Posy Simmonds, la gran dama del cómic británico, nos recibe en la sala de prensa del Comic Barcelona. Está acompañada por una traductora, pero decidimos de común acuerdo hacer la entrevista en francés, idioma que dominamos los dos. En todo momento conserva un ademán discreto y tímido que rompe en contadas ocasiones, solo para hacer aflorar una sonrisa pícara de complicidad. Viene acompañada de muestras de su trabajo que le permiten explicar mejor algunos conceptos gráficos y narrativos.
POSY SIMMONDS AL HABLA
Zona Negativa (ZN): Buenos días y muchas gracias por atendernos.
Posy Simmonds (PS): Buenos días.
ZN: ¿Cómo se siente uno después de ganar el Grand Prix de Angoulême?
PS: Cuando pasó me quedé completamente estupefacta. Además, este año no pude ir porque tenía problemas dentales. Entonces mi director me llamó y me dijo: “Estás entre las tres finalistas.“ Yo no podía creérmelo. Con Daniel Clowes y Catherine Meurisse… Entonces unos días más tarde me llamó otra vez: “Has ganado”, me dijo. Precisamente estaba en el dentista en este momento y me llamó la BBC para hacerme una entrevista y yo les decía, ahora no puedo hablar, literalmente… [Risas] Pero, estoy contenta, muy contenta. Sobre todo por que soy extranjera, no soy francesa…
ZN: Muy merecido.
PS: ¡Muchas gracias!
ZN: ¿Piensa asistir al Festival Angoulême el año que viene?
PS: Sí, sí, claro. Además creo que organizan una exposición sobre el ganador. No sé si algo más, no estoy segura que más harán. Muchas entrevistas. Como aquí… [Risas]
ZN: ¿Tiene previsto publicar algo nuevo a corto plazo?
PS: No, no inmediatamente. De hecho tengo un proyecto que está dando sus primeros pasos. Estoy en ello, pero está en una fase muy inicial.
ZN: Como le comentábamos antes de empezar la entrevista, en Zona Negativa nos gusta conocer más en profundidad a nuestros entrevistados. Por esta razón, miramos al pasado y hacemos un poco de historia…
¿Cómo descubrió Posy Simmonds el mundo del cómic?
PS: Descubrí los cómics muy joven. Tengo dos hermanos mayores, un hermano y una hermana, y en casa siempre había revistas de cómics inglesas. Además, en el pueblo había muchas familias estadounidenses porque cerca estaba la base norteamericana. Todos los sábados regresaban de la base con sus Coca-colas, sus chocolatinas Hershey’s, que no me gustaban mucho, y sus cómics norteamericanos. Cuando los habían leído me los pasaban y me convertí en propietaria en un gran montón de comic books como los de Donald Duck, Superman, Spider-man, Sad Suck e incluso horror comics, de terror. Me acuerdo de un día, debería tener unos ocho años, cuando mi madre me pregunto que estaba leyendo y le enseñé una página donde estaban chafando a un hombre en una prensa de aceitunas… [Risas] Y ella exclamó horrorizada que esto era horrible. Eran muy duros, terribles algunos de estos comic books. En aquella época los cómics eran para niños y al crecer dejábamos de leerlos.
ZN: Y en la escuela tuvo algunos profesores que le despertaron las ganas de explicar historias. ¿Cómo fue esto?
PS: Si, en aquella época, cuando tenías unos 16 años, era obligatorio dar clases de francés y leer literatura francesa; Racine, Corneille y Flaubert. Me lo pasé muy bien en estas clases de lengua. Yo tenía dos profesoras que me encantaban. Por una parte estaba la profesora de lengua, muy chic, que le encantaba la literatura – por supuesto – y que siempre llevaba unos zapatos deslumbrantes. Por otro lado, teníamos la profesora de gramática, también era súper, pero era inglesa y llevaba unos zapatones horribles…
ZN: ¿Y fue a raíz de esto que se marchó a estudiar a París, a la Sorbona?
PS: Si, era un curso de Civilización Francesa destinado a los extranjeros. Pero yo no era, en absoluto una buena estudiante. Leí muchísimo en aquella época, esto sí. Pero, al cabo de poco tiempo empecé a disfrutar de muchas actividades como las galerías de arte, el cine que era mucho más barato que en Inglaterra, de la misma ciudad de Paris… Yo vivía en el campo, para mí fue una inmersión total.
ZN: ¿Paralelamente a todo esto usted dibujaba desde muy joven, cierto?
