Aprovechando que teníamos la excusa perfecta por la celebración del pasado Salón del Cómic de Getxo, decidimos plantear una entrevista a Mamen Moreu. Una calurosa tarde de viernes nos dirigimos al lugar acordado, el Café Bar Nervión situado en el barrio de Bilbao La Vieja. Mamen llega acompañada de su inseparable perra Gala, que luce un pañuelo rojo rockero marca de la casa. Pedimos unos refrigerios y la charla se alarga más de lo previsto. Interesante, divertida, reveladora… esta autora nacida en Huesca, pero bilbaína de adopción (recordemos que los de Bilbao nacemos donde nos da la gana), hace balance de su carrera y nos da su particular visión del panorama comiquero español actual. Palabra de mujer.
ZONA NEGATIVA: Empezamos por un par de clásicos, ¿Cuáles fueron los primeros cómics que empezaste a leer? ¿Cuáles han sido tus referentes?
MAMEN MOREU: Los primeros cómics que comencé a leer fueron los que pillaba por casa, porque cuando eres pequeño no puedes elegir mucho. Sí que es verdad que en mi casa había mucho libro y mucho cómic y de eso no me puedo quejar. Entonces lo primero que leí creo que fueron cómics de Astérix y Obelix, de Mortadelo y Filemón… a ver, lo primero Asterix y Obelix no, porque cuando empiezas a leer no lo haces con estos personajes, pero sí con 13 Rue del Percebe que era más fácil de leer porque era una paginita. También algún Pulgarcito cayó en mis manos. Los hermanos de mi madre (la más pequeña tiene diez años más que yo) coleccionaban El Jueves y los de Dios mío. En mi casa nunca he tenido ningún tipo de censura en ese aspecto a no ser que fuera algo muy pornográfico, que estaría escondido… todo lo que estaba a mi mano, me lo zampaba. Y luego lo que a mí me gustaba mucho cuando era un poco más mayor era El pequeño País, que salían Leo Verdura, Lupo Alberto, Marco Antonio y todos esos. Después llegó El Jueves, y sí que es verdad que álbumes propiamente dichos (lo que ahora llamaríamos novela gráfica o cómic francés), no empecé a leer hasta los 21 años más o menos, porque ya te digo que en Huesca tampoco había mucha historia y sí que pillaba cosas en alguna librería tipo Manga, pero la verdad es que o no había o yo tampoco investigué demasiado. Luego apareció Internet, me fui a vivir a Barcelona… ya te he contado toda mi vida en una pregunta (risas).
ZN: ¿En qué momento te diste cuenta de que querías dedicarte a este mundillo?
M.M.: A mí siempre me ha gustado, sobre todo, escribir historias y también me gustaba mucho dibujar. Lo que pasa es que nunca pensé en el cómic como una profesión hasta que cuando tenía 15 años, que había repetido curso por desastres de la vida y de la adolescencia. En el instituto teníamos el típico tutor para los repetidores y repetidoras que nos orientaba o al menos intentaba hacerlo. Y llegó el día en el que nos preguntó: ¿a qué os queréis dedicar en vuestra vida? Y yo no había pensado mucho en el futuro, sabía que no quería ir a la universidad porque no tenía ningún tipo de idea de hacer alguna carrera, porque Bellas Artes me parecía que tenía demasiadas cosas para lo que a mí me gustaba hacer. Entonces busqué por Internet: «Escuela de cómic» y para mi sorpresa existía, y ahí decidí hacerlo. Yo decía que quería dibujar en El Jueves, pero no sabía que se podía vivir de ello. A los 15 años decidí ser dibujante de cómics, hasta esa edad no tenía claro casi nada. Pasé por JOSO dos años de los cuatro años que era Art Grafic pero no lo acabé. La escuela a mí no me convenció por muchos factores que mejor no voy a explicar. No supe encontrar mi lugar allí. De todas formas, es mi experiencia, yo fui a JOSO hace diez años ya y ahora supongo que será diferente, también habrá más profesoras, que hacía falta, y menos caspa.
ZN: ¿Cómo surgió la posibilidad de trabajar en El Jueves y posteriormente en TMEO?
M.M.: Pues fíjate, justo después de volverme de Barcelona. No le estaba sacando partido a la escuela, que no era barata precisamente, y trabajaba en una zapatería para sacar algo de dinero y pensé “para hacer eso lo hago en casa de mis padres y me ahorro una pasta”. Así que volví a Huesca, me puse a dibujar más que nunca y empecé a subir mis dibujos a Fotolog en el año 2008. Desde que tenía 16 años iba al Salón del cómic de Barcelona en bus, al volver, seguía haciéndolo, estuve durante años siguiendo a los autores de El Jueves, especialmente a Monteys, hacía cola para que me firmaran sus tebeos, los «pendones» aquellos que editaba la revista hace años. Albert (Monteys) me contactó por Facebook después de haber hablado con él y haberle dado la murga. Me dijo que le molaba mucho lo que estaba haciendo y que estaban buscando algo así para El Jueves y que hubiera más autoras. Entonces preparé la serie de Marcela, que se publicaba en una sección de autores noveles que eran como cuatro tiras y se iban turnando. Con eso comencé allí, aunque no salías todas las semanas, se iban alternando. Estaban Guille, que ahora es el director y tenía una serie allí, Bernal, Furillo… corría el año 2009. Lo del TMEO fue a finales de 2012, el año que conocí a Mauro Entrialgo y me lo propuso.
