ENTREVISTA A PEPE LARRAZ
Hoy tenemos la suerte de contar con Pepe Larraz (Madrid, 1981). Cómo bien sabéis este autor español, con una ya larga trayectoria en sus espaldas será el nuevo dibujante de la Patrulla-X con guiones de Gerry Duggan. En España debutaremos en noviembre con esta nueva fase mutante. No es la primera vez que toca con su arte a los mutantes, pero ahora es el momento que cualquier fan siempre ha deseado, dibujar los X-Men.
Estudiante en Madrid de Bachillerato Artístico y posteriormente Historia del Arte en la UCM, como otros tantos artistas comienza su trayectoria en fanzines (Cristi y sus movidas – 2003 – ). Mientras desarrollaba su labor en el ámbito de la publicidad también pudo ampliar su campo en otras revistas como Diez Dedos, Dos veces breve, Arruequen, Gato Negro, Lunático, Lovexpress etc….
Será ya en 2010 cuando salte el charco y comience pasito a pasito a marcar una senda que le llevará a lo más alto. New Avengers: Luke Cage será su primer paso. Muchos de los lectores españoles empezaron a conocer a Pepe Larraz cuando tuvimos en nuestras manos una serie de Star Wars centrada en la juventud de Kanan, pero ya había puesto sus lápices en colecciones muy diversas como Spidergirl, Thor o Wolverine and the X-Men.
Su éxito, ante el clamor de muchos seguidores, que ya habían percibido que estábamos ante uno de los talentosos dibujantes españoles le llegó tras revitalizar junto a Jonathan Hickman el universo de los mutantes con House of X.
Pepe no me conoce, pero yo sí. Lógico, soy uno de esos fans que en los salones sufre lo indecible para conseguir un dibujo de sus artistas favoritos (tengo 42 años y soy un respetable padre de familia). En Zaragoza tuve el gusto de hablar con él mientras dibujaba un trepamuros para mi hija (de manera encubierta era para mi, aunque juro por Los Eternos que cuando mi hija sea mayor se lo daré). Posteriormente lo vi en Nueva York.
Como otros dibujantes españoles con los que he podido hablar brevemente es una persona cercana, muestra de ello esta entrevista. Al igual que Javier Garrón se ha mostrado super accesible y debo agradecerle su tiempo. Arturo Porras tuvo mucho que ver en las preguntas y se lo agradezco desde aquí.
Sin más que decir, os invito a leer esta interesante entrevista.
Sabemos que te ha tirado el arte de siempre, ya que tus estudios han estado encaminados hacia ello, pero ¿qué te hace pensar el cómic como una posibilidad de trabajo? ¿qué obras te marcaron para que te plantearas semejante vía profesional?
Encantado de contestar a vuestras preguntas, siempre un placer. Pues el inicio laboral en el cómic fue un poco por accidente. Uno empieza a hacer cómics porque es entretenido y le gusta, y hace muchos cómics porque le apasiona hacerlos, pero no es algo en lo que yo pensara entonces como una posibilidad de trabajo. Simplemente era (y es) lo que más me gustaba hacer. Tuve la inmensa suerte de que aquello que me apasiona se convirtiera en mi modo de ganarme la vida. Desde luego en esto hay un componente de suerte, porque mucha gente lo intenta y no lo logra, pero también creo necesario apuntar que las oportunidades te pillan trabajando. Si no hubiera estado haciendo tebeos a lo loco entonces, en fanzines como «Arrueken» o «Lunático«o proyectos personales, no trabajaría de esto ahora.
Es algo muy manido, pero no podemos dejar pasar la ocasión de preguntarlo, ¿cuáles son esos autores que te han marcado, qué has imitado, qué piensas que todavía se perciben en tu trazo?
Bueno, las influencias son algo connatural a este trabajo. Al principio porque uno busca encajar en el mercado y recurre a lo que ya se está haciendo para entender el código de ese mercado en particular, hasta que desarrolla un léxico propio, que es de lo que va esto en realidad.
En mi caso, como en la mayoría, la lista es interminable, desde diseñadores conceptuales como Ian McQue o Even Mehl Amundsen, a pintores como David de las Heras o Pakoto, clásicos como Alex Toth, Windsor McCay, Raymond, dibujantes fascinantes como Alan Davis, Lee Weeks o Rick Leonardi…. Las mayores influencias creo que serían Stuart Immonen, porque el tio lo hace todo bien todo el rato, y Olivier Coipel porque me recuerda que hemos venido a trabajar pero que no nos debemos olvidar de pasarlo bien. En las páginas de Olivier hay una soltura, una extravagancia fascinante que nadie más tiene. Pero el arte se aprende por ósmosis y es bueno rodearse de gente que es mejor artista y más lista que uno para crecer y aprender. Es por eso que mis mayores influencias ahora mismo son mis amigos, especialmente estos tres genios que son David López, David Lafuente y Álvaro Martínez Bueno. Sin ellos, su inspiración y su ayuda, lo que hago hoy creo que sería muy distinto.
