Hoy, tras meses de espera, el Escuadrón Suicida de DC Comics llegará a la gran pantalla en una superproducción a cargo de David Ayer (Training Day) con un reparto formado por estrellas de la talla de Will Smith, Jared Leto, Margot Robbie o Viola Davis. Adelantándose un año a la película de Wonder Woman y de la Liga de la Justicia y dos a las adaptaciones de Flash o Aquaman, serán pocos los aficionados que hubieran podido vaticinar hace años que DC-Warner hubiera apostado por la adaptación de esta franquicia secundaria antes que por las cintas dedicadas a sus grandes iconos. El buen resultado cosechado por Marvel Studios con sus también secundarios Guardianes de la Galaxia, el interés (y la insistencia) de David Ayer con este proyecto y una necesidad urgente de redimirse ante los ojos de sus acólitos han propiciado que Warner haya concedido una carta (casi) blanca y un presupuesto elevado para este proyecto, cuyas primeras impresiones en forma de trailers y filtraciones están elevando las expectativas a cotas peligrosas. En esta introducción ya hemos empleado un par de veces el adjetivo “secundaria” y es que, en ese gran océano de franquicias y marcas en el que se han convertido los catálogos DC y Marvel hoy en día, el Escuadrón Suicida ha sido hasta ahora uno de los menos destacados. Esta definición “secundara” es aún más exagerada en nuestro país, ya que la mayor parte de la etapa más gloriosa del Escuadrón (durante la época de Zinco) permanece aún sin publicar. El pasado, presente y futuro del Escuadrón no podrían ser más distintos, así que ha llegado el momento de analizarlos y compararlos. Para ello, a bordo de nuestro particular y tuneado DeLorean, viajamos al pasado.
Del coitus interruptus a John Ostrander
En 1957, meses después de poner punto y final a sus colaboraciones con Joe Simon y medio año antes de poner rumbo a Marvel para hacer historia, Jack Kirby creó para DC Comics los Challengers of the Unknown (de traducciones varias en nuestro país). Cuatro científicos aventureros que desafían al destino en misiones casi imposibles. Kirby reciclaría muchos de estos conceptos en Los Cuatro Fantásticos, pocos años después (algo que confesó en múltiples ocasiones). Entre estas dos creaciones, en el vigésimo quinto número de la primera The Brave and the Bold (con fecha de Septiembre de 1959), DC Comics presentó la idea del Escuadrón Suicida original y con varios paralelismos a estas dos creaciones y a ciertas superproducciones de Tom Cruise. Se trata de un grupo de soldados liderados por Rick Flag que dirigían misiones de tinte sobrenatural (como correspondía a los años cincuenta) durante la Segunda Guerra Mundial. El Escuadrón sólo respondía ante una agencia secreta del Gobierno Truman llamada, en todo un alarde de originalidad (y como si de los noventa se tratase), Fuerza de Choque X. Este particular cuarteto protagonizó dos arcos de tres números cada uno antes de caer en un profundo letargo que duraría, ahí es nada, casi treinta años.
Las Crisis en Tierras Infinitas de Marv Wolfman y George Perez cambiaron todo el escenario y multiverso de DC Comics a mediados de los años ochenta. Esa historia es de sobra conocida (aunque haya sido re-re-retro-re-rebooteada posteriormente). Para presentar a todos los lectores las bondades de este nuevo universo, DC Comics publicó la miniserie de seis números conocida como Legends (1986), a cargo de autores de primera fila como John Ostrander, Len Wein, John Byrne y Karl Kesel. Cabe destacar, para que el engaño del paso del tiempo no surta efecto, que Legends era la primera colaboración de John Ostrander con DC Comics. Este antiguo actor y católico devoto, en un arranque de nostalgia, decidió resucitar la idea del Escuadrón Suicida. Este renovado escuadrón, con Rick Flag Jr. (hijo del original) a la cabeza, aglutinaría a un grupo de villanos del Universo DC, todos ellos tentados con suculentas ofertas del Gobierno a cambio de cumplir misiones de muy mal pronóstico. La idea cuajó en la editorial y le concedieron una serie propia para extender este concepto tan cercano por momentos a Los Doce del Patíbulo. Esta temprana alineación la formaban (además de Rick Flag Jr.) Capitán Boomerang, la Encantadora, Deadshot, Tigre de Bronce y Blockbuster (este último durante pocas páginas, dado su desafortunado incidente acorde al título de la serie). Todos ellos liderados, por supuesto, por Amanda Waller, a quien Ostrander considera su “mejor legado en DC Comics”. Este grupo de metahumanos tardaría poco en añadir a sus filas a nuevos personajes (desde Poison Ivy y Nightshade hasta Vertigo o Shade The Changing Man), aunque todos los focos siempre se los llevaba la propia Waller.
Fue bonito mientras duró, que fueron nada más y nada menos que 66 números (el triple de lo que dura un volumen de cualquier serie USA actualmente), acabando en 1992. Como comentábamos al principio, el Escuadrón Suicida no gozó del favor del público y Zinco apenas publicó la mitad de los números del primer volumen. Tan solo queda esperar y cruzar los dedos para que, según el estreno cinematográfico se acerque, ECC Ediciones decida recopilar esta joya oculta en nuestro país. En USA, tras el cierre de la cabecera y una peregrinación por diversos títulos de la DC Comics de los años noventa, Keith Giffen resucitó este concepto una vez más del baúl de los recuerdos de la editorial. Aprovechamos estas líneas para reivindicar la figura de Giffen (Annihilation: Star-Lord, Annihilation) como el verdadero recuperador de los Guardianes de la Galaxia actuales, papel que se asocia frecuente y erróneamente con Dan Abnett y Andy Lanning. Pero para eso, todavía quedaban cinco años. Dicho lo cual, volviendo a 2001, el segundo volumen del Escuadrón incluía cambios, entre ellos el más destacable el liderazgo del Sargento Rock y las matanzas y asesinatos estaban a la orden del día (media Injustice League incluida). Lejos del nivel de calidad de la etapa Ostrander, poco duró la serie (doce números) pero Giffen persistió en el concepto y un nuevo Escuadrón apareció en las páginas de la excelente serie semanal 52, dirigidos de nuevo por Amanda Waller con personajes como Atom Smasher y el hijo del Capitán Boomerang original (presentado en la también excelente Identity Crisis de Brad Meltzer) con la intención de cargarse a Black Adam. ¿El resultado? Escabechinas, traiciones y política en grandes dosis.
Los próximos destinos (cameos, mejor dicho) del Escuadrón fueron el Checkmate de Greg Rucka (donde ahora Amanda Waller tenía un gran papel como Reina Blanca) o Salvation Run, pero la verdad es que la mayor culpable de que el Escuadrón Suicida no obtuviera su serie propia durante estos años fue Gail Simone. Simone, primero con Villains United y posteriormente con sus aclamados Secret Six, eclipsó cualquier necesidad de una serie protagonizada por villanos kamikazes con misiones imposibles. No en vano, uno de los protagonistas de este peculiar grupete (además de Catman, Ragdoll, Bane y compañía) era Deadshot, una de las figuras claves del Escuadrón Suicida de John Ostrander. Este hecho quedó aún más en evidencia con el escaso interés que despertó el regreso del mencionado guionista a su grupo para una miniserie llena de nostalgia, titulada Suicide Squad: Raise the Flag (Escuadrón Suicida: Izad la bandera). Vuelven Nightshade, y Tigre de Bronce, y el despreciable Capitán Boomerang, y los Héroes del Pueblo como villanos. La historia, ambientada en el pasado, sigue el modelo clásico de misión sencilla en la forma pero más compleja en el fondo y mantiene todos los valores que antaño la adornaban: grandes líneas de diálogo, buenas peleas, protagonistas que acaban cayéndote bien pese a ser unos desalmados y una gran (guiño, guiño) Amanda Waller. En definitiva, una historia bien escrita con un tamiz clásico y poco original e innovador con los lápices del español Javier Pina. Tras estas miniseries, las apariciones del Escuadrón fueron intrascendentes hasta Blackest Night. El gran evento “resurrector” sirvió para “resucitar” el primer volumen del Escuadrón Suicida con un número #67 en el que se cruzaban los mencionados Secret Six con el Escuadrón, evidenciando sus paralelismos y similares targets comerciales. Pero, todo esto, señoras y señores, ya no existe. Ha sido borrado de la continuidad. ¿El culpable? No, no es el Antimonitor ni Superboy Prime, sino TheNew52. Con el nuevo reboot del universo de ficción y catálogo editorial de DC Comics, Dan Didio, Jim Lee y Bob Harras decidieron conceder uno de sus 52 series mensuales al Escuadrón Suicida (¿Sabrían ya que habría película?). Y aunque por momentos parece más una cabecera dedicada al lucimiento personal de Harley Quinn (que abandona su look “Batman: The Animated Series” para acercarse al look “Arkham City”), la serie ha dejado sus buenos momentos.
Volumen tres, guionistas mil
Con la llegada de TheNew52, se aprovechó para hacer cambios en muchas series y statu quo, ya fuera para intentar avanzar/innovar o para traer de vuelta antiguos conceptos. En el caso del Escuadrón Suicida, alguien creyó que si los Seis Secretos estaban teniendo un éxito de crítica, sería aún más atractivo volver al concepto original. Pero en vez de darle la serie a Gail Simone teniendo en cuenta su buen hacer con Catman, Scandal Savage y compañía, decidieron prescindir de sus servicios (y contentarla, eso sí, con la cabecera de Batgirl). En su lugar podrían haber intentado un último revival con John Ostrander, al igual que hicieron recuperando a George Perez en Superman, a Justin Gray & Jimmy Palmiotti en All-Star Western o a algún otro veterano de la casa. También podrían haber apostado por algún valor en alza de calidad contrastada, aunque fuera de su sello Vertigo. Las opciones eran varias. Pero no, decidieron apostar por Adam Glass, guionista debutante en DC poco antes con Flashpoint: Legion of Doom. ¿Sus credenciales? Glass era uno de los guionistas de la serie televisiva Supernatural. ¿Y en el mundo del cómic? Pues un par de miniseries en Marvel (Masacre Pulp, Luke Cage Noir) junto a Mike Benson. Para DC era suficiente aval.
El chef, de inicio, no inspira mucha confianza. ¿Pero qué hay de los ingredientes del plato? Al frente del grupo y como representante más icónico por su vinculación con el Escuadrón está Floyd Lawton, quien por momentos parece incapaz de escapar de las series grupales. Acompañando a Deadshot encontramos a King Shark, tangencialmente ligado con el grupo durante los años noventa durante los cruces de Superboy; Black Spider, miembro de relleno de cualquier grupo de villanos de la última década; y El Diablo, personaje que empezó como una versión del lejano oeste del Motorista Fantasma, y que en la actual encarnación es un ex pandillero mejicano. Pero el plato fuerte fue la inclusión de Harley Quinn, la ex del Joker. Durante los años previos a TheNew52, Harley había sufrido varias evoluciones, quedando más como una anti-heroina, junto a sus amigas Catwoman y Poison Ivy en la cabecera Sirenas de Gotham. Tras el cierre de esta última y desbandada del grupo (Selina obtuvo serie propia y Pamela recaló en las nuevas Aves de Presa), DC acomodó a la creación de Bruce Timm y Paul Dini en este grupo a hacer misiones suicidas (como si alguien de verdad se pudiera creer en algún momento, que el personaje iba a palmarla en cualquier aventura de estas).
La inclusión de Harley levantó mucha polémica entre los fanáticos del personaje, pero esta polémica enseguida se vio eclipsada por otra. Porque, al fin y al cabo, estaba claro que la serie necesitaba de un personaje de renombre que pudiera hacer que la marca vendiera, independientemente de la calidad de la misma. Pero como decíamos, la inclusión de Harley Quinn (o su nueva indumentaria), no fue lo que más irritó al fandom. Tampoco que no se aprovechase la coyuntura para recuperar a otros personajes clásicos (algo en lo que recularon con el Capitán Boomerang poco después). No, la gran (guiño, guiño) polémica fue por Amanda Waller. O para ser más precisos, quien ya no era Amanda “The Wall” Waller. En un mundo en el que los aficionados del cómic han tenido que convivir con cambios de sexo, raza y edad en las adaptaciones de sus personajes, y en el que está a la orden del día ver a un Wally West o un Johnny Storm negro, la innecesario liposucción integral a la que sometieron a Amanda Waller, dejándola cual Halle Berry, fue la gota que colmó el vaso. Si en Marvel había habido la cruzada contra los fumadores, alguien pensó que en un país sacudido por la obesidad, no se podía tener referentes obesos (salvo que fuera el protagonista de Dial for H) y Amanda Waller perdió de la noche a la mañana todo su carisma. Porque claro, todos los niños y niñas desean ser una malnacida sin escrúpulos, que usa a villanos en misiones suicidas como sus títeres, sin tener que justificarse delante de la opinión pública. Por ello, ahora Amanda Waller tenía que ser la Lara Croft afroamericana, aunque no tuviera ningún sentido sobre el papel. Y tampoco su actitud quedó compensada para justificar el cambio. No es que dejase de ser una de las mujeres más peligrosas del universo DC, pero no había plus alguno para justificar que ahora pudiera ser portada del Sports Illustrated en su número de bikinis. Adam Glass tardó poco en desmarcarse de esta decisión, justificándola eso de la siguiente manera: “Entiendo toda la gente que le gusta tener a Amanda Waller, como una mujer que luce más como una persona real que proviene de nuestro mundo real y todo eso, y no podría estar más de acuerdo. Pero defiendo que Amanda Waller, no importa el tamaño que tenga, sigue siendo Amanda Waller. Es su carácter la que la hace ser ella, no su apariencia.” Estamos seguros que con una The Wall de verdad, y una Harley Quinn más próxima al diseño clásico que a los videojuegos de aquella época, el guionista podría haber empezado con más tranquilidad, aunque quien sabe si entonces con tanto foco sobre su serie. Que a fin de cuentas, muchas veces en los albores de estos TheNew52 los editores buscaban premeditadamente la polémica para conseguir más ventas.
Con todos estos elementos en contra, Adam Glass logró sorprender con lo que se podría catalogar como “placer culpable”. Un producto que jamás recibirá un Eisner por su calidad, pero que tiene “algo” que te hace seguirlo sin pudor, donde te ríes por cosas que uno no sabe si realmente debería, pero no lo sigues para analizarlo profundamente sino por las risas y buenos momentos (además de sus interrogatorios salvajes y mutilaciones varias). Además del núcleo de protagonistas principal, hubo otros miembros como Voltaic, Yo-Yo, Iceberg o las gemelas Light & Lime (sacadas de los primeros números de Green Arrow) para darle más sentido al adjetivo que acompaña a Escuadrón en el título. Como no podía ser de otra manera y tras el arco argumental inicial, los crossovers también llegaron a la serie. El cruce con el Resurrection Man de Dan Abnett y Andy Lanning al menos sirvió para fichar al dibujante Fernando Dagnino y convertirle en el dibujante regular de la serie reemplazando a Federico Dallocchio. Aunque tampoco duró mucho, ya que tras un nuevo crossover con Batman: Muerte de la Familia (el Joker no podía dejar escapar la ocasión de molestar a su ex), las tