El pasado mes de Diciembre, Mark Buckingham fue uno de los invitados de excepción a la última edición de Expocomic gracias a ECC Ediciones, que invitó al dibujante de Fábulas y Miracleman a la feria de la ciudad madrileña, siendo uno de los poquísimos autores extranjeros del evento. Aunque en su caso no lo sea tanto, después de tantos años viviendo en el norte de nuestro país. Sin duda, uno de los mejores dibujantes contemporáneos del noveno arte, con un currículum y un listado de colaboraciones al alcance de muy pocos artistas del medio, a pesar de que siempre será reconocido por su trabajo más destacado (y laureado): Fábulas. Gracias a ECC Ediciones pudimos charlar un rato con el autor, amable y encantador como siempre ha sido en el pasado, sobre los inicios de su carrera, sus trabajos y su dibujo. Os dejamos con la entrevista que le hicimos al gran Mark Buckingham.
Entrevista a Mark Buckingham
Pedro Monje: Mark, ¿recuerdas cómo empezaste a leer cómics?
Mark Buckingham: Mis primeros recuerdos de lectura de cómics son con unos tres o cuatro años. Tuve una infección y me puse malo durante un tiempo. Creo que fueron cinco meses. Y una de las cosas que mis padres hicieron para mantenerme entretenido fue darme papel, lápices y cómics. La combinación de esos tres elementos marcaron lo que sería el resto de mi vida. Para cuando cumplí los seis años ya dibujaba mis propios comics en casa y para cuando llegué a los diez años hacía mis propias animaciones en lo que sería el principio de mi carrera.
P.M.: ¿Cuáles fueron aquellas primeras lecturas?
M.B.: Los primeros cómics que me dieron eran de aventuras infantiles, a veces relacionadas con los programas y dibujos animados de moda en aquellos años. Comics de humor, algún que otro cómic de historias bélicas y poco más. Fue a los siete años que descubrí los cómics de Marvel Comics, en una época en la que se empezaron a publicar en el Reino Unido recopilatorios en blanco y negro de cómics clásicos de Marvel. Esas lecturas me fascinaron. Los Cuatro Fantásticos, Hulk… Todo lo de Jack Kirby, todo lo de Steve Ditko… Lo de John Buscema. Me encantaba leer aquellas historias y utilizarlas para mejorar mi estilo de dibujo y mi sentido de la narrativa. Cumplí los diez años justo el año que se empezó a publicar 2000AD en el Reino Unido, y es innegable que ese fue un punto de inflexión para toda una generación de jóvenes artistas, ese momento en el que los cómics pasan de ser un punto de entretenimiento a un foco de inspiración absoluta y una forma distinta de ver la vida.
P.M.:¿En qué punto te das cuenta de que quieres ser un dibujante de cómics y cuándo descubres que eso de verdad es posible?
M.B.: No sé si en aquellos años quería ser un dibujante de cómics como tal, pero sí que estaba seguro que quería crear personajes y nuevos conceptos. Algo relacionado con el arte. Con mi arte. En mi etapa formativa en instituto y universidad siempre toqué todo lo relacionado con el arte a la más mínima oportunidad. Mis padres no estaban convencidos de que podría dedicarme a ello de forma procesional y ganarme la vida, así que querían que me dedicara a otro tipo de estudios. Por ello yo siempre intenté centrarme en la parte más artística de esos estudios, ya fuera en desarrollo gráfico o cosas similares. Intenté entrar en un estudio de animación de Bristol y les mandé algunas páginas de prueba. Me dieron el trabajo y estuve allí durante unos meses y luego pasé las siguientes semanas haciendo proyectos por aquí y por allí, algunos relacionados con efectos especiales, otros con animación, otros de video, cosas de dibujos animados en un estudio de Inglaterra. Con todo esto aprendí muchísimo y mejoré mi estilo más que nunca. Fue una muy buena experiencia formativa pasando por todos los campos de ilustración, animación, etc. Y por supuesto todo este tour artístico me sirvió para ponerme en contacto con mucha gente en muchos pubs de la zona que tenían las mismas inquietudes creativas que yo. Gracias a esto el entusiasmo por los cómics volvió a un primer plano y me volvió a interesar centrarme en esa disciplina. Ese grupo de gente y de amigos me ayudó a lanzarme definitivamente a dibujar cómics y a entrar al mercado primero en Reino Unido. Y es que estamos hablando de gente como David Lloyd o Bryan Talbot, que me dieron buenísimos consejos, o un poco más adelante autores como Neil Gaiman y Dave McKean, con quienes pude trabajar en varias cosas y sobre todo entrar en el mercado norteamericano.