PS: Sí, sí, claro…
ZN: Y al regresar de París es cuando se plantea convertir esta pasión por el dibujo en algo profesional…
PS: Si. Hice un curso de grafismo en Central School, ahora se llama Central Saint Martins, de Londres y a partir de allí empecé a colaborar con algunos periódicos.
Al principio era duro por que tenía que esperar, a veces semanas, y entonces sonaba el teléfono y te encargaban dos trabajos pequeñitos, sobre algo muy aburrido, pero al menos se ganaba algo. Y, poco a poco, la cosa fue convirtiéndose en más grande. Así empecé en The Guardian, haciendo varias ilustraciones y como vivía cerca de la sede me iban llamando por la mañana para que les hiciese dibujos, o comentarios gráficos. Me decían que había un artículo que era sobre un tema concreto, me daban el espacio para el dibujo y que tenía que estar hecho para la tarde. Era todo muy inmediato.
PS: Fue una gran escuela porque tenía que trabajar muy rápido y no había margen para corregir lo dibujado. A veces el resultado no era muy bueno, pero no había tiempo para lamentarse. Salía un día y al siguiente otro y otro…
ZN: Paralelamente empezó su carrera como ilustradora infantil y juvenil ¿no?
PS: Sí. Pienso que ilustrar libros para niños es una disciplina difícil. Porque, aunque la historia sea muy fantástica, siempre tiene que haber algo de verdad en el dibujo, algo que los niños conozcan. Es algo muy difícil de dominar… Claro que siempre se pueden dibujar gatitos y conejitos.
ZN: Con la ilustración infantil ha tenido mucho éxito, incluso ha estado nominada al Oscar de animación.
PS: Esto fue con Fred. Pero en esto yo participé bien poco. Había dos equipos de artistas que se encargaban de la animación. Era increíble verlos trabajar. Sobre todo porque podían dibujar como yo, con mi estilo.
ZN: Y empieza su primera serie en The Guardian, ¿Cómo era?
PS: Se titulaba The Webers. La protagonizaba la familia Weber que estaba formada por gente algo ingenua, bien pensante, un poco como los lectores del The Guardian. Porque me habían pedido que retratara en cierta forma la vida de los lectores del periódico. Es una serie que duró unos 10 años hasta que el mundo empezó a cambiar, llegó madame Tatcher y los ingenuos empezaron a estar pasados de moda, fueron desapareciendo…
ZN: Y entonces le llegó un encargo algo especial por parte del diario ¿no?
PS: ¿Te refieres a Gemma Bovery?
ZN: Si.
PS: Al principio me preguntaron que quería hacer. En este momento yo estaba haciendo escenas fijas, con un mismo decorado y con gente que no evolucionaba, por lo que les pedí poder hacer una historia. Me dijeron que de acuerdo, que sería una serie de 100 páginas, diarias, en blanco y negro, a tres columnas y en un formato algo extraño, más vertical que horizontal. Yo pensé: «¡Esto no es un cómic!, ¿Qué diablos es esto?» Pero fui adaptándome y poco a poco empecé a dominar el espacio para subministrar mejor la información, escogiendo lo que se explicaría en imágenes, lo que iría en texto y lo que serían los diálogos. Y es que con solo 100 páginas, tenía que llenar cada página de mucha historia y añadirle intriga al conjunto. Escribí mucho para hacer esta adaptación. Además, no era muy consciente de los formatos que se publicaban en Francia en aquel momento y fue cuando Gemma Bovery se publicó en francés cuando empezaron las polémicas – todas muy francesas – sobre si era un formato híbrido, si era o no historieta, que tenía demasiado texto y cosas así… [Risas]
ZN: ¡Y tanto que es cómic!
PS: El formato surgió un poco por casualidad, por necesidad… Y también pensando en los lectores que tenían que recibir algo cada día a cambio de su dinero. Pero, en el fondo era para poder explicar la historia e incluir también la atmósfera y todos los detalles. Creo que esta combinación de texto e imágenes era ágil… Es dificil explicarlo porque fue surgiendo poco a poco, fui aprendiendo a medida que la historia avanzaba. Los dibujos eran muy adecuados para las acciones, la puesta en escena, las conversaciones… En cambio los textos me permitían cambiar de voz narrativa. Con este formato alargado se producían varios niveles de acción y de voz. No había mucho espacio para los ejercicios gimnásticos en el arte, pero… «It Works!«.
ZN: Además hay un estudio muy profundo de los personajes…
PS: Si, esto viene sobre todo de la obra original. Pero yo intenté aportar ciertos detalles míos. En lo físico aquí tengo los bocetos previos del personaje de Gemma [Señala algunas páginas del dossier que lleva consigo] y siempre me recordaba a alguien, mi idea inicial era basándome en alguien…
ZN: ¡La princesa Diana de Gales!
