Un misterio que cualquier enamorado del true crime tendría que conocer. El misterio del paso Diátlov (Norma Editorial) es una gran reconstrucción de la incógnita que continúa siendo la noche del 1 de febrero de 1959. Nueve jóvenes alpinistas que salieron a la desesperada de su tienda a cuchilladas, semidesnudos, descalzos y a -40 grados en el corazón de los Urales. Algunos de los cadáveres encontrados sufrían golpes violentos inexplicables y otros presentaban altas trazas de radiación.
El investigador del caso, Lev Ivanov, no encontró la verdad, quizás porque la investigación fue entorpecida por la KGB. El guionista Cédric Mayen y su dibujante, Jandro González, autor de La Vampira de Barcelona (Norma Editorial), han plasmado el misterio con detalle. Hacen una reconstrucción cuidadosa de la investigación, del testimonio del único superviviente y el día a día de estos jóvenes mediante sus fotografías. Está muy bien documentada. Casi da la impresión de ser testigo del sucedido. Casi. Al fin y al cabo, la verdad del caso todavía no ha visto la luz. Y quizás esta es su magia.
Jandro González, «El misterio del paso Diátlov»
¿Qué te llevó a interesarte por el caso Diátlov? ¿Lo conocías de antes?
Lo conocía. Cuando Cédric me lo propuso, entre muchas posibilidades, dije que sí. El poder hacer esta historia… “Y tanto, hagámosla”, dije. Venía arrastrando las ganas después de la Vampira Barcelona de volver a trabajar en misterios de estos. Y para mí, si este no es el más importante del siglo XX, no sé cuál es. Ya después de esto no sé qué misterio se pueden tratar, porque este lo tiene todo. Es el más redondo que existe.
Es un misterio que ni siquiera se sabe la verdad de él.
Por supuesto, por eso se queda en el imaginario colectivo. Fíjate que si tuviera una explicación sería un caso más. Una tragedia en una zona de nieve y ahí se quedaría. Se convierte en un ‘Expediente X’ precisamente por la imposibilidad de darle una explicación lógica. A día de hoy es imposible dársela.
¿Perdería la magia si se conociese el caso de verdad?
Perdería el interés. Sería más un caso que conocerían tal vez los montañeros expertos. Y la gente experta en el tema, pero precisamente salta a nivel popular por el hecho de no estar explicado y de tener tanta controversia y tantas pistas que no llevan a ningún sitio. Eso es lo que lo convierte en algo súper atractivo para cualquier público, aunque no te guste el montañismo, aunque no te guste la nieve y aunque no te guste el excursionismo. Solo por lo raro que es ya atrae.
¿Cómo fue reconstruir este caso real, del cuál no se conoce con exactitud lo que sucedió?
Ahí juega un papel fundamental el guion de Cédric Mayen, porque al final es él quien lo pone todo en orden. Crea una travesía y un hilo conductor para explicar todo el caso. Yo tenía la suerte de que había estudiado por cuenta propia y a la hora de ponerme a dibujarlo no me resultaba excesivamente extraño. El guion me pareció natural como lo había planteado estas dos líneas, la del investigador y la de los excursionistas. Hacía justicia a lo que el caso requiere.
Como ilustrador, ¿en qué metiste mano?
El final no estaba cerrado hasta dos meses antes de acabarlo. Cédric tenía la idea escrita de que esto terminara en una tercera línea temporal ambientada en la actualidad en la que un grupo de investigadores, con medios de tecnología moderna, motos de nieve y GPS, viajan a la zona del paso Diátlov e intentan recrear las condiciones para esclarecer qué es lo que pasó. Y casi de casualidad dan con la explicación. Pero él no acababa de ver cómo lo podía meter, no estaba demasiado seguro. Lo hablamos y dijimos “Mira, tío, mejor no hacer esta parte y vamos a dejarlo abierto”. No sabemos hasta qué punto aporta. El dosier que hay al final hace un poco esta parte.
Ese final abierto, dices que os costó trasladarlo. Durante toda la línea del cómic, das pistas de todas las distintas teorías que se han ido elaborando a lo largo de los 70 años. ¿Querías que se vieran todas las posibilidades como las contempló el propio investigador?
