Es jueves al mediodía. El saló abre sus puertas hace poco y servidor debe hacer frente a la primera entrevista que hace cara a cara en su carrera. Y tengo la suerte de debutar, ni más ni menos que con el matrimonio
La carrera de
Autor multipremiado con premios de la talla de los Eisner, los Eagle o los Haxtur, además de nombramiento de doctor honorífico en la universidad de Sunderland.
Por su parte
Desde Zona Negativa querríamos agradecer a la organización por propiciar el encuentro y al matrimonio por su cercanía y cordialidad.
Terminé la universidad en 1973. Entonces intenté entrar en el mundo del diseño gráfico. En el 73 había una depresión económica en Gran Bretaña. Y, además, por aquel entonces solo había una agencia de diseño gráfico, una muy pequeña. Así que básicamente estaba en el paro.
Ya cuando estudiaba en la universidad, estaba haciendo mis propios cómics underground. Solo por diversión, porque me interesaban muchísimo los cómics underground por aquel entonces.
Como estaba en el paro y tenía mucho tiempo, pensé “terminemos este cómic”. Un cómic de 20 páginas que hice. Luego, hice algunas llamadas para a ver si conseguía publicarlo. Creo que salió en 1973, uno de mis primeros cómics underground. El chaval que lo publicó, nunca había publicado ningún cómic previamente. Y dijo “Lo sacaremos”. Hicimos como otros cinco. No pensé que fuese a hacerlo. Hicimos como cinco cómic underground en total. Y, ciertamente, después comencé a hacer Luther Arkwright. Un cómic alternativo, un cómic de ciencia ficción alternativa. Y después se serializó.
De todos modos, después de hacer esto durante cinco/seis años, los editores comenzaron a pedirme que hiciera cosas. Ya sabes, editores diciéndome si puedo dibujar esto o esto otro o hacer tal o cual número.
Así que después de cinco/seis años parado, estaba haciendo cómics underground. Estaba en el paro, pero he estado haciendo cómics profesionalmente desde entonces. Es algo de lo que me congratulo. Crecí leyendo cómics. No hice mi primer cómic hasta que no tuve 8 años.
Así que ya estaba acostumbrado.
¿Una sola historia?
Crecí leyendo cosas como Mafalda. Y Gran Bretaña tiene una fantástica tradición de cómics infantiles. Y durante los cincuenta, el momento en el que crecí, eran muy, muy buenos. Eran bastante revolucionarios para su época. En los cincuenta habían algunos artistas de cómics, cuyos nombres podría decirte: David Law o Ken Reid, por citar algunos. Ellos revolucionaron la forma.
Y de repente, los cómics eran muy artísticos. Los villanos de las historias pasaron a ser los profesores, los policías, los vigilantes de los parques. Ya sabes, las figuras de autoridad.
Antes me preguntaste por una sola historia, un cómic. Cuando tenía once o doce años pensé “bueno, soy demasiado viejo para los cómics ahora. Se me ha pasado la edad de leer esos cómics. Están hechos para niños”. Y todo eso. Y dejé de leerlos.
Entonces me interesé mucho por el cine de terror, me interesaba mucho las películas de monstruos, las revistas de miedo. Warren, que las publicaba, trajo un cómic llamado Creepy y otro llamado Eerie. Y así fue básicamente como volví a leer cómic. Cogí un número de Eerie. Y esa historia dibujada por Steve Ditko y escrita por Archie Goodwin llamada “edición de coleccionista”. Era casi literatura. Me flipó. Leí esa historia y pensé “Wow”. Eso fue increíble. Una historia experimental muy bien contada y dibujada de un estilo increíble. Y eso fue lo que realmente lo que me trajo de vuelta a los cómics. Me dí cuenta de que los cómics molan mucho.
Sí, como, “ah, los cómics también pueden ser esta otra cosa”
Correcto, pensé “pueden tener este aspecto genial. Sí, y fue en este momento cuando en Marvel estaban Jack Kirby y Steve Ditko haciendo esos personajes fantásticos. Los cómics me han seguido interesando desde entonces. Durante un año leí muchos comics.
¿Tardó mucho en encontrar tu propia voz como artista?
