Entrevista a David Michelinie

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El guionista americano David Michelinie fue uno de los grandes invitados del festival Metrópoli Comic Con de este año. Aprovechando el estreno cinematográfico del nuevo Spiderman, el festival reunía durante sus cuatro días a autores de todas sus décadas, desde Keith Pollard (creador de la Gata Negra) a Mike Zeck (dibujante de la Última Cacería de Kraven), pasando por Michelinie, co-creador de Veneno (y Matanza) y responsable del cómic de la boda de Peter Parker y Mary Jane. Un veterano del medio y una amabilidad de persona que tuvo a bien atendernos en mitad de la sesión de firmas en pleno Artist Alley, dando lugar a alguna que otra interrupción por parte de los aficionados con reaciones muy divertidas. Con todos ustedes… David Michelinie.

Entrevista a David Michelinie

Pedro Monje: Vamos a empezar como en los viejos tiempos, con nuestra clásica pregunta. ¿Cómo empezaste a leer cómics y cuáles recuerdas?

David Michelinie: Empecé a leer cómics al estilo antiguo, cuando todavía ni siquiera existía Marvel. Leía un poco de todo, en general de superhéroes, sobre todo Superman. Space Rangers, Sea Devil, Time Masters… Todo me gustaba. Cuando cumplí los 14 dejé de leer cómics durante unos años pero volví en la universidad, y ahí ya pude descubrir a Marvel Comics. Personajes que me llegaban de verdad, con los que podía empatizar. El caso de Spiderman era particularmente perfecto. Me convertí en un Marvel Zombie desde ese mismo momento, aunque nunca me imaginé que iba a acabar guionizando cómics para la editorial.

P.M.: ¿Y ese momento en el que decides dedicar tu vida a esto, cómo llega?

D.M.: Quería ser un escritor, eso fijo. No sabía si iba a serlo de cómics, de revistas u otro género. Pero quería hacer eso. Recuerdo leer muchas historias, o muchas revistas, y que ni siquiera tuvieran los créditos o la firma de quién había escrito cada cosa. A mi mente eso le resultaba súper-extraño, porque estaba claro que no se habían escrito por arte de magia. Alguien tenía que haberlo hecho. ¿Quién? No sabía muy bien. Pero cuando descubrí los cómics Marvel, ahí ya venían los nombres de los autores bien claro. Así que ahí decidí que yo iba a ser un guionista de cómics.

P.M.: ¿Recuerdas cómo fue tu entrada en el mercado profesional?

D.M.: Trabajé durante un año para una compañía que hacía películas cuando acabé la universidad, y ahí conocí a mucha gente. Por aquella época me dijeron que DC Comics había abierto un programa de captación de nuevos talentos y que si ganabas te daban un tour por la editorial. Mandé varios guiones de muestra que llegaron a la oficina de Joe Orlando. Le debieron de gustar porque me contestó con una carta, aunque me vino a decir algo así como que todo aquel que no viviera en el área de Nueva York iba a tener muy difícil trabajar en el mundo del cómic. Lo recuerdo perfectamente. Dos días después, dejé mi contrato como freelance en la productora, compré un billete de ida a Nueva York y me presenté allí.

P.M.: ¿Cuándo hiciste esto, más o menos cuántos años tenías?

D.M.: Calculo que unos 25 años. Era bastante mayor para lo que se estilaba por aquel entonces. Poco después me encontraba cambiando DC por Marvel. Tenía la sensación, y es algo que luego pude contrastar, que en DC no valoraban tanto a los guionistas como si hacían con los dibujantes. Cuando a algún dibujante no le gustaba lo que yo había hecho, cambiaban las cosas sin consultar. Así que en cuanto pude llamé a Jim Shooter en Marvel a ver sí tenía algún trabajo para mí. Me respondió que por supuesto. Acabé mi trabajo con DC y fui a Marvel de cabeza, donde me sentí mucho más valorado y apreciado como guionista que en todo mi tiempo en DC. Por aquel tiempo Jim Shooter ya era el Editor en Jefe de Marvel.

P.M.: ¿Cómo fue tu colaboración con Shooter? Recuerdo que tus primeros números de Vengadores estaban co-escritos con él.