P.M.: En el mercado norteamericano trabajaste durante varios años en el sello Vértigo. ¿Cómo era el sello en aquellos días y cómo recuerdas tu trabajo allí?
M.B.: Karen Berger es quien me dio mi primera oportunidad, que fue trabajar en Hellblazer. Al principio como entintador de unos números. Rick Veitch tuvo que dejar la serie por motivos personales y me dejaron dibujarla a mí durante unos números [Nota del editor: a partir del número 18 de la serie]. Antes había tenido la oportunidad de hacer una historia corta de Posion Ivy con Neil Gaiman en Secret Origins y así vieron que no solo sabía entintar sino que también podía dibujar [Risas]. Así que le dije a Karen que podía dibujar sin problemas e imitar el estilo de Rick, ya que estábamos en medio de un arco argumental y así parecería coherente. Karen me dio la oportunidad y eso impulsó mi carrera. Todos los trabajos y encargos que he tenido siempre han sido una consecuencia directa de mis inquietudes a raíz del trabajo anterior. Dejé DC Comics (todavía no era Vertigo realmente) para trabajar con Neil Gaiman en Miracleman, aunque este trabajo fue realmente el primer trabajo que me ofrecieron. Lo que pasó es que fue necesario todo un año para que se firmara todo el papeleo necesario y ahí es donde hice Hellblazer. Estos dos trabajos son los que me permitieron hacerme una reputación y que me asignaran futuras series o propuestas.
Aunque realmente para mí Vértigo siempre fue mi casa. DC siempre me ha transmitido una mayor sensación de hogar, de buen trato a los colaboradores, etc. Siempre he sabido que podía volver allí cuando quisiera. Así hice precisamente al acabar Miracleman. Y es que Miracleman acabó muy bruscamente, hasta el punto de que afectó un poco a mi confianza y autoestima. Fue tan brusco que lo primero que encontré después, en DC, fueron trabajos para entintar. Eso me vino muy bien porque así pude recuperarme del cierre de Miracleman y ganar una buena reputación en DC como entintador sin parar nunca de trabajar. Curiosamente fuera de DC no era muy conocido. Así que cuando Chris [Bachalo] decidió pasar a Marvel al acabar de dibujar la miniserie de Muerte, yo decidí ir con él a la Casa de las Ideas y allí poder hacer también trabajo de entintado y trabajar con Chris en portadas y en series como Ghost Rider 2099. Todo aquello fue muy bien para mí y pronto pude dar el paso y dibujar muchas series en Marvel, como la serie regular del Doctor Extraño. Precisamente todo esto me sirvió para que en DC empezaran a verme con otros ojos, como si fuera un dibujante completamente distinto al que ellos ya conocían. Y me ofrecieron varias cosas.
P.M.: Como los Titanes, que te ofrecieron poco después.
M.B.: En DC había un editor, llamado Scott Petersen, que acabó siendo muy buen amigo mío, que era muy fan de mi etapa en Miracleman y quería que dibujara más para DC, no solo tintas. Así que me ofreció un contrato para dibujar a Batman. En ese punto yo decidí que mi carrera como entintador se había acabado y que a partir de entonces solo dibujaría. Me lo pasé muy bien haciendo Batman en la serie Shadow of the Bat y picando en otras series de la franquicia. Fue muy divertido. Y al acaba esto surgió la oportunidad de los Titanes. En mi juventud yo había sido un gran aficionado de la etapa de Marv Wolfman y George Perez con los Titanes, y mi editor lo sabía porque estas cosas suelen salir en las conversaciones sobre cómics antes o después. Me ofrecieron poder dibujar la serie, que contaría con los guiones de Devin Grayson. Pero lamentablemente, a pesar de todo el esfuerzo y entusiasmo que puse en la serie, no me quedó todo lo bien que me hubiera gustado y me di cuenta de que no valgo para dibujar series de grupos. Fue mucho trabajo y no se me daba bien dibujar la dinámica entre los personajes. Además, la guionista Devin Grayson estaba acostumbrada a trabajar con dibujantes especializados en ello, como Phil Jimenez, y escribía los guiones para ese estilo de dibujantes. Para mí era muy difícil. No sabía cómo hacerlo. Así que mi confianza volvió a bajar un poco. Pero bueno, mi reputación seguía siendo la misma.