Bueno, sí. Porque mientras crecí jamás me habría dado cuenta de que hubiese terminado viviendo de hacer cómics. No lo sabía. Sabía que haría cosas en las que era bueno en el colegio. Se me daba bien la literatura inglesa y arte. Así que sabía que iba a hacer algo relacionado con el arte. Pero no sabía el que. Y por eso terminé haciendo diseño gráfico. No creo que fuera feliz trabajando en publicidad.
Sí, desarrollé mis habilidades, aunque no diría que tengo una voz como tal, porque si miras los cómics que he hecho a lo largo de los años, los estilos han ido cambiando de acuerdo con la historia. Siempre intento que el estilo del dibujo encaje muy bien con la clase de historia que hay que contar. Eso es lo apropiado.
Para ustedes, ¿Qué cualidades necesitaría un escritor?
(risas)
El cómic es una clase de medio, un arte secuencial de contar historias usando imágenes de manera secuencial. Usando palabras, pero no necesariamente. Tan solo es un medio, como cualquier otro, como el cine, el teatro, la radio o los libros.
Puede contar cualquier clase de historia, creo. Pero considero que el cómic book es más del tipo panfleto. La novela gráfica tan solo son cómics en forma de libro. Es un término del marketing.
(risas)
No lo sé, y no lo sé porque estás cambiando todo el rato. He estado cambiando y desarrollándome todo el tiempo. Como escritor he escrito narrativas mejores de los que hacía en 2000AD. Pero aprendí mucho trabajando con grandes artistas como Pat Mills.
Tenía el pelo más largo por aquel entonces (risas).
Creo que se debe a que fuimos la primera generación de artistas que creció bajo la influencia de las cosas de Estados Unidos, y nos quedamos con ese estilo, con este modo de contar historias. Aunque hicimos algo distinto con ello, y por eso nos convertimos en figuras tan populares en Estados Unidos. En ese punto, en los setenta, muchos de los artistas americanos que estaban haciendo superhéroes eran demasiado blandos. Estaban copiando a la gente que copió lo que hizo Jack Kirby. Y nosotros pretendimos impregnarlos de más influencias, de otras fuentes de influencias. En mi caso, por ejemplo, me encantaban las ilustraciones. Todo el mundo, desde William Hogarth, Gustave Dore y llegando hasta gente como Moebius. Tuvimos distintas influencias frente a los artistas americanos. Por aquel entonces todo era demasiado amable, muy de la vieja escuela. Nosotros lo que hicimos fue llevarlo al extremo.
También las historias de 2000AD tuvieron algunos problemas. Había mucho humor negro.
Era la primera vez que trabajé con fechas de entrega. Lo cual significó que tenía que estar trabajando hasta las dos todas las mañanas. Trabajé muy duro durante muchos años. Así que me hizo que me acostumbrase a coincidir con las fechas de entrega. Dicho esto, llegue tarde mogollón de veces. En un cómic de 64 páginas tienes que ir a un ritmo de cuatro páginas al día, así que es un salto muy, muy grande haber hecho Grandville.
La verdad es que no. Tan solo pensaba que estaba creando, sin más, porque me estaba tirando mucho tiempo en ello. Con Luther Arkwright pensé que nunca iba conseguir… Por aquel entonces, me pagaban diez libras por página, por el trabajo primerizo. Estuve en una página unas 56 horas, así que debí pensar que hacer «Así que esto es ser creativo».
Pero habiendo dicho esto, cuando llegó a la imprenta regular pensé que esto iba a darles dinero. He visto opciones de hacer una película unas cuantas veces. Ha venido un montón de dinero de Luther Arkwright.
La Inglaterra de Thatcher fue un caldo de cultivo para muchos movimientos contraculturales y una efervescencia creativa en historias de rebelión y de ruptura, en la cual se enmarca su obra. En la Europa actual; ¿Crees que queda algo del espíritu de vuestra generación?
