Batgirl: Año Uno, Daredevil, Amazing Spiderman, The Private Eye, Barrier, Doctor Extraño: El Juramento, Breach, Capitán América… Me imagino que supondréis de quién estamos hablando. Nada más y nada menos que de Marcos Martin (Barcelona, 1972). Empezábamos el 2019 en Zona Negativa con un podcast arácnido que, además de un analisis de la etapa de Dan Slott en la franquicia y de la reseña de la película Into The Spiderverse, incluía una entrevista con Marcos Martin, realizada durante el pasado Salón del Cómic de Getxo. Un mes más tarde, os traemos esta entrevista en formato digital, encabezando el que hemos venido a llamar nuestro #MarcosMartinZNDay, un día dedicado en exclusiva en Zona Negativa a reseñar varias de las obras de uno de los mejores talentos del cómic internacional sin el más mínimo margen de duda. Sin más dilación, os dejamos con la entrevista agradeciendo una vez más al propio Marcos y a la organización del Salón de Getxo las facilidades para el encuentro.
Venga, va. Lo admitimos. La primera pregunta no es la más original de la historia, pero le tenemos cariño. ¿Cuáles fueron tus primeros cómics?
Yo leo cómics desde que recuerdo, como todo el mundo. Desde pequeño. Los primeros tienen que ser los de Mafalda, Asterix, Tintin… Tintín en América es mi primer recuerdo de un tebeo. Todo en la misma época. Incluso los Cuatro Fantásticos, que por la época tenían que ser todavía cómics de Vértice, porque soy así de viejo [Risas]. Hablamos de los primeros que leía con más asiduidad. Los primeros que yo decidía que quería leer. Aunque Tintín igual me llegó más a través de mis padres. Mi padre decía que tenía que leer Tintín o Asterix. Y Lucky Luke. La triada de aquellos años. El problema lo teníamos con los superhéroes. A mí me encantaban, pero a mi padre no le gustaban nada de nada. Teníamos un conflicto grande. Entones cada cierto tiempo me los prohibía. Y eso fue lo peor que pudo hacer, porque acabó siendo la atracción del abismo. Pero digamos que tenía varias preferidas. Lo que sí que leía bastante poco era lo de Bruguera. Tenía algo de Mortadelo y Filemón… El Sulfato Atómico me encantaba. Pero tenía poca cosa. No era muy de Brugera. Tuve también una época de Pitufos, otra de SuperLópez…
¿Y en qué momento dice Marcos Martin que se quiere dedicar a esto?
Pues yo diría que esto es la típica decisión que solo se puede tomar cuando tienes doce o trece años. Si la tienes más adelante, algo ha pasado que no ha ido bien [Risas]. Fue cuando yo llevaba una época sin leer tebeos de superhéroes y coincidió cuando empezó Forum, y ahí yo me reenganché y fue un no parar de leer. Con trece o catorce años fue cuando pensé que quería ser… guionista de cómics. Porque al principio yo quería ser guionista, no dibujante. Se me daba bien escribir, no dibujar. Pero al cabo del tiempo pensé que no sabía muy bien cómo entrar en el mercado norteamericano siendo guionista. Era más fácil hacerlo de dibujante, porque para ellos ver un dibujo siempre va a ser más fácil que enseñando un guión. Así que… lo que acabó pasando es que me divertía más dibujando que escribiendo, así que ya no hubo vuelta atrás.
Además, acabaste estudiando allí, en Estados Unidos, ¿no?
Hice el COU en Estados Unidos y luego la carrera la hice aquí, en Barcelona, y luego volví a ir allí, a Nueva York. En Nueva York he vivido en diversas etapas.
¿Cómo recuerdas tu primer trabajo profesional en USA? Porque el que yo pensaba que era el primero… no lo era.
¿Cuál es el que pensabas tú?
Yo pensaba que era otro, pero preparando la entrevista he visto uno de Batman con Mark Waid y Devin Grayson de por medio. No lo recordaba.