D.M.: Fue genial. Fue una relación genial. Cada poco tiempo me llamaba o me escribía y me preguntaba a ver si me estaban tratando bien o a ver si necesitaba algo. Era una gozada. Y en realidad me gustaban mucho más los personajes de Marvel. No solo los importantes como Spiderman, sino los secundarios de fondo como el Motorista Fantasma o Estela Plateada. Así que estuve muy contento. Mi primer encargo como dices fueron unos números de Vengadores. Shooter iba muy apurado de tiempo para poder dialogar las historias así que me preguntó a ver si podía hacerlo yo. Él hizo el plot, se lo pasaron al dibujante y yo me encargué de poner los diálogos. Así fueron mis tres primeros encargos en Marvel. Tres historias que él había hecho el plot. Jim conocía a los personajes de Los Vengadores perfectamente. Sabía los puntos fuertes y débiles de cada uno de ellos. Me lo contó por teléfono y me preguntó si con eso me bastaba y me encargue de ello. Fue una experiencia de aprendizaje perfecta.

P.M.: En Los Vengadores te quedaste muchos números e hiciste varias sagas, luego ya sin Shooter. ¿Cuáles son las ideas que llevaste adelante por tu propia cuenta?

D.M.: He olvidado el número exacto, creo que fue el 181 y que estaba dibujado por John Byrne. Para cuando me hicieron único guionista de Los vengadores, ya había aprendido todo lo que necesitaba saber de Jim Shooter. Utilizar los personajes para hacerlos evolucionar y que sus iteraciones fueran creibles. Se me ocurrió que la relación entre Wonder Man y la Bestia podía ser muy interesante, y es de algo de lo que me orgullezco mucho. Con Henry Peter Guirch me lo pasé muy bien, porque creo que era importante que el grupo tuviera su propio elenco de personajes secundarios que no fueran superhéroes, y que aparecieran de forma regular. Todo ayudaba a evolucionar la historia, y además era divertido de escribir.

P.M.: Creaste al Supervisor, a James Rhodes y a Scott Lang, aunque como decías antes, a Scott Lang lo creaste más como un personaje secundario que como un héroe.

D.M.:Una de las dos cosas que más me inquietaba cuando llegué a Marvel es que no entendía cómo podía ser que hubiera tantos soldados, villanos y secuaces de tercera fila tan bien entrenados. ¿Dé donde salían todos esos? ¿Cómo puede ser? Y entonces se me ocurrió que quizás hubiera alguien en la sombra que se encargara de entrenar y adiestrar a todos estos villanos de poca monta. Así que de esos pensamientos acabó saliendo el Supervisor. Lo de los reflejos y su memoria fotográfica para imitar los poderes de otros superhéroes vino poco después porque encajaba con el perfil que quería dar de alguien que pudiera transmitir ese conocimiento a sus alumnos. Respecto a Scott Lang, efectivamente, lo creé únicamente como un personaje secundario para la serie de Iron Man. James Rhodes y Scott Lang eran amigos del héroe. Y cumplían esa función, que es muy importante. En ningún momento se me ocurrió que Scott fuera a acabar convirtiéndose en el Hombre Hormiga, y mucho menos teniendo su propia película de Marvel Studios. Cuando dejas un personaje que has creado pierdes todo poder de decisión para él, y puedes o asumir que esto es así o enfadarte mucho por los cambios que hacen con ellos otros guionistas. Máquina de Guerra se convirtió en un personaje muy importante, aunque fuera un giro de 180º radical respecto a lo que yo tenía pensado para él. Me gustaron las aventuras que hicieron con él, y al fin y al cabo sirvió para que se convirtiera tan popular, así que aprendes a llevarlo bien.

P.M.: ¿Entonces sueles leer los cómics después de que dejas las series? Como por ejemplo en el caso de Iron Man…

D.M.: En el caso de Iron Man no había leído los cómics antes de hacerme con la serie… y tampoco lo hice después. Estaba un poco al tanto de lo que pasaba, pero no lo leía. Leí los seis números anteriores al comienzo de mi etapa para hacerme una idea de lo que quería hacer con la serie y ya está.