ZN: Hablemos de Resaca. En el momento de gestación de Marcela has comentado que tu idea era hacer algo parecido al Pobre Cabrón de Joe Matt, basándote en autovivencias. Haciendo ese autoanálisis ¿Eres muy crítica contigo misma? ¿Funciona la autohumillación a modo de catarsis?
M.M.: Yo pensaba que la autohumillación iba a ser más fácil, porque yo, cuando hablo, te puedo contar toda mi vida y me autohumillo mucho más que cuando te tienes que parar a pensar lo que estás dibujando y empiezas a hacerlo. No es tan fácil y esto tiene mucho que ver con la charla que he dado en el Salón del cómic de Getxo sobre “los límites del humor” que nos han impuesto o nos hemos autoimpuesto las mujeres. Como había leído Pobre cabrón de Joe Matt, yo quería hacer una serie de este estilo, pero también algo parecido a Tato, que salía todo el día de juerga y follando. Mi idea era hacer un Tato que fuera yo y contando un poco mis aventuras, los chicos con los que me liaba… cosa que me duró un mes porque me eché novio (risas). Yo quería hacer como un experimento, pero como tardé poco en echarme novio, me tuve que inventar a los tíos que se follaba Marcela. Entonces, en el momento en que te dibujas vomitando, en pelotas o dando asco… al principio, yo tenía 24 años, eran mis primeras publicaciones, las iba a ver todo el mundo… Me acuerdo cuando me dijo mi madre “enséñame lo que estás preparando para El Jueves” y yo me dije ¡hostia puta! “tranquila mamá, cuando salga publicado, ya lo verás”. Entonces tenía esa vergüenza, que ahora ya no, de dibujarme en bolas. El lenguaje daba igual, pero el hecho de dibujar a un personaje que se pareciese tanto a mí contando experiencias propias… Así que al final en Resaca hice un poco de trampa en ese aspecto. Ahora leo Resaca y lo veo súper naif. Aunque salga Marcela potando o en bolas, me parece muy poco macarra al lado de lo que a mí me hubiera gustado hacer. Me lo pareció ya en el momento que lo publiqué. Me hubiera gustado soltarme un poco más pero ya es algo como interiorizado que tenía entonces y que me daba más palo. Ahora podría hablar de otra manera. También ahora tengo diez años más y me la suda todo un poco. Esto ya sabéis que con la edad… los abuelos ya dicen unas burradas que lo flipas. Cuando sea una vieja va a ser esto la hostia, voy a hacer un cómic más punk… (risas).
ZN: Queremos creer que Joe Matt no es así, aunque cuando entrevistamos a Seth, nos dijo que sí que lo era
M.M.: Igual es más asqueroso, o menos. Como aquí cada uno es un poco el concepto que tenga de uno mismo, o las mierdas que tenga en la cabeza… pero no sé… un poco pajero sí que será. ¡Hola Joe Matt! (risas)
ZN: Al margen de su rentabilidad, has comentado que te adaptabas mejor a la página entera e ir haciendo chistes, ya que te parecía más curioso que una historia larga. ¿Sigues teniendo el mismo pensamiento?
M.M.: No, ya no pienso lo mismo. Después de tres años haciendo series semanales en El Jueves, y eso que con Dolores y Lolo me hace los guiones Ivan Batty… sí que es verdad que cuando llevas tanto tiempo ya haciendo una página autoconclusiva… Resaca era así, Desastre era más narración, y ahora tengo más ganas de experimentar. Supongo que también es una evolución. Al final te cansas de hacer siempre lo mismo. Si ahora por ejemplo me pego tres años haciendo una historia larga, luego diré “buf, qué ganas tengo de hacer una viñeta sola”. Un poco eso, ir probando para no aburrirte.
ZN: El año pasado, en el Astiberri Show de Madrid, le comentaste a Borja Crespo que la génesis de Desastre iba a ser muy distinta. La protagonista iba a ser una extraterrestre que venía a la Tierra por los viajes gratis… ¿Puedes contarnos un poco más?
M.M.: Me inventé una historia, que luego cambió bastante. En vez de suceder en La Tierra, como era una historia un poco personal, quería separar las cosas. La vida en las provincias, o en una ciudad pequeñita que es como un pueblo, es como un pequeño planeta aislado del mundo. Yo me sentía en Huesca un poco así, en ese momento. Ahora vuelvo a Huesca y es otra cosa diferente. El cómic en vez de Desastre, se iba a llamar Templanza. Luego me di cuenta de que ya había algún cómic que tenía un planeta llamado así. Era un planeta en el que todos los habitantes iban con los mismos cortes de pelo, todos siguiendo una forma de comportarse, eran muy comedidos… Desde que se echaban novio ya era para siempre, nunca cambiaban de novio… Mi protagonista iba a empezar a dejarse el pelo largo, a hacerse una coleta, lo dejaba con el novio… rompiendo un poco con las reglas. Este planeta, Templanza, conocía La Tierra pero no quería saber nada de nuestro planeta. Pero La Tierra, de repente, descubre Templanza e intenta contactar con ellos y, para que vinieran, les ofrecen alquileres gratuitos. Era un poco la misma historia que sucede en Desastre. Una chica conociéndose a sí misma, aunque fuera una extraterrestre, un poco mezclándolo con las costumbres de La Tierra y que al final, se iba encontrando… lo dejaba con una persona… dejaba su planeta… Los duelos diferentes que existen cuando dejas algo. Me dijeron que lo hiciera un poco más parecido a Resaca y con eso entendí que tenían que ser páginas autoconclusivas. Por eso Desastre tardé cuatro años en acabarlo porque lo empecé a hacer de una manera cambiando lo que yo había pensado. Luego pensé que era una mierda lo que estaba haciendo, lo volví a empezar… Al final Desastre salió muy guay. Está mal que yo lo diga, pero me gusta mucho el resultado. Aunque los dos primeros años fue un puto caos. Además, justo me mudé a Bilbao y fue todo muy loco.
