Superboy (no) es el pacificador del Escuadrón Suicida.
«Estoy cansada de perder»
Tras la fantástica etapa anterior del Escuadrón Suicida debida a Tom Taylor y Bruno Redondo, llega ahora un nuevo Escuadrón Suicida con Robbie Thompson a los guiones, autor que ya se encargó del cómic del grupo incluido en la iniciativa Estado Futuro. Esta alineación tiene mucho en común con la presentada en la iniciativa futura de DC, aquel tebeo dejaba con ganas de saber más sobre la formación del extraño equipo visto en sus páginas, justo aquello en lo que hace hincapié este nuevo tomo, por lo que este es uno de los títulos que más bebe de la “continuidad” próxima impuesta en Future State.
El cómic comienza con recuerdos, viñetas dedicadas a encarnaciones pasadas del Escuadrón Suicida. Rick Flag cuestiona a Amanda Waller sobre el Pacificador, que se encuentra en pleno asalto a Arkham en busca de un nuevo aliado, Talon. El tomo camina enteramente en esta dirección, añadir nuevos integrantes al equipo, mientras las relaciones entre ellos se desarrollan mínimamente o se muestran indicios de algunos planes ocultos. Un equipo que cuenta con extraños y novedosos integrantes a los que muy probablemente se les unan más.
Peacemaker se aleja de la personal visión presentada por Lemire, tampoco es el loco inestable de su primigenia miniserie (1988) en DC, ni el excesivo protagonista de su serie televisiva encarnado por John Cena, versión que tiene más paralelismos con el perpetrado por Kupperberg que con este líder del Escuadrón. No, aquí el Pacificador es un fiel soldado que se limita a seguir órdenes y cumplir la misión. Resulta extraño que ya que se le coloca liderando a esta Fuerza Especial X (decisión motivada claramente por el último film del suicida equipo) no se potencie aquello que le hace singular, ni tenga sinergia con su versión de HBO Max; se daba por hecho que DC Comics aprovecharía y adaptaría la circunstancia. No es el caso, entregando un personaje sacado del molde de soldado firme con ambición. Thompson no conoce a Christopher Smith, no se ha preocupado por conocerlo o al imponérselo la editorial, no lo trata con cariño. Sin la locura de Kupperberg o el socarrismo de Gunn, Peacemaker, no logra el magnetismo necesario. La búsqueda de la paz es su único objetivo, el puesto se le ha subido a la cabeza y tiene sus propias ideas y planes ocultos. Una trama que puede resultar interesante en futuros capítulos, donde esperamos que el soldado saque a relucir todas sus particularidades.
Superboy es otra de las caras nuevas. El repaso a su historia, obvia la Young Justice de Bendis, recordando en tres viñetas su participación en El reinado de los Superhombres, la Young Justice de David y los Titanes de Johns. De vuelta a la indumentaria de vaqueros y camiseta, se desconoce como el clon ha llegado a manos de Waller, un misterio con el que juegan y que probablemente se desvele en próximos números. El joven no deja de ser un héroe, tratar de salvar personas choca frontalmente con cumplir las misiones asignadas. El chico no encaja, pero Waller tiene la certeza de que es el líder que el Escuadrón necesita.
Culebra y Nocturna son otras dos nuevas adicciones. Culebra es utilizada como alivio cómico en los diálogos (no excesivamente inspirados, ni los suyos ni los de ningún personaje) es badass y muy poderosa físicamente. Nocturna es una mujer medio vampiro con ciertos poderes hipnóticos, deseosa de huir de tan desagradable reclusión, sentimiento que percibe Pacificador y quiere aprovechar a su favor. Otros personajes son incluidos, este grupo parece que va a ser amplio y con distintos integrantes según la misión. Destaca Talon, William Cobb, sin memoria es un asesino tan peligroso como siempre, pero mucho más impredecible. Waller quiere más y como se verá en el tomo de Academia Titanes (de próxima reseña) tiene cierta relación con Bolt, cuya absorción al equipo será complicada, está en los Titanes y a ver quién es capaz de alcanzarla. Un último personaje aparece al finalizar el tomo, uno al que se le presta atención en este comienzo de nueva etapa editorial, sin que termine demostrando su impostado atractivo ni conseguir calar entre el grueso de lectores. El final del tomo remite al de Academia Titanes, un pequeño cruce entre series que puede adherir (o no) nuevos miembros a cada grupo, pero no se torna indispensable si solo te interesa una de las dos colecciones.
Eduardo Pansica ya ha colaborado con Thompson en el excelente anterior volumen de Jóvenes Titanes, y se ha dejado ver en Estado Futuro o Aquaman. El brasileño rehuye detallar a los personajes en viñetas donde se les aprecia desde cierta distancia, dejándolos prácticamente en bocetos, utilizando un sombreado para terminar de definirlos, contrastando con las viñetas en primer plano, mucho más trabajadas. El artista cuenta con una variada y elegante composición siendo muy capaz de ofrecer páginas imponentes. Es entintado por su colaborador habitual Julio Ferreira, con el color de Marcelo Maiolo (ambos compatriotas, que ya trabajaran con Pansica en la mencionada Jóvenes Titanes) que adopta tonos fríos mayoritariamente, sobre todo en los interiores, explotando con colores más vibrantes en escenas exteriores o de batalla. Un buen equipo artístico que cumple sobradamente con su trabajo.
Nueva encarnación del Escuadrón Suicida con un equipo distinto liderado por el personaje de moda, Peacemaker, con cierto reclamo para los seguidores de Superboy, al integrar el joven este disfuncional equipo, siendo esta la colección donde seguir el devenir editorial de Conner Kent. Thompson no exprime todo el potencial de los villanos (ni del héroe) con los que cuenta, pero sí dota de cierto interés el devenir de una trama que no ha hecho nada más que empezar, centrada en añadir nuevos miembros al equipo de Waller, que ha regresado a su puesto tan rigurosa e incontenible como acostumbra. Un inicio correcto, sin alardes, que no despierta la misma pasión que el anterior run de Taylor y Redondo, pero que sienta unas bases apropiadas para una serie del Escuadrón Suicida que aún tiene todo su potencial por desarrollar.
Lo mejor
• La nueva alineación resulta atractiva.
Lo peor
• Ninguno de los personajes han sido explorados por su guionista en este primer tomo.
Guion - 6.5
Dibujo - 7.5
Interés - 7
7
Correcto
Un comienzo correcto para la nueva etapa del Escuadrón Suicida, centrado en la adquisición de nuevos integrantes para el equipo. Thompson puede estar más inspirado en el tratamiento de los personajes, Pansica entrega un buen trabajo. Un tomo que consigue crear cierto interés por el próximo número.
Para no entrar en spoilers, la serie es mejor seguirla ppr lo que cuenta, el Escuadron en si y sus misiones, que por personajes. Y despues de leerlo… Es mejor de lo que me esperaba, pero no lo suficientemente bueno como para seguirlo. Eso si, el dibujo bien. En general, y como en Future State, los dibujantes estan varios peldaños mas arriba que los guionistas. Habria que preguntarse por que…