No lo sé. Espero que lo que está pasando en América y el brexit, no haya radicalizado a mucha gente. Quiero decir, ciertamente, Thatcher tuvo su efecto en los guionistas y artistas de 2000AD. Arkwirght vino como reacción al contexto de Thatcher y al alzamiento del National Front en Gran Bretaña. Por eso hice esa clase de historia antifascista. Y después vino V de Vendetta de Alan Moore, afortunadamente. Y el trabajo que estaba haciendo en Nemesis dentro de 2000AD, también. A su vez, era la época del Apartheid en Sudáfrica, y eso tiene bastante de lo que trataba Nemesis. Nemesis iba de ese archifanático. Era de lo que se hablaba. Y de esa búsqueda de pureza racial (risas). De cualquier modo, hago menciones específicas a Sudáfrica, tienes un personaje llamado el archifanático de Necrópolis, que hablaba con un acento de sudafricano. Y esas cosas.
Les diría: “Mostradme una nación que necesita un líder fuerte y yo os mostraré una nación de ovejas”.
De hecho, aprendí mucho. Si mis primeros cómics underground fueron mi aprendizaje en el medio, Luther Arkwright fue mi doctorado, porque estaba experimentando mucho. Estaba intentando llevar más allá a la forma. Ver lo que se puede hacer, ver cómo se puede adaptar algunas cosas que he visto en el cine. Las técnicas de montaje y de corte y trasladarlas al cómic. Cosa que se hizo años antes con gente como Will Eisner, que se fijó en gente como Orson Welles o Hitchcock con la finalidad de adaptar su técnica.
La verdad es que nadie se había fijado en el cine por aquel entonces entonces, y yo miraba mucho cine el de Sam Peckinpah, que usaba la cámara lenta, entre otras cosas, Nic Roeg, que empleó mucho el jump cut, Francis Ford Coppola, Sergio Leone… Y ver que podía adaptar de estas cosas a los cómics.
Te habrás dado cuenta que muchos de los planos de Luther son primerísimos primeros planos de los ojos. Eso lo tomé directamente de Sergio Leone, esos primerísimos primeros planos tan estrechos.
Siempre estaba intentando probar muchas cosas con Luther Arkwright y experimentar, y aprendí muchísimo de ello.
Pues la verdad es que el cine ha aprendido mucho del cómic. Mientras que los cómics estaban haciendo primeros planos, planos largos, las películas mudas… Quiero decir, los paneos, los zooms, todas esas cosas creo que se hicieron primero en los cómics. Cualquier película empieza con un storyboard, que es básicamente un cómic.
Y respecto a la segunda pregunta, como dije, he aprendido mucho del cine. He adaptado muchas cosas de ese medio. Lo que me pasa es que cuando miro una película, o veo un buen plano, pienso “wow, tengo que usarlo para algo”.
(Mary)
(Risas)
Como lector, me es imposible evitar hacer un paralelismo con otra obra capital británica casi coetánea: V de Vendetta. En la misma entrevista, leí que usted es consciente de Moore es admirador de su obra. ¿Cree que V es, de algún modo, sigue una tendencia iniciada por Luther?
No lo sé. Son dos tipos distintos de historias. Pero lo que sí sé es que cuando me encontré por primera vez con Alan Moore, años antes de que hiciese V de Vendetta, me dijo que era un gran fan de Arkwright y me dijo que le gustaba el modo en el que usaba el blanco y negro, que no haya color y que siga siendo eléctrico. Y me comentó que estaba trabajando en algo similar. (risas). Y eso terminó siendo V de Vendetta. Fue una influencia, hasta él mismo lo reconoce en entrevistas (risas).
Han desarrollado un trabajo muy bueno. Desgraciadamente, Alan ha dejado de escribir cómics ultimamente, hace unos años. Todo un caballero. Ha desarrollado un buen trabajo.
No he leído muchas de las cosas de Grant, porque realmente no leo cómics de superhéroes. Pero las cosas he leído de él han sido muy buenas.
Está muy bien. Porque conozco que Garth Ennis, Grant y Warren Ellis, particularmente, eran unos grandes admiradores de Arkwright antes de ser profesionales, cuando todavía solo eran fans de los cómics. Así que está muy bien por su parte que reconozcan eso, ahora que son grandes.
En una convención de cómics en Edimburgo hace un par de años al que fui y Grant estaba dando una charla a unas cien personas, y yo estaba entre el público. Él no lo sabía, yo estaba en el final. Y le estaban preguntando acerca de su carrera. Él habló de mí entre el resto de gente que le publicó. Se detuvo y estuvo un buen rato hablando de mí. Creo que eso es suficiente reconocimiento. Dijo unas cuantas cosas buenas de mí, aunque no supiera que estaba entre el público.