Tus primeros pasos profesionales son, como no, en fanzines, o en aquella revista juvenil, Loka Magazine, para luego dar el salto a editoriales patrias como Bauer, Dibbuks o Norma, en casos, participando en publicaciones colectivas ¿cómo recuerdas aquellos momentos de asentamiento como profesional?
Afortunadamente casi toda mi vida laboral ha sido en el campo del dibujo, y casi toda centrada en el cómic, la ilustración o la narración visual. Sin embargo yo, que siempre encuentro la manera de aguarme la fiesta, sentía que aquellos primeros tebeos de encargo como «Cristi y sus movidas» (Loka Mgz, Bauer Ed), o los que hice para Levalo Estudio o para SM, eran como ir al cómic por la vía de servicio en lugar de la autopista, porque no eran editoriales «de cómic». Ahora con la distancia creo que debería haber pensado que lo que hacía era llevar el cómic a otro tipo de editoriales, pero es que a mí me gusta el drama. Finalmente tuve la oportunidad de publicar con editoriales de cómic cómic, en obras colectivas como «Diez Dedos» (Dibbuks), «Barcelona TM«, «Tales from the end of the world«(ambas de Norma) fueron las primeras. Los comienzos son una época muy bonita porque en esos días cada publicación es un peldaño que subes y cada uno cuenta. Vas conociendo a más gente que se dedica a esto y entras en el mundillo. Y es que yo tenía unas ganas locas de entrar en el mundillo de los cómics y conocer a esa gente a la que admiraba tanto.
En 2009 te llega la oportunidad de trabajar en el mercado americano con Marvel, ¿cómo llegas entablar contacto con ellos? Teniendo en cuenta que tu primera asignación ni siquiera se publicó, ¿qué sensaciones te quedaron en aquellos instantes tan cruciales?
La sensación que recuerdo en su mayoría es pánico. A no dar la talla, a no hacerlo bien, a no entender los guiones, a no llegar a tiempo. Recuerdo que los primeros guiones los leía y pensaba «no puedo dibujar esto en este espacio de tiempo, es imposible». La presión era mucha, tanto como enorme era la oportunidad.
El contacto con Marvel entonces era en su mayoría el las convenciones, mediante la revisión de portafolios, y a lo largo de los años en que llevábamos nuestros fanzines al Salón de Barcelona, tuve varias entrevistas. De la mayoría no salió nada pero es muy positivo, se aprende mucho. Al fin y al cabo es la gente con la que quieres trabajar, necesitas saber qué están buscando, y hay gente que hace una revisión de portafolios muy honesta y muy constructiva. En mi caso fue CB Cebulski quien en dijo en esa entrevista que me iban a dar un encargo en las semanas siguientes.
Ese primer encargo fue un número de Marvel Adventures con El Capitán América y Hulk. Yo no me sentía aún muy seguro de mis tintas así que hice solamente lápices. La historia jamás vio la luz, y pasaron varios meses sin que volvieran a encargarme nada. Ahí si que piensas: «¡vale, ahora sí que la he cagado»! Porque cuando no te encargan nada te dices que es porque aún no saben lo bueno que eres, pero cuando ya te han probado y no te llaman más, te das cuenta que es porque saben exactamente lo bueno que eres.
En 2010 sí empiezas a encadenar variados proyectos en la editorial ¿cómo te llegaban esas ofertas? ¿sentías que los editores cada vez más confiaban en tu trabajo?
Fue Tom Brennan quien me dio mi primer trabajo que saldría publicado y el que confió en mí para encadenar diversos proyectos durante la primera mitad del año 2010. Son trabajos de una calidad muy mala, pero entregaba en fecha, y creo que eso me salvaba. Es complicado asumir esto para un artista, pero en el mercado americano ser fiable se valora tanto o más que ser muy buen dibujante. Los cómics tienen que salir en fecha. Estos primeros encargos me sirvieron para curtirme a la hora de priorizar una entrega sobre la necesidad de dibujarlo todo precioso. Los cómics no son eso. Los cómics son contar la historia que tienes que contar en el tiempo que te dan para contarlo.
