Entrevista con Antonio Altarriba

El guionista zaragozano, que recibió el reconocimiento a su trayectoria en el 37 Comic Barcelona, charló un rato con ZN durante un improvisado y casual encuentro.

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Son casi las 8 de la tarde del sábado, segundo día del 37 Comic Barcelona. Un grupo de redactores de ZN nos encontramos en la sala de prensa, comentando las últimas entrevistas realizadas y un sin fin de momentos vividos en tan intensa jornada. Enfrente de nuestra mesa aparece Antonio Altarriba, guionista zaragozano que tan solo 24 horas antes ha recibido, por sorpresa suya y de todo el público, el premio a la trayectoria otorgado por la organización. Le acompaña el dibujante Keko, con quien viene trabajando en la saga comprendida por Yo, Asesino y Yo, Loco y una compañera de otro medio de comunicación. La suya es la entrevista que nos falta para redondear el trabajo del fin de semana. Pero, al no haber sido anunciado por la organización, no teníamos su encuentro en cartera.

Una vez vemos que ha terminado decidimos lanzarnos, sin intermediarios, sin permiso a la organización, ni editorial, a hablar con él. Tras observarlo unos minutos, que se hacen interminables, hablando por el móvil, tal vez con otro medio, un servidor se lanza directo a su encuentro. Me presento, le felicito, le comento que hace años me firmó en el Salón de nuestra ciudad un ejemplar de Yo, Asesino y le pido diez minutos de su tiempo para charlar. Y, con una gran sonrisa, accede, pues dice que ya ha terminado todos los compromisos del día.

Nos sentamos a charlar y los diez minutos se convierten en 29 y hubieran sido más si no nos hubieran echado, literalmente, de las instalaciones, pues las puertas del recinto cierran a las 20:30 y el tiempo se nos echa encima. Una lástima no poder continuar, pero el contenido es un regalo que el propio artista otorgó con total naturalidad y simpatía, el cual pasamos a reproducir.

ZONA NEGATIVA: Has recibido un reconocimiento a tu carrera en el Salón de referencia a nivel nacional. Enhorabuena.
Antonio Altarriba: Gracias, además fue una sorpresa, porque me trajeron engañado. Me llamaron el día anterior para asegurarse de que iba a estar aquí, me dijeron que iba a entregar un premio. Iba avanzando la ceremonia y veía que no me llamaban mientras todas las categorías iban entregándose. Yo preguntaba cuál iba a entregar y me decían «ya te llamaremos». Entonces encajaron todas las piezas cuando empecé a oír la presentación del premiado y vi que coincidía con el perfil, por la parte creativa y crítica de la que hablaron. Subí muy emocionado y desconcertado, solo recuerdo lo que dije al final. Vengo a este salón desde su primera edición. En las primeras estos reconocimientos se entregaban a autores mayores, porque se quería llegar a tiempo a recompensar antes de que fuera demasiado tarde, afortunadamente la edad de estos premios ha ido disminuyendo, antes te decían que si te lo daban es que te quedaba poco (risas). Entonces solo recuerdo decir que «no penséis que es un reconocimiento a toda mi trayectoiria, porque no termina aquí, esto va a hacer que persista en esta trayectoria.

ZN: Actualmente estás muy activo, con grandes obras como Yo, asesino y Yo, loco y ahora va a haber una tercera parte ¿Se mantendrán las historias independientes?
A.A.: El lector podrá leer cada uno de manera autónoma en el orden que quiera. Cada tomo tiene su autonomía narrativa. Pero si se lee la trilogía se compone un mundo homogéneo, hay personajes que circulan de una historia a otra, hay paisajes, escenarios comunes, porque el núcleo duro de la intriga se centra en Vitoria, la ciudad donde vivo. Va adquiriendo un trasfondo un poco inquietante. A mí me gustan las historias de ciudades aparentemente provincianas, donde no pasa nada, pero con un trasfondo de maldad, rencores, resentimientos, que puede estallar en cualquier momento con una tragedia, un crimen, entonces al leer los tres la ciudad se termina de perfilar. El desafío narrativo del guión es que leyendo los tres libros encuentras una intriga que no se aprecia al leer de manera independiente.