PS: En esta época aun estaba viva. Me caía muy bien… y me gustaba mucho esa mirada tan esquinada que tenía. Luego, también tengo bastantes estudios preliminares para el personaje de Tamara Drewe.
ZN: Con Tamara Drewe ya era más consciente de las dificultades y dominaba mejor el lenguaje y el formato ¿no?
PS: Si, en cuanto al formato era algo más fácil porque era más cuadrado, no tan horizontal. Yo diría que Gemma Bovery es la obra más difícil con la que me he enfrentado.
ZN: Tanto Gemma Bovery como Tamara Drewe han tenido su adaptación cinematográfica ¿Le han gustado?
PS: Si, sí. Las dirigieron Anne Fontaine y Stephen Frears… De la primera, la parte inglesa, la que pasa en Londres estaba pensada para el público francés y no era muy interesante, pero actuaba Fabrice Luchini que era fascinante. Coincidí una vez con él y era una persona que daba mucho juego. Fascinante…
ZN: La tercera obra de la trilogía es Cassandra Darke, mucho más oscura con cierto aire de thriller ¿Le interesaba cambiar de registro?
PS: Si. Me apetecía, me divertía crear un personaje femenino que fuera una misántropa, rica y completamente desagradable. Porque a las mujeres nos empujan a ser siempre amables, a gustar y todo esto… Y Cassandra Darke es una mujer liberada, no le importa nada el qué dirán. Esto era algo sobre lo que yo quería trabajar, esta característica. En la base está [Charles] Dickens. En su obra encontramos a personajes como Scrooge que es un misántropo característico, que también es rico, pero su entorno no lo es. Ahora, en Londres, me he fijado que últimamente la fractura social se ha ensanchado mucho, como en la época de Dickens. Y creo que es un fenómeno que se reproduce en todas las grandes ciudades del mundo… pero en Londres todo esto es muy visible, hay barrios que son muy, muy chic y al mismo tiempo encontramos gente sin hogar, bancos de alimentos… Por todo esto me interesó trabajar en la novela Cuento de Navidad [de Charles Dickens], aunque basándome en ella de una manera muy libre.
ZN: ¿En sus obras siempre hay mucha crítica social, pero conservando un ligero enfoque humorístico?
PS: Creo que estamos en una época muy sombría. Sin embargo… no sé si es una característica muy inglesa lo de no tomarse las cosas de una forma completamente en serio. Pero, con el humor se pueden decir cosas muy graves, usando el humor. En lugar de percutir machaconamente sobre los conflictos, intento no ser muy evidente, dejarlo ahí de una manera casi subliminal.
ZN: En cambio en su última obra publicada en castellano, El mundillo literario, la crítica, la parodia es algo más evidente ¿El ambiente editorial es un mundo que conoce muy de primera mano?
PS: Por supuesto, conozco muchas escritoras y escritores, he asistido a varios festivales literarios y me fijo – a veces a pesar mío – en ciertas cosas. Por ejemplo, siempre hay un escritor, normalmente es un hombre, que fijándose en las colas de aficionados que esperan una firma, exclama: “La mía es más larga que la tuya” [Risas], siempre hay uno que tiene que hacer esta broma… [Poniendo los ojos en blanco] Siempre hay rumores, reuniones importantísimas que no sirven para nada… Y luego es verdad que el oficio de escritor es un oficio solitario; está el miedo a la página en blanco, al rechazo… No es como trabajar en la mina, pero aun así es duro, creo. Es muy difícil ganarse la vida con ello. Y más ahora que hay muchas editoriales que pagan mal…
ZN: ¿El proyecto que está preparando en la actualidad es similar a las otras obras de su trilogía? ¿La protagonista es una mujer?
PS: La protagonista es una mujer, en efecto y la acción trascurre a finales de la década de los cincuenta y principios de los sesenta del siglo pasado. Bastante antes de las minifaldas, de la era de The Beatles y todo esto. Habla sobre el final de una época.
Lo que pasa es que últimamente ya no trabajo tan rápido como antes…
ZN: Esperamos poder verlo pronto. En nombre de nuestros lectores y en el nuestro… Muchas gracias por concedernos esta entrevista.
PS: Gracias a vosotros.
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Reseña sobre Gemma Bovery.
Reseña sobre Tamara Drewe.
Reseña sobre Cassandra Darke.
Reseña sobre El mundillo literario.
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