Uno de los personajes que creemos que marcó tu trayectoria en Marvel fue Thor. Sobre todo, tenemos muy presente ese cómic de origen que fue el Thor. Season One, ¿sentiste de alguna forma que los focos comenzaban a girar hacia ti con aquel encargo?
Le debo muchísimo a Pasqual Ferry, es una persona de la que he aprendido muchísimo de este oficio y de la vida. Fue el quien sugirió mi nombre para ayudarle en la serie de Thor que están realizando con Matt Fraction, y fue una experiencia muy enriquecedora. Al marchar Pasqual de la serie, hice un arco con Matt. Fue un ascenso increíble. La gente obviamente no tenía ni idea de quién era yo, pero seguían al personaje y aquello me puso en el mapa. Trate de hacer una transición suave entre el estilo de Pasqual, que era lo que querían los lectores, e ir metiendo poco a poco mi propia voz en la serie.
Después llegó Thor Season One con Lilah Sturges, que por diversos motivos ajenos a nosotros se fue posponiendo durante todo un año, así que fui intercalando la realización de aquel libro de cien páginas con números sueltos de otras series como Journey into Mystery, Ultimate Spiderman o Venom. Aquel salto de título en título me dió la oportunidad de probar cosas nuevas, técnicas diferentes. Es por eso que considero Thor Season One el final de una época, o una obra de transición. Sólo el detalle de empezarla en papel haciendo «lápiz quemado» (una técnica que consiste en acabar mucho el lápiz y tratarlo con ordenador para conseguir un negro de tinta) y acabarla trabajando ya en digital, pasando por otras varias técnicas ya dice mucho en este sentido.
Sin duda, el reconocimiento definitivo fue tu nombramiento como Young Gun, ¿cómo viviste esos momentos? A nivel profesional, ¿tuviste que acometer alguna modificación en tu forma de trabajar?
Fue muy bonito, la verdad, un gran gesto por parte de la editorial, y un reconocimiento. Para mí significó mucho, y llevó la relación con editores y con el staff de Marvel a otro punto. Creo que la relación con los editores y con la gente de la editorial es muy importante, y por eso creo que es importante para los artistas que están empezando en el mercado americano el acudir a convenciones y conocer personalmente a la gente con la que trabajan, tanto editores como lectores. Es muy revelador y hace que todas la piezas encajen. Sobre todo para una profesión como la nuestra en la que todas las piezas están tan distantes, los editores en Nueva York, el guionista en la otra punta del país, el dibujante en Madrid, el colorista en México y los lectores por todo el mundo. Es de locos. Poner cara y voz a la gente es un ancla de cordura.
Seguimos con logros, el gran pelotazo de la Marvel reciente es la franquicia mutante con su Amanecer de X y tú fuiste parte fundamental. Cuéntanos, ¿cómo es trabajar con Jonathan Hickman?
Es un viaje, eso está garantizado. Jonathan es posiblemente una de las personas más inteligentes que yo haya conocido y su trabajo es una estandarte de esa inteligencia. Me siento tremendamente afortunado de haber sido escogido para trabajar en este proyecto junto con RB Silva y Marte Gracia. Me encanta poder haber sido parte de esto porque el guión, el plan, era tan bueno que hubiera funcionado incluso dibujado con monigotes. Pero en lugar de eso Jonathan y Jordan White, el editor, nos dieron espacio para inventar y creo que creamos algo nuevo. Reinventamos Krakoa. Estoy muy orgulloso de haber podido plantar alguna semilla en todo eso. La arquitectura de Krakoa, esa mezcla de naturaleza y posmodernismo, la considero uno de mis mayores logros personales en el mundo del cómic.
X de Espadas, crossover de veintidós episodios…. has estado involucrado en tamaña empresa, ¿cómo se coordina semejante tarea? La presión sobre los dibujantes debe ser máxima.
X de Espadas (que se pronuncia Diez de espadas, lo que motivó que entre amigos le digamos «la Sota de espadas») es heavy metal mutante, y me sorprende que no haya ningún grupo ochentero que se llame así. Ha sido un crossover tan grande que yo confieso que hay partes que aún no he leído. Una empresa de esta magnitud solo la llevas a buen puerto si hay una coordinación perfecta entre todas las series. Esto fue la prueba de que en la oficina X de Marvel ese tipo de coordinación ha sido la norma desde HOX-POX. Todo está interconectado en las series mutantes.