ZN: Es muy interesante lo que cuentas, en el lugar más tranquilo del mundo puede estar la persona más malvada.
A.A.: Así es, de hecho creo que una de las cosas donde tenemos que poner atención es que de los grandes peligros que nos amenazan, de los que deberíamos estar más atentos, no es la delincuencia callejera sino que se urden en despachos, en lugares de mucho reconocimiento y prestigio. En Yo, asesino hay dos espacios de aparente tranquilidad como la universidad y el mundo del arte, y se denuncian imposturas intelectuales y artísticas, afanes que deberían estar motivados por la creatividad están corrompidos por otros intereses. Sobre Yo, loco, la idea es que no somos lo suficientemente beligerantes con la postura cada vez más dominante de las grandes corporaciones en nuestra vida cotidiana. Y esas decisiones que nos atañen las toman señores respetables en consejos de administración y despachos. Uno de los temas más delicados de la industria psicofarmacéutica es que se colocan en una balanza nuestra salud y en otra los beneficios que puedan reportarles. Sabemos que es el objetivo de las empresas, aunque sea a costa de que las aplicaciones que los productos tengan en nuestra salud, o sus diagnósticos en nuestro comportamiento. Son comportamientos realmente de temer.

Este tercero, que Keko tiene ya diez páginas dibujadas y yo llevo el guión muy avanzado, será Yo, mentiroso y cerrará la bóveda, la cúpula. Tratará sobre la política y los medios de comunicación. Tenía un plan para este guión y estamos en el momento de contarlo, porque vivimos en el día a día de las noticias falsas, las encuestas dicen que los chavales no saben distinguir entre una información falsa y una verdadera. Cada vez estamos más distanciados de la verdad.

ZN: Una idea interesante y cercana, porque mucha gente no se cree las noticias reales y sí hace caso de las no reales.
A.A.: Es preocupante, porque hay una frase que dice que caminamos sobre hombros de gigantes. Estamos aquí porque antes hubo personas que se esforzaron y trabajaron en todos los ámbitos laborales artísticos, creando una cadena de transmisión de reconocimiento, creatividad y si estoy haciendo guiones de cómic es porque unos señores en una caverna se pusieron a dibujar formas hace miles de años. Si esa cadena de transmisión, basada en valores certeros en el conocimiento, se pudre, se corrompe y nos venimos abajo. Ahora preferimos creer lo que nos conviene a lo que es verdad. Hay gente que considera verdadero lo falso, porque le interesa más que afrontar una realidad dolorosa, refugiándose en algo que sea disparatado e inverosímil. Preferimos la comodidad a la verdad.

ZN: Hay quienes quieren que les cuentes la verdad como le interesa.
A.A.: Siempre se ha dicho que la verdad escuece y enfrentarte a la realidad de tu imagen a veces no es agradable. Estamos en un mundo que siempre se ha basado en un principio de autocrítica y cuestionamiento. Si hemos avanzado no ha sido por estar satisfechos de nuestras posiciones, sino por ser conscientes de nuestros defectos y debilidades. Si nos bañamos en el caldo de auto complacencia vamos mal. Tenemos que ser más vigilantes y conscientes.

ZN: En España te publica Norma, pero antes lo hace una editorial francesa, ¿qué relación tienes con esa editorial?
A.A.: Es la editorial Denoël, del grupo Gallimard. Está dirigida por un guionista que fue redactor jefe de Metal Hurlant durante 20 años. Esta es una situación extendida en España, muchos autores tienen que ir a editoriales francófonas o americanas. Entiendo que los editores tienen las limitaciones que tienen, pero si eres editor tienes que apostar y no dejar que el autor sacrifique años de su vida para quedar sometido al azar de las ventas. El editor se la juega, como en todos los negocios, hace una apuesta por una obra y autores en los que confía, gana dinero y se forra si la obra sale bien y tiene los derechos mundiales de la misma. Pero estamos en esta cultura de producción propia histórica. Venimos de una situación en la que funcionaban los fanzines y las agencias, que compraban los derechos de obras avaladas por el mercado internacional, que proporcionaba beneficios y permitía la apuesta del editor con adelantos para unos autores que quieren vivir de la producción de su obra. Sin ser un gran sueldo, no queremos yates, pero sí vivir durante los años que dura el proceso de producción. Estas obras que estamos hablando, Yo, asesino etc. se escriben en español pero Norma compra los derechos a un editor francés que sacará las posibilidades de explotación de la obra antes que ellos.

