Que no se quede parada como muchos años ha estado y eso sólo se consigue con obra propia. Al menos, así lo veo yo.
ZN: ¿Cuánto te has llevado a los cómics de tu trabajo en animación?
DR: Pues la verdad es que nunca lo he pensado porque prácticamente empecé a la par. Yo empecé a trabajar con 19 años en el año 99, en el siglo pasado (risas). Empecé en la animación y casi, al mismo tiempo, empecé a publicar por esa época en fanzines. Siempre lo he llevado a la par. Yo salía de trabajar en la productora en la que estuviera currando y me metía cuatro horas más en mi casa a hacer tebeos, todos los días. El cine me gustaba mucho y de hecho fui escalando posiciones (entré de mero animador y terminé dirigiendo una peli) y todo lo que hay por el medio, no fue así de un día para otro. Fueron muchos años y pasé por muchas fases, por muchos departamentos y fui aprendiendo cada vez más el oficio. A mí la animación me enseñó, sobre todo, a ser rápido, a ser resolutivo. A veces, de repente, tenías que cambiar una secuencia por un tema técnico. Por lo que fuera te venían con un problema y entonces decías “bueno, sale mejor que me replantee la secuencia, ahora que aún estamos a tiempo, que no he empezado a animarla. Me replanteo la secuencia, hago un story rápido y la volvemos a plantear desde cero que coger y tirar para adelante e ir metiendo ñapas”. Al final va a gastarse mucho más dinero y no va a quedar bien del todo. Cuando te tienes que replantear algo así no era “bueno, mañana lo tengo”, no. En 10 minutos estaba. Muchas veces, directamente, no hacía un boceto ni nada. Me ponía con un tipo en el ordenador y hacíamos un layout 3D en donde yo le iba diciendo “coloca la cámara aquí”, “vamos a cambiar el tiro”, “ahora coloca aquí al personaje”, “vale, siguiente plano: ahora vamos a hacer esto”, “hazme un travelling para aquí, muévelo un poquito…” y en 10 minutos tenías cambiada la secuencia. Prácticamente, como mucho, para indicarle a él como quería hacerlo con cuatro garabatos mal hechos. Eso para mí era el día a día. La diferencia entre hacerlo bien o no, igual suponía 50.000 euros arriba, abajo (risas) por una mala decisión. Entonces, había que tener mucho ojo. Es otro mundo, con otras cifras que las del cómic. Yo entraba en la productora y estaba como con el taxímetro corriendo detrás de mí con cada decisión que tomaba (risas). Si un día me quedaba en casa enfermo, había gente que se quedaba parada. Cuando yo salía de eso, de esa presión continua, los cómics para mí, aunque volvía a casa, era como ir a Disneylandia. Muchas de las cosas que aprendía haciendo cómics, las volcaba y las usaba en el mundo de la animación y a la inversa. Muchas cosas que aprendía en la animación las terminaba volcando a la hora de hacer tebeos.
ZN: ¿Qué puedes contarnos del trabajo que te han ofrecido para trabajar en una serie de una conocida plataforma?
DR: Pues no puedo contaros absolutamente nada porque hasta la semana que viene no sé si la voy a aceptar o no. La semana que viene tendré una reunión y tras esa reunión decidiré si la acepto o no. Os puedo decir que es algo muy guay. Sería una serie nueva, muy chula y tiene muy buena pinta. En caso de que finalmente lo acepte llevaría la batuta del todo, digamos, la imagen y la estética de la serie, pero no puedo decir nada más porque igual no lo hago. Tengo que mirar muchas cosas. Este año me he planteado apostar firmemente por el cómic español y ya estoy haciendo más cosas de las que debería. No sé si me podré meter en esto también. Si consigo que cuadre todo (calendario para que lo pueda llevar todo sin agobios) y que no tenga que parar ni ralentizar nada de lo que ahora mismo tengo andando entre manos, pues me encantaría. Es algo que puede estar muy chulo, pero no me quita el sueño ahora mismo. Mis prioridades son sacar dos novelas gráficas adelante y ya está.
