Entrevista con los medios
– Buenos días, bienvenidos a esta conferencia de prensa con el maestro Urasawa. Es un honor poder celebrar este 30 Manga Barcelona con uno de nuestros autores preferidos durante toda esta trayectoria, durante estos últimos 30 años. En sus obras, Barcelona aparece como escenario, como en ¡YaWaRa!. ¿Qué tiene de especial esta ciudad para usted?
+ He visitado muchas ciudades del mundo, pero no hay ninguna tan única como Barcelona. Durante mi primera visita, tomé muchas fotos de la ciudad para documentarme. Después, regresé a Japón y le mostré esas fotos a mis asistentes, diciendo: “Vamos a dibujar Barcelona, que es así”. Ellos reaccionaron sorprendidos: “¿De verdad tenemos que dibujar esto? ¡Todo son líneas curvas, no hay ni una sola línea recta!”. Claro, trazar líneas rectas es más rápido, pero Barcelona tiene algo especial que me inspiró a incluirla en mis obras.
– Quisiera preguntarle sobre su carrera de más de cuatro décadas como mangaka. ¿Cómo ha cambiado su profesión con el paso del tiempo, desde la llegada de la digitalización hasta el papel de la inteligencia artificial? ¿Cree que su manera de trabajar podría cambiar en el futuro?
+ No he cambiado mi forma de trabajar, aunque mis obras han empezado a digitalizarse tarde. Reconozco que llego un poco tarde a esa transición, pero prefiero mantener mi método tradicional.
– En muchas de sus obras, aunque son de ficción, incluye elementos históricos como unas Olimpiadas, una Exposición Universal o incluso eventos trágicos de la humanidad, como desastres. ¿Hace esto para hacer sus obras más accesibles o para enmarcarlas en movimientos históricos y hacerlas más creíbles?
+ Crear un mundo de ficción completamente desde cero me parece extremadamente difícil. Nosotros, como seres humanos, tenemos un trasfondo histórico increíblemente rico y complejo que va desde eventos recientes, como la Segunda Guerra Mundial y la experiencia de la bomba atómica, hasta periodos más lejanos, como el Imperio Romano o el Imperio Otomano. Aprovechar ese escenario tan vasto es casi una obligación para contar historias. Sería una pena no utilizarlo.
– Normalmente, los autores de manga suelen tener una o dos obras importantes que ofrecer. Sin embargo, usted ha creado muchísimas historias a lo largo de los años. ¿Cómo logra mantener viva su imaginación y la consistencia para crear manga?
+ Crear y serializar una obra es un trabajo difícil, pero una vez que está en marcha, es inevitable estar pensando ya en la siguiente historia. En mi caso, siempre tengo ideas en mente para nuevos proyectos. Incluso ahora mismo tengo dos o tres historias que me encantaría desarrollar si tuviera el tiempo. No puedo entender cómo un autor podría conformarse con crear solo una o dos obras en su vida.
– Si pudiera hablar con una versión más joven de usted mismo, cuando recién comenzaba su carrera en el manga, ¿qué consejo le daría?
+ Lo que le diría a mi yo más joven sería: “Haz lo que quieras, pero hazlo bien”.
– Usted ha hecho grandes series deportivas como Happy! o ¡YaWaRa!, pero también es conocido por thrillers como 20th Century Boys o MONSTER. ¿En qué tipo de serie se siente más cómodo, y qué le aporta cada una?
+ Cuando empecé, no tenía planeado hacer historias de deportes. Al principio no entendía la gracia de ver un partido dibujado en un manga, porque no es en tiempo real. Pero, al final, mis mangas de deportes no tratan realmente sobre el deporte en sí, sino sobre el drama humano que lo rodea, igual que mis thrillers. El deporte es solo un marco.
– Después de tantos años como mangaka y tras crear obras memorables, habrá visto a muchos compañeros artistas triunfar o fracasar. Desde esa perspectiva, ¿cree que los jóvenes tienen las mismas oportunidades que usted tuvo al empezar? ¿Y cuál es el papel de los artistas establecidos con respecto a las nuevas generaciones?