La verdad es que cuando empecé a hacer el cómic, nunca pensé que fuese a hacer una secuela. Pero cuando lo terminé, me pregunté “¿Y qué pasaría después?”. Y en los 10 años siguientes, estuve haciendo desarrollos de otras historias. Pero no quería hacer lo mismo, quería contar otro tipo de historia. Y por eso el personaje principal ni aparece, básicamente la historia es sobre su hija. Pero desde que he terminado esta, tengo un bloc lleno de notas acerca de una posible tercera parte de Luther Arkwright… Pero todavía no puedo… Tengo que decidir de qué va la historia. Quiero decir, que el primero es una gran historia antifascista, debido a la situación el que estábamos, Con el Corazón del Imperio, debido a que era el momento en el que volvíamos a Oriente Próximo, el imperialismo americano, el imperialismo británico…Todavía no estoy seguro de que tratará esta tercera, creo que puede tratar acerca del nacionalismo
Va a tener mucho material con todo el clima político.
(Bryan)
Yo estaba pensando en la historia. En hacer lo que hoy se llama una novela gráfica, durante un tiempo. Ya terminé de hacer los cómics underground y trabajé como ilustrador durante seis meses para una revista. Estaba desarrollando esta historia de ciencia ficción y de repente recibí una carta de ese señor diciendo que básicamente iba a publicar una versión británica de la batalla de Lone. Pero con muy poco presupuesto. Así era la versión británica. Me dijo que si tenía algo escrito y que si quería hacerla y yo dije que sí. Hicimos cinco números, yo estaba en el equipo editorial. El primer número, publicamos a Grant Morrison por primera vez. Tenía 17 años. Estaba dibujando sus propios cómics por aquel entonces. Así que duramos cinco números… De repente, superamos los cuatro. Y entonces un aristócrata francés se mudó a Londres y comenzó a publicar una revista. Él lo cogió y comenzó a sacarlo desde el primer episodio. Y él hizo lo que se convertiría en el primer volumen, publicitándolo como un libro.
Y entonces conseguí mucho trabajo con 2000AD, así que después de cinco años trabajando ahí, él dijo que quería ver el resto de la historia. Si te pago, ¿Harías el resto? Así que me pagó durante dos años para que acabase la historia y la publicó, así que no tuve ningún problema en encontrar a alguien que lo publicase.
Y mientras eso pasaba, un editor de Dark Horse al que realmente le gustó, se puso en contacto conmigo porque quería sacar la edición americana. Y al año que siguiente salió en Italia. Creo que se ha publicado en diez países, no lo sé.
Tal y como dije antes, quería contar otro tipo de historia, así que necesitaba que tuviese un aspecto diferente. Pero al dar color a la historia, hizo que no pareciese el pasado, en blanco y negro. Creo que haciendo otra historia de Luther Arkwright volvería al blanco y negro, como a esa idea de espejismo experimental.
No lo sé.
(risas).
No lo sé, tiene su base en la historia. Es una historia sobre Victoria que es una persona que cambia en la historia. Termina haciendo lo correcto. El Corazón del Imperio es muy experimental en cuanto a su particular forma. Comienza siendo el tipo de personaje que es despreciable, deliberadamente despreciable. Ella es inaguantable, es racista… Y el libro trata sobre cómo cambia, ella va hacia ellos a lo largo del cómic. Y lo que hice fue, a lo largo del libro… Quiero decir, buscando un efecto dramático, busqué distintos ángulo. Si miras todas las escenas que hay en el cómic, la altura de la mirada, debido a que ella mide 1.98, es muy alta, y esa altura de mirada hace que tenga que mirar a la gente por debajo. Es así durante buena parte de la historia. Psicológicamente, su mirada está por encima, está por encima de ellos.
