El pasado mes de Septiembre,
Nadar: Siempre trato de hacer obras con múltiples discursos o mensajes. En este caso me interesaba dar una visión emocional de la crisis, seguramente más ambigua, y de cómo nos afecta en todos los niveles de nuestra vida, no sólo en el económico o laboral. Para mucha gente de mi generación, una parte importante de nuestras vidas como adultos ha transcurrido durante los años más crudos de la crisis, de modo que las consecuencias van mucho más allá, pues implican nuestra identidad. Toda la estructura social, las relaciones humanas, el sistema de valores y las propias ideas e ideologías han quedado salpicadas por la crisis y han dado pie a una nueva realidad, una nueva era, unas nuevas personas.
N.: En ningún momento me planteé entrelazarlas. A veces, esa puede resultar la opción más fácil. La idea inicial era la de hacer tres relatos independientes y conclusivos, como en un libro. El tema económico ni lo pensé, la verdad, desde el principio estaba concebido como un solo volumen, dividido en tres. Creo que por separado no hubieran funcionado tan bien como juntas, además quería jugar con una estructura diferente a la de Papel Estrujado.
N.: Ha sido una obra mucho más visceral que Papel Estrujado y, sinceramente, cumplir con las expectativas depositadas en mí eran un problema menor. Es una obra comprometida con el momento en que vivimos, no viene desde lejos, es un fruto del presente, prácticamente un acto político. Estos dos años de trabajo (en realidad he tardado en hacerla un año y tres meses) han coincidido con un período muy duro de mi vida. He visto a mucha gente de mi generación sufrir mucho, derrumbarse, y en este libro he tratado de dar salida a toda esa frustración, esa rabia generacional. Ha sido un proceso muy complicado, donde mi mayor miedo era no ser objetivo, caer en los tópicos y hacer algo más parecido a un panfleto que a una crónica.
N.: Me costaron mucho, no voy a negarlo. Probablemente es el fragmento que más ha estado sometido a retoques y cambios. Pero toda la obra ha sido un proceso muy exigente que me ha obligado a estar muy concentrado.
N.: Me interesan las dos perspectivas. Yo he estado eventualmente en esas dos posiciones, en la del que se va y en la del que se queda. Las dos son francamente tristes, pero ver marchar a alguien que es muy importante para ti y que no sabes cuándo lo volverás a ver es algo duro que te obliga a replantearte muchas cosas. En ese caso estamos bastante más curtidos que la generación anterior.
N.: El concepto de la culpa es algo capital en nuestra sociedad. Sin ella creo que no entenderíamos nada. Para mí lo impregna todo. Creo que es completamente natural buscar culpables en una situación como esta, y más cuando el rencor está a flor de piel. Y el rencor no aparece de la nada como quieren creer algunas personas, sino que tiene una razón de ser. Pensar que no hay culpables y tratar de desnaturalizar la búsqueda de justicia es absurdo e hipócrita. Las cosas se han hecho mal, se siguen haciendo mal, y nosotros somos las víctimas. Eso es un hecho innegable, y lo lógico es que se busque y se juzgue a los culpables, cosa que no está pasando por parte de las instituciones que deberían hacerlo, lo cual alimenta nuestro sentimiento de impotencia y aviva el odio. Otra cosa evidente es el sistemático rechazo a la culpa de la sociedad española. La gente no soporta sentirse culpable de algo, así que eluden responsabilidades y mienten para sobrevivir éticamente. Es algo patético. Sin culpa no hay perdón, sólo resignación y rabia contenida.
N.: Son mis verdaderas influencias. Esa mezcla entre oriente y occidente es muy propia de mi generación.
N.: Quería experimentar con el color. He ido aprendiendo sobre la marcha. Estoy en un momento creativo y vital donde tengo mucho por aprender, no puedo quedarme encasillado en una manera de hacer, sobretodo porque no existe tal manera. He quedado bastante satisfecho con el color porque los referentes con los que he jugado están muy lejos unos de otros, lo que me ha ofrecido una paleta muy variada y amplia. Desde Chris Ware a Javier Rodríguez, imagínate.
N.: Desde el principio era un libro apaisado. Me gustan mucho los cómics en este formato y quería probar a narrar de esta manera, no hay más misterio.
N.: Yo soy fiel a la gente que me trata bien, como es el caso de Astiberri. Ellos también quisieron bailar conmigo, así que…
N.: Me gustaba la idea de que el título fuera una ironía sobre el contenido.
N.: Qué va. ¡Ni idea! Eso lo dejo para los profesionales del medio.
N.: La verdad es que sí queda lejos todo eso… Actualmente me siento mucho más hábil y fluido a la hora de narrar, con el dibujo más limpio y personal. Tengo más ganas de experimentar y menos miedo. Desde mi punto de vista, creo que dibujar cómics requiere de bastante organización, y en eso también he mejorado bastante (gracias a las horas de trabajo y a mi obsesión por el orden). Después todo es más placentero, que al final es lo que interesa.
N.: Estoy dibujando una obra para el mercado francés. El guión es de Philippe Thirault. Fue un encargo de Futuropolis, la editorial que publica Papel Estrujado en Francia. Me lo estoy pasando muy bien. Lo próximo será una serie larga de ficción, nada que ver con lo que he hecho hasta ahora.
N.: Pues no me canso de recomendar la lectura de la serie de ocho tomos de Takemitsu Zamurai, de Eifuku y Matsumoto. Hace poco he leído la serie de Top 10 de Moore y Gene Ha y me lo he pasado genial. Este fin de semana he tenido muchas horas de tren y he aprovechado para ponerme al día con algunas lecturas pendientes como Buen tiempo de Joe Matt y Dios en persona Marc-Antoine Matieu, todos cortesía de las estupendas bibliotecas de Barcelona. También he empezado a leer la serie Los proyectos Manhattan de Hickman y Pitarra, y estoy acabando el libro de Salto Mortal de Kenzaburo Oe. En el tema audiovisual estoy acabando de ver la última temporada de Mad Men, que la tenía abandonada y me encanta. La música es un tema aparte, ¡lo dejamos para la próxima!
Reseña de El Mundo a Tus Pies en Zona Negativa, por Raúl Silvestre
Reseña de Papel Estrujado en Zona Negativa, por Raúl Silvestre
Qué tio más centrado, había leido ya Papel estrujado pero este El mundo a tus pies aún no lo he pillado y acaba de subir muchos puestos en la lista. No se le nota endiosado (pudiendo estarlo, porque Papel era cojonuda y ésta también suena como una de las más grandes de este año en un mercado que cada vez tiene más competencia en cuanto a calidad se refiere) y me encanta esa naturalidad en recomendar cosas absolutamente diferentes entre sí.
Ah, y enhorabuena al entrevistador también, que nunca lo digo y es de justicia.