+ Creo que ahora hay más oportunidades para los jóvenes que cuando yo comencé. En aquella época había menos revistas, menos plataformas para publicar. Además, grandes nombres como Osamu Tezuka o Takao Saito todavía publicaban, lo que hacía difícil para los nuevos autores encontrar espacio. A pesar de eso, nosotros teníamos un espíritu rebelde: queríamos cambiar el mundo del manga y renovarlo. Ese espíritu creo que no es tan fuerte en los jóvenes de ahora, aunque las oportunidades sean mayores.
– En su obra Pluto, usted se adentró en el universo de Astroboy de Osamu Tezuka, a quien admira profundamente. ¿Qué significó para usted crear esta obra, y cómo compaginó el respeto por el material original con lo que quería contar?
+ Cuando Tezuka Productions anunció los preparativos para el aniversario de Astroboy, pensaron en remakes y propusieron que yo hiciera uno. Al principio me negué, porque era una obra que marcó profundamente mi infancia, pero mi colaborador insistió. Al releer El mejor robot sobre la faz de la Tierra, me di cuenta de que había escenas que yo “recordaba”, pero que no estaban en la obra original. Esto sucedió porque, a lo largo de los años, esa historia había crecido y evolucionado dentro de mí. Al final, eso fue lo que me permitió darle vida a Pluto.
– En sus historias, los personajes masculinos suelen estar atormentados por su pasado, mientras que los femeninos luchan contra lo que la sociedad espera de ellas para construir un futuro mejor. ¿Con qué tipo de personajes se siente más cómodo escribiendo?
+ Admiro profundamente la figura femenina. Aunque los hombres tenemos fuerza física, las mujeres tienen una fortaleza interior impresionante y una capacidad admirable para seguir adelante. Eso me inspira mucho al crear mis personajes femeninos.
– Por último, en MONSTER usted realiza un profundo estudio de la maldad humana. ¿Por qué decidió hacer un manga así?
+ MONSTER fue la primera obra en la que realmente pude contar la historia que quería. Al principio, me inspiré en obras como El fugitivo y Frankenstein. Me pregunté: ¿y si el “hijo” que crea el Dr. Tenma en Astroboy, con la intención de que sea bueno, resultara ser un monstruo? Esa idea fue el punto de partida para MONSTER.
Entrevista de Planeta Cómics
– Empezar esta entrevista con unas pinceladas de cómo comenzó su carrera.
+ Va ser muy larga eh (risas).
– Pero muy interesante. Su interés por el manga nace desde muy temprano, como comentaba para entrevistas pasadas cuando era niño solo necesitaba un papel y un lápiz para ser feliz. ¿Dibujar sigue siendo símbolo de felicidad para usted?
+ Empecé a dibujar sobre los 4 o 5 años, y esa sensación que tenía ya entonces que aunque hayan pasado 60, no sé cómo, sigue ahí. Puede porque poquito a poco he ido aprendiendo más y sacando nuevas tablas.
– Usted enseñó sus trabajos a una gran editorial como un aspirante más. ¿Imaginaba que resultaría de esta forma?
+ Nunca había pensado de pequeño que el manga sería mangaka profesional, a mí me gustaba el manga que no vendía , el menos comercial y si terminaba dedicándome a ese mundo suponía que me empujarían a crear historias comerciales que se vendiesen bien y no quería eso. Así fueron pasando los años y seguí estudiando en el instituto y la universidad. Seguía dibujando entretanto, y al terminar la universidad y buscar trabajo pensé en aplicar como editor de manga. Así que pedí una cita con Shōgakukan y aproveché que tenía muchas historias creadas como adolescente para enseñarlos. Que conste que no las llevé para postularme como mangaka sino como editor, y al mismo tiempo me intrigaba el saber qué pensarían los editores de esas historias que había creado. En ese momento la persona en edición que miró mis historias llevaba poco trabajando en la editorial y me preguntó, “¿cómo haces estas historias tan particulares?”. Una de ellas estaba basada en una de las novelas de AKUTAGAWA Ryūnosuke, otra era una comedia de un perro y un gato en la ciudad de Nueva York, y la última era de un robot que había destruido una ciudad y volvía a la ciudad a ver su destrucción paso a paso. Entonces me confirmó que una editorial tan grande como Shōgakukan nunca publicaría este estilo de historias. Suerte que no me planteé ser mangaka profesional pensé (risas en el público).