ZN: Como autor, viendo adaptaciones como Locke & Key o Las escalofriantes aventuras de Sabrina, ¿no te da la impresión de que se traiciona la esencia de la obra original?
DR: No he visto Locke & Key pero es que no veo adaptaciones… de hecho no he visto ni Vengadores: Endgame (risas). No he visto las últimas pelis basadas en cómics porque por lo general no me interesan y las series menos aún. Eso del Arrowverso no sé qué es. No he visto nada de Crisis en Tierras Infinitas, aunque lo sé por ver memes en Twitter… vuelve a salir el sosainas este de Superman Returns (Brandon Routh) que debe de hacer del Superman de Kingdom Come… con esa cara que tiene de lánguido (risas). Para quien le guste está bien pero a mí no me interesa, así que no tengo una opinión formada sobre ese tipo de productos porque por lo general no soy consumidor de ellos. No puedo opinar al respecto de algo que no conozco en profundidad.
ZN: ¿Qué te parecería ver alguna creación tuya en una plataforma como Netflix?
DR: Pues me parecería muy bien, por supuesto. Diría que sí. Si van a hacer algo chulo desde luego que sí. De hecho, lo que si estoy muy a favor es de que se hagan esas cosas. Que no me interesen a mí como espectador no tiene nada que ver con que a mi me parezca muy bien. Todo este tipo de adaptaciones que están haciendo ahora suman enteros, ayudan a que la obra en papel, la obra original, vuelva a tener vida, vuelva a ganar interés y a crear nuevos lectores que se acerquen a ella. Mira El Vecino, llevaba medio olvidada 14 años y, de golpe y porrazo, vuelve a estar en boga gracias a una serie de Netflix. Pues genial, a mí me parece una noticia estupenda. De hecho, ayer leí que van a hacer una segunda temporada y me alegré un montón. Me alegro porque Pepo y Santiago son amigos míos y me alegro de que eso es algo que les viene muy bien a ellos pero también a todo el mundo en general. Es un modo de ir rompiendo barreras e ir abriendo caminos y consiguiendo nuevos lectores. Y que una serie que llevaba 15 años sin estar en el candelero y que de golpe y porrazo gane notoriedad, vuelva a venderse, vuelvan a hacerse presentaciones, vuelva a interesar a la gente, vuelva a estar expuesta en los andenes de las librerías… pues a mí me parece una noticia estupenda. Entonces, estoy muy a favor de que se hagan ese tipo de cosas.
ZN: ¿Qué nos puedes contar de El fuego? ¿Qué supone para ti a nivel personal?
DR: El Fuego es la novela gráfica que estoy haciendo ahora para España, para Astiberri y es un tebeo que, en su origen, ya se remonta bastante atrás. Ni siquiera tenía este título, y no se parecía mucho a lo que ahora es, pero digamos que su germen iba a ser una obra de ciencia ficción que yo iba a hacer justo después de El Héroe. Estaba escribiéndola ya cuando se cruzaron en mi camino Beowulf y Aurora West. Al final, una cosa llevó a la otra y fue cuando empezó mi carrera a tirar por Estados Unidos y entonces me fue llevando a otros temas, pero esa historia siempre quedó ahí. Lo que había escrito, ese germen, quedó ahí y no dejé de darle vueltas. En 2016, creo que fue, cuando salió Gran Hotel Abismo, Marcos (Prior) y yo hicimos una gira muy larga por toda España. Aprovechando los horarios muertos en aeropuertos, en estaciones de tren, en viajes… fui escribiendo lo que fue el borrador de lo que finalmente es El Fuego partiendo de aquella idea más vaga inicial. Eso quedó ahí porque en aquel momento no podía asumir (ya no dibujarla) escribir el guion a partir de ese borrador. Además, era un borrador bastante amplio, casi una libreta entera de ciento y pico páginas. Lo fui dejando ahí pero cada X tiempo volvía e iba anotando cosas que se me iban ocurriendo para hacer crecer la historia. Como ya la tenía más o menos clara, ya tenía el argumento cerrado, se la presenté a Astiberri y les gustó mucho. Me dijeron “Desarróllala un poco más”. Yo, de aquellas, ya tenía claro que quería sacarlo con ellos. Quería que el tebeo fuera español. Le fui dando vueltas y el año pasado recuerdo que terminé todo lo gordo que tenía que hacer. Tenía un break de dos meses en Rumble entre un arco argumental y otro y, también, en aquel momento, con Ether acababa de terminar el último número del segundo arco argumental. Entonces tenía como mes y medio, dos meses, antes de llegar la Navidad sin mucho lío encima. Lo aproveché de lleno a recuperar ese borrador que tenía y convertirlo en un guion de cómic. Lo escribí del tirón en esos dos meses, prácticamente dedicándole el tiempo completo (las mismas horas que dedico todos los días en mi trabajo, bastantes, más de 8). Escribir, reescribir, cambiar, pulir… y, a mediados de enero, tenía el guion terminado justo antes de reincorporarme a las series. Se lo pasé a Astiberri, les gustó y firmamos contrato. Entonces tuve que esperar un año a cerrar Rumble y Ether para poder ponerme con El Fuego. Llevo un año esperando como un toro de Miura a que abran la puerta y envestir al torero.