P.M.: Existe la sensación de que nadie ha hecho nada nuevo con el personaje en los más de veinte años que han pasado desde que dejasteis la serie.

D.M.: Si, yo también he leído eso mucho en las páginas web y revistas, pero ya sabes, diferentes editores… diferentes guionistas…

P.M.: ¿Cómo así decidiste volver a Iron Man por una segunda vez?

D.M.: Mark Grenwald, el editor de la serie por aquel entonces, me convenció de que lo hiciera. Me lo ofreció varias veces… y lo consiguió. Iba a ser con Bob Layton, que eramos muy amigos por aquel entonces, así que acabamos teniendo algunas ideas que contar y mientras fue divertido, así lo hicimos…

P.M.: Además de los personajes que has creado y hemos mencionado, no podemos dejar pasar la oportunidad de hacer referencia a Veneno. ¿Cómo recuerdas todo aquel proceso para crearlo?

D.M.: Llevaba muchos años queriendo escribir a Spiderman y Peter Parker. Era uno de mis personajes favoritos y las etapas que había leído de pequeño me fascinaban. Así que cuando me ofrecieron guionizar a Amazing Spiderman, por fin iba a cumplir mi sueño. Con una particularidad. No iba a poder guionizar al personaje que yo conocía y leía. Desde la editorial decidieron casar a Peter Parker con Mary Jane, casi de la noche a la mañana y con algunas dudas al respecto. Así que iba a tener que escribir a un Peter Parker casado. Eso no me lo esperaba. Y muchos menos ser yo el encargado de casarles. Sin embargo, otras cosas no habían cambiado mucho. Uno de los poderes que más me fascinaban de Spiderman era su sentido arácnido, que le avisaba de todos los problemas y le permitía esquivarlo. ¿Sabes cuándo vamos al médico y el doctor te golpea con un pequeño martillo en la rodilla para ver tus reflejos? Pues Peter era incapaz de hacerlo, porque su rodilla se apartaba siempre antes de tiempo a toda velocidad. Quizás eso le llevaba a relajarse ante otros peligros. Llevaba un tiempo pensando que sería interesante introducir alguna amenaza que no hiciera saltar su sentido arácnido, y ver cómo reaccionaría Spidey a ello. De hecho, en un par de mis números anteriores a Amazing había escrito un par de escenas en la que eso quedaba claro, como cuando empujaban a Peter a las vías del tren. Y ahí es donde usamos el traje negro, el simbionte de Spiderman, y lo hicimos como una gran amenaza para Spiderman en la forma de Veneno. Siempre que tuve que escribir a Veneno me aseguré de hacerlo de la misma forma. Spiderman se mueve de forma acrobática, se pega a las paredes, usa los lanzarredes… pero Veneno tenía que ser distinto, mucho más musculoso, como un tanque, sin contemplaciones, menos tiempo en el aire… y sin que el sentido arácnido de Spiderman le avisara de su llegada.

P.M.: Aquel año de Amazing se recuerda con mucho cariño, desde la Cacería de Kraven a a la boda a Veneno al desenmascaramiento de Ned Leeds como el Duende… pero la verdad es que no se exploraron mucho las consecuencias de cada uno de esos momentazos, ¿no?

D.M.: Si, es algo que suele pasar. También tenéis que tener en cuenta que fue una época muy convulsa entre tanto cambio de editor de la franquicia. Y luego está el hecho de que cada guionista que entra, y por aquel momento hubo muchos, tiene sus propias ideas que quiere contar. Ideas que en muchos casos ya tenía muy pensadas de antes, y con muchas ganas. No da tiempo a escribir sobre lo anterior porque en parte tampoco sabes lo que van a escribir los anteriores a ti. Yo recuerdo que cuando sustituí a Denny O’Neill en Iron Man, sí que continué algunas de sus tramas inmediatamente anteriores, porque no me parecía justo para el lector que el cambio fuera muy brusco. No igual de bien que Denny lo hubiera cerrado, pero…

P.M.: La lista de los autores de primer nivel con los que has trabajado es impresionante. ¿Con qué dibujantes has estado más cómodo? Las mejores colaboraciones…