Esto coincidió con una época en la que había hablado mucho con Ralph Macchio, el editor en Marvel. Me insistió mucho para que volviera a Marvel y me dijo que podría dibujar Spiderman. La serie regular que dibujaba John Romita Jr. iba a pasar a una frecuencia de publicación durante el verano mayor así que necesitaban otro dibujante que le pudiera ayudar. En aquel momento también estaba por allí John Byrne, que de repente decidió que iba a dejar la serie. Así que necesitaban dibujantes como fueran porque no tenían quien dibujara las series. Así que me cambiaron de serie y me asignaron a Peter Parker: Spiderman. Lo curioso es que ese momento no tenían ningún guionista preparado para enviar guiones porque no sabían quién iba a escribir la serie. Estaba yo solo ante una hoja de papel en blanco. Pero me vino genial, porque tuve tres semanas sin ni un solo guión pero sabiendo qué personaje iba a dibujar, así que pude prepararme muy bien para Spiderman y hacer algunos diseños, portadas y conocer el mundo. Cuando ficharon a Paul Jenkins para escribir la serie, lo primero que le dijeron que yo iba a ser el dibujante y que ya iba con dos semanas de retraso para enviarme el primer guión [Risas]. Coincidió con una temporada de convenciones de cómics y recuerdo que Paul me llamó por teléfono desde una de ellas para contarme lo que había pensado para la serie. Yo me puse a trabajar en ello con lo que me pasó y el resultado del método de trabajo nos gustó a los dos, así que durante los primeros meses lo hicimos así. Fue una época muy emocionante, de las mejores de mi carrera, con un montón de energía en el proceso creativo.
Peter Parker: Spiderman acabó siendo una serie muy personal para mí, porque además cambié ligeramente mi estilo de dibujo. Estaba en una convención cerca de mi pueblo natal cuando descubrí uno de esos mega-recopilatorios de historias Marvel. En él había una historia que tenía lápices de Jack Kirby y sobre ellos entintado de Mike Mignola. Aquello era genial y me marcó. A partid de ese momento esas dos figuras fueron esenciales para mí y apliqué muchas de sus técnicas en mi estilo y en mis herramientas de trabajo. Desde el principio me había gustado aplicar líneas muy suaves y muy sencillas en mis páginas, pero al ver el trazo de la mezcla de Kirby y Mignola me di cuenta de que lo había estado haciendo mal. Fue inmediato. Y en cuanto pude fui a comprar nuevo material y a dibujar con líneas más gruesas y cambiar mi estilo por completo, con mucha más energía. Pude aplicarlo en muchos de esos cómics de Spiderman.
P.M.: Después de Spiderman saltaste a Fábulas e hiciste historia ¿Cómo recuerdas ese momento?
M.B.: Lo que ocurrió mientras estaba haciendo Spiderman fue muy importante en mi carrera. El siguiente trabajo que me ofrecieron en DC fue un spin-off de Sandman, Marv Pumpkinhead. Un número autoconclusivo especial. Y esta fue mi primera colaboración con Bill Willingham en toda mi carrera. Shelly Bond, la editora de este número, fue muy lista y tuvo la intuición para adivinar que Bill y yo trabajaríamos muy bien juntos. Y tenía razón. Los guiones de Bill… La primera vez que leí su email tuve una sensación que no había tenido antes en toda mi carrera, y es que parecía que el guión había sido escrito en ex profeso para mí. El ritmo, la narrativa, la composición… No tenía que pensar e intentar adivinar cuál sería la mejor forma de hacerlo, ya que estaba escrito ante mis ojos. Podía ver las viñetas y la estructura solo con leer el guión. Encajamos desde el primer momento. Yo siempre me había considerado un dibujante al que le gustaba dibujar y Bill me dijo que él siempre se había visto a sí mismo como un guionista al que le gusta dibujar. Éramos completamente compatibles y complementarios, y como resultado generamos una energía y un humor único. Todo encajaba en su sitio, y el sitio eran los cómics. Así que desde ese momento quise seguir trabajando más con Bill, como fuera.