Al mismo tiempo, además, estaba con otra novela gráfica que empecé a la par que El Héroe y también llevaba justo un año a sacar tiempo para dibujarla, aunque esta es para Estados Unidos. Va a estar muy guay, además es con unos compañeros de viaje con los que de verdad estoy contento, a los que admiro un montón. Es casi una reunión de amigos hacer este tebeo. Además van a ser muy diferentes El Fuego y esta otra que no puedo decir el título pero en breve (un par de meses) se va a anunciar. Eso es un poco a lo que quiero dedicarme este año y parte del que viene. Sacar adelante estas dos novelas gráficas, una para aquí y otra para allí. Me voy por los cerros de Úbeda, que me preguntabas por El Fuego (risas). Ahora que he empezado a dibujarlo lo que puedo decir es que es una historia sobre el fin del mundo, una trama apocalíptica pero que va también de aprender a ser mejor persona (risas). Son como los últimos meses de la vida de una persona (el protagonista de la historia) que son exactamente los últimos meses de la vida en sí misma en La Tierra. De un modo inevitable se va a extinguir la vida en nuestro planeta y, entonces, es un poco como afrontamos a nivel sociocultural el hecho de saber con certeza absoluta que nos vamos todos al carajo y que de hecho somos como una anomalía. Que exista vida aquí, que crezca hierba… es algo más raro que de repente aparezca Spiderman ahí. Somos una anomalía absoluta. Lo normal es que no exista vida. Igual somos un error, algo que salió mal (risas). Va un poco de todo eso y en el fondo está ambientado en el futuro, con un trasfondo de ciencia ficción. Tampoco es una ciencia ficción muy fantasiosa, es más rollo hard, más rollo Ballard… un rollo Philip K. Dick de low cost. De hecho, la historia comienza en La Luna y termina en Madrid. Y por el medio pasa por diferentes sitios, imagínate (risas).
ZN: Has dicho que el guion lo tienes escrito desde hace un año, ¿has cambiado algo desde entonces?