Por la mitad de la historia, en el punto en el que toma LSD, y pasa por esa cosa traumática. En ese punto la altura de la mirada del resto hace un salto, y se pone a su nivel. Al mismo tiempo, si miras a sus pupilos son, muy, muy pequeñas, son enanos. Al mismo tiempo, si prestas atención a sus pupilas, son muy, muy pequeñas, son diminutas. Hay una especie de distancia contigo, de algún modo. Si gustas a la gente, tus pupilas comienzan a crecer. Bebés, animales, y otras cosas bonitas tienen las pupilas grandes. Pero si miras a la otra parte de la historia, tiene pupilas muy pequeñas. Y exactamente en el mismo momento en el que toma el ácido, y asciende a nivel superior, sus pupilas se expanden. Y son muy grandes durante el resto de la historia.
(Bryan)
Sí, por supuesto (risas). Quiero decir me encantaría que pasara. Algunos ya han intentado hacer una adaptación a serie televisiva de Grandville. Los derechos se han comprado por una gran compañía televisiva, y ya hay un guionista encargado en adaptarlo. Ha estado trabajando en la estructura del episodio piloto, y en la de la primera temporada de ocho episodios. No sé si llegará a hacerse, pero me encantaría verlo.
Básicamente quería contar la historia de Alicia. Llevaba queriendo hacer algo con Alicia desde hacía 20 años y no sabía muy bien cómo hacerlo. Quería volver a contar la historia. Y entonces nos mudamos a Sunderland porque Mary consiguió un trabajo con el que estaba muy comprometida. Yo tardé una semana en estar ahí. Y al estar ahí comencé a ver esas conexiones con Lewis Carroll. ¡¿Caroll tiene alguna relación Sunderland?! Nunca había oído nada de eso antes. Y entonces encontré un libro de un autor que se documentó mucho, era un libro académico. Y lo compré y me puse en contacto con él. Y al hablar con él, me di cuenta cuál el modo de hacer un cómic acerca de Alice. Alguien tenía que contar sus conexiones con noreste. Creo firmemente que las raíces de la historia de Alice están ahí. Así que también contaba la historia de Sunderland, así que se convirtió. Hice un cómic acerca de los sueños, acerca de contar historias.
Para cada historia utilizo un estilo distinto. Trato de adaptarme.
¿Ve usted alguna similitud entre su Alice y la de Lost Girls de Alan Moore o Fabulas de Will Willingham?
¿Hay alguna Alice en Fábulas?
¿En serio? Solo me he leído unos pocos de Fabulas. No creo que haya mucha conexión. En mi Alicia hablo de la verdadera Alicia, la pequeña niña que inspiró a la historia de Alicia.
En Lost Girls, se emplea el personaje literario de Alicia y es bastante más mayor, con lo que no creo que haya mucha conexión.
Sí, porque por aquel entonces nadie hablaba del tema. Y una de las razones de la existencia de este cómic era sacarlo a la luz. Porque le estaba pasando a muchas niños/as, los cuales no podían hablar del tema, porque no conocían a nadie al que le hubiese pasado lo mismo. Pensaban que nadie les creería. Pero, sin embargo, es verdad.
Leí muchas entrevistas sobre niños de los que han abusado, y todo lo que pensaron cuando les sucedió es que eran la única persona en el mundo a la que había pasado eso. Así que creí importante que el mensaje llegase. Pero tampoco quise hacer un cómic sobre abusos infantiles, quise hacer un cómic acerca de la vida de los jóvenes con problemas económicos. Era un ejemplo de una historia que te llevaba en una dirección que nunca te hubieses esperado. Pero después de hacer toda la documentación acerca de los abusos infantiles, pensé que era justo darle algo de importancia. Que no había que marginalizarlo. Eso es sobre lo que el cómic, la historia, tenía que consistir. Que había que conducirlo ahí.
¿Cuál diría que fue el origen de esta historia?
