Entrevista a Mike Zeck

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Durante la pasada Metrópoli Comic Con, uno de los invitados estrella del festival fue el dibujante Mike Zeck, poseedor de un currículum impresionante que incluye obras como Secret Wars o la Última Cacería de Kraven entre ellas, además de haber sido el creador del traje negro de Spiderman. Aprovechando su estancia en Metrópoli, pudimos charlar con un amabilísimo Mike y recordar con él sus grandes éxitos en una carrera que empezó en los años setenta y ha dejado tras de sí un legado de primer nivel.

Entrevista a Mike Zeck

Pedro Monje: Hola Mike ¿Recuerdas cómo empezaste a leer cómics y cuáles eran tus autores favoritos?

M.Z.: Sí, sí que me acuerdo. ¡Cómo no me voy a acordar! Estamos hablando de los años sesenta. El Superman de Curt Swan era asombroso. Y también me encantaba todo lo que hacía Joe Kubert. De todo. De hecho, yo descubrí a Steve Ditko antes incluso de que dibujara los cómics de la Era Marvel. Leí varios de los cómics de monstruos que había dibujado Ditko, y cosas de Charlton. Ya era muy fan suyo antes incluso de que dibujara a Spiderman. Creo que fue una gran influencia en mi estilo. No fueron pocas las veces que le intentaba imitar de pequeño, yo creo que es el dibujante que más he llegado a copiar.

P.M.: Empezaste a trabajar en el mercado profesional en la editorial Charlton. ¿Recuerdas aquellos primeros días?

M.Z.: Sí, sí, claro que me acuerdo. Eran unos tiempos en los que había reunido un portfolio interesante y me paseaba por las convenciones de cómics con él, como a Nueva York, en las convenciones Phil Seuling. La gente parecía bastante interesada en mis dibujos, pero no acababan de ser el estilo concreto que estaban buscando. Hasta que me llamó Charlton. Al principio me dieron trabajos en sus series de dibujos animados, como Los Picapiedra o Scooby Doo. Tenían pequeñas ilustraciones en sus cómics, y así estuve trabajando durante unos meses. Hasta que me pusieron en series de horror y terror. Y eso si que fue toda una experiencia, casi como hacer submarinismo sin bombonas de oxígeno, porque desde Charlton casi no había labores de edición, toda la responsabilidad caía sobre mis hombros y todavía estaba muy verde. Te enviaban el script y te pedían que les devolvieras las páginas ya acabadas, incluso rotuladas. No querían ver primero los bocetos o solo los lápices. Nada de pasos intermedios. Así que las dibujaba, entintaba y luego rotulaba y se las enviaba casi listas para mandar a imprenta. Estamos hablando de 1974.

P.M.: Empezaste a trabajar en Marvel muy poco después, en el 75 o 76, en series de artes marciales.

M.Z.: Ese fue siempre mi objetivo, acabar dando el paso a una de las dos grandes. Fui feliz durante unos años trabajando para Charlton, porque lo necesitaba. Cuando vuelvo a revisar mis primeros trabajos veo que necesitaba ganar experiencia. Es que incluso cuando llegué a Marvel todavía necesitaba seguir aprendiendo, aunque hay ya lo hice de forma más lenta. Lo primero que vendí a Marvel fue la portada de un fanzine que había hecho por aquel entonces. Roy Thomas estaba suscrito a ese fanzine y vio la portada, que era de Conan el Bárbaro. Le preguntó al editor de la revista directamente a ver si podía usar la portada del fanzine para publicarla en el interior de un cómic de Conan en Marvel. Esa fue mi primera venta, todo gracias a que Roy la vio. Y eso llevó a más trabajos como ilustrador en Marvel, con páginas en blanco y negro. Luego me dejaron probar con una historia de cinco páginas a color, para ver si me podía desenvolver en ese registro. Estaba protagonizada por Thanos. Un Thanos que obviamente no eran tan famoso por aquel entonces. Creo que estuvo muchísimo tiempo sin reimprimirse, hasta que recientemente con la fama que ha ido cogiendo Thanos a raíz de la película, en Marvel se han puesto a reeditar todo lo que han había por ahí, y han reimprimido estas cinco páginas. Pero lo importante es que a Marvel le empezaba a gustar mi estilo. Roy Thomas, Archie Goodwin incluso Stan Lee, a quien conocí por aquel entonces en Florida. De hecho, Stan Lee me contó que unos meses antes había pedido al editor de Marvel que me contratara después de ver algunas de mis páginas de Charlton. Lo que pasó es que estábamos en aquella época de Marvel en la que los editores tenían demasiado en su pila de tareas y no fue hasta que Archi Goodwin llegó que tuve mi oportunidad.

P.M.: Luego hiciste nada más y nada menos que tres años de cómics en Master of Kung-Fu, tras la marcha de Paul Gulacy. ¿Cómo fue aquello?

M.Z.: Me encantó lo que había hecho Paul Gulacy para definir al personaje, y la incorporación de los elementos de las películas de Bruce Lee y de Kung-Fu… Yo también era un gran fan de Bruce Lee y eso llamó mi interés hacia ese tipo de contenido. Siempre pensé que Gulacy sería el artista definitivo de la serie, e hice lo posible para intentar estar a su altura, siendo un novato como era todavía. Los guiones de Doug Moench eran muy detallados. De hecho, eran los más detallados y completos de todos con los que he trabajado. Así que aquello no me dejó mucho espacio para la interpretación.

P.M.: Hasta que al final aterrizas en la serie del Capitán América.

M.Z.: Fue una experiencia genial. Como aficionado, yo siempre había sido un aficionado del Capitán América. Me lo sabía todo. Así que les hice saber que si tenían una vacante, que pensaran en mí. Así que tras acabar mi etapa en Master of Kung-Fu me dejaron dibujar al Capi. La serie anterior me vino muy bien porque pude aprender a entenderme a la perfección con mi entintador, John Beatty. Es con quién más he trabajado, y encima también era un gran aficionado confeso del Capitán América. Eramos dos fanáticos del Capi, pero ni con esas estábamos a la altura del editor de la serie, Mark Grenwald. Menos el guionista, que sería J.M. DeMatteis, estábamos viviendo nuestro sueño hecho realidad.

¿P.M.: Cómo fue la colaboración con DeMAtteis?

M.Z.: Pues genial. ¿Qué te voy a decir? Una de las mejores personas que conozco. Enseguida nos hicimos grandes amigos. Nos gustaba mucho el trabajo del otro, y esta amistad sirvió para que cuando él, años más tarde, por fin consiguió que le aprobasen la idea de la Última Cacería de Kraven, el primer dibujante en el que pensara y sugiriera a la editorial fuese yo. Ahí fui muy afortunado. El argumento de esa saga fue fantástico, lo supe desde el primer momento. Una historia preciosa. Recientemente ha sido el 30º aniversario y se sigue hablando de ella con el mismo entusiasmo que el primer día. Nunca ha estado descatalogada y la reimprimen continuamente. Muchas veces entro en páginas webs dedicadas a Spiderman y casi siempre aparece como la mejor aventura de su historia en todas sus encuestas. J.M. DeMatteis y yo siempre estaremos unidos gracias a esa historia, más que por nuestra etapa en Capitán América.

P.M.: También fue el primer crossover de la historia arácnida, entre las tres series que tenía Spiderman en aquel momento. ¿Cómo recuerdas aquello de trabajar tú en los seis números?

M.Z.: Cuando la serie fue aprobada, el editor de las series era Jim Owsley. Pero era una época en la que justo estaban haciendo la transición de Jim Owsley a Jim Salicurp, así que casi todo lo que hicimos fue trabajar con Salicurp. Lo primero que nos prometió fue tiempo para poder trabajar con calma en la serie. Estuvimos valorando cómo publicarlo, pero al final decidimos hacerlo en forma de crossover para que la gente lo pudiera leer casi de forma semanal en vez de un cómic cada mes durante medio año. Creo que parte del éxito fue esta periodicidad. Justo este año hemos tenido una reunión de todo el equipo en una de las convenciones en Estados Unidos y debatimos mucho sobre la historia, incluso sobre la periodicidad.

P.M.: Es curioso, y aquí volvemos un poco hacia atrás, que el traje que vestía Spiderman (y Kraven) durante esta saga, fuiste tú el que lo diseñó años antes.

M.Z.: Si, lo diseñé en las Secret Wars. Y fue bastante más fácil de lo que la gente pueda imaginarse. Puedes pensar que cuando internamente se decide cambiar el traje a Spiderman, esto puede suponer un tema de debate durante meses. Pero no lo fue. Un año antes de Secret Wars, hubo un chaval que mandó un argumento de una historia en la que proponía que Reed Richards diseñara un nuevo uniforme a Spiderman. Durante meses aquello se quedó así y no se supo nada, hasta que Jim Shooter se empezó a plantear las consecuencias que las Secret Wars tendrían para todos sus protagonistas cuando volvieran del planeta. Y pensó que para Spiderman podría ser interesante hacerlo así. En el fondo todos pensábamos que Spiderman vestiría este uniforme al volver, pero que dos o tres meses después ya estaría de vuelta al rojo y azul. Creo que todos pensábamos igual, por eso no le dimos más importancia de la que acabó teniendo. Cuando lo diseñé no tenía nada de presión, hice un par de propuestas pero la que acabó saliendo en la portada de Secret Wars fue mi primera versión. Y como realmente cuando pensamos en arañas a todos nos viene a la mente el color negro, pues decidí darle ese color principal al traje, además de algo de blanco. Les gustó y funcionó.

P.M.: ¿Recuerdas la reacción de los aficionados por aquel entonces?

M.Z.: Eso fue lo mejor de todo. Cuando salieron los cómics, la reacción fue mucho más positiva de lo que esperábamos y la mayoría pedían que Spiderman se quedara el traje. Y sí que duró, porque, como decíamos, cuando dibujé meses después la Última Cacería de Kraven todavía seguía vistiendo el traje negro. De hecho, creo que otra de las razones del éxito de la saga es que vistiera ese traje, porque le da ese punto de oscuridad que el traje original no habría podido aportar. Imagínate a Kraven vestido de azul y rojo. Habría sido ridículo. Siguió un poco más, hasta que David Michelinie y compañía crearon el concepto de Veneno. En el fondo aquello me acabó gustando, porque ha servido que el diseño blanco y negro se haya perpetuado en el tiempo y aún siga, treinta años después.

P.M.: Volvamos a Secret Wars. Si miramos tu currículum, podemos decir que es tu único trabajo que no ha tenido un protagonista principal, sino un gran grupo de héroes. ¿Por qué crees que te eligieron para el proyecto?

M.Z.: Esa es una buena pregunta. No sé si preguntaron a muchos más antes que a mí y eso nunca lo sabré, pero cuando me lo propusieron (junto a John Beatty) yo todavía estaba trabajando con el Capitán América y entonces supe que iba a tener que dejar esa serie. Dije que sí en parte porque me prometieron que el Capitán iba a seguir siendo una parte importante de la saga durante Secret Wars. Hice unas guías de dibujo con todas las referencias de los villanos que iba a tener que dibujar, ya que eran los que menos me sonaban. Y sí, yo prefería trabajar con personajes en solitario ya que eso me permitía profundizar más en ellos. Sabía que Secret Wars no iba a ser mi trabajo favorito cuando dije que sí, pero fue interesante. Y siempre íbamos tarde. Jim Shooter era el guionista pero también era el editor de Marvel y tenía que trabajar en diez mil cosas mal. Acababa los guiones siempre a última hora y luego había que correr a toda velocidad para acabar las páginas. Hubo varias veces que Marvel Comics me reservó un hotel en Nueva York para que fuera allí a acabar las páginas. Había muchos entintadores, rotulistas o coloristas trabajando a la vez. Y más de una vez hubo que hacer cuatro páginas en una noche para llegar a las fechas de entrega. No era la mejor atmósfera para poder producir tu mejor trabajo. El correr tanto no me permitió ver en el momento la importancia del evento y la reacción de la gente, pero según llegamos al final mi percepción cambió por completo.

P.M.: ¿Cuánta gente te ha dicho durante estos treinta años que el primer número de Secret Wars fue su primer cómic durante su infancia?

M.Z.: Eso es lo mejor de todo, ¿sabes? No hay ni una sola convención a la que haya ido estos últimos treinta años en la que me hayan dicho eso. Una vez tras otra. Compran una de las láminas que tengo de las Secret Wars, y me dicen que esa fue la primera que compraron. O la de la portada del traje de Spiderman, o la del Doctor Muerte. Y me llena de orgullo. Ha habido muchas otras series y proyectos, pero ninguna ha traído tantos lectores a la industria del cómic como las Secret Wars. Eso es lo que hace que esté feliz. No me lo pasé muy bien en su día haciéndolo, pero el recuerdo es perfecto.

P.M.: Después de Secret Wars hiciste Punisher: Circulo de Sangre, con Steven Grant. ¿Cómo lo recuerdas?

M.Z.: De hecho, con Steven Grant ya hice otra pequeña colaboración en un fill-in de Spiderman. Él recordaba esa colaboración. Y llevaba mucho tiempo detrás de Marvel para que le dejaran publicar este proyecto de Punisher que se le había ocurrido. Pensaba que podía funcionar muy bien pero le decían que no todo el rato. Estuvo así más de un año, y al final vino donde mí un día y me explicó su visión de Punisher y del proyecto. Me fascinó porque me parecía exactamente que así es cómo debería ser Punisher. Le dije que yo estaría dispuesto a hacerlo. Se lo volvimos a presentar a Marvel juntos y aunque al final no querían, como yo acababa de salir de Secret Wars y tenía bastante fama, acabaron aceptando. Pensaban que no iba a funcionar pero nos dejaron. Y fue una locura, porque salió en el momento justo. Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone, todas aquellas películas de grandes pistolas… Fue perfecto.

P.M.: Seguimos cronológicamente para volver de nuevo a la saga de Kraven. Allí dibujaste una de las mejores portadas que recuerdo, con Spiderman saliendo de la tumba.

M.Z.: Siempre le digo a todo el mundo que esa portada se dibujó ella sola. Y es que no suele ser habitual que te llegue el argumento del cómic en el que el héroe muere y sale de la tumba. No necesitas saber más. Con eso es suficiente para dibujar la portada. Me ocurrió como con Punisher, en este caso J.M. DeMatteis tenía muy claro lo que quería. Intentó publicar esa historia tres veces. Hasta lo probó en DC, con Batman, pero allí tampoco le dejaron. Hasta que el final lo pudo hacer con Spiderman. Era una historia muy filosófica, muy catárquica. El héroe renacido. Todos estuvimos muy involucrados. Además justo antes fue la boda. Ese momento en el que Peter Parker y Mary Jane se casan, porque el amor que sienten entre ellos es muy grande… también tiene importancia en la saga. Respecto a las portadas, te diré que lo primero que hice fue precisamente dibujar las seis portadas. Dibujar la historia a través de las portadas y luego con las páginas. Y sí, la primera que hice fue esa con Peter Parker saliendo de la tumba, porque para mí era la más obvia. Y sí, creo que también funcionó.

P.M.: También por aquellos años brillaste con las portadas de G.I.Joe. ¿Cómo recuerdas esta etapa?

M.Z.: Recuerdo que me gustaba lo que hacía Larry Hama con los personajes. Y a él le encantaba el trabajo que había hecho yo con Punisher, que también se caracterizaba por todo el arsenal que usaba. Así que el destino hizo que trabajásemos juntos en G.I.Joe. Hice tantas portadas como pude dentro de mis otros compromisos como dibujante. Lo curioso es que en aquella etapa de Marvel nunca llegué a dibujar ninguna página interior…

P.M.: Unos años después colaboraste de nuevo con Steve Grant en un proyecto independiente, Damned. Una crimen-noir con una apuesta muy personal.

M.Z.: Sí, Steve y yo queríamos volver a trabajar juntos. Hicimos una pequeña aventura de dos números en Batman. Nos llamaba mucho el entorno noir y criminal. Y coincidió con una época en la que quería experimentar un poco con el estilo. Llevaba tiempo leyendo mucho material europeo y me llamaban mucho la atención algunos de los dibujantes que leía. Quería volcarlo en un cómic mío. Me encantó hacer este proyecto, y tardamos bastante, pero no fue un gran éxito comercial. No sé si fue buena idea cambiar un poco mi estilo para esta obra, porque creo que despistó a muchos de los aficionados míos de los años ochenta.

P.M.: Hubo un momento después de esto en el que dejaste de trabajar en el mundo del cómic. ¿Cómo se produce esta parada?

M.Z.: Si, no sé si lo sabéis, pero en los años noventa hubo una implosión en el mundo del cómic. Se cerraron muchísimas series y editoriales. Llegó un momento en el que estaba ganando mucho menos dinero del que estaba ganando pocos años antes. Así que con el cambio de siglo di un cambio en mi carrera, dejé los cómics y me pasé al campo de las licencias y el merchandising. Sobre todo para DC, Fisher Price y Metallo Toys. Guías de estilo y cosas similares. También alguna cosa digital, pero ya menor. Fue un cambio importante para mí. Quería seguir dibujando cómics, pero acabó siendo un poco así. Mi último trabajo en los interiores de un cómic fue en 2002, un proyecto de los G.I.Joe. En ese momento los derechos de esta franquicia los tenía una editorial, Devil’s Due. Habían llegado al número 21 de la serie y recordaron que en la serie original de Marvel, el número 21 había sido un número mudo, sin ningún diálogo. Querían repetir eso en su serie. Así que me llamaron para hacer ese trabajo… y luego nada más.

P.M.: Esto es todo. Muchas gracias por tu tiempo y pásalo bien aquí en Gijón.

M.Z.: Gracias a vosotros, lo estoy pasando muy bien aquí en Gijón. Tienen montado un festival muy interesante.

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Lector
25 noviembre, 2017 11:42

Qué recuerdos del Capi y el Punisher de Zeck.
Era mi dibujante favorito junto a Byrne en los 80.
Me encantaba su Capi a lo Schwarzenegger, con esos musculazos y la espalda tan ancha.

Fabio
Fabio
Lector
26 noviembre, 2017 20:02

Excelente entrevista Pedro. Mike Zeck es uno de mis dibujantes favoritos. Me encanta su estilo y su Spider-Man es uno de los mejores.

AlexCruz
Lector
1 diciembre, 2017 18:14

Ojala Mike Zeck hubiera seguido dibujando tooodos los comics de G.I. Joe con los guiones de Larry Hamma en vez de que tanto dibujante generico destrozara los guiones del viejo Larry.