Sí, todas estas posibilidades son reales y ocurrieron así. Incluso lo del bólido, el meteorito que cae. Ellos lo vieron y lo documentaron en sus diarios y están puestas en el cómic precisamente porque son todas las hipótesis que Lev barajó. Sobre las huellas, hay una de las fotos de ellos que sale un ser ahí al fondo oscuro entre los árboles. Seguramente será uno de ellos, haciendo el tonto. Es la típica imagen del Bigfoot. De una manera muy magistral a lo largo de todo el guion te las va poniendo estas posibilidades. Incluso los celos románticos. Para que tú antes de llegar al final vayas pensando en ese vergel de posibilidades. Para que el lector se lo plantee en su cabeza. Me parecería algo muy arrogante que llegáramos nosotros e intentáramos a darle una explicación. ¿Quiénes somos nosotros para explicar algo tan tremendo? Esto es el misterio del paso Diátlov. Si metemos al Yeti o a los aliens, ya es otra cosa. Se convierte en un cómic de extraterrestres. Ya es bastante bonito y terrible de por sí como para querer adornarlo.
Mencionabas que se habían recuperado fotografías y se conservaban algunos diarios. ¿Te basaste en ellas para reconstruir las escenas y los personajes?
Por supuesto sí, porque como son nueve, las fotos me ayudaron mucho a reconstruirlos. Me los dibujé previamente antes de empezar para tener claro cómo era cada uno. Más tarde, Cédric me propuso una serie de personalidades para cada uno más estereotípicas para que sea más fácil contar la historia. Al final todos tienen una serie de personalidades que son reconocibles en cualquier thriller.
Durante el cómic se van intercalando las escenas de la investigación con flashbacks de los excursionistas, hay un personaje, Nikolái, que se le ve haciendo fotos al recorrido. ¿La línea temporal se ha construido mediante las fotografías?
Mediante las fotografías y mediante los diarios de Zinaída, la chica de las trenzas que iba escribiendo cada día un pequeño párrafo explicando lo que había pasado en el día. Incluso aquello de que se le quema la chaqueta a uno de los excursionistas, pasó y hay fotos de él con la chaqueta puesta. Todo lo que hay en el cómic, pasó.
¿Entonces esa cotidianidad de la expedición se trasladó en esos diarios?
Exactamente. Y nosotros lo intentamos trasladar en el álbum porque además hacen del viaje algo divertido. Sí, llegó un momento que se lo están pasando, está bien dentro de lo complicado. Está bien que esa se libere un poquito de tensión. Porque sabes que están muertos desde el principio. Eso es lo que genera un poco más de ambigüedad. De, joder, qué viaje tan bonito. ¿Por qué va a terminar esto así?
Hay escenas muy explícitas donde hacen la autopsia de sus cuerpos. ¿Fue desagradable para ti?
Había un momento en el guion que ponía que le abren el cráneo al cadáver de Diátlov. Así, escrito en papel, suena muy bien. ¿Ahora cómo se dibuja eso? ¿Cómo se abre un cráneo, se abre por la mitad o en horizontal? Tuve que buscar imágenes de autopsias, esa tarde fue terrorífica. Es importantísimo focalizarse en los cadáveres, porque la mayoría de pistas extrañas estaban en ellos. Si no hablamos de los cuerpos y no enseñamos los cuerpos, no podemos dar todas las pistas. Como los encontró Lev, el investigador.
El uso del color también se destaca en la obra para separar las distintas escenas, la investigación posee como unos tonos verdosos, las escenas de los excursionistas son más grises y luego el rojo para destacar las escenas cuando son conjeturas. ¿Querías mostrar el grado de información que se poseía en cada momento?
Era súper importante que todo estuviera muy separado. Que tú abrieras el cómic y solo con ver dos páginas supieras, qué momento es este y qué momento es el otro. La parte de Lev es en tonos caquis, fríos, nos pusimos de referencia a la serie de Chernobyl de HBO. Toda la fotografía de la serie, está hecha en estos tonos verdes.
Es un tono muy soviético.
¿Verdad? No sé de por qué queda tan soviético. Luego la otra parte quería representarla para que recordara a las fotografías que hicieron los excursionistas. El blanco y negro de la época, un poco amarillos por el paso del tiempo. Y el rojo, Cédirc me dijo que lo incluyese en la parte verde de Lev Ivanov. No veía el lugar donde meter ese color. Entonces se me ocurrió la idea. Vamos a reservarlo para cuando él está elucubrando y eso te lo separa rápidamente del verde. Es un color opuesto en el círculo cromático. Ahí quedaron bien diferenciados esos tres trozos y si se hubiera hecho la parte final esta que te he contado de ambientada en la actualidad habría sido un color más naturalista.
Se han barajado muchas teorías, desde avalanchas hasta intervención militar. ¿Con cuál te quedas?
No me puedo quedar con ninguna. Me niego, rotundamente, a casarme con cualquiera de las teorías. Por puro raciocinio, si me decanto por una teoría, voy a estar obviando algunas pistas que no entran en esa teoría. Si tengo claro que ninguna va a cerrar completamente el misterio, ¿para qué? Qué me molaría a mí, que hubiera sido los extraterrestres. Que han bajado, les han hecho autopsias y los vuelven a dejar y los irradian. Sería bestial. Me encantaría que fuera eso, pero, navaja de Ockham, seguramente la explicación más simple es la más acertada. Sin embargo, no, no necesito ni un ápice de explicación. Prefiero quedarme con este gran misterio. Pasa lo mismo con Enriqueta, la vampira Barcelona. Nunca sabremos quiénes eran los ricos implicados en el caso. Qué más da, pasemos página.
Si el misterio se traslada a hoy, pues quizá sí que nos interesa saber el quién.
Si hubiera pasado aquí, que, por ejemplo, afectara a nuestra vida hoy en día. A Rusia ahora mismo. Pues entonces tendría interés, pero vete tú a saber. Yo creo que fue algo muy concreto de ese lugar y que estos tíos estuvieron en el peor sitio en el momento no menos indicado. No es una gran conspiración global.
Al final, el casó se cerró, Lev se escabulló lo que pudo de la burocracia del KGB, pero tuvo que cerrarlo. ¿Durante el comic vemos la soledad del investigador, te acompañó a ti también?
Si, este tipo de personajes me recuerda mucho a cuando hicimos la Vampira, al juez de Prat, se quedó solo y era el único interesado en buscar la verdad. Le pasa a Lev Ivanov. Al final del álbum se ve como le acompañan los muertos. Es un personaje interesante. Además, de como llega al caso. El KGB llegó a su casa y lo secuestró para que lo investigara. Sin opción. Le dicen coge ropa de abrigo porque te vas ya a los montes Urales. En él se sostiene la historia. Y al final él es el que cierra el caso en esa época sin explicación. Él lo cierra diciendo que una fuerza poderosa, los mató. En 2014, el gobierno ruso cerró oficialmente el caso. Una avalancha. Obviamente, querían pasar página. Dejar de hablar de ello. Esto a las familias de los alpinistas les enfadó.
Si ahora mismo Lev siguiera vivo y viera que se sigue investigando el caso, ¿qué pensaría?
Yo creo que el hombre fliparía sabiendo la trascendencia que ha llegado a tener. Y estoy seguro de que, si viviera ahora, el tío no pararía, utilizaría las nuevas tecnologías para intentar seguir investigando. Tenemos el testimonio del único superviviente, Yuri, quien da la vuelta antes de emprender el ascenso por una ciática. Murió hace unos pocos años y lo arrastró toda su vida. Llegó a vivir en tiempos modernos y supo la importancia que llegó a tener el caso. Se convirtió en célebre por haber sido el superviviente del caso, lo entrevistaron miles de veces. Fue a hacer homenajes a sus amigos. Y en la última entrevista, viéndose mayor, enfermo y cerca de la muerte, él dice que si al morir le aparece Dios y Dios le pregunta qué misterio de la vida, quieres que te sea revelado, él le pediría, por favor, que le explicara qué le pasó a sus amigos. Porque él tenía claro que aquello no era normal. Y se lo llevó a la tumba, esa angustia.
No soy muy dado a creerme fenómenos paranormales, pero por alguna razón este suceso siempre me ha fascinado. Tampoco soy muy dado al cómic europeo, pero igual le doy una oportunidad por simple curiosidad morbosa.
Pude leer este comic hace poco y me pareció muy bueno.
Dentro de las teorías que manejan no puedo sostener ninguna como válida, pero al menos hay una en particular en la que hablan de un fenómeno natural como el culpable de la catástrofe acaecida y siempre me causó gracia, ya que de ser así el gobierno no hubiera armado tal cortina para cubrir el suceso, aparte del estado de los cuerpos de los alpinistas.