D.M.: He tenido muchísima suerte. Lo repito siempre que puedo. Y estoy acostumbrado a contestar esta pregunta, así que ya me sé la respuesta [Risas]. Sin duda, la etapa en Iron Man con John Romita Jr. es la mejor colaboración de todas. Grandes historias, una colaboración con Bob Layton, un dibujo impresionante de Romita… Pero en Marvel tuve suerte. John Byrne y George Perez cuando entré a trabajar a Marvel! ¿Qué más se puede pedir? Todd McFarlane, Mark Bagley… ¡Qué buenos recuerdos!

P.M.: Veo que no has mencionado a Erik Larsen… [Risas]

D.M.: Si, ese es un tema del que prefiero no hablar… [Risas]

P.M.: Hay muchos personajes que no llegaste a escribir en tu etapa en Marvel, o en DC. ¿Hay alguno que te hubiera interesado?

D.M.: ¡¡Si!! El Capitán América. Le escribí un poco durante mi etapa en Los Vengadores y si no recuerdo mal hice un fill-in para su serie. Pero era muy interesante de escribir. Un personaje con una motivación tan solida, tan clara, tan inamovible… Era un reto muy divertido. Ponerle en conflicto permanente para intentar alterar sus principios, para obligarle a elegir entre lo que consideraba justo y lo que no era. Hubiera sido muy interesante, pero no tuve la oportunidad de hacerlo, en parte porque aquellos años Mark [Grenwald] escribió al personaje durante muchísimos años.

[En ese momento llega un aficionado al stand de firmas y le pide a David que le firme unos cuantos cómics… básicamente todo el coleccionable azul de Spiderman, el cual David firma con una sonrisa en la boca].

P.M.: Verte firmar todos estos cómics me recuerda que cuando dejaste de escribir Amazing te habías convertido en el segundo guionista que más había escrito el titulo, solo por detrás de Stan Lee.

D.M.: Cierto. Y tenía ganas para más.

P.M.: De todos los comics que has escrito, ¿de cuál estás más orgulloso?

D.M.: Sin duda alguna The Bozz Chronicles. Fue muy divertido. Fue una miniserie de seis episodios con dibujo de Bret Belvins que publicamos en el sello Epic de Marve. Básicamente partía de la premisa de qué hubiera pasado si E.T. hubiera aterrizado en Estados Unidos en vez de en los años ochenta, un siglo antes, en la época Victoriana, de forma que no hubiera manera de devolverle a casa. Ciencia ficción con un poco de steampunk con un colaborador perfecto que llevaba a las viñetas lo que estaba en mi mente. Estuve muy orgulloso del resultado. Ojala hubiéramos podido continuar con ello.

P.M.: Estuviste unos años trabajando en DC pero luego dejaste de escribir cómics ¿Cómo fue ese momento?

D.M.: Yo no dejé de hacer cómics. Los cómics me dejaron a mí. Al final de mi etapa en Amazing los tiempos estaban bastante revueltos. Era mi trabajo soñado pero no me hacía feliz encargarme de la serie, así que tuve que tomar la decisión de dejarlo. Eso si fue duro. Durante un tiempo casi parecía que lo estaba haciendo solo por el dinero. No me lo pasaba bien porque no tenía nada de control. Iba a ir a Valiant y me iban a hacer un contrato en exclusiva, para hacer algunos comics con mis antiguos amigos Jim Shooter y Bob Layton, que estaban trabajando allí. Pero entonces me llamaron de DC y me ofrecieron hacer una serie de Superman: Action Comics. Un poco después de eso me dejaron de llegar trabajos. No sé si mi trabajo dejó de gustar, si pensaban que era demasiado de la vieja escuela, si simplemente habían cambiado los tiempos… La verdad es que esto le pasó a muchos compañeros de generación. Las editoriales preferían a los nuevos, a los hot-artist, y dejaron de llamarnos.

P.M.: ¿Cómo recuerdas tu estancia en los tres años de Superman?