Así que Shelly me contó la serie en la que estaba trabajando Bill por aquel entonces, y lo que eran los primeros pasos de Fábulas. Me aseguró que Bill quería trabajar conmigo en esta serie, pero estaba el problema de que yo estaba muy feliz dibujando a Spiderman. Sin embargo, las ganas me pudieron y les dije que al menos podría dibujar un arco argumental de la serie en paralelo a mi trabajo con Spiderman. Les pareció bien, aunque con el tiempo me di cuenta de que en el fondo sabían que cambiaría de opinión al dibujar la serie. Shelly me dijo que Bill tenía las dos primeras historias ya redactadas, las que acabarían siendo Leyendas en el Exiliio y Rebelión en la Granja. Y me dieron a elegir. Pero en ese punto yo estaba muy cansado de dibujar Manhattan, edificios y rascacielos en los cómics de Spiderman, así que me lancé de cabeza a por la segunda opción, más rural. Estaba seguro que iba a ser completamente diferente, y además siempre me había gustado dibujar animales y cosas de ese corte. Soy lo peor dibujando coches y rascacielos, pero con los animales estoy más cómodo. Les comenté mi elección y se sorprendieron, porque se esperaban lo contrario, hasta el punto de que les puse en un problema porque tenían que buscar un dibujante para los cinco primeros números de la serie. Sabían que iban a tener un dibujante distinto en cada arco argumental, imitando un poco el estilo de Sandman. Y por ello habían previsto tener a Steve Leialoha como entintador, para darle hasta cierto punto una mayor cohesión a la serie. Y así es como ocurrió, porque poco después encontraron a Ian Medina y los dos empezamos a dibujar Fábulas en paralelo. Él estaba dibujando el primer número mientras yo estaba encargándome del sexto, y mientras tanto DC iban realimentándonos con el trabajo del otro y de los diseños, para que supiéramos el resultado final. Así Ian podía saber cómo iba a ser la granja y yo podía saber otros aspectos de los personajes. Y todo ello a partir de las versiones iniciales de los personajes que había hecho el propio Bill, con una especie de biblia artística de las figuras más importantes de la serie: Chico Azul, Rosa, Lobo, el Principe Encantador… También había hecho varios mapas y algunos planos de los edificios. Ian y yo teníamos mucha información y nos lo pasamos muy bien haciendo todo esto, hasta el punto que me sentí muy conectado con los personajes que yo mismo había podido crear, porque la parte de la granja era precisamente la que Bill había detallado menos y no tenía tan pensada. Para mí era como si fueran mis personajes. No quería romper esa conexión y ser parte de ellos para siempre. Por ello llamé a Bill y Shelly y les pedí que, por favor, me dejaran ser el dibujante regular de la serie después de acabar con mi arco argumental, sorprendiendo al propio Bill que yo creo que tenía la esperanza de poder dibujar él mismo algunos números en el futuro.. Y así es como llegué a estar casi quince años dibujando la serie [Risas], aunque se da la curiosa situación de que parece que fui el dibujante que llegó después de Ian a pesar de que en realidad yo había llegado antes.
P.M.: Y entre todas estas historias y personajes, ¿cuáles han sido tus favoritas?
M.B.: Evidentemente, Rebelión en la granja es muy importante para mí, porque allí cree todos los conceptos que tanto me entusiasmaron. Pero también es muy importante la saga de El buen príncipe. En esa saga Bill tenía previsto que muriese Papamoscas. De hecho, Bill ya quiso matar a Papamoscas en La Marcha de los Soldados de Madera, muy al principio de Fábulas. Y yo le dije que no. Bien claro. Ese personaje tenía que sobrevivir, así que mató a Weyland, lo cual me dio un poco de pena porque Weyland también me caía bien [Risas]. Papamoscas es mi personaje favorito y evite su muerte en varias ocasiones, y yo creo que eso le hizo reflexionar a Bill. ¿Cómo podía ser que a mí me gustara tanto Papamoscas? Y eso le hizo empezar a verlo de otra forma, más allá de las bromas sobre moscas continuas que hacíamos entre nosotros. Para mí era el verdadero inocente de toda la comunidad de Fábulas. Y de la forma que yo lo dibujaba, había una pequeña parte de mí en ese personaje. De hecho, cuando lo dibujé por primera vez con sus dos amigos, el Chico de Azul y Pinocho, es cuando de verdad sentí por completo que había hecho mía la colección, con un mayor estilo de la estructura de la serie, más energía en las páginas y en la composición… Más épica. Son los tres personajes más importantes de la serie para mí. Cuando el Chico de Azul tuvo que morir, me dio mucha pena.
Pero hay más sagas importantes para mí, como por ejemplo el número 100 de la serie. O como la dramática Cachorros en la Tierra de los Juguetes. Fue muy dura de dibujar, porque además esta aventura también tiene mucho de mí. Coincidió con una época en la que Bill no se encontraba muy bien así que tuve que poner yo un poco más de mi parte en la historia, por lo que significa mucho para mí.
P.M.: Supongo que la noticia del final de Fábulas fue una mala noticia, ¿no?