DR: Por supuesto, y cambiaré más cosas. Todos los guiones los dejo siempre abiertos. De hecho, recuerdo cuando hice El Héroe, las últimas cuarenta páginas (el final entero) no son las que estaban escritas en el guion. Tu vida, mientras vas haciendo las obras, te va llevando por otros derroteros. Te pasan cosas. Es inevitable que de un modo o de otro, aunque sean estos cómics de corte fantástico, terminen empapándose de lo que tú vives como persona. Entre El Héroe 1 y El Héroe 2 pasaron X cosas en mi vida que me hicieron replantearme cuál era mi visión con respecto a ciertas cosas. Por eso decidí cambiar el final, que yo creo que el que hay (el que salió publicado) funciona mucho mejor que el que yo tenía originalmente planteado y, además, me representa mejor. Sobre todo, ese momento de mi vida. Y con esto es igual, siempre estoy cambiando cosas aunque trabajo con una rejilla firme. Yo no me pongo a dibujar un tebeo si no sé que el guion es lo suficientemente sólido como para poder avanzar con la historia. Tengo que saber, perfectamente, cómo empieza, como termina, cómo funciona, cuáles son los giros que quiero dar, cómo son los personajes… pero luego por el medio hay muchísimas variables que te lo va pidiendo incluso la propia historia. Recuerdo que, por ejemplo, El Héroe era una propuesta que yo hice y firmamos contrato como tal. Se vendió incluso a editores extranjeros por un tebeo de 300 páginas, y terminó siendo dos libros de 600 páginas en total. La propia historia vence al autor. Te coge por las solapas, le da vueltas a tu ego y te dice “No, chaval. Eres tú quien me guías a mí, tú eres la mano ejecutora que va a contarme a mí, pero yo mando”. Así que es inevitable que vaya cambiando cosas sobre la marcha. Me pasa incluso con guiones de otros. No sé si por venir de ser autor completo, pero yo no soy un dibujante que dibuje en piloto automático y ya está. Me paro a entender bien, veo los puntos fuertes y los puntos más débiles. Veo en donde puedo yo crecerme para hacer que la historia suba más. Veo donde tengo que amoldarme al guion y mantenerme firme a eso que se pauta porque funciona genial. Creo que es una cuestión de diálogo. Recuerdo en ese aspecto el número que cerraba Sherlock Frankenstein (una serie que hice con Jeff Lemire para Dark Horse). Lo que es la historia que se cuenta, a nivel argumental, es exactamente lo mismo que el guion. Yo no cambié nada, no añadí nada ni quité nada. El guion estaba planteado de una manera para un cómic-book normal y yo lo que hice fue mandarle a Jeffrey, el editor, lo mismo pero planteado como que fuera el Atmósfera Cero de Steranko, todo de páginas dobles (algo que yo llevaba muchos años queriendo hacer). Entonces dije “Mirad, a ver qué os parece. Yo creo que se lee bien, que funciona bien y, además, al ser el último número, es un rollo que cuando lleguen los lectores van a pensar… hostia qué guapo. Es lo suficientemente experimental para que mole, pero, al mismo tiempo, es algo que se digiere muy bien y que cualquier persona puede leerlo sin problemas”. Y les moló. De hecho, me acuerdo que Jeff me dijo “Gracias por hacer que mi trabajo parezca mejor” (risas). Ese es el rollo. Sobre todo, cuando trabajas con otra gente ya sea Jeff Lemire, Marcos Prior, Santiago García, quien coño sea, si trabajas en equipo tienes que trabajar en equipo. No es uno hace una parte y otro hace otra. No es uno hace un guion, te lo mando y a tomar por culo. No, es un tema de establecer diálogos continuos.
Yo cuando trabajo con guionistas, incluso hablamos antes de que escriban el guion muchas veces. Con Matt Kindt, por ejemplo, en Ether un tema que tenemos es que antes de cada arco argumental (como siempre hacemos un break, en el medio, de unos meses) hablamos un montón de lo que queremos hacer para el siguiente y yo le paso un montón de bocetos, ideas locas que se me ocurren… todo a lo loco. Sin tampoco buscarle tres pies al gato. Hacemos una especie de brainstorming y él luego coge de todo eso lo que le interesa y juntando las ideas que yo aporto con las que él ya tenía, escribe el guion desde cero (de los cinco episodios que van a conformar el siguiente arco). Eso está muy guay porque cuando te llega el guion, lo que estás viendo ahí reflejado son una comunión de las ideas de los dos autores al cincuenta por ciento. A mí, al menos, como dibujante me motiva mucho más el trabajar de ese modo. Con Santiago fue igual cuando Beowulf. Teníamos un año y empezó a reescribirlo para mí y yo estaba todavía a mitad de dibujo de El Héroe 2. El tuvo un año para perfilar todo bien y hablamos muchísimo, intercambiamos ideas para reconvertir la obra y llevarlo por otro terreno. Con Marcos Prior lo mismo. Gran Hotel Abismo fue un cúmulo de ideas locas que íbamos él y yo intercambiando y que luego Marcos le dio forma y organizó. Lo divertido de trabajar en equipo es justamente eso: trabajar en equipo y no que cada uno haga su parte y ya está. A fin de cuentas, esta es una profesión muy de corredor de fondo. Estás tantas horas tú solo ahí metido en el estudio tacataca-tacataca… Cuando trabajas con otros lo bonito es, justamente eso, que haya feedback y poder intercambiar opiniones, ideas… Corregir cosas, cambiar cosas, tú a ellos, ellos a ti… y que la obra resultante, lo que sume, sea lo mejor de cada uno de los dos. El resultado final es el tebeo que nuestra creatividad y nuestro talento junto ha sido capaz de sacar adelante. No dos tíos ahí intentando dar lo mejor de sí por cada lado, sino remando los dos hacia el mismo lado, eso es lo que es trabajar en equipo en realidad, ya sea en cómic o en cualquier otro campo.