Ya estaba guardando mis historias en una bolsa cuando de casualidad un editor veterano apareció y quiso saber qué historias había traído. Las vio y confirmó que no valían para la Shōnen Sunday, pero que irían a la Big Cómics Spirits de lectores adultos, donde cambió todo. Este editor dijo, “Esto está muy bien, muy bien” y yo no entendía nada, cómo era esto de que la gente de Shōgakukan diga que estaba muy bien, y fue donde me recomendaron presentarlo a concurso. Y al cabo de un mes me llaman para decirme que había ganado. Estaba que no entendía nada, cómo era que una gran editorial tenía interés en obras de este estilo, más aún cuando me estaban dando un premio. Pensé que valía la pena probar y dediqué un año entero a dibujar a ver qué pasaba, y así pasaron 40 (risas) . Fue ahí cuando se esfumó mi sueño de ser editor de manga (más risas).
– Por suerte para todos. Estos trabajos que llegaron a impactar en un editor veterano tendrían unas influencias de igual importancia. Sabemos que el maestro Tezuka es un autor imprescindible desde que leyó “El mejor robot sobre la faz de la tierra”, ¿qué le fascinó de aquella obra para que le cambiara el paradigma?
+ Sobre esa obra, cuando la leí solo tenía 5 años, de hecho se editó en 1963 y seguramente fueron un par de años después cuando se publicó. Cuando la leí pensé “No sé cómo una historia puede ser tan profundamente triste, es lo más triste que he leído en mi vida”. En aquel momento las historias planteaban un conflicto y la justicia luchaba contra los malos para terminan ganando. Pero en Astroboy por mucho que la justicia ganase, nunca se siente contento u orgullo. Es una sensación que todavía llevo marcada a día de hoy.
Aunque Astroboy fue editada en 1963 la fecha de nacimiento que le puso Osamu Tezuka fue en 2003, y cuando se acercó esta fecha se pensó en Tezuka Productions cómo celebrar este aniversario. De comentarios me llegaron a decir “ ¿te imaginas que hubiese algún artista que hiciera un remake de “El mejor robot sobre la faz de la Tierra”, te imaginas? (risas). Entonces creo que empecé a crear Pluto para ese niño de 5 años, para entender y poder preguntarle qué era esa tristeza profunda que tanto me marcó y poder descubrirlo.
– ¿Cuál fue la clave para obtener ese “sí” de Tezuka Productions?
+ Pues creé un borrador de la posible historia para el remake de Astroboy y se lo envié al hijo de Osamu Tezuka, Makoto Tezuka, y pasaron más de 6 meses sin respuesta por lo que pensé que quedaría en nada. Aunque al final me llegó una invitación a cenar. Todo muy agradable con unas copas, para que al final el señor Makoto Tezuka me dijera, “bueno y aquello que sabe, yoroshiku onegai shimasu” (risas) y mi sorpresa, “¿cómo? ¿Que qué queda en mis manos?” “Pues Pluto, qué va ser, ya suponía que quedaría en sus manos”. El hecho de hacer un remake de un sensei de la talla de Tezuka era muy interesante, inimaginable, por eso cuando realicé esa propuesta se pasaron 6 meses pensando si sería adecuado el remasterizar una obra de un sensei que ya no está, y finalmente decidieron que sí, la invitación a la cena y esta anécdota que les he contado. Lo que ocurre es que al darme cuenta de que todo eso estaba sucediendo de verdad, me entró una urticaria por todo el cuerpo (risas del público). Creo que esa urticaria me salió de puro terror al pensar en la cantidad ingente de fans de la obra de Osamu Tezuka, qué pensarán en que yo haga el remake. Aunque luego me di cuenta de que mi miedo no venía de lo que pudieran pensar todos esos fans, sino de la posibilidad de defraudar al Urasawa niño que me repetía “pobre de ti que no lo hagas bien, pobre de ti que no lo hagas bien”. El Urasawa niño es el más exigente de todos (risas del público).
– Ese primer encuentro con el maestro Tezuka con «El mejor robot sobre la faz de la Tierra» fue solo el primero, luego vino Phoenix. ¿Fue entonces cuando describió el tipo de emoción que quería plasmar en sus obras?
+ Cuando leí Phoenix por primera vez tendría unos 13 años, Tokyo era muy diferente a como es ahora, con muchas más zonas verdes y las casas solían tener una entrada o cobertizo fuera donde podías estar sentado en el porche. Recuerdo haberme sentado a leer, la saga del espacio, la saga del futuro y pensar “¿cómo es posible que el sensei Tezuka haga algo como Astroboy y luego algo como esto? Qué nivel… qué amplitud”. Empecé a leer asombrado a mediodía sin podérmelo creer, y cuando levanté la mirada ya era de noche. Desde aquel momento hasta ahora mis valores y forma de ver el manga no ha cambiado. En Japón tenemos una ceremonia de mayoría de edad, la Sijin Shiki, para mí fue a los 13 años con esta experiencia.
– ¿Mirar el anime y leer el manga desde pequeño con ese espíritu analítico le permitió aprender a dibujar de forma más efectiva?
+ Lo importante de la revelación de aquel momento no es tanto que me haya servido o no para volverme artista, sino que descubrí que el ser humano lo que hace es evolucionar de manera continua, toda la vida, incluso ahora. Fue el momento en el que comprendí que no hay final, sino que iremos evolucionando mientras estemos vivos. Dicen que parezco más joven de lo que soy (risas), el mes que viene cumplo 65 años. Creo que tengo este aspecto precisamente porque en mi cabeza sigo en evolución y tengo mucho que hacer todavía con esa sensación dentro e igual se transmite de alguna manera.
– Hablando un poco de su obra, ¿cree que uno de sus secretos es que siempre consigue que el público se implique tanto con los personajes como con la historia?
+ La columna principal de mis obras es el drama humano, de hecho no quiero dibujar otra cosa. Las personas que habitamos la Tierra somos todos un personaje.
– Después del gran éxito de ¡YaWaRa! pasa al género del thriller con Happy! planteándole un desafío a sus lectores. ¿Cree que esta obra fue un paso necesario para llegar a MONSTER?
+ La verdad es que al terminar ¡YaWaRa! ya tenía en mente crear una historia de misterio, me apetecía mucho. Pero desde la editorial, desde la revista Big Comics Spirits de Shōgakukan me dijeron “mira, resulta que no vende” y me quitaron la idea de la cabeza. En aquel momento no había habido ningún manga de misterio que hubiese funcionado, por lo que el editor me sugirió de manera muy insistente que volviese a crear otra historia de protagonista femenina en un marco de deportes. Pero ya desde pequeño como dije sabía que no quería crear manga comercial. Entonces me reafirmé y dije que no quería crear otra historia de protagonista femenina al uso, sino una donde se tenga que enfrentar a dificultades y ganarse la vida. Porque así deja de ser un manga de deportes más y pasa a ser uno de drama humano. Así que gracias a Happy! conseguí ahondar más en ese drama humano que tanto me interesa y gracias a esta obra, MONSTER tiene la profundidad que tiene. Durante 20 años, yo he estado trabajando en 2 series a la vez, una semanal con 4 deadlines al mes y una bisemanal con 2 deadlines al mes, hacían unas 140 páginas solo al mes (risas del público).
– ¿MONSTER es el momento donde empieza a crear según sus reglas y sin imitaciones?
+ Siempre he creado historias de forma libre, a pesar de que en Pineapple Army o con Master Keaton aparezcan tantos nombres en los créditos yo siempre he trabajado en las obras bajo el compromiso previo de que si algo no me llenaba al crearlo, no lo iba a dibujar. Si ese final no me parecía el adecuado no lo iba a dibujar, lo iba a hacer a mi manera. Así que varias veces, lo que ocurría, el creador de la obra original llamaba una vez había sido publicado el manga en la revista diciendo “ ¡Pero esto no es lo que yo había creado, esto no es lo que yo había dicho que iba a ser!”. Pero también también hubo el caso en el que volvían a llamar por la noche y diciendo que se lo habían leído una vez, dos o tres y que creían que era mejor este final.
– Me gustaría hablar en este tramo final del maestro en el presente, con ¡Asadora! lo ha vuelto a hacer volviéndose un éxito mundial. ¿Cuáles son los cimientos de una historia como ¡Asadora!?
+ Es complicado, ahora en Japón se va a publicar el tomo 9, y es el que contiene la idea original con la que nació esta serie. La idea original del borrador con la que nació está en ese tomo. Desde esa idea empecé a tirar hacia atrás en el tiempo, llegando a 1964, año de los JJOO de Tokyo en el que esta protagonista ya sabe que quiere ser piloto, y con 17 años ya tiene edad para conseguir la licencia de piloto. Tirando un poco para atrás, en el 1960, año en el que nací, Asa tiene 12 años, en ese 1960 pensé en qué le pudo suceder a Asa que fuese significativo. Fue en este año que ocurrió el tifón Isewan en la bahía de Ise que generó muchísimas víctimas en la región de Nagoya. Al pensar en esa gran catástrofe empecé a investigarlo para crear la historia trasfondo de esta protagonista, encontrando muchas fotos de cómo las olas se llevaban la ciudad. Estas fotos me hicieron pensar en las patas de un gran Kaijū (gran monstruo). Explico esto para que entendáis que mi manera de crear no es empezar por el principio de manera lineal, sino tener una idea y tirar hacia atrás para saber desde qué punto quiero contar la historia.
– ¿Cómo consigue que en esta obra la línea entre realidad y ficción se difumine por completo manteniendo un ritmo frenético en la fantasía? Hay momentos en los que nos olvidamos que es ficción hasta que aparece el Kaijū, ¿cómo lo consigue?
+ Es un poco mi base a la ora de crear, en las historias de ficción, el marco es nuestra propia historia. Solo tomando nuestro calendario tenemos más de 2024 años de historias sobre las que pensar sobre experiencias, acontecimientos, anécdotas que están en nuestro ADN, los buenos y no tan buenos y yo no quiero separarme de este marco al crear las historias pues es mi marco para crear mis historias de ficción. También es algo que me gusta hacer, coger estas historias e introducirles elementos de ficción. Me gusta mucho pasear por la costa, y al ver la línea del mar en el horizonte yo veo a ese Kaijū, yo lo veo.
– Nos gustaría cerrar el círculo de esta entrevista, de pequeño era feliz con una hoja de papel y un lápiz. ¿Qué es imprescindible a día de hoy para ponerse a crear?
+ Lo mismo, un papel y una pluma (risas). Lo aconsejo a todos, sé que ahora hay muchas tablets pero es lo mismo. Algo que veáis que os emocione, plasmadlo en un papel, ya veréis que es muy divertido. No es que queráis hacer una película, para eso se necesita el sponsor, los actores, técnicos de sonido, el guion.. con todo ese proceso que igual pasan dos años, el subidón de la idea, va bajando. En cambio en mi caso, tengo una idea, veo una imagen que me inspira y esa misma noche ya la estoy plasmando. Probadlo, de verdad. Pero que conste que es peligroso, porque si es algo que se os de bien el plasmar esas ideas o anécdotas, cada vez seréis mejores. Imaginad que podéis plasmar en papel las historias de Steven Spielberg, tendríais historias buenísimas y claro, nos podemos olvidar de comer, olvidar de dormir. Como sabéis el maestro Tezuka murió a los 60 años y también ISHINOMORI Shōtarō a la misma edad, no me puedo creer que esos grandes maestros a los que he admirado tenían 5 años menos que yo al fallecer. Yo creo que se divirtieron demasiado, se engancharon demasiado a esto de dibujar. Así que cuando lo probéis, cuidado con engancharos demasiado, que también hay que cuidar la salud.
– Agradecerle con el mayor de los respetos sus palabras y poder disfrutar de este momento con sus lectores.