Menos mal. Menos mal que no lo recordabas. Cuanta menos gente lo recuerde, mejor. [Risas]. No fue una buena experiencia. Un trabajo muy duro. Fue duro por mi culpa, porque yo estaba muy verde. Surgió porque yo había ido a las Jornadas de Avilés y allí conocí a Mark Waid. Por aquella época Mark Waid era pareja de Devin Grayson, entonces le gustaron mis páginas de prueba. De hecho, creo que la propia Devin estaba en las jornadas… Entre los dos pensaron que yo podía ser perfecto para un proyecto que tenía ella con héroes adolescentes, con superhéroes jóvenes. Y yo a su vez al poco de esas Jornadas me fui a Nueva York a vivir… y tenía un amigo de un amigo que trabajaba en DC. Este amigo me consiguió una entrevista con Paul Levitz y… Bueno. Todo parece muy complicado, pero al final confluye. En aquella entrevista con Levitz, él se pensaba que yo era un chaval, un amigo de un amiguete, y que me iba a hacer un tour por las oficinas de DC. Y cuando le enseñé el trabajo y mis páginas no me hizo el tour y me llevó directo al piso de la editorial. Como yo tenía ya el contacto con Devin, me llevó a ver al editor de Batman. Tal cual me vio, dijo que tenía una historia de dieciocho páginas para hacer en unos veinte días. Ahí se acabó el sueño y entré en la realidad de hacer un tebeo, de hacer una página al día, porque yo todavía no había hecho un tebeo todavía en la vida. La realidad es otra. Me engulleron. Se me comieron vivo. No volvieron a darme trabajo en año y medio.
En medio, hay un trabajo para la línea Laberinto con David Muñoz, que no acabó muy bien.
El proyecto era Houdini. Estaba bien, era muy interesante, pero pasó que yo tarde mucho en entregarlo. Yo todavía estaba verde. Todo me costaba mucho. Aunque mira, eso no ha cambiado mucho, porque todo sigue costándome un parto. Yo llegué a hacer un número entero y varias páginas del segundo. Iban a ser dos números. Y ese último yo lo empecé cuando me había vuelto a ir a Nueva York. Estaba haciendo esas últimas páginas cuando me llegó la noticia de que cerraba la línea Laberinto, así que no nos dio tiempo a sacarlo antes de que cerrase. Pero sí que existe un número entero hecho.
Luego vuelves a DC, en el que yo pensaba que había sido tu primer trabajo. El sexto número de la JSA, que también fue el primero de Geoff Johns…
Sí, este fue el segundo trabajo que hice. La segunda oportunidad en DC. Y ese segundo trabajo también acabó bastante… como el rosario de la Aurora. Pero conocí a Matt Idelson, con quién había coincidido en su último día de Marvel. Era también el editor de Javi [Pulido] y nos llevábamos bien. A Matt le gustaba lo que hacía y era un editor al que no le importaba arriesgarse, dar oportunidades a la gente que pensaba que tenía potencial. Después de JSA me dio aquella historia corta con Brian, que fue en la que nos conocimos. Hice algún número de Robin, de Robin: Año Uno… Ahí hice algunas pocas páginas para ayudar a Javi y poco más. Cada vez que me dicen Año Uno… Yo no hice casi nada.
Para mi esa colaboración sí que es curiosa en el sentido de cómo vais encadenando recomendaciones entre autores españoles. Como tú ayudas a Javi, luego cómo Javier Rodríguez colabora contigo en Batgirl: Año Uno… Luego él a Natacha…
Sí, es verdad. En el mundo del cómic es muy importante la colaboración, y dependes mucho del trabajo de los demás. Es importante que puedas confiar en la gente con la que estás trabajando. Eso lo vi muy claro cuando hice el número de Robin, después de la JSA. Un fill-in. Y cuando vi el resultado dije… O controlo todo el proceso o no voy a ir a ningún lado. Y ahí fue cuando realmente se me planteó hacer el primer proyecto de varios números, que no era una cosa de aquí te pillo y aquí te mato. Hablé con ellos y les planteé la posibilidad de que el equipo creativo fuese el que yo quería. Quería a Alvaro entintándome y a Javier Rodríguez haciendo el color, porque había visto su trabajo que a mí me gustaba mucho, pero es que además le veía cosas que no veía en otros coloristas. Es amigo, podremos hablar, podremos comentar… Si puede ser Javi, perfecto. Ya cuando tienes un equipo, las cosas son más fáciles.
Fueron nueve números, tu trabajo más largo hasta entonces
Sí, fueron nueve números, pero para mí fueron dos años trabajando. No tenía fecha de salida en un primer momento, así que desde que me pongo a trabajar hasta que sale el primer número pasa casi un año y medio.