ZN: ¿Has leído Intensa, de Sole Otero?
M.M.: Sí, de hecho, cuando me lo leí me recordó mucho a lo que yo quería hacer con Desastre. Además, se lo dije a Sole. Lo que pasa es que ella no se había leído Desastre. Pero sí que tenían mucho rollo parecido. Es cierto que yo nunca hubiera dibujado a una extraterrestre así, sino más humanizada, pero sí que cuando lo leí dije “¡Hostia! Se parece mogollón a lo que yo quería hacer” y al final tienen mucho en común. Sole es una pasada la evolución que tiene. Acaba de ganar el Premio Internacional de Novela Gráfica Fnac-Salamandra. Me encanta lo que está haciendo ahora.
ZN: En Desastre, tu primera historia larga, no dejas de lado el humor, pero la historia es mucho más profunda. Es una obra que remueve nuestro interior. ¿Los felices años 20 se van difuminando? ¿Sigues coleccionando ponys?
M.M.: Este año he retomado un poco la colección. Había parado porque, claro, en el momento que me mudé a Bilbao no me traje todas las pertenencias locas. Ahora que me voy a ir a vivir a un piso nuevo me los he traído de Huesca. Tengo unos 100 ponys y espero tener más. He aprendido técnicas para lavarles el pelo y peinarlos para que queden muy bonitos. Los tengo en una vitrina. Me hacía mucha ilusión antes cuando venía la gente a las firmas en los Salones y me regalaba un dispensador PEZ Ponys o una bolsa de un pony. Así que nada, si esto lo lee alguien y me quiere traer más, yo estoy encantada (risas). Sobre todo, los de los años ochenta (de cuando yo era pequeña) que son los que me molan. Luego os enseño unas fotos.
ZN: Decía Diego en su reseña de Zona Negativa, que en Desastre podemos observar una evolución lógica en el apartado gráfico, suavizándolo para acercarlo a la BD más intimista. ¿Cuesta deshacerse de esos brazos imposibles?
M.M.: No, la verdad es que, como comentaba antes, es una evolución que sale un poco sola. También es verdad que la gente ya me reconocía por los brazos de espagueti, pero me cansé de que la gente me dijera cuando hacía uno con codos: “Ah ¿Pero sabes dibujar codos?” y yo “Joder, claro que sé que dibujar codos, por eso los deformo. Si no, haría una mierda.” También los personajes son cada vez más redondos. Marcela era como más delgada. Si que es verdad que durante el proceso del cómic tuve bastante ansiedad y, además, viviendo en Bilbao zampé un montón. Yo también había ganado peso, entonces mis personajes engordan según lo que yo pienso que me he engordado. No que yo me haya engordado, sino mi ida de olla de decir “si yo me engordo, mis personajes también”. Berta está menos gorda al principio que después. En mi proceso la fui engordando tanto que mi novio me decía “¿Pero a Berta qué le das de comer?” (risas) Así que fui engordando al personaje, pero también a lo largo del cómic está más segura de sí misma. No lo digo como algo negativo. A mí me divierte más dibujar jamones bien grandes.
ZN: ¿Cuál crees que es tu siguiente paso evolutivo a nivel de dibujo?
M.M.: Ahora estoy jugando un poco más con las perspectivas. No quiere decir que antes hiciera personajes más planos (gráficamente hablando quiero decir) pero sí que estoy intentando diferentes poses. Siempre hay evolución. Pero eso nunca se sabe. También hay veces que ves algo o lees algún cómic o libro que te marca en algún aspecto. Al final, la gente que nos dedicamos a dibujar, estamos todo el día viendo dibujos de otras personas… viendo exposiciones… viendo arte. Estamos recibiendo exposición todo el rato y, al final, lo acabas aplicando. Muchas veces, y generalmente, sin darte cuenta de lo que estás absorbiendo. A mí me pasa mogollón, que me dicen “este dibujo tiene mucho de tal” y pienso “hostia, pues sí que es verdad”. Haces fusiones locas al final (risas).
ZN: Te caracterizas por utilizar un humor muy basto, a veces escatológico ¿Alguna vez has evitado plasmar algo en viñetas por miedo a pasarte o crees que no hay que poner límites a la creatividad artística?