Al ocuparme de los números de enlace entre partes, a mí me tocó mucha labor de diseño de personajes y escenarios, pero todos los dibujantes hemos tenido que calzarnos las botas de diseñador conceptual en algún momento del crossover. Para mí fue muy especial el que aceptaran la propuesta de portada del número 11 con todos los campeones de Arakko, los primeros Jinetes y Anihilation, los cuales en su mayoría, los había diseñado yo, (junto con Mahmud Asrar que hizo los diseños para las versiones prehistoricas de Isca y The White Sword y Leinil Yu que diseñó a Summoner). Era una portada de un crossover y todos los personajes eran nuevos. Esto no se ve casi nunca. ¡Lo malo es que, al estar la serie ten repartida en tantos números, apenas pude dibujar ninguno de mis propios personajes!
La presión sobre los dibujantes es siempre la misma: entregar a tiempo. Lo que varía es la cantidad de cosas a dibujar y la autoexigencia de cada uno. En este caso es verdad que ambas estaban bastante altas.
En un proyecto como House of X/ Powers of X, con dos dibujantes, ¿cambia algo en tu proceso creativo, para ir en sintonía con R.B. Silva, o esa labor recae totalmente en Marte Gracia?
Creo que tanto R.B. Silva como yo teníamos similitudes en la manera de dibujar y de narrar porque bebemos de las mismas fuentes, así que en realidad fue muy sencillo, nos compenetramos bien. Lo que llevaba peor es que yo soy muy fan de su trabajo, y cuando entraba páginas yo sentía que debía volver sobre las mías y trabajarlas más para estar a la altura.
Marte tiene bien puesto el nombre, porque es algo de otro mundo. Yo ya era muy devoto de su trabajo hacia años antes de trabajar con él, y es una alegría que tengamos muy buena sintonía con lo que buscamos en la página. Es muy importante hacer saber al colorista los planes que tienes para la página pero respetando la voz que él o ella añade al coro que es el cómic. A mí no me gusta dar demasiadas indicaciones a Marte porque sabe infinitamente más de color de lo que yo sabré en cien vidas, pero creo que es necesario que sepa lo que yo he intentado comunicar antes de atacar la página, para que estemos sincronizados de alguna manera y rememos en la misma dirección.
¿Qué nos puedes contar de lo que es estar en primera fila editorial? ¿Nos puedes adelantar pequeñas pinceladas de lo que está por venir en tu futuro editorial?
Lo de la primera fila es difícil sentirlo como tal porque al final yo sigo en el tablero cada día en mi estudio, con la misma taza de café, tratando de que la pagina luzca lo mejor posible, y es lo mismo que he hecho desde que me puse a dibujar tebeos. Es verdad que ahora tengo más confianza en mí mismo para sugerir ideas, cambiar cosas si veo que no funcionan y que desde la editorial se me da más manga ancha. También que la atención y reacción de los lectores a mí trabajo estos últimos años es una pasada, y es algo muy agradable que agradezco inmensamente. Pero esa atención es algo que trato de no tener en la cabeza, ni darlo por sentado. Mi trabajo es el mismo, contarle cosas al lector de la mejor manera posible. Y si alguna vez trabajando fuera de una franquicia tan popular como son X-Men o Vengadores, esa atención de los lectores hacia lo que hago decae, yo tengo que seguir confiando en mi profesionalidad y mi criterio.
Dejando de lado series concretas, ¿cómo llevas el ritmo del cómic americano?
Cómo puedo. Es un trabajo intenso. Es complicado transmitirlo a veces porque la mayoría de nosotros trabajamos sentados en nuestra casa y eso obviamente no es como ir a la mina, pero la procesión va por dentro y hacer tebeos, especialmente para el mercado americano, es una actividad bastante frenética. A veces creo que es pura ambicion y vanidad el tratar de hacer todo el trabajo de un narrador audiovisual, que en cine y vídeo hacen compañías de decenas de personas. Otras veces, las buenas, me doy cuenta que no hay medio visual tan barato, tan ilimitado, tan libre como los tebeos. Es una gozada poder trabajar en un medio que no dejas de explorar y descubrir constantemente.
¿Cómo se ve Pepe Larraz en unos años? ¿Su futuro continuará ligado al mercado americano? ¿Un retorno a España? ¿Algo de creación propia? ¿Un cambio de acera a DC Comics? Nos interesa así, fantaseando un poco, que personajes de la Distinguida Competencia te gustaría abordar.
Es una buena pregunta, desgraciadamente una a la que no puedo responder. Respecto a lo de unos años, porque es imposible. La vida nos ha dado estos últimos años una masterclass de lo rápido que las cosas se pueden ir a la mierda y que hacer planes a largo plazo es una ilusión. Entiendo que estamos en la época de la proposición y reacción, nada más. Intentar algo y trabajar con lo que resulte de ahí.