ZN: Tal vez desde los tiempos de Toutain no ha existido una apuesta clara por el talento local.
A.A.: Toutain venía de una agencia y entra en el mundo de la edición porque tenía un porcentaje muy amplio de todas sus revistas, desde 1984 a Comix Internacional, cubierto con material de la Warren. Tenía un colchón amortiguador de sus publicaciones por el material que le aseguraba un público muy aficionado a ese género. Así podía apostar por autores españoles, cosa que hizo cada vez más. En esa época no se llevaba el sistema de liquidación por derechos sino el pago por páginas. Ibas con tu carpeta bajo el brazo a una editorial y te compraban unas seis páginas de una historia, ocho de otra y además te pedían otras tantas para el mes siguiente. Era un formato que obligaba a pagar por página y eran unos precios de entre 4.000-6.000 pesetas en blanco y negro y 8.000-10.000 en color por página. No era una fortuna pero si volvías con la carpeta medio vacía salías de la editorial de Toutain con un cheque y ya te arreglabas el mes. Ahora estás a expensas de lo que se vende y te liquidan una vez al año y a año vencido. Ves el dinero si sale la obra. Si publicas un libro en abril hasta el primer trimestre del año que viene no tendrás las liquidaciones.

ZN: Además los autores como tú seréis autónomos y tendréis que afrontar unos gastos de impuestos.
A.A.: Claro. Eso es realmente el punto más débil de esta época relativamente dorada que estamos viviendo, de reconocimiento y creatividad en el cómic. Habría que reforzar la parte industrial y editorial para que se hicieran apuestas en este sentido. Tenemos un mercado que está aumentando, en el que vender 5.000 ejemplares ya es un éxito. Pero voy a ponerme reivindicativo, algo que echo en falta incluso de autores jóvenes que se ven emocionados por la publicación de su libro por la notoriedad y visibilidad que puede ganar. Cuando les pregunto cuánto le pagan me doy cuenta de que la industria en este momento, soportado y aguantado por el esfuerzo y los sacrificios de os artistas, está fallando. Antes te pagaban en general un 10% que ya es la parte más pequeña del pastel, que se reparte entre el librero, distribuidor, editor, toda la cadena de transmisión y el que recibe menos porcentaje es la persona sobre la que se sustenta. Ese 10% se está reduciendo cada vez más, al 8 y al 6. Y claro, 5.000 ejemplares, si echas cuentas y un libro se vende, pongamos a 20 euros, 2 serían ya el 10% e irían para los autores, que a veces somos dos. Serían 10.000 euros a repartir para pagar el trabajo y esfuerzo de un año o dos y encima es una cantidad bruta que hay que declarar.

ZN: Es injusto y encima hay muchos autores trabajando en USA con editoriales grandes y aquí el talento no se valora ni se apuesta a pesar de la cantera y afición por el cómic.
A.A.: Es una prueba de nuestra mala relación con el I+D. Hay buenos talentos, que se forman, se bregan aquí y se los llevan los ingleses, franceses, belgas, es un desperdicio de talento importante. Habría que revisar esta situación y tenerla más en cuenta antes de firmar un contrato.

ZN: Háblanos de Keko, este dibujante con quien has demostrado una gran sintonía.
A.A.: Después de terminar El Arte de Volar, que fue un libro que cambió totalmente mi trayectoria, quería cambiar y hacer otras cosas. Me dio a conocer en muchos ámbitos, aún siendo que a llevaba muchos años en este negocio. Quería hacer otras cosas distintas al cómic de memoria histórica y trabajar el thriller, relato negro, complejo, maldito, en muchos aspectos los lectores me dicen que es perturbador, inquietante. Y tenía claro que Keko iba a ser un buen dibujante para este trabajo porque llevaba tiempo siguiendo su trayectoria y por su estilo en blanco y negro. Enseguida tuvimos muy buena compenetración, tenemos un imaginario compartido sobre muchas cosas.

Y en este momento entró a la sala de prensa el propio Keko y una compañera de prensa buscando a Antonio, porque el recinto ya había cerrado sus puertas y debíamos abandonar el lugar. Cosa que hicimos entre risas, pues cumplíamos la media hora tras haber concertado un tercio de ese tiempo. Un placer charlar con este gran artista y esta maravillosa persona.

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jfebrer
jfebrer
Lector
11 abril, 2019 23:44

Muy buena entrevista, la he disfrutado leyéndola.