D.M.: Fue… Fue un honor. Es decir. Había guionizado Spiderman y luego pude hacer Superman. No se puede pedir más que eso. En aquel momento había cuatro series mensuales de Superman, de forma que cada semana tenía que salir una a la venta. Y todos estaban interconectados. Así que básicamente a mi me llegaba una historia de otra serie, yo tenía que continuarla y dejarla preparada para que siguiera la semana siguiente en otra serie distinta. Así durante tres años. No tenía mucha libertad, porque había muchas restricciones, así que era un poco difícil disfrutarlo plenamente. De todas formas fue un honor. Curiosamente, eso fue lo que pasó también poco después en las series de Spiderman, aunque yo me salvé de eso, porque durante toda mi etapa con Jim Salicurp como editor nunca tuve que hacer ese tipo de cruces con otras series. En Spiderman yo era el guionista principal y eran los otros guionistas los que tenían que estar un poco pendientes a lo que pasaba en Amazing.

P.M.: Recuerdas alguna idea que tuvieras y que no te dejaran hacer en Spiderman o en Superman.

D.M.: Con Superman nos juntábamos todos los años una vez, en lo que llamábamos como Súper-Conferencia. Ahí decidíamos que tramas íbamos a tratar. En la primera a la que fui, era un recién llegado y no quería presionar con ninguna idea antes de ver cómo era la dinámica. En la segunda conferencia sí que sugerí una idea que creo que hubiera sido interesante. Llevar a Superman al espacio durante un tiempo y allí que se infectara con un virus. Este virus a su retorno a la Tierra infectaría a más personas, esparciéndose por toda la Tierra. Sin embargo para cuando llegué a la conferencia el resto de guionistas habían decidido hacer que Superman fuera un criminal buscado durante un tiempo. Es una historia que quería hacer y nunca pude.

[En este momento llega otro aficionado al stand de firmas, que le pide a David que le firme unos cómics de Iron Man, de la época Vértice, y le cuenta a David que esos comics se los compró su madre… y se los censuró. Varios de los diálogos están tachados con rotulador. David flipa en colores y se ríe a carcajadas, pidiéndole permiso al fan para poder fotografiarlo con su cámara de hace quince años. Momentazo en Metrópoli Cómic Con que va a más cuando le explicamos cómo Vértice remontaba y retocaba los cómics…]

También hubo dos cosas que quise hacer y que no pude. Quería hacer pública la identidad secreta de Spiderman. Hubiera empezado una trama durante un año en el que cada vez más gente hubiera descubierto su identidad y todo hubiera acabado con una gran batalla entre sus enemigos y Peter Parker. Iba a usar al Hombre Púrpura más adelante para cambiar todo y devolverlo a cómo era antes de este año. Acabé pensando que no iba a ser muy creible la forma de devolverlo todo a como era así que acabé descartando la idea y ni siquiera la presenté a mis editores.

P.M.: Respecto a los derechos y royalties de los personajes que has creado y han llegado a la gran pantalla, ¿cómo ha sido el trato por parte de Marvel?

D.M.: Hace años intentaron llegar a un acuerdo con todos los creadores para comprarles su parte de los derechos por los personajes que habían creado. No sé cómo fue el acuerdo con el resto de autores, así que no puedo hablar por ellos, pero al contrario que el caso de Sony que no ha movido ni un dedo ni ha dado siquiera reconocimiento por nada, Marvel me ha tratado muy bien. En el caso de Ant-Man me invitaron al pre-estreno y me dieron un buen cheque. No lo hicieron porque lo tuviéramos firmado ni nada, sino porque creían que era lo conveniente y justo, como gracias. Aprecio mucho lo que hicieron.

P.M.: ¿Podrías decirnos algún comic reciente que te haya gustado y que nos recomendarías?

D.M.: No suelo hacerlo, ya no leo comics. Por un lado es muy doloroso, porque me recuerda que yo ya no puedo escribirlos. Y por otro lado no podía evitar leerlos con un ojo clínico. Estoy seguro de que hay muchos cómics buenos por ahí y buenas historias, pero he intentado leer algunos cómics y es muy duro. Hace unos años hice una propuesta para una serie a una editorial que no mencionaré, y me mandaron unos cómics para que me leyera antes y supiera el último estado de los personajes. No fui capaz de entender cómo habían podido publicar esas cosas. En los cuadros de narración no se sabía qué personaje estaba hablando en varias páginas. Una viñeta, tras otra. Una página, tras otra. Los personajes que hablaban no aparecían en ningún momento. Retrocedía y volvía a empezar y no había manera. Le pregunté al editor y no supo responderme. Sé que no todos los cómics son así, pero no puedo evitar analizarlos de esta forma cuando los leo… y todo el disfrute desaparece.

P.M.: Muchísimas gracias por tu tiempo, David.

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AlbierZot
AlbierZot
Lector
25 febrero, 2018 9:44

Siempre es un placer saber de Michelinie. A su imán con los grandes dibujantes habría que sumarle su magnífica etapa en Aquaman, junto a Jim Aparo y Don Newton, nada menos.
Tanto Ellis como Bendis (en New Avengers), antes incluso de la peli, hicieron grandes cosas después, pero no hay duda que su impronta en Iron Man lo hizo despegar. Su último Spidey (Larsen) iba con el piloto automático, pero tiene etapas buenísimas como la de Web of con Silvestri. Por cierto, ¿qué problema hay con Larsen?
Es duro leer su reflexión final. Al menos le dejaron hacer un Iron Man: The End bastante digno, que bien podría haber continuado en un Renueva tus latas.

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En respuesta a  AlbierZot
25 febrero, 2018 11:49

En su día McFarlane intentó quedarse con los derechos de Venom argumentando que el personaje lo había creado él. Michelinie escribió una carta a Wizard diciendo que no, que el concepto era idea suya y Todd se había limitado a dibujarlo. Entonces Larsen escribió otra carta, diciendo que todo el éxito del personaje se debía a McFarlane y sus aportaciones (que vienen a ser la boca, en realidad) y que el concepto del personaje de Michelinie era ridículo, estúpido y demás lindezas.

AlbierZot
AlbierZot
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En respuesta a  Save
25 febrero, 2018 13:54

No me sorprende, la verdad, Larsen es un polemizador nato y McFarlane siempre ha tenido bastante ‘boca’ en sus ‘aportaciones’

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En respuesta a  AlbierZot
25 febrero, 2018 14:50

Rob también lo intentó con Cable, que en mi opinión tenía más legitimidad, porque él lo creó desde cero aunque luego se estableciera que era Nat Summers. McFarlane cogió al Kraven de la Última Cacería y le añadió una boca.

Imparcial Enmascarado
Imparcial Enmascarado
Lector
En respuesta a  Save
25 febrero, 2018 17:09

Y también podría reclamar su parte Randy D. Schueller, el fan que concibió el traje negro y le ofreció su diseño a Marvel porque, a largo plazo, fue su idea lo que se rentabilizó a través de Veneno. Tiene bastante más merito que el millonario McFarlane.
Se me hace increíble que pueda reivindicar autorías alguien que no sabía ni armar correctamente un guion elemental y cuya gran aportación gráfica era exagerar los diseños y personajes creados por otros hasta el expresionismo más hortera.

La verdad es que aunque vivieran 200 años, todos los McFarlane y Larsen que sufrimos en los 90 nunca podrían compensar el daño que hicieron al cómic de superhéroes, a la trayectoria de los personajes, a la generación de autores anterior, y a la misma industria, propiciando indirectamente la burbuja que casi acaba con Marvel.

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Lector
En respuesta a  Imparcial Enmascarado
25 febrero, 2018 22:44

Tampoco nos pasemos, la culpa de la búrbuja es de los editores que mandaban en Marvel y se emperraron en su estrategia de portadas variables. Los Image Boys son más una consecuencia de eso que una causa.

Y yo a Larsen le perdono casi todo por editarle Age Of Bronze a Shanower.

