“Hay dos cosas que cualquier guionista de cómics espera escuchar en algún momento… ¿Me puedes dar un autógrafo? …Y… ¡Queremos que trabajes en Superman!”
Es un pájaro… no es una historia corriente de Superman, no cuenta la típica trama superheroica con villanos queriendo conquistar el mundo y el héroe salvando el día en el último momento. Sin ningún ánimo de menospreciar estos tebeos, bien escritos y dibujados son endiabladamente disfrutables. Es un pájaro… es otra cosa, algo único muy alejado del mainstream. Un cómic tremendamente personal con una ilustración fuera de lo común sobre un escritor que recibe el encargo de guionizar al hombre de acero.
No es un cómic de pijamas y sí de un guionista, de acuerdo. Entonces, ¿veremos aquí reflejados entresijos empresariales? ¿Se mostrará como funciona la industria por dentro? ¿Contemplaremos luchas de poder entre los diferentes autores por el control del devenir de los personajes y tramas? Bueno, un guionista llega a pegar a un dibujante en la cara, pero no, definitivamente, no es esto lo que nos cuentan en Es un pájaro… Vaaalee, de acuerdo, si no es un cómic superheroico, ni un ejercicio que hable sobre el mundillo, ¿qué es?.
El tomo que nos ocupa corre a cargo, en cuanto a guion se refiere, de Steven T. Seagle prolífico escritor que ha trabajado en series como Hawkman, Green Lantern, Storwatch, Uncanny X-Men o la nominada a los Eisner Kafka. Con Teddy Kristiansen como ilustrador, el danés ha participado en el arte de series como Batman: White and Black, The Dreaming, Grendel Tales o Sandman Midnight Theatre. Dos grandes autores que dan lo mejor de sí en este libro.
Es un pájaro… es una historia sobre los traumas que nos asolan desde pequeños, las relaciones personales, las inseguridades que nublan a los escritores, el proceso creativo, el miedo al sufrimiento y a la incertidumbre, las dinámicas autodestructivas y, también, por supuesto, una interesante, atípica, exhaustiva y personal reflexión sobre Superman.
El traje y sus colores, su invulnerabilidad, la kryptonita, Smallville, la identidad secreta, el poder, su perfección física, como se oculta a simple vista, la justicia, el coraje, la Fortaleza de la Soledad, la gran letra “S”, su condición de forastero o su muerte y resurgir como héroe no escapan de la afilada pluma de Seagle, que plasma a Kal-El como nunca antes se ha visto.
El protagonista del cómic se empeña en hacer de menos, absurdo e inviable al primer superhéroe de la historia, relatando una crítica al personaje y al propio género. Sin embargo, está escrito de forma tan inteligente que contrariamente a la intención inicial y palpable, el resultado no hace más que sugerir una reflexión sobre Superman, en cada uno de los pasajes que propone sobre el kriptoniano, que desembocan en el resarcir de su iconicidad y valor por encima del resto de héroes. Una carta de amor al personaje especialmente sincera, sin demostrar un amor incondicional por él o centrarse en homenajearlo sin cuestionarlo o juzgarlo.
“Superman es el personaje de cómic más grande del mundo” .“No es el que más vende” .“No pienses en la ventas”.
Aún con Superman siempre presente, la obra se centra en la vida del guionista. Con grandes tintes biográficos (en palabras del propio autor el cómic es semibiográfico) la historia en ningún momento se percibe como egocéntrica, vanidosa o lastimosa, siendo estos los peligros comunes con los que suele lidiar este tipo de tramas. No, Seagle se representa a sí mismo en un mal momento de su vida mostrándose en no pocas páginas como un auténtico imbécil. Sin querer decir que los lectores lo seamos, es fácil empatizar con el protagonista y hacer nuestros sus miedos y deliberaciones, al mismo tiempo que discernimos cuando está sobrepasado por las circunstancias pues la dinámica autodestructiva en la que se ve inmerso guía sus movimientos, sin convenirle en absoluto las consecuencias de sus actos.
Todos necesitamos a alguien, o en última instancia, algo que nos una al mundo. En la más absoluta autodestrucción no se puede caer pues solo aquellos que realmente te quieren tienen el poder de salvarte. Pero si consigues apartarlos definitivamente estarás perdido, como se refleja de forma excelente en el pasaje La Fortaleza de la Soledad. Un cómic necesario que evidencia comportamientos que todos hemos tenido en algún momento de nuestra vida, que nos recuerda (sin decirlo expresamente “tan solo” lo plasma como certeza) lo que es realmente importante.
Ante lo opuesto de las tramas pudiérase dudar de su coherencia conjunta, pero la historia personal de Steve y los versículos sobre Superman se entrelazan perfectamente causando sinergias y contrastes, originando una trama perfectamente cohesionada que no queda coja en ninguna de sus facetas y que resuelve con acierto todas las premisas que se presentan a lo largo del cómic.
Del dibujo se encarga Teddy Kristiansen artista danés, que ha colaborado con Seagle en House of Secrets. De trazo muy personal, es el dibujo perfecto para la obra que no se imagina con un colaborador distinto. La representación de la trama del guionista siempre está encuadrada en viñetas con unos marcados bordes negros, mientras que en las escenas del pasado los bordes son blancos. Las imágenes referentes al protagonista heroico pueden tener bordes negros o blancos o no tenerlos, como en Fuga, pero es aquí donde su arte en tinta y acuarela brilla sobremanera. Cuando trata los pasajes referentes a Superman, varía la técnica en cada uno de ellos. No es igual el referido a Smalville que el de la justicia o el de la invulnerabilidad. Un dibujo excelente que tuvo un merecido reconocimiento siendo el ganador del premio Eisner por este trabajo en el año 2005.
Una historia original, auténtica, cruda que te atrapará a poco que le entres a la premisa. Un cómic alejado de lo superheroico, atemporal, que se recupera ahora en el sello Black Label y que es una oportunidad excelente para leerlo si no lo has hecho ya. La edición cuenta con ilustraciones inéditas a cargo de Kristiansen, así como con la historia corta y paródica incluida en el Superman/Batman 75, Es un murciélago… Una historia de dos páginas que caricaturiza en cierta forma Es un pájaro, donde el autor se ríe de sí mismo y sirve de broche de oro a la pedazo de obra que acabas de leer, un acierto incluirla en el tomo. Si la obra te llama la atención lo más mínimo, no lo dudes, hazte con ella.
Personal
Guion - 8.5
Dibujo - 9
Interés - 9
8.8
Un cómic para leer y empatizar con él, con virtudes como la genial representación de las dinámicas autodestructivas, la personal disección de Superman y el excelente dibujo a cargo de Teddy Kristiansen. Muy recomendable.
Creo que Black Label es el sello ideal para este tipo de obras.
Hola Ziggy. Creo que Vertigo era el idóneo, un sello con solera, querido por el aficionado por su calidad que no necesitaba ser renombrado. Superando esto, estoy de acuerdo. Obras tan personales como esta con los superhéroes de fondo es difícil que cuadren en el universo canónico por lo que es necesario un lugar donde ampararlas. Muchas gracias por leernos.