Estuve inspirado por una persona. Estaba saliendo de una estación de metro, y vi a una chica de unos 16 años, suplicando por algo de caridad. Ella parecía muy tímida. Nunca la hablé. Esa es la primera escena que puedes ver en el cómic. Pero hizo que me vinieran en mi mente descripciones de
Y fue después de ver eso cuando pensé que tal vez, esta niña podría tener una especie de conexión mística con Potter. Y la historia se desarrolló desde ahí. Y ahí fue donde empezó y pensé que ella estaba muy lejos de casa. Tal vez huyese de ahí porque abusaron de ella. Así de simple. Y fue en ese momento en el que comencé a documentarme sobre abusos infantiles. Pero también me documenté acerca de Beatrix Potter. Porque no conocí a Beatrix Potter mientras crecí. Era alguien más de la clase media, y yo provenía de la clase trabajadora. Nunca llegué a ver nada suyo. No fue hasta que visitamos la casa de Beatrix Potter, hasta que pensé que hacía historias que funcionarían bien con imágenes. Así que para este cómic me leí una docena de libros de Beatrix Potter, como documentación. Siempre me documento de todo y después de mi documentación acerca de los abusos infantiles, me di cuenta de que era mucho más importante, que era una razón de peso para dejar casa, que de eso iba a tratar la historia.
Deliberadamente, quise contarlo de forma accesible a la gente que no está acostumbrada a leer cómics, para llegar a un público mayor. Hice la narrativa de una forma muy, muy clara.
No quise enseñar nada a propósito. Lo que hice fue, en las dos escenas que son los flashbacks a los abusos, lo que hago es centrarme en las caras y en lo que sienten los personajes. Quise tratarlo con respeto moral.
Creo que me aburriría de hacer la misma cosa todo el rato. Me asombra que algunos artistas que comenzaron en el mismo momento en el que yo lo hice, todavía sigan dibujando con el mismo estilo con el que comenzaron y no hayan cambiado. A mí me gusta cambiar, me gusta cambiar el estilo dependiendo la clase de historia que esté haciendo. Y hacer distintos tipos de historias. En los últimos años he estado trabajando con Mary en distintos tipos de historias. Y suelo hacer distintos estilos para eso. Y eso ha estado bien. Después de haber trabajado en un cómic, me aburro de él, quiero hacer otra cosa.
La idea inicial fue de Bryan, que me sugirió que hiciera eso desde un principio. Pensó que debía escribir sobre la relación con mi padre, la cual conocía, porque la vio él mismo. Tenía 16 años cuando nos conocimos. Mi padre era un estudioso de Joyce, y pensé “Bueno, quiero que esto sea interesante para mí, y hacer que también le interese a otra gente”. Tal vez, si puedo comenzar explorando los problemas del propio James Joyce… James Joyce tenía una hija, y traté de buscar información sobre ella, y leí todo lo que pude encontrar sobre Lucia Joyce. Me quedé completamente cautivada por ella. Ya no estaba interesada en contar mi propia historia, porque la suya era simplemente extraordinaria y trágica. Entonces quise escribir la biografía de Lucia Joyce, durante bastante tiempo. También, en cierto modo, era una manera de esconder mi propia historia y no centrarme en eso. Finalmente, encontré la forma de hacer ambas cosas. Así que lo que hice fue paralelismos. Bueno, no exactamente paralelismos, si no contrastes entre su vida y la mía. Y como es el proceso de explorar como debió de haber sido para una niña crecer en los años veinte del siglo XX, , distintos puntos de vista, como las cosas han cambiado…
La verdad es que no. He avanzado hacia otras cosas. Fue una cosa interesante que hacer. Se centró en un periodo muy temprano en el cual ya no me he vuelto a fijar más tarde. Y tampoco hay ningún plan de hacer una secuela. (risas). “Los años Universitarios”.
No, pero Lucia Joyce, me interesaba como una figura trágica durante en ese particular periodo de tiempo en los principios del siglo XX. Ella creció como una adulta prematura en ese fascinante periodo histórico. Fue muy divertido hacer la fase de documentación, descubrir todo eso, toda esa gente loquísima en el París de los años 20.
Desde entonces, no creo que haya sido particularmente dominante. Hice mi carrera universitaria, y me distancié algo. Eso fue hace mucho tiempo. Desde entonces no lo he estudiado. Hasta que no hice mi libro de doctorado, no me he metido a pleno con él para nada.
No estoy segura. Busqué cosas similares producidas por otra gente. Leí el Fun Home de
Uno de los temas que analizan en La Niña de sus Ojos es el conflicto que causa una separación en una franja generacional. ¿Dónde cree que radica esa falta de entendimiento entre generaciones, que crece de forma exponencial con el paso de las décadas?