Imparcial Enmascarado
Imparcial Enmascarado
Lector
En respuesta a  Save
26 febrero, 2018 12:02

A mí me cuesta diferenciar las dos cosas, si fueron más causa o más consecuencia: su forma de irrumpir en la industria, como un elefante en una cacharrería, su manera cortoplacista de entender el medio, como un soporte-espectáculo donde llamar la atención a cualquier precio y que abrió el camino a la moda de las portadas múltiples, los hologramas, las cartas, los cromos: lo menos importante era el cómic en sí (no digamos ya la historia)… Todo fue un ir socabando las bases que había levantado ese ‘universo’.

Y, por último, la opa de autores con la que intentó, directamente, cargarse a Marvel. Yo creo que McFarlane y sus imitadores bastante culpa sí tuvieron.

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En respuesta a  Imparcial Enmascarado
26 febrero, 2018 13:17

Vamos a ver, Marvel se destruyó ella sola. Esa estrategia de portadas que nutría al mercado especulador no es estrategia de McFarlane y cía, sino de Harras,Salicrup y DeFalco como jefe de ambos, que mientras entraba el dinero a espuertas les daba igual seguir con unas técnicas que tarde o temprano se cargan cualquier sector. Todo eso de los hologramas, el cortoplacismo etc. es decisión de los editores de Marvel, no de los dibujantes. Otra cosa es que ellos estuvieran encantados porque se convirtieron en estrellas, pero estos tíos no tomaron una decisión empresarial o de marketing hasta irse a Image, y una vez allí se dedicaron a copiar las estrategias que habían aprendido de sus editores en Marvel. Así que no, a mí me parece que la cosa está muy clara: los dirigentes de Marvel, junto a sus coleguitas de la revista Wizard, son los principales responsables del destrozo económico y artístico de los 90. Que Liefeld fuera una estrella es culpa de la gente que lo aupó a esa posición, no de él.

Y lo que tú llamas opa de opa tene poco. Marvel se forraba a costa de esta gente y ellos decidieron a hacer lo mismo por su cuenta. Si Marvel no quería que se le siguieran fugando autores, debería haber empezado por pagarles salarios acordes.

Lord_Pengallan
En respuesta a  Save
26 febrero, 2018 19:46

Pues yo a Shanower nada por no terminarla.

ultron_ilimitado
ultron_ilimitado
Lector
25 febrero, 2018 13:19

Curioso que diga que no creía que su solución para borrar la identidad secreta de la mente de la gente no le parecía buena. Qué pena que 20 años después no tuvieran la misma deferencia.

Lo que dice al final es curioso, no es al único guionista al que le pasa. Imagino que cuando uno se dedica a algo siempre le acaba surgiendo la deformación profesional y no es capaz de disfrutar tanto como un aficionado. Pues menos mal que Michelinie no lee los cómics Marvel actuales, creo que le daría un pasmo.

David For President
David For President
Lector
En respuesta a  ultron_ilimitado
25 febrero, 2018 15:04

¿un pasmo por qué? Es de suponer que si se acercara a los cómics Marvel actuales y no le gustaran, lo que haría sería no seguir leyéndolos.
Lo contrario sería una taradez.

ultron_ilimitado
ultron_ilimitado
Lector
En respuesta a  David For President
25 febrero, 2018 15:33

Bueno, es una forma de hablar. Lo que digo es que le parecerían un horror.

Lord_Pengallan
Lector
26 febrero, 2018 19:48

Una pena que la debacle de los 90 fuese una purga soviética de mucha gente.

Drury Walker
Drury Walker
Lector
En respuesta a  Lord_Pengallan
26 febrero, 2018 20:57

Sí, es una pena. Pero tampoco pensemos sólo en malvados editores en despachos oscuros o jóvenes «innovadores» con poco respeto por las canas. El público lector tenía una parte de la responsabilidad en ello, al aplaudir a lo rompedor y consumirlo en masa frente a lo clásico. Al final era una cuestión de «la tendencia» o «el signo de los tiempos». La extinción de los dinosaurios. Yo mismo cuando era más crío estaba contentísimo cuando un número de Fórum de Spidey era íntegro de McFarlane, contento con Saviuk y resignado soportando pacientemente los dibujos de Sal Buscema (tan lejos de John!). Cuando crecí unos años más me di cuenta de que de los tres, como dibujante, Sal les daba sopas con honda a los otros dos, aunque para ilustración de camisetas no daba.