ZN: Tu anterior trabajo Gran Hotel abismo surge de situación en plena crisis ¿crees que es más necesario reforzar el mensaje?
DR: Yo creo que, por desgracia, sigue bastante vigente. Han pasado varios años desde que salió y… recuerdo que, al poco de salir e incluso antes de que saliera, teníamos miedo de quedarnos atrás porque todos los acontecimientos son tan locos… va todo tan rápido que pensábamos que igual nos quedábamos cortos y, para mi desgracia, creo que no. Hace unos meses veía las manifestaciones en Hong Kong y las fotos parecían viñetas sacadas de Gran Hotel Abismo, tal cual. Un montón de cosas que están pasando en España, lo mismo. El año pasado salió en Estados Unidos Gran Hotel Abismo y tuvo muy buena recepción porque la gente pensaba que era una obra estadounidense porque no conocían el precedente. Mucha gente que lo leía pensaba que era una obra que se había creado pensando en el mercado americano y de verdad se lo tomaban como una crítica a Trump. Cuando salió publicado el libro, Trump no era todavía presidente (risas). Entonces, ves que sigue funcionando. Incluso cambias de sociedad, cambias de cultura, y la gente sigue identificándose con las ideas que están ahí. De hecho, Marcos y yo lo que pretendíamos con Gran Hotel Abismo no era dar ninguna respuesta a nada, sino motivarte, plantearte preguntas para que tú también muevas el culo y busques respuestas. Eso, para bien o para mal, es algo que sigue vigente y más que nunca porque cada vez estamos peor. Yo cada vez veo que los malos van ganando la partida un poco más (risas).
ZN: ¿Cómo encaras sustituir en Rumble a James Harren que tiene un estilo bastante diferente al tuyo?
DR: Vamos a ver, pues del mismo modo que encaré el dibujar Aurora West después de Paul Pope, y aún era más mindundi todavía. 50 % confiar en ti y en tu capacidad de trabajo y otro 50 % chulería. Un poco el rollo es eso, no pararte a pensar mucho las cosas. A mí James me encanta, me parece uno de los mejores dibujantes de la actualidad. Lo hablé con él antes de aceptar la oferta de John (Arcudi) para dibujar Rumble. Le escribí a James, lo estuvimos hablando y decidí aceptar cuando me dijo “a mí me parece que eres tú quien lo tiene que hacer”. John veía que éramos tan diferentes… y yo veo (porque estoy bastante al tanto de los mercados en donde que publico) que hay bastantes autores que son parecidos a James, que le están chupando rueda. Pasa un poco como con Immonen. James, por otro lado, tiene también su propia escuela, que sé que a él le jode bastante (risas). El rollo es que si John me llamó a mí pudiendo elegir entre una legión de clones de James Harren (que podría haberlo hecho sin que nadie notara apenas la diferencia) es por algo. Simplemente dije “si han pensado que les parece bien que sea yo…”. Si Image estaba de acuerdo… Eric Stephenson estaba de acuerdo con que yo lo dibujara también… Era directamente una oferta de decir “di que sí y ya está”. Y pensé “pues a lo mejor tengo que decir que sí”.
Yo la verdad es que era fan de la serie. Era lector de Rumble, me lo compraba en previews. Así que cuando recibí la llamada de John fue como ¡la hostia! Así como nunca he soñado ni he tenido interés alguno en dibujar Spiderman, Vengadores y cosas así… (me gustan, pero no es una meta para mí) esto ni me lo había planteado porque ni siquiera soñaba con ello. Me hizo muchísima ilusión porque era una serie que yo seguía y pasar de ser lector de la serie a ser el dibujante principal la verdad es que fue un puntazo muy grande. La verdad, me siento muy contento y aprendí muchísimo. Trabajar con John Arcudi es duro, es un guionista old school. Es un tío que ha currado con Mignola, con Corben, con la flor y nata del mundillo durante un montón de años y tiene las cosas muy claras de por dónde quiere llevar el tema. A veces chocábamos, pero, como os decía antes, gracias al diálogo encontrábamos terceras vías que no eran ni las que él planteaba en el guion, ni las que yo le planteaba como alternativa, sino una tercera que funcionaba mejor que las otras dos. La verdad es que he aprendido muchísimo trabajando con él. Siempre en cada trabajo aprendo y uno de los motivos por los que decido aceptar una cosa y decir no a otra es por lo que yo creo que me puede a mí aportar, pero ya no a nivel, digamos, proyección profesional (que es algo que también se valora), sino, sobre todo, a nivel personal como artista y como persona. Me voy a meter varios meses de mi vida en hacer esta serie o esta novela gráfica, me tiene que aportar algo más que simplemente dinero y visibilidad. Me tiene que aportar algo que yo cuando la termine diga: me siento mejor autor, siento que he evolucionado, siento que la siguiente, gracias a haber hecho esto, voy a hacerla mejor aún. Eso es un poco el tema. Con John estoy muy contento. Hice al final los mismos números que James (15) y yo creo que eran suficientes ya, lo quería dejar. De hecho, lo quería dejar ya con 10. Hice los 15 para poder cerrar bien los arcos, pero ya notaba que me pedía el cuerpo hacer otro tipo de cosas. No descarto hacer series. De hecho, ahora mismo estoy haciendo uno de los capítulos de Norse Mythology (la adaptación de los relatos nórdicos de Neil Gaiman) y está genial. Además, es una suerte poder colaborar con gente que admiras como P. Craig Russell. Somos muchos dibujantes y hay un feedback continuo de “tú diseñas tal personaje que luego va a usar el otro, y viceversa”. Estás continuamente con gente a la que admiras un montón, gracias a los editores, que nos ponen a todos en contacto y se encargan un poco de moderar el tema, y al propio Craig que ejerce un poco de maestro de ceremonias. El otro día me pasaron unas páginas y ver a Jerry Ordway, que es un tío al que yo admiro tela desde que era chavalín, que leía sus tebeos de Superman, dibujando unos personajes que yo he diseñado y que además ves que me copió un escorzo y todo (risas). Es algo que me emociona un montón. A mí me emociona más eso que el poder dibujar cualquier personaje que haya leído de chaval. Eso es algo que nunca me ha llamado. Me ha llamado más este tema de, de repente decir: todo el esfuerzo que he metido ha valido para algo. O sea, estoy en 2020 y estoy viendo como un tío al que yo leía sus tebeos de Superman cuando yo era pequeño, está haciendo un curro a partir de un curro mío. Eso, a mí, me parece mágico. Es cuando echas la vista atrás y dices “¡La hostia! Valió la pena todas las horas, días y tanto sacrificio invertido… hacer tebeos desde los fanzines para haber llegado a este momento”. Nunca lo hubiera imaginado, además, porque tampoco nunca lo perseguí. Yo nunca me planteé trabajar para Estados Unidos, me vino llovido del cielo. Fueron ellos los que me llamaron a mí gracias a los tebeos que yo publicaba con Astiberri. No sé como llegaron por allí, a alguien le cayó en las manos y empecé a recibir ofertas de allí cuando lo único que yo tenía era esto. Ahí empezó el tema.