¿Creen que hay más o menos oportunidades para los jóvenes artistas que quieren abrirse paso?
(Mary)
Más o menos hago las mismas cosas. En todas las novelas gráficas que he hecho, suelo pensar en ellas durante algunos años. Los primeros números de Grandville son una excepción, que tardó una semana en darse la idea completa. Escribí el guion en 6 días, estaba casi dictado. Fue increíble. El resto fueron un poco más complicadas. Normalmente me tiro años por cada novela gráfica, tomando notas, archivándolas en carpetillas… No es hasta que no tengo la suficiente “masa crítica”, cuando comienzo a trabajar en la estructura argumental.
La más complicada de todas fue Alice in Sunderland, porque el argumento se supone que debía ser leído como un estado extremo de la conciencia, como en un sueño. Pero no, fue una estructura muy firme y diestra, debajo de todo eso, que me costó seis semanas de trabajo en la estructura, día tras días, tras día… Haciendo distintas versiones hasta tener una correcta. Así que gasté mucho tiempo en la estructura…
Y cuando tengo la estructura bien y las notas e ideas están ordenadas, me siento y comienzo a escribir, escribir el guion.
Una cosa que solía hacer más atrás, con Alice, por ejemplo, es hacerlo en bruto. Trabajar en cada página. Fue en el primer Grandville cuando descubrí que podía saltarme eso, lo hago directamente en mi cabeza, lo cual me ahorra una fase, así que voy directamente de los argumentos a escribir directamente el guion. Y hago todas las páginas en papel, mientras las voy haciendo en mi cabeza, lo cual me ahorra un poco de tiempo. Descubrí que podía hacer eso más.
¿Cómo sabe cual el punto exacto en que una historia emocional funcione sin caer en los recursos que buscan la lágrima fácil?
Ahora soy todo lo contrario. Trabajo los siete días de la semana hasta que se hace tarde. Soy un maniaco del trabajo porque me encanta lo que hago.
¿Cuáles son las decisiones más difíciles que han debido tomar a lo largo de su dilatada carrera?
Una fue volverme autónomo. Hacer ese salto al vacío. Durante los primeros años, fue muy difícil porque el trabajo no llegaba por mucho que lo intentara. Estaba casi arruinado.
Creo que una de las grandes cosas fue que, cuando comencé a hacer Alice, no tenía ningún editor. Pensé que lo tenía, pero lo dejó cuando ya tenía hechas treinta páginas. Y tuve que decidir si enseñarlo o no, para conseguir que me pagaran, a pesar de los competidores y demás o continuarlo. Me costó tres años hacerlo. Ese fue un gran paso. No hice mucho dinero durante tres años, pero afortunadamente, en esos momentos, Mary estaba trabajando en la universidad mientras yo hacía mis cosas. Era como una apuesta, porque era muy difícil explicar a los editores sobre que trataba, como iba a ser. No podía decir que es como esto o esto otro. No lo podía comparar con nada, no podían meter la cabeza en ello. Así que pensé “simplemente hazlo” y lo hice. Y entonces me llamó un editor y lo publicó. Así que tuve que terminarlo primero.
Muy buena la covertura que habéis hecho del salón del comic pero hay algunos fallos ortográficos/gramaticales en esta entrevista que han hecho que no me entere bien de algunas partes.
Mola que cada proyecto que emprenden sea diferente al anterior, pero estaría bien que mr. Bryan siguiera haciendo de cuando en cuando entregas de Grandville. Es su serie más convencional (aunque teniendo en cuenta que es steampunk con animales antropomorfizados no lo sea tanto) y espero que en lugar de cerrar del todo con el quinto volumen le sirva como titulo popular al que volver entre otros cómics aún más ambiciosos y arriesgados.
A ver si se materializa o no lo de la tercera parte de Luther Arkwright. Lo del formato apaisado en su próximo trabajo pinta bien, todos los buenos dibujantes deberían tener al menos un cómic en panorámico.
Me encantan los Talbot. A Bryan lo descubrí con Historia de una rata mala. A Mary la descubrí con Sufragista. Luego leí El corazón del Imperio y lo flipé mucho.
Y muy buena la entrevista, me ha gustado mucho para conocerlos mejor y profundizar en su obra!