Respecto al futuro inmediato aún me quedan bastantes números por hacer en mi contrato con Marvel así que eso está asegurado. Sí que me gustaría probar otro tipo de historias y de géneros aparte del superheroico, porque creo que la función crea la forma y que otro tipo de historias me llevarían a buscar otras soluciones narrativas y gráficas. Batman es un personaje que tira mucho por la amplitud de maneras de abordarlo pero aún me cuesta mucho dibujarlo, ¡ni he llegado a desarrollar una manera de dibujar a Batman aun! Me gustaría dibujar alguna historia con personajes del Cuarto Mundo de Kirby porque su mundo gráfico es fascinante y perderme en él es muy seductor. Especialmente si me pagan por ello.
Sabemos muy bien que tu presente está muy ligado a la Casa de las Ideas. Viendo en perspectiva todo lo conseguido, ¿qué personaje Marvel o colección desearías dibujar después de X de Espadas? Abrimos la caja de los deseos para dejar volar la imaginación….
Después de X de Espadas he tenido el privilegio de dibujar uno de los libros más extraños y queridos de mi carrera llamado «Planet Size X-Men«, escrito por Gerry Duggan y coloreado por Marte. Si me preguntas de qué va, pues yo lo veo como un libro de viaje, o una recopilación de postales, a la vez es una epopeya bíblica, a la vez es la historia más íntima y enorme que hayamos contado.
Después de eso , el mismo equipo creativo nos movimos a X-men y llevamos ya tres números de esa serie. De momento vivimos en la Casa del Árbol.
A mí me encantaría hacer algo de Conan porque la fantasía, espada y brujería es uno de mi generos favoritos junto con la ciencia ficción. Yo creo que es porque me gusta dibujar mundos que no existen, porque dibujar algo es ir allí a vivir por un tiempo. Por eso mismo tener la oportunidad de dibujar algo de Alien sería un sueño.
Finalmente, para concluir, nos salimos del circuito habitual de preguntas. Te hemos escuchado hablar sobre la venta de “originales digitales”, algo que parece al alza, ya que cada vez se trabaja menos a la manera tradicional. Nos gustaría que nos comentaras tu opinión al respecto.
A ver, la controversia: el mercado de cómic es muy exigente con el dibujante, cada vez más, a nivel de detalle y tiempo. Está circunstancia nos ha obligado a buscar herramientas para hacer el trabajo más deprisa y ahorrar pasos. El dibujo en digital permite avanzar más deprisa pero a costa de no generar un original. Esto es terriblemente injusto para un mercado que ya viene de hace tiempo mermando ingresos para los artistas que trabajan en él. Es injusto porque es precisamente la circunstancia de ese mercado la que nos obliga a currar más deprisa y renunciar a una parte sustancial de los ingresos que suponía la venta de originales. Algunos de nosotros llegamos a la conclusión que era un paradigma que tenía que cambiar.
Yo no he inventado nada, Miquel Janin, David Marquez o Jorge Jiménez llevan haciendo esto hace tiempo. David Márquez los llama «Artist proofs», es una impresión única, certificada de la página de cómic que se vende por un valor muy inferior al de una página de comic original. ¿Cómo sabemos que es única? ¿Qué me previene de hacer una nueva impresión y volverla a vender? Pues simplemente el que perdería el negocio, ya que se mantiene sobre su propia credibilidad. Si yo dinamito esa credibilidad los «Artist proofs» pierden todo su valor.
En mi caso aparte del certificado con holograma, añado la numeración (1/1) a mano, la firma y un sello seco. Dejo la capa del lápiz digital en azul a una opacidad baja pero visible para tratar de que no se pierda esa información sobre el proceso que da un original. La verdad es que quedan preciosas.
Para mí es un complemento de ingresos que viene muy bien pero sobre todo se trata de ir cambiando la mentalidad del coleccionista hacia este tipo de productos, porque el mercado de cómic de hoy es así. Obviamente cobro mucho más por una portada en papel a la aguada, pero mi calendario no me permite hacer todas las portadas en papel con la calidad y el detalle que me pide la industria. Está solución nos funciona por ahora, y es interesante ver cómo cada vez más artistas se van sumando a producir estos artist proofs de sus páginas.
Me hace gracia su humildad y su sencillez. Yo no sé si este hombre es consciente de que su estatus a día de hoy le posiciona como el dibujante estrella de Marvel, diría que muy por encima de los demás.
Que majo parece Larraz! Me encantaria verlo en DC. La verdad es que un Kamandi o un OMAC suyo podria ser impresionante. En Batman no lo tengo tan claro… Pero igual ahi esta la gracia, en el reto. Marvel tiene mucha suerte de poder contar con alguien como el!