Es muy difícil por su propia naturalez destapar una leyenda de hierro. Pero yo estoy seguro de haber descubierto a alguien así que operó en este país durante los años de la dictadura y que jámas salió a la luz.
Desde que hace unos meses Ricardo Esteban anunció la creación de su nueva editorial Nuevo Nueve, había unas ganas enorme de conocer sus primeras novedades (si queréis conocer sus planes futuros podéis leer una entrevista aquí). Y la semana pasada por fin apareció la primera:
Pablo Velarde es un historietista nacido en 1963 en Sevilla. Su carrera casi siempre se ha desarrollado en historias humorísticas, con excepciones como The Sinkiller, El matapecados (Dude), desde su debut en 1994 con la serie es Quintín Lerroux (Dude). Posteriormente pasaría a publicar en la revista El Jueves para la que ha creado series como Porca Miseria, Amigas las Tres o Custodia Compartida (Dibbuks). Epílogo es su primera novela gráfica, esperemos que la primera de muchas.
José Mendoza es un periodista cultural que recibe el encargo de hacer un reportaje sobre una exposición fotográfica sobre Antoni Campañà. Las fotos permanecieron ocultas durante la dictadura porque mostraban la guerra desde el punto de vista republicano y actividades clandestinas. Entre ellas descubre una en la que aparece su padre ya fallecido. Su relación con su padre fue muy problemática. Ya que fue una de la figura más importantes del franquismo como jefe de la censura. A partir de esa foto comenzará una investigación que podrá en duda lo que creía saber de su padre.
Epílogo es una historia sobre un misterio y la investigación que lleva a cabo su protagonista, con giros y sorpresas que te hacen pegarte a sus páginas hasta conocer el final. ¡Y qué final! Como en las buenas historias de detectives y espías está poblada de personajes con secretos y elementos del pasado del protagonista vitales para resolver el misterio. No hay ninguna escena de acción al uso, salvo una persecución muy bien narrado, pero el ritmo que Velarde imprime a la historia hace que fluya con total naturalidad. Uno de los aciertos de la novela gráfica es que en ningún momento sabemos más que el protagonista, así que nos podemos asombrar junto a él con las sorpresas que va descubriendo.
Pero el trabajo de Velarde es mucho más que una gran historia de misterio, es una ficción novela que juega con la realidad y la ficción. Entre sus páginas se encierran reflexiones sobre las relaciones familiares rotas por la incomprensión y el cabreo que se quedan enconadas durante años hasta que es demasiado tarde, sobre como el tiempo puede poner en duda recuerdos que creíamos ciertos y también sobre la gente que esconde su verdadera cara bajo una doble vida y lo poco que muchas veces conócenos a quienes tenemos al lado.
También es una denuncia de los innumerables crímenes que cometió el franquismo durante los cuarenta años que tuvo al país sumido en las tinieblas, pero que en la época en la que se desarrolla la historia todavía tenían un gran poder. Y que por desgracia lo siguen teniendo. Aunque se centra sobre todo en la censura, la figura del padre de José Mendoza es un compendio de todos ellos: Torturas, represión, niños robados, ejecuciones, violaciones de los derechos humanos, corrupción, etc… Crímenes que no podemos olvidar en estos tiempos en los que el filofascismo cada vez está obteniendo más cuotas de poder con la aquiescencia de una parte de la población más adormecida.
Asimismo, hay un intento de homenajear a los creadores de este país y tratar de comprender a los autores que tuvieron que lidiar con la represión franquista, sin caer en algo tan injusto como juzgarlos desde la perspectiva actual. Un reconocimiento que se centra en más en el teatro que otras artes, pero hay que recordar que todas fueron censuradas por igual.
En el apartado gráfico vemos que el estilo de Velarde es que usa en su serie Custodia Compartida aunque prescindiendo del color. Pero sabe hacer un gran uso de las posibilidades del blanco y negro. Con muy pocas líneas consigue transmitir las emociones de los personajes que resultan muy reconocibles gracias a la sencillez de sus diseños. Las páginas están compuestas de manera casi integra por tres tiras, aunque varia el uso de viñetas por tira en función del ritmo y las necesidades de la historia. Narrativamente es una novela gráfica impecable, Velarde sabe cuándo hay que dejar que hablen los dibujos y consigue que las escenas mudas sean la más brillantes del libro. Hay varias escenas del pasado dibujadas en grises que son clave para la trama, que son magistrales. Un trabajo gráfico magistral que está a la enorme altura de la historia.
Nuevo Nueve debuta con una gran edición, buena reproducción, diseño y papel, esperemos que todas sus novedades estén tan bien editadas como esta. Además el tomo cuenta con un dossier sobre el fotógrafo Antoni Campañà.
Con Epílogo, Pablo Velarde ha producido un cómic espectacular que sabe combinar la intriga con la reflexión y la denuncia sobre los crímenes nunca juzgados del franquismo. Inmejorable debut de la editorial Nuevo Nueve. Si todos tiene esta calidad nos esperan unas tardes de lectura gloriosas.
Guión - 9
Dibujo - 8.5
Interés - 9
8.8
Censura
Pablo Velarde construye una historia de misterio en la que nada es lo que parece y sirve de homenaje al teatro y para no olvidarnos de las tropelías que cometió el régimen franquista.
Menuda sorpresa me he llevado al ver esto anunciado. Me encantaba Quintín Lerroux y disfruté bastante con Amigas las 3 y Custodia Compartida. A la vuelta de vacaciones, cae seguro. Me alegro infinito por Pablo Velarde.
Es distinto a sus trabajos previos, pero sin duda es una gran tebeo.
Tiene buena pinta, pero he oído un par de quejas sobre la edición. Si había problemas de pixelación y demás que no hacían justicia a la obra. Sin embargo por aquí no se comenta nada. Me gustaría hacerme con la obra pero en mi tienda de cómics no lo tienen físicamente y no he podido comprobarlo, antes de pedirlo me gustaría saber si desmerece el trabajo del autor porque la verdad que estoy expectante con esta nueva editorial. ¡Gracias!
No es cierto que este pixelado, es un recurso plástico de Pablo Velarde. Y se puede ver en cualquier página ya que los textos no tienen esa línea. Para estar seguro lo he consultado con el autor y esta es su respuesta: “Igual se están refiriendo a los pinceles que utilicé, creados especialmente por Paolo limoncello que tienen un efecto roto que se puede confundir con pixelado.”
Pues muchísimas gracias Diego, una respuesta inmejorable desde luego. La verdad que me chocaba bastante que hubiera una mala edición en este primer número. Leí la queja tanto en Whakoom como en los comentarios de un podcast de Ivoxx, aunque he visto hoy que ya ha tenido respuestas del propio autor. Así da gusto, jaja. Pues nada, duda resuelta, habrá que pillarlo.
Cuando he visto tu comentario me he quedado alucinado, ya que al reseñarlo no vi nada. Sí vi la línea rota que usa Velarde, pero era claro que es un recurso plastico, al igual que las tintas grises para las partes del pasado. Por eso le pregunté a Pablo Velarde.
El cómic está realmente muy bien editado.