ZN: No eres fan de los cómics de fantasía e hiciste Ether, no eres muy amigo de la espada y la brujera e hiciste Beowulf. Pero… ¿hay algún género que te apasione y al que no te hayas acercado aún como autor?
El western, y me gustaría hacer uno. Espero poder hacerlo algún día. De hecho, hoy me llegó una propuesta para hacer un western que está muy bien. Dependerá de temas de agenda porque igual hasta dentro de tres años no puedo hacerlo (risas). Pero, si esperan por mí, yo desde luego lo haré porque además sería un western acojonante y con un escritor al que admiro un montón.
ZN: ¿Sería para el mercado americano?
No, aunque lo primero que me ofreció John Arcudi antes de hacer Rumble (porque ya nos conocíamos de antes y John ya llevaba tiempo con ganas de que trabajáramos juntos) fue un western pero desde el punto de vista de los indios, con una india protagonista e iba a publicar Dark Horse. Pero yo en aquel momento estaba haciendo Aurora West y no podía incorporarme y luego cuando yo ya podía, él estaba muy liado con AIDP. Por temas de agenda nunca coincidimos hasta que al final ocurrió lo de Rumble.
ZN: ¿Cuántos proyectos inacabados tienes guardados en cajones? ¿Alguno que no te quitas de la cabeza y que acabará saliendo?
DR: No. Tengo uno, pero no va a acabar saliendo. Era muy bonito, con Jorge García, un guionista al que yo admiro muchísimo. Somos muy amigos. Hace diez años, o más, nos planteamos hacer una historia algo juntos, era una historia muy chula. Creo que un día enseñé las páginas en redes sociales, las subí. Era un tema sobre Shackleton y todo esto. Un poco como la serie esta de The Terror, que está de puta madre, pero mezclado con Julio Verne. Estaba muy chulo, dibujé varias páginas y, al final, quedó en nada. Recuerdo también otro proyecto de mis inicios con otro guionista al que admiro un montón que es Carlos Portela. Me propuso hacer un proyecto que se llamaba La Cuenta Atrás sobre El Prestige, y yo le dije que no finalmente. Llegué a hacer varias páginas, pero no me sentía cómodo haciéndolo. Vi que no era el proyecto para mí y le dije que se lo ofreciera a otra persona porque lo iba a hacer mejor. Y así fue, al final lo hizo con Sergi San Julián y salió un tebeo muy bueno. Mejor del que yo hubiera hecho. Me gustaba la historia y el guion era chulísimo, pero, no sé por qué, no me sentía cómodo dibujándola.
ZN: ¿Qué cómics nos recomiendas?
DR: ¿De lo último que he leído? Siempre que me preguntan esto me quedo como en blanco. Siempre estoy leyendo y seguro que cuando apaguéis la grabadora me vendrán cuarenta mil movidas a la cabeza. Pero… ¿qué os parece si hacemos una cosilla? Seguimos con la entrevista dentro de la Librería Joker, veo varios tebeos y os voy diciendo… este de puta madre, este es la hostia. Y así mola más ¿Qué os parece?
NOVEDADES DESTACADAS: DAVID RUBÍN
(Aceptamos gustosos la propuesta que nos hace David. Dejamos nuestras copas vacías, y nos dirigimos a Joker que se encuentra a escasos metros. En el breve trayecto, Rubín nos confiesa sentirse nervioso por la Master Class que impartirá en cuanto termine la entrevista. Siempre teme que no haya gente aunque la realidad es que la tienda está a rebosar. Al entrar, el autor de Cuaderno de tormentas se sitúa frente al expositor de novedades y con el brillo en los ojos propio de los aficionados al noveno arte comienza a ojear diferentes cómics mientras nos da sus impresiones. Estas fueron sus elecciones.)
El humano: este me lo compré hoy, aún no lo he leído, pero puedo atestiguar que va a estar de la hostia porque Diego Agrimbau me parece de los mejores guionistas argentinos que hay ahora mismo y Lucas Varela es un fiera. De hecho, le pedí una portada para Rumble. Sale ahora para el siguiente tomo, ya la veréis.