M.B.: Pues sí, tienes razón. Hay veces que es mejor acabar la obra antes de que languideciendo mes a mes, así que desde ese punto de vista fue todo un acierto, aunque creo sinceramente que podríamos haber hecho otros tantos números como los del pasado y llegar a los 300 números. Pero hacia el final de la serie era notorio que las tramas volvían a girar en torno a Rosa Roja y Blanca, y que ese debía ser el final definitivo de Fábulas, porque era la historia que en fondo queríamos contar, con la relación entre las dos hermanas. Bill me avisó con año y medio de antelación. Al menos, para mí esto tuvo un lado bueno, y es que llevaba ya muchos meses dándole vueltas a la posibilidad de retomar Miraclmena. En 2009 Marvel había anunciado que había adquirido los derechos y que publicaría todo el material, permitiéndonos a Neil Gaiman y a mí continuar con la historia que habíamos empezado dos décadas antes. Por un momento pensé que iba a tener que alternar ambos trabajos de forma simultánea, y eso era algo que no quería que me pasara. Pero al ver que todavía iban a pasar varios meses antes de poder retomar Miracleman, este tiempo de antelación que tenía para acabar Fábulas por todo lo alto encajaba muy bien. Bill y yo nos juntamos unos días, estuvimos en un retiro, y planificamos perfectamente el final de la serie. En el momento era algo triste, pero ahora me alegro de cómo acabaron las cosas. Y además, acabo de ser padre…
P.M.: Y ahora… ¿Miracleman? ¿Qué planes hay?
M.B.: Pues la idea es retomar Miracleman, pero de una forma muy diferente a como lo hubiéramos hecho en su día. Creo que eso no hubiera sido buena idea. Hemos vivido mucho desde entonces, hemos cambiado. Nosotros y el mundo. Y eso queremos reflejarlo. Tenemos el recuerdo de cómo queríamos hacer las cosas, pero no somos los mismos autores. Aquel fue uno de mis primeros trabajos, y desde entonces he cambiado casi por completo mi estilo. Como siempre que trabajo con Neil Gaiman, esta será una historia de relaciones entre personas. Estamos profundizando en nuestros personajes y poco a poco la historia se está haciendo cada vez más grande. Las ganas que tenemos de hacerlo son enormes, porque llegamos a pensar que nunca podríamos hacerlo. Fue desesperante. Así que intentaremos hacer una historia relevante para el lector, que le haga reflexionar y ponga énfasis sobre los defectos del mundo. El cómic tiene que mostrar, por ejemplo, cómo muchas historias como el abuso de menores institucionalizado era cubierto por un mundo aparentemente feliz durante esos años. Tenemos muchas ganas de que vea la luz.
P.M.: Muchas gracias por tu tiempo, Mark. Un placer.
Entrevistas en Zona Negativa en 2016, por Pedro Monje
Me encanta como este hombre habla tan bien tanto de DC como de Marvel, generalmente cuando sale una entrevista alguien suele tirar hacia una preferencia de alguna editorial preferida ( y suele ser con la que están trabajando actualmente XD ) pero Mark se desvincula un poco de esto y esta encantado con las dos editoriales importantes de EEUU.
Un grande del medio!
Gran entrevista, aunque me he comido algún spoiler sobre Fábulas, que la tengo pendiente de empezar xD
Muchas gracias, Pedro por la entrevista!! Super interesante y Buckingham parece super majo.
Lo que me llama más la atención es lo de Miracleman. ¿Le entiendo mal o habla como si no hubieran empezado? Hace ¿cuanto, casi 2 años? desde que se anunció que Marvel compraba los derechos y que publicaría lo que faltaba. Entiendo que pasados 20 años quieran adaptar su historia inicial a su realidad actual y al mundo en el que estamos ahora. Pero no se si no tienen claro cómo hacerlo o Gaiman está muuuuuy ocupado con sus movidas actuales y no tiene ni el tiempo ni las ganas de ponerse a ello. O a lo mejor es Mark Buckingham quie no se pone.
Es todo especulación, claro. Lo único seguro es que Marvel dejó de publicar los tebeos a precio de oro sin haber anunciado cuando los continuaban… ¿Alguien leyó algo y me puede aclarar? Gracias!!!
Lo último que se es que en «teoría» iba a salir a inicios de este 2017 pero a saber si se a atrasado una vez más. 🙁
La entrevista me ha gustado, sobre todo con las anécdotas de Buckingham de sus inicios y con lo que a Fábulas se refiere… pero me parece curioso que en lo que se refiere a nombres de autores se «olvide» ya que al dibujante que entintaba y sustituyó en Hellblazer era Richard Pies Rayner, no Rich Veitch… ¿es que se ha confundido con la colección de la Cosa del Pantano de la época?
Y también otra cosa que me ha dejado a cuadros es que alaba una historia de Kirby con Mignola… que no consigo encontrar. ¿Existe? Es que aparte de que no me sonaba su existencia estoy buscando a lo largo y ancho de internet y no encuentro ninguna referencia a ella.