¿Lo has vuelto a revisar? ¿Has vuelto a leerlo recientemente?
No me gusta mucho mirar mis proyectos. Yo mismo me aburro de mí mismo. Me cuesta mucho. Batgirl creo que nunca me lo he leído entero. Nunca me he sentado a leérmelo. También tengo que decir que yo no soy el target comercial del producto que hago. Intento que mi aproximación al trabajo sea apropiada e interesante al público al que va dirigido.
Aquí te llega otro proyecto largo, el de Breach con Bob Harras. ¿Cómo te pilla este proyecto? ¿Para ti te suponía ir a más, a menos…?
Era… diferente. Que era lo que yo buscaba. Cuando acabé Batgirl… la verdad es que funcionó muy bien así que yo tenía una cierta consideración. Me estaban buscando algo en lo que poder trabajar. Había varias posibilidades. A mí me apetecía mucho hacer algo que fuera muy de superhéroes, muy clásico. Muy Silver. Y darle mi visión a eso. Y claro Harras, que venía de Marvel, y del que yo recordaba que había hecho Vengadores en Marvel con un poco culebrón y exagerado… todo eso me molaba. Y era crear un personaje nuevo… Algo más clásico. Luego cuando empecé el trabajo me encontré que no era exactamente eso. Que era algo más alejado. Me parecía algo más Expediente X que de superhéroes. Mi planteamiento cambió, también. No era tan Kirby, sino que fue por otro lado. Las opciones narrativas que escogí fueron otras, más de manga, más de lenguaje televisivo…
Y… no vuelves a trabajar para DC.
[Risas] No, nunca más. Me fue muy bien [Risas].
Estamos hablando de 2005, 2006. Aterrizas en Marvel donde haces una cosilla con Milligan y luego ya con Vaughan.
Hice un pequeño número con Milligan de Doop, que fue bastante divertido, la verdad. Y mientras hacía tiempo para poder hacer el proyecto del Doctor Extraño, que es con el que Vaughan y yo habíamos ido a Marvel. Hacía muchos años que queríamos volver a trabajar juntos y habíamos intentado varias veces. Nunca había acabado de cuajar y aquí ya pues…
Aquí ya tenéis un nombre en la industria.
Sobre todo él, claro. Tenía los Runaways, tenía Y: The Last Man… Y ya era un peso pesado en la industria. Y yo era más o menos conocido.
¿Vivíais cerca, no?
Cuando nos conocimos éramos vecinos, en Nueva York. Pero él estaba empezando y yo estaba empezando. Acababa de hacer el número de la JSA y estaba buscando trabajo, porque no había ido muy bien. Y él estaba haciendo pequeños guiones aquí y allí. Cuando empezamos a trabajar en la historia corta aquella que hicimos, justo le dieron la Cosa del Pantano. Recuerdo hablando en el apartamento de la Cosa del Pantano, con el planteamiento que estaba haciendo que era la hija de la Cosa del Pantano… Decía que le iban a matar en la editorial [Risas]. No quería hacer lo mismo de siempre. Nos hicimos amigos porque teníamos planteamientos similares de la vida, la música, la política…
En Marvel después de Doctor Extraño hiciste alguna cosa del Capitán América y luego ya aterrizas en la oficina de Stephen Wacker.
Si, Steve llegó de DC y lo pusieron en la oficina con Brevoort, que también había sido mi editor con el Doctor Extraño. Acababan de relanzar Spiderman así que Brevoort pensó que podría hacer unos números de Spiderman. A Brevoort le había gustado mucho la del Doctor Extraño. Es curioso. Es una persona bastante fría, así que si te dice que le ha gustado algo, es que le ha gustado mucho. Al acabar me planteó lo de Spiderman, y cuando llegó Steve pues ya es el que se encargó de ponerme como uno de los dibujantes de Spiderman, que yo al principio no quería. Fui bastante reticente.
¡Anda!
Sí, la primera llamada que me hicieron yo fui muy reticente. A mí lo que me decían era no hacer más que dos números. Más cerca del fill-in. A mí lo que más me apetecía era hacer pequeños proyectos. Una serie limitada, de cinco o seis números. Hacerlo yo y estar en mi pequeña parcela sin que me molestasen mucho, también sabiendo que era más limitada mi proyección. Pero como al final lo que quieres es trabajar bien y contento… Meterme dos números en Spiderman, que luego iba a pasar otro… Ya me habían propuesto hacer fill-ins de Superman, en DC, y esto me parecía más o menos lo mismo. Pero Wacker estaba muy pesado, no dejaba de intetnar convencerme. Me decía “Esto es el Spiderman de verdad” [Risas]. “Que no es “Friendly, ni Spectacular, ni nada. Que es Amazing”. El pobre no daba crédito, pero como eran dos números al final le dije que sí…
¿Para ti cuál es tu “Spiderman de verdad”?
Hombre, esta es fácil. Para mí es Ditko. Visualmente son Ditko, Romita, Ross Andru… Gil Kane…
¿Y Todd McFarlane, no?
[Risas] Para mí no, pero entiendo que hay muchos dibujantes y personas que digan que sí, porque le dio una vuelta a Spiderman que, aunque a mí no me atrae personalmente, sí que considero que es original y atractiva. Distinta a lo que se hacía. Pero para mí no, para mi Ditko, Romita Sr, Romita Jr., Gil Kane y Ross Andru.
Ahí haces un par de números con Dan Slott, otros dos con Marc Guggenheim… y de repente haces dos números con Mark Waid (con quien habías trabajado diez años antes). Y… ¡boom! Aquellos números gustaron mucho y de repente llegas a mayor cantidad de público, todos encantados.
Sí, pero yo no fui muy consciente. Nunca lo soy. No soy consciente de la repercusión de nada. Yo intento hacer todos los trabajos lo mejor que puedo, y luego te pones a hacer otra cosa. No te paras a pensar qué acogida tienen todos los números que haces. No estoy todo el día en redes sociales.
Bueno, antes me han chivado que no tienes ni móvil… ¡Como para tener Twitter!
Sí, sí. No tengo móvil. Tengo el Twitter de Panel Syndicate, que no es 100% personal, pero nada más. Nunca he sabido muy bien qué posición ocupo en el panorama americano de dibujantes. Nunca he estado muy seguro. Una mínima percepción sí, pero no mucho más allá. Sé que en Marvel me han tratado muy bien. Me han tenido en más consideración según he ido haciendo trabajos. Todo ha traido consecuencias positivas para mí.
Nos decía Javier Rodríguez que había muy buen rollito en la oficina de Wacker, y con él y de nuevo con Mark Waid, lanzasteis Daredevil.
La historia es curiosa. Porque yo no tengo ningún cariño a ese proyecto. No tengo ningún recuerdo positivo. Las cosas son así. Yo a eso llegué en 2011 porque ya había decidido que me iba de Spiderman, que se había acabado. Y, de hecho, decidí que me iba de Marvel también. Todavía no tenía nada para hacer, pero mentalmente ya había tomado la decisión.
¿Podemos preguntarte por qué?
Por un conjunto de cosas. Llevaba ya mucho tiempo. Empiezas a ver que no tenía todo el control que quería tener. En Marvel es difícil encajarme, lo sé. No puedo hacer una serie mensual porque no tengo ese ritmo de producción. A ellos les gusta lo que hago, pero saben que soy un recurso limitado. Mi posición era difícil que se moviera mucho más allá de eso. No podía tener control sobre los proyectos. Si haces Spiderman, que sale tres meses al mes… Hacía tres números y tardé cuatro meses en hacerlo. Era todo un poco loco. Me extraña que me tuvieran en tanta consideración teniendo en cuenta el poco trabajo que hacía. Cuando decidieron que se acababa el Brand New Day y que empezaba el Big Time, yo iba a ser uno de los tres dibujantes que iba a estar. Estaba bien, pero realmente yo sabía que era absurdo. Estaba haciendo fill-ins. Me decían que no, pero es así. Si hago dos números de cada catorce o veinte, pues eso solo tiene un nombre y es el de fill-in. El dibujante de la serie era Humberto Ramos, Camuncolli, Caseli o lo que sea, pero yo no. Y en Marvel no iba a poder cambiar.
Esta desintoxicación de Marvel se ve muy bien en los extras del tomo de The Private Eye, porque ahí se ven todos los correos que tienes con Vaughan y no sé si abarcan en total año y medio desde que os ponéis hasta que sale.
Yo decido dejar Spiderman en enero de 2011. Mando un mail diciendo que ese era mi último número. Me llama Wacker para preguntarme a ver qué pasa [Risas] y le explico la situación, que ya he acabado. Me dice que no me puede dar nada equivalente a Spiderman. Que aquello no le había pasado nunca. Le tranquilicé, porque lo entendía. Pero me comentó que tenía Daredevil, y que estaba pensando en mí… Wacker tiene esa cosa que a veces tiene locuras y piensa que yo podía hacer Daredevil y Spiderman a la vez [Risas]. Así que me acaba pidiendo que haga Daredevil, y yo acepté porque no tenía ningún plan más allá de dejar Marvel e intentar hablar con Image Comics. Cuando me dice que el de Daredevil lo iba a escribir Mark Waid, se me hizo bastante raro y curioso, pero al menos para seis números podía estar bien participar. Lo malo es que justo en ese momento me escribió de nuevo Brian, porque acababa de terminar Lost y estaba intentando volver al mundo del cómic, ya con varias ideas en la cabeza. Yo acepté al momento, sin saber qué es lo que tenía pensado. En febrero de 2011 tuvimos las primeras conversaciones, y luego el cómic no sale hasta 2013.
Recuerdo que un lunes mandasteis tres promos… y el martes ya estaba el cómic subido. ¿Cómo lo recuerdas? La adrenalina aquella semana tuvo que ser mucha…
Uf. No me hables. Fue tremendo. Acabé con un Valium… Estaba fatal. Porque la salida fue espectacular, pero tuvimos un drama con Paypal… Madre mía. Por un momento pensé que años de curro se irían a la mierda por una tontería de Paylpal. Jose, que es mi amigo de toda la vida, consiguió arreglarlo haciendo magia negra y no hubo más problemas. El primer día fue guay, muy emocionante, no teníamos ni idea de lo que iba a pasar. Igual la gente no se enteraba de nada, o igual tiene mucha repercusión. A las dos horas de salir… Es que mira, siempre nos pasa igual. Brian justo se iba a Paris y no podía atender a las entrevistas…
Y el cómic en sí, este alegato contra la nube en forma de thriller…
La verdad es que intentamos que no fuera un alegato contra nada, sino más bien una reflexión sobre ello.
Sí, muy típico de Vaughan, no acabar de posicionarse en un lado o en otro
Eso es. No acabar diciendo nada, porque tampoco es que tengamos una posición muy definida. Nosotros personalmente tenemos una aversión a las redes sociales, tanto Brian como yo, pero tampoco estamos diciendo que sea una actitud positiva, porque es la nuestra ya que somos como somos. Hay ciertas actitudes que se han creado al respecto de las redes sociales que sí que pensamos que son negativas. A partir de ahí construimos la fábula. Realmente dejamos mucho más a la mente del lector, a la capacidad de reflexión, que a lo que reflexionamos en el tebeo. Es un thriller de género negro que te hace pensar en la ciencia ficción, alternativa a nuestra realidad. Muy posible. Al poco de sacarlo además salió lo de Snowden, lo de Ashley Madison también. Lo recuerdo mucho, que era aquella web de citas extramatrimoniales… Aquello sí que tenía más que ver con Private Eye.
Curiosamente, saltando a Barrier, también coincidió ahí con un auge de esos temas político-sociales.
Con Private Eye no estaba tan pensado, pero con Barrier quizá sí. Con la inmigración al final es un tema que siempre está a la orden del día.
¿Y eso de hacerlo a la vez en castellano y en inglés?
Eso es porque siempre estamos intentando ganar el mínimo dinero posible [Risas]. ¿Qué más podemos hacer para que no nos den más dinero? Sacarlo en dos idiomas para ver si podemos alienar a dos tipos de público distintos [Risas]. La idea me la planteó Vaughan y me gustó, pero no recuerdo si ya desde el principio estaba pensado que fuera en dos idiomas o fui yo el que le acabé diciendo que cada protagonista solo hablara en su idioma para transmitir aún más esa sensación de que no se entendían. De incomunicación.
Más esfuerzo para ti de narrativa…
Sí, es una elección que te lleva a tener que encontrar varios caminos que solucionar, pero muy interesante…
En torno a estas obras en Panel Syndicate quería preguntarte tanto por la colaboración en color como por el formato apaisado.