Bowie: Polvo De Estrellas, Pistolas de Rayos Y Fantasías De La Era Espacial: el de Bowie de Mike Allred y Steve Horton me gustó un montón. Además, me sorprendió. A parte de que Allred me gusta, me sorprendió muchísimo porque normalmente las biografías son un puto coñazo y aquí lo saben hacer muy bien. Allred sabe ir a un registro más realista pero sin dejar de ser él. Está de la hostia.
Skip: este es un tebeazo alucinante. Es fantasía pura, es un tebeo sobre la ficción, sobre el tema de hacerte mayor, de llevar las cosas de otro modo… es, de verdad, un dibujo portentoso que cambia continuamente de registro gráfico y al mismo tiempo sigue siendo reconocible. Un uso del color y de la narrativa maravilloso. Es un tebeo que me lo leí en su momento porque pensaba que ya no iba a publicar nunca nadie esto en España (risas). Me lo compré en la edición de Nobrow y me alegro que lo hayan sacado aquí. De hecho, está mejor editado que en la edición original.
Anunnaki: Vicente Montalbá!! mira, este no lo he leído pero el anterior libro que sacó Vicente era sobre videojuegos, una historia de rol llevada al extremo que me flipó. Es un autor valenciano que tiene hechos ya varios tebeos y para mí es un término medio entre un rollo muy underground y algo con mucha enjundia también detrás. A mí me encanta. En este caso coge todo el rollo de alienígenas ancestrales y todas estas locuras y las saca adelante.
Dragon Head: este es un manga que le recomiendo a cualquiera. En su día ya me leí la edición de Glenat y es una locura que todo el mundo debería leer.
De tebeo español, lo que más me ha gustado del último año ha sido La Auditora de Jon Bilbao y Javier Peinado y el de Ocultos, de Laura Pérez, que me parece extraordinario. De hecho, estoy loco por ver su nueva obra.
ZN: Muchas gracias, David.
DR: Venga, muchas gracias chicos.
Reseña de Rumble 4: Alma sin piedad, de Igor Álvarez Muñiz.
Reseña de Ether 2. Los Gólems de Cobre, de Raúl Gutierrez.
Reseña de Sherlock Frankenstein y la Legión del Mal, de Igor Álvarez Muñiz.
Reseña de Cuaderno de Tormentas: Crónica de los deambulares por Ciudad Espanto, de Diego García Rouco.
Reseña de Ether. La muerte de la última Llama Dorada, de Diego García Rouco.
Entrevista a Marcos Prior y David Rubín con motivo de Gran Hotel Abismo, de Pedro Monje.
Reseña de La ficción, de Alejandro Ugartondo.
Reseña de Beowulf, de Raúl Silvestre.
Entrevista a David Rubín, de Pedro Monje.
Reseña de El Héroe: libro uno, de David Fernández.
Zona Negativa entrevista a David Rubín, de David Fernández.
Si queréis saber más sobre la Master class comiquera impartida por David Rubín junto a Mikel Bao, a continuación os ofrecemos la grabación realizada en la librería Joker de Bilbao.
¡Muy buena entrevista! Admiro mucho a Rubín, como artista y como persona. Me encanta porque tiene 2 cojonazos y le toca los huevos a los fachas como nadie en el mundo del cómic en España.
Esperando con ganas El fuego. Y se ponen los dientes largos con la posibilidad de un Western…
Un grande el señor Rubín! Espero que todos sus proyectos le vayan bien y tb a Astiberri. Un tío con principios. Más autores así, por favor!
Grande Rubín y gran entrevista. Sabiendo cómo es, es fácil imaginárselo yéndose por las ramas contestando a vuestras preguntas.
Por cierto, el proyecto ese para el que no podía responder todavía parece que al final sí lo va a realizar.
Magnifica entrevista
Es de agradecer que alguien como él entre al trapo en todo lo que le preguntas sin cortarse nada
Un placer leerla
Malinwa: » Me encanta porque tiene 2 cojonazos y le toca los huevos a los fachas »
Otro españolito bien formado.