M.M.: A mí me hace mucha gracia lo del humor garrulo, pero depende como lo leas puede quedar mal. Es un humor más bruto, garrulo puede sonar un poco más despectivo. Yo creo que es un humor basto pero que lo mezclo con humor inteligente, que es lo que realmente me divierte. También me gusta soltar burradas de caca, culo, pedo, pis y no tiene que ser inteligente. Respecto a lo que me preguntas, cuando dibujo no me suele pasar, pero cuando voy a poner algún comentario en Twitter, sí. Sobre todo, contestando a gente y, sobre todo, si me acabo de levantar de la siesta. Pero para dibujar, es lo que comentaba antes, hace años sí, cuando tenía 24 años según qué cosas me daba más vergüenza dibujarlas por lo que pudiera decir la gente que me conocía (además de Huesca), de mis padres, de mi familia. Pero ahora ya después de haber publicado Resaca y Desastre, que mis padres se los han leído y ya saben de qué va mi rollo, yo no tengo que justificarle nada a nadie. Y si se lo tengo que justificar, pues que se joda. Quiero decir que yo, al final, voy a dibujar lo que me dé la gana, siempre dentro de lo que yo creo que tengo que hacer.
ZN: ¿Crees que cuesta más reírse del mundo actual o hacer reír a la gente?
M.M.: Lo que cuesta más es que no salte la peña con gilipolleces. Hacer reír, haces reír. ¿Qué haya gente que se ría y no lo vaya a admitir? Lo bueno de las publicaciones en papel es que no va a tener tanta crítica negativa porque no llega a todo ese público que no leería la revista en la que estás publicando. Por ejemplo, a un facha le llega no sé qué porque lo han retuiteado, porque si no, nunca le habría llegado. Él nunca se compraría El Jueves, Mongolia o TMEO. Si que es verdad que ahora, a la mínima tontería, te van a saltar.
ZN: ¿Qué autores sigues en la actualidad? ¿Cuál es el último cómic que has leído?
M.M.: Albert Monteys, que no lo he dejado de seguir nunca. Sigo a muchas autoras también. Aroha Travé, que ha publicado ahora también Carne de cañón en La Cúpula y me parece brutal, de las autoras que más me han sorprendido en los últimos años. Es acojonante. A mí me ha gustado siempre mucho el underground y la tía tiene un humor que me encanta. Luego sigo mucho también a Genie Espinosa, que todavía no ha sacado cómic pero que publicará uno próximamente con Sapistri. Me parece una pasada todo lo que dibuja, lo que evoluciona su estilo en muy poco tiempo. Es tremenda, es la caña. También me he leído últimamente de una compañera a la que sigo por redes, Elisa Riera, que ha publicado hace poco y es muy divertido.
ZN: ¿Cómo ves el estado de forma del cómic español en la actualidad?
M.M.: Pues creo que hay muchísimo movimiento, hay un montón de cosas nuevas. Se está publicando un montón, igual incluso demasiado para abarcarlo. No porque todo el mundo no merezca ser publicado, sino porque dices “a ver tíos, que no tengo pasta”. Me acabo de acordar de un cómic que me ha encantado últimamente, el de Pep Brocal de Inframundo. Ese y el de Aroha Travé, de los cómics que mas me han gustado de este año. Volviendo al tema del estado de forma del cómic español, hay un montón de gente haciendo cosas súper diferentes y me encanta. El único problema es que no suben nuestros honorarios. Las tiradas suben y se venden, pero al final venden mucho los autores que ya tienen su prestigio (Albert Monteys, David Rubín…). Y yo no me puedo quejar porque además Astiberri hace un trabajo de promoción genial. No tengo ninguna queja y, además, estoy encantadísima. Pero si que es verdad que seguimos cobrando poco, en general, el mundo del cómic. Al final veo que las distribuidoras y otras personas se llevan más pasta. Lo digo también como librera que he sido. El reparto no me parece justo. No creo que sea culpa tampoco de las editoriales. Las que más pagan hacen hasta donde llegan. Si que es verdad que se paga más a la gente que trabaja en televisión que a un dibujante y eso me parece injusto también (risas). Esta menos valorado, pero, joder, por eso hay tantos dibujantes que acaban en televisión haciendo stand-up o dando talleres.
ZN: En el cine eres una apasionada de las películas del estudio Ghibli. Si tuvieras que ver alguna obra tuya en la pequeña pantalla, ¿preferirías que la adaptación fuera animada, en acción real o te es indiferente?
M.M.: El año pasado me seleccionaron en un concurso en el que Desastre quedó finalista para hacer una película, lo que pasa que luego no ha salido nada. Y si que es algo que pensaba ¿me gustaría verlo animado o en acción real? Me haría ilusión verlo con personas. No sé por qué. Mi cómic es cotidiano. También me lo imagino rollo Los Simpson, en una serie cortita de 20 minutos. Pero claro, es tan difícil traspasar el lenguaje del cómic, la lectura de los tiempos, a una serie. Tiene que ser raro. Ya lo decía Monteys. En la página web de El Jueves hubo una temporada que hicieron series con las series dibujadas y no funcionaban igual, porque tienen otro ritmo. En las series animadas y en las pelis mete mano tanta gente que no es lo mismo que cuando tú te gestionas tus guiones, tú te los dibujas… Entonces, ya que cambiamos tanto, me gustaría que fuera de acción real.
ZN: ¿Y te habías imaginado alguna actriz en concreto para el papel de Berta?
M.M.: ¡Pues sí! Había pensado en Anna Castillo, que es una chica que me encanta. Lo que pasa que esta está más delgadita que Berta (risas). Para Marcela me imaginaba a alguien más loco, como está que habla así (imita a Macarena Gómez) y hace siempre papeles de pirada.
ZN: Siguiendo un poco con esto de cómic y cine, ¿Qué cómic que no fuera tuyo te gustaría que se llevara a la gran pantalla?
M.M.: Ninguno (risas). No, es broma. La verdad es que no sé. Excepto los cómics propios que tienes un poco la fantasía de verlos en película, un poco por el ego tuyo (en plan, me quieren hacer una peli del cómic). Si que es verdad que a mí me gusta tanto el lenguaje del cómic, que no veo que tenga que ser obligatorio el hecho de adaptarlo a cine. Ahora que hemos hablado de Inframundo, es un cómic que me parece muy chulo pero que no sé hasta que punto funcionaría en peli porque tiene tanto lenguaje de cómic… es tan maravilloso… También te digo que pelis basadas en cómic como Ghost World o Scott Pilgrim, me las he tragado todas. El cómic de Scott Pilgrim me encantaba y luego la peli… bueeeeno. Siempre me pasa igual. Es un poco lo que hablábamos antes. Mete la mano tanta gente que pierde la esencia un poco de lo que quería hacer el autor. Muchas veces se acaba perdiendo el tono, como lo que le ha pasado a la de Paco Roca (Memorias de un hombre en pijama). Supongo que, si hicieran uno mío, también se perdería la esencia, pero si me pagaran mucho dinero, me daría igual. “¡Hola productores! Pagadme dinero, que me acabo de hipotecar.” (risas).
ZN: En el último año hemos estado en las presentaciones de cómics creados por Marta Alonso Berná, Laura Pérez o Sole Otero. Es obvio que cada vez las mujeres están teniendo un mayor peso en el mundo de los cómics. ¿A qué crees que se debía esta falta de representación?
M.M.: El cómic de Marta (Bárbara Maravilla) está muy chulo. Mira, de ese sí que podrían hacer una película, me pega bastante. Ahora mismo hay un montón de compañeras sacando cosas muy interesantes. A Flavia (Banana) también la sigo un montón. La falta de representación se debía a que, desde el principio de todo, la sociedad y la educación han sido machistas. La mujer se dedicaba a hacer otro tipo de humor, humor blanco, formalito y que no despeine a nadie y contaban otro tipo de historias (Hablo de las primeras mujeres creadoras). Yo me acuerdo de cuando empecé a ir a Salones del cómic, tenía unos 15 o 16 años, de esto ya hace mucho, eran todo machorros. Cuando empecé a publicar en El Jueves en el año 2009, hasta entonces sólo lo habían hecho Mariel (Soria) y Maitena. Entre nosotras tres, hay bastantes generaciones en las que seguro que ha habido mujeres haciendo cómics. En Estados Unidos había un montón de mujeres haciendo cómic underground y en España estaban Marika Vila, Laura Pérez Berneti (que no hacía underground propiamente dicho). Lo que pasa que yo no las conocía, porque no te llegaba la información tan fácil. Yo lo que siempre digo es que, antes, todos mis referentes eran hombres. Ahora tengo muchas compañeras que no conocía y se han convertido en referentes. Además, con las redes sociales e Internet puedes investigar mucho más. Yo vengo del underground absoluto (de leer El Víbora, de leer El Jueves y de leer cómic porno). Así que no es que las mujeres no hayamos dibujado, sólo que igual creíamos que este no era nuestro sitio, aunque lo fuese. Esta es una pregunta que me hacen desde que empecé a publicar en el 2009. Antes, en las primeras entrevistas, siempre me decían: “Es muy raro ver a una mujer dibujando cómic”, «Eres la primera mujer haciendo humor escatológico» «No hay muchas mujeres en el medio…». Pues eso era mentira, las mujeres existían, y yo no era la única ni mucho menos. También estaba Bea Tormo, que estuvo en El Jueves y en Orgullo y Satisfacción, estaba Clara Soriano, Mireia Pérez, que por aquel entonces hacía cosas en El Manglar… y te decían “sois pocas”. Todas publicábamos cosas en El Estafador… y te decían “sois pocas”. No, no somos pocas. No eramos pocas. Lo que pasa es que todavía no había llegado el conocimiento a todo el mundo, porque el porcentaje de hombres era mucho mayor y nos eclipsaba. Y ahora hay un montón de mujeres haciendo un montón de cosas que te pueden gustar más, te pueden gustar menos y con las redes sociales eso se unifica y ves toda la oferta que hay. ¡Bendito internet! Publicando en álbumes o publicando en revistas igual no hay tantas autoras todavía, pero, por ejemplo, en El Jueves ahora mismo estamos un montón de mujeres. Está Ana Belén Rivero, que ahora es la directora de la web. Irene Márquez (se me había olvidado citarla antes) que está haciendo un humor negro súper cafre y es buenísima. Está Bárbara Alca… Y que estemos publicando serie en la revista de manera semanal Maribel Carod, Irene Márquez, Raquel Gu y yo. Ana Belén Rivero, Rocío Vidal y alguna otra como Marta Massana, So Blonde o Camile Vannier también publican alguna vez en la revista, pero de forma ocasional. Espero no estar dejándome a ninguna…
ZN: ¿Has sufrido algún tipo de discriminación en esta industria por el hecho de ser mujer? (incluyendo a los propios lectores)
M.M.: No, la verdad es que siempre me han tratado muy bien. No he tenido nunca ningún problema en los ambientes que me he movido yo. Por ejemplo, en El Jueves me han tratado genial y la editorial igual. Si que es verdad que cuando iba a la JOSO algún tío decía “es que las mujeres dibujáis mal” o cuando estaba en la librería, había gente que no sabía que era la autora, además de la dependienta y a veces decían “ah no, que esto es para chicas”. Lo del humor para chicas es algo que nos ha hundido en la miseria hasta que ha empezado esto a resurgir un poco. Dan por hecho que algo que está hecho por una mujer no puede tener el mismo humor que puede tener un hombre y eso es absurdo, como si un cómic de fútbol fuera sólo para tíos, las obviedades de siempre. Pero bueno, en general nunca me he encontrado ningún problema. Tengo un montón de lectores y lo que si que me ha gustado es que en los últimos años cada vez tengo más lectoras, que es lo que echaba de menos en las firmas de los Salones o en las charlas. Y que cada vez más mujeres te escriban… o que seas un poco referente para ellas y que te pida consejo alguna compañera dibujante… eso está guay.
ZN: Nuestra compañera Mónica Rex comenta que algunos de tus gags sólo podrían haberlos escrito una mujer porque hablan de lo que es serlo. ¿Cómo influye el hecho de que seas mujer en tu obra?
M.M.: Hombre, esto es como todo. En mi obra influye que soy mujer, que soy española, que soy de una ciudad pequeña, que soy de una clase media-baja… más bien baja. Pero todo influye porque al final todo lo que es tu educación y todo lo que tú eres, influye en tu obra. Yo soy mujer y en mi obra se nota que soy mujer, pero porque soy mujer. He tenido una educación cristiana, aunque ahora ya he apostatado, pero todo influye al final. Si yo me hubiera criado en Japón, o me hubiera criado en Marruecos, igual mi humor no sería el mismo. Igual que a veces hago chistes que en Aragón hacen mucha gracia (aunque ahora hago más humor centrado en las redes) y en el resto de los sitios no los acaban de entender. Si ya entre provincias el humor parece diferente, entre países… Parece que me he ido del tema, pero no, porque yo creo que es un poco lo mismo. También es verdad que he tenido una educación machista, como todo el mundo. Si que es verdad que no he sido la típica niña que ha ido con vestidos, yo siempre he estado más bien en chándal y retozando en el barro. Yo he sido muy de pueblo, entonces también es verdad que mi humor, hasta que no fui realmente adulta y lo publiqué y la gente me comentó sobre lo que yo hacía, tampoco me daba cuenta de que igual mi humor no era “lo que tendría que hacer una chica”. Por eso algunas veces me he encontrado con malentendidos.
ZN: Te mueves a la perfección en lo cotidiano ¿Te gustaría hacer otro tipo de cómic en el futuro? ¿Tocar otro tipo de géneros?
M.M.: Pues siempre pienso en eso, pero siempre acabo tocando lo cotidiano igual. Quiero decir, si te hago un cómic de ciencia ficción va a tener cotidianidad igual, si te hago uno de terror, va a ser igual… No sé vivir sin lo cotidiano, es algo de lo que me nutro porque es lo que vivo cada día y realmente es con lo que me siento mucho más cercana a la gente. También, como dibujante, muchas veces he dibujado por catarsis, por expulsar mis demonios, y cuando te encuentras con gente que se ha sentido identificada, te sientes bien. Jugar con lo cotidiano hace que yo esté más cerca de la gente y la gente más cerca de mí, y que la gente te entienda más. Por ejemplo, con Desastre yo solté mi mierda, y mi mierda os hizo daño a vosotros (le confesamos que nos removió por dentro), pero bueno, os la coméis (risas). Joder, pero sí que es verdad que cuando empecé a hacer el cómic no pensé que me iba a doler tanto hacerlo. Tuve hasta un sueño revelador cuando lo acabé, que fue algo así como cerrar un ciclo, una movida muy loca. Así que, lo siento mucho, pero os seguiréis comiendo mi mierda mientras me sigan publicando (risas).
ZN: En Dolores y Lolo, Iván Batty y tú sois las dos caras de una misma moneda ¿Cómo surgió esta colaboración?
M.M.: Esto lo suele contar mejor Iván porque a mí se me suele olvidar algún dato. Yo ya estaba en El Jueves, aunque no tenía serie semanal, y publicaba de vez en cuando. Yo ya estaba en Bilbao y conocí a una chica haciendo aquagym en el gimnasio que resultó ser la pareja de Iván. Esto era como junio, y en octubre me llama la compañera y me dice “oye mira que te tengo que proponer una cosa”. Iván había trabajado para TVE, ETB, guiones para obras para teatro… -no había hecho cómic hasta entonces y escribía en una revista de salud de RBA-. La dueña de RBA, que lleva también El Jueves ahora, contactó con Iván porque estaban metiendo a gente que hiciera cosas diferentes. Metieron entonces a otros autores, que no duraron mucho y cambiaron un poco el humor de la revista, tocando más temas. Contactaron con Iván, y él necesitaba una dibujante porque quería que fuera una mujer (además los personajes iban a ser mujeres). Iván contactó conmigo porque ya conocía mi curro. Además, estábamos los dos en Bilbao, que siempre facilita las cosas. Aunque ahora te puedes conectar por Skype, si hay algún problema siempre es mejor quedar para tomar un café, debatir… Con Iván, íbamos a crear una serie que no tenía nada que ver con Dolores y Lolo. La historia iba a girar alrededor de una casa okupa, pero ya estaba Pablo Arkada y no podíamos meter más gente okupa. Entonces nos sugirieron lo de la abuela y nos quedamos con el personaje de Lolo, que antes se llamaba de otra manera. Estuvimos como 3 meses preparando la serie. Te decían “prepárame 4 páginas” “no, tantas viñetas, no” “estos personajes sí, estos no”. Fue un proceso largo y al final se quedaron con Dolores y Lolo que en el tomo primero podéis ver que al principio son tiras, luego empiezan a ser páginas… luego empezamos a jugar ya más con la página…
ZN: ¿Qué tal han funcionado las ventas? ¿Seguirá Astiberri publicando la serie?
M.M.: Ahora estamos preparando ya el siguiente tomo. Ha tenido muy buena aceptación, la verdad. Hay mucha fan de la abuela, sobre todo, y la vamos a seguir publicando. En marzo del año que viene sale el tomo 2. Llevamos ya 183 páginas de Dolores y Lolo, 3 años y medio publicándolo en El Jueves. Está guay y estamos muy contentos. Además, como salen personajes tan diversos porque tenemos a la pandilla de las abuelas, luego está la pandilla de amigos, amigas y amigues de Lolo… tratamos muchos temas, hay sexualidades muy diversas, incluso está la dominatrix que está enamorada de la abuela.
ZN: ¿Alguna posibilidad de que se publique tu obra en el extranjero?
M.M.: De momento no. Resaca ya te digo yo que no, salvo que gane algún día un premio nacional (risas) y de repente digan “vamos a publicar toda su obra”. Resaca ya me lo rechazaron en Francia porque, sí que es verdad, allí ya habían hecho muchas mujeres algo parecido antes que yo. En España fue como más novedoso, pero en Francia ya llevaban un poco más de carrerilla. Desastre se ha estado presentando, pero no sé nada. No hemos tenido respuesta todavía. Y Dolores y Lolo a ver si lo movemos este año en Angouleme, que Iván quería ir. Yo no creo que pueda, el año pasado ya lo tuve que cancelar porque también tenía que acabar unas entregas y no me dio tiempo. Así que a mí me gustaría mucho publicarlo, pero si no tiene que ser, ya será otro.
ZN: ¿Te has planteado volver a hacer un cómic con Marcela (Resaca) de protagonista?
M.M.: Pues siempre tengo mis dudas porque Marcela es Marcela y, joder, si vuelvo con ella ¿Qué hago? ¿Ha pasado el tiempo y simplemente sigue igual? ¿Le pongo una hija? No lo sé. Hay veces que quiero seguir con ella. Hubo un tiempo que pensé “a tomar por culo Marcela, no quiero volverla a ver” porque era un personaje por el que me preguntaban “¿Pero eres tú?” y yo… “no, no soy yo… sí, si soy yo” Tenía una confusión mental ya… (risas) que por eso tuve que dibujar a Berta que no era, físicamente, para nada yo. Berta tenía mucho más de mí psicológicamente que Marcela, pero al final yo tengo aquí una movida mental… Menos mal que Dolores y Lolo son de los dos (Iván y mío). Pero bueno, de momento Marcela está parada y si sigo adelante con ella, ya se verá.
ZN: ¿Cómo te sientes más cómoda, trabajando sola o formando equipo con otro autor? ¿Repetirías experiencia en el futuro?
M.M.: A ver, yo a Iván le quiero mucho y trabajo muy a gusto con él porque es muy comprensivo. Además, meto mogollón, mogollón, mogollón de mano en los guiones porque él me los pasa y yo les cambio cosas. Es súper comprensivo y lo acepta. Bueno, también teniendo en cuenta que yo llevo muchos años haciendo cómic y él tenía experiencia en guiones de tele… que no es lo mismo. Los tiempos y todo son diferentes. Él me hace caso porque sabe que yo también tengo idea de lo que estoy diciendo. No sólo por mi capricho de “no, esto no lo quiero así”. Pero si que es verdad, que al final lo que mola, cuando eres una persona que te gusta contar historias, prefieres hacerlo sola. Me salva mucho el culo hacer las páginas con Iván, porque semanalmente es un rollo pensar una historia, es un reto. Si que es verdad que, si lo tuviera que hacer, igual me saldría mucho más fácil. Esto es como salir a correr, o hacer ejercicio. Pero sí, me gusta más trabajar sola. Y no sé si podría trabajar con otra persona que no fuera Iván. Seguramente me adaptaría. Cuando me han hecho encargos también me adapto, pero prefiero trabajar sola. Me apaño yo mejor.
ZN: Ha sido el ZN20 años y una de las iniciativas que hemos tenido ha sido entrevistar a todos los redactores con un cuestionario base. Recogiendo algunas de esas cuestiones, nos gustaría preguntarte lo siguiente:
ZN: ¿Tienes alguna viñeta en la que te veas representada? (ya sea como autora o como lectora)
M.M.: Estaba pensando en una de Marcela potando en un váter, metiendo la cabeza dentro, mira el nivel (risas). Como os decía antes, en muchas viñetas de Flavita o en muchas de las viñetas que leo, porque normalmente compro mucho cómic costumbrista también, es a lo que más oportunidad le doy porque al final me siento identificada con la mayoría de cosas. Al final, lo que te gusta dibujar también es lo que te gusta, más o menos, leer. Yo leo de todo, pero al final si tengo que pagar por un cómic, me voy a comprar algo cotidiano, seguro. Me siento representada en viñetas, pero no os se decir exactamente de qué cómic.
ZN: Cuéntanos cual ha sido tu mejor experiencia como autora de cómics y cuál la peor.
M.M.: Las mejores muchas, no os puedo decir sólo una. Como autora de cómics, primero conocer a un montón de gente a la que he idolatrado durante años y ser su amiga ahora mismo como Albert Monteys… ir conociendo ahora a Flavia, a David Rubín, a todas las autoras… Luego también están los momentos de compartir, cuando sacas un cómic nuevo, que lo pasas fatal porque piensas que esto va a ser una mierda y empiezas a tener miedo de lo que vaya a pensar la gente, de lo que se vaya a crear en su cabeza. Pero luego me gusta mucho cuando la gente me comparte sus historias o me cuentan “oye, pues me ha hecho daño tu cómic, pero por esto o por aquello”. Me parece bonito que compartan su intimidad conmigo. Me gusta mucho ver cómo han ido creciendo las autoras en el mundo del cómic. El año pasado, por ejemplo, Ana Peñas ganó el Premio Nacional del Cómic y luego el del Salón del Cómic. En el Salón estuve firmando con Liv Strömquist, que acababa de dar a luz y tenía al bebé y le estaba dando el pecho mientras esperábamos en las firmas. Me pareció maravilloso. Me encanta firmar con compañeros, pero ver el crecimiento que ha habido de autoras y de compartir cosas, es muy guay. Y luego, claro, las presentaciones para mi eran un infierno al principio y ahora me encantan. Estoy en mi salsa total. Que te venga a ver tu familia y que vean que estás publicando un libro (la primera vez que publicas un libro que dicen “bueno, al final ha conseguido acabar algo”). Esto es realmente lo que quería hacer y demostrar que podía terminar las cosas, tanto a la gente como a mí misma. Cuando tienes una profesión así, que la gente no sabe lo que estás haciendo hasta que no ven un libro… Publicar en El Jueves también fue la hostia, cuando me llamó Monteys aquella vez… mi primera tira publicada en El Jueves… la primera vez que abrí mi libro y lo olfateé como un perrillo… viajar para hacer las presentaciones… conocer gente, conocer sitios… el año pasado que me invitaron a Galicia para el Festival de Viñetas… muchas cosas buenas, me da la vida el cómic.
Y malas… no te sé decir. Bueno sí, alguna vez que piensan que por hacer cómics de pollas tienes ganas de follarte a cualquiera que te escriba. Tuve un acosador que me estuvo jodiendo por Twitter un par de años. Eso yo no sé si era por el tema de publicar, porque ese tío era de Huesca y una vez tuve un comentario hacia él que no le gustó (no que fuera malo, pero se lo tomó mal). Ese acoso que al final sufres por ser tía, no por publicar. Y cuando me escriben para pedirme trabajo gratis también los mataría, pero bueno, eso también viene con el oficio. ¿La difusión? Voy a pagar yo mi hipoteca con la difusión (risas).
ZN: ¿Cuál es el cómic más valioso que tienes en tu biblioteca?
M.M.: A nivel emocional, el cómic de Blankets me lo compré nada más empezar a vivir en Barcelona cuando me fui a estudiar a JOSO. Es de mis cómics favoritos. Me costó mucho dinero pagar ese cómic, no sólo porque valía 35 € sino porque yo entonces no tenía un nivel adquisitivo muy alto. Blankets tenía cosas en lo referente al cristianismo en los que me veía representada, no tan exagerada porque hay un punto en el que dices “a ver Craig Thompson, tranquilo, vale ya”. Me lo firmó el propio Thompson y es muy valioso para mí. También hay otros que no vendería por nada del mundo. Hay otros que sí que vendo en Wallapop… (risas malignas)
ZN: ¿Cuáles han sido los cómics que más te han marcado y cuál has leído mil veces?
M.M.: Blankets me lo he leído varias veces, aunque lleva un rato… Pobre Cabrón de Joe Matt también me marcó… todos los de Odio de Peter Bagge, me marcaron muchísimo. Me flipa, además me acuerdo de que me compré los tomitos cuando vivía en Barcelona en una tienda que se llamaba La Perra Comics que estaba al lado de Sants y nos hacían descuento a los de la JOSO. Me los llevé todos. También me ha marcado mucho Jamie Hewlett, el autor de Tank Girl, pero sólo en el dibujo, porque los cómics eran de un absurdo que lo flipas.
ZN: Para terminar, nos gustaría que nos hablaras de tus próximos proyectos
M.M.: El segundo tomo de Dolores y Lolo, que es lo que estoy acabando, y luego tengo dos proyectos que tengo que hacer, pero que prefiero no ser bocachancla porque como no sé cuál de los dos haré, o si haré los dos, o al final diré “¡a la mierda!” y haré otro diferente. Si os dais cuenta con Desastre, en la contraportada de Resaca pone: “a la venta en 2016” y lo saqué en 2018. Así que, de momento, iré haciendo Dolores y Lolo, acabar el tomo y presentar algo para las ayudas del Gobierno Vasco, que tengo ganas de presentar un proyecto y a ver si… tengo un poco de panoja.
ZN: Muchas gracias por tu amabilidad y simpatía
M.M.: Nada, a vosotros.
RESEÑAS EN ZONA NEGATIVA DE OBRAS DE MAMEN MOREU:
Pedazo de entrevista, enhorabuena.
Muchas gracias. El merito es de Mamen.
Genial la entrevista
Aparte de ser interesantísima, tiene pinta de ser muy divertida 😀