El color con Muntsa en general, para mí, como cuando hablábamos al principio de Batgirl, conviene tener un nivel de confianza para poder firmar un buen trabajo. Pero claro, llegó un momento en el que Javi da el salto a ser dibujante y tiene mucho trabajo en ese apartado y no puede dar más de sí para poder colorear otros cómics. Yo sabía que su camino iba a ser ese. Y Muntsa tiene un sentido del color que es diferente al de Javi que a mí me interesaba. Me interesa hacer otro tipo de aproximación al color. Y siendo mi pareja, pues mucho mejor. De momento vamos regateando los problemas y no hay divorcio a la vista… Nos conocemos desde la facultad y lo suyo era la pintura, siempre me ha flipado. Me ha flipado su sentido del color y aunque ella no estaba segura porque ella es ilustradora, pues la conseguí convencer. Sin problemas. Tiene un talento innato para la narración. Que no tendría por qué, porque siendo ilustradora no tienes por qué ser buena narradora. Es una aproximación mucho más decorativa. Pero ella tiene unas decisiones muy narrativas, en el sentido de la página y de la historia. Casi no he tenido que decirle que por mucho que el color sea muy bonito que no encaja en la página. Lo deja todo perfectamente. Un hallazgo por mi parte. Un hallazgo más [Risas]. Yo creo que debería ser editor, en vez de ser dibujante.
Lo del formato apaisado es una decisión que tomo yo cuando empezamos con el Private Eye. Viene condicionada por el soporte mayoritario en el que se va a leer esa obra. Al hacer una distribución digital, quería que quedase muy claro que se había pensado en digital desde el principio. En Private Eye se notaba que yo estaba todavía un poco verde a la hora de enfrentarme a una página apaisada. También el guión no estaba pensado para ello. Brian hace el primer número pensando que va a ser para un cómic de Image. Ahí hablamos mucho y vimos de qué manera podemos mejorarlo. Para mí fue muy importante Albert, con el Universe!. Se nota que entendió el formato apaisado y como se hacen las cosas bien hechas. También él, al hacerse su propio guión, tiene más control.
Última pregunta. Recientemente has firmado el último número del Spiderman de Dan Slott. ¿Cómo surge esto?
Eso surgió… Mira, cuando estaba haciendo The Private Eye, al poco de empezar y al poco de haber dejado Marvel, hablé con Dan. Hablamos mucho por Skype. Como trabaja a altas horas de la noche en USA, pues le viene muy bien hablar conmigo porque estoy despierto a esas horas. Me llama y hablamos bastante. Al poco de dejar yo Marvel me explicó que ya sabía cuál iba a ser su último número y que quería que lo dibujara yo. Pero claro, le pregunté que a ver cuándo porque yo estaba empezando Private Eye, allá por 2013. Me lo contó todo. Que iba a llegar hasta el 700, luego hasta el 800. Ya se había hecho el cálculo de los números al año y todo y sabía que iba a caer en 2018. Como estaba en 2013, pensé que ya habría acabado Private Eye [Risas]. Qué menos. Así que le dije que sí, que se lo dibujaba. De vez en cuando hablábamos de ello y al final llegó el momento de ponerme a ello. Yo ya había acabado Barrier, así que adelante.
¿Y ahora qué? ¿Te has forrado con Panel Syndicate, no?
[Risas] No, no. Pero afortunadamente no lo necesito. Bueno, lo necesito, pero voy haciendo portadas aquí y allí, y me funciona muy bien. Decidí tomarme un descanso del mundo del cómic durante un tiempo. También es que no me veo como un gran talento del cómic y me lo tengo que pensar todo mucho. Yo creo que en algún momento volveré a hacer algo, pero ya veré.
Pues esperamos desde ya que llegue ese día. ¡Muchas gracias Marcos!
Muchas gracias a vosotros.
Como mencionábamos en la introducción, en nuestro decimoctavo podcast incluíamos la entrevista a Marcos Martin, además de otros contenidos. Dejamos aquí el podcast para que los más perezosos que no quieran leersela entera puedan escucharla 🙂
Buena entrevista, a ver si hace una serie personal en Marvel con Slott, un tipo Silver Surfer por ejemplo.
Me encanta que le hayáis dedicado el día a este pedazo de dibujante, ¡un fenómeno!
Enorme Marcos. Un artista como la copa de un pino, a pesar de que él mismo no se considere un gran talento. Un seguro de que, al menos lo concerniente al apartado gráfico del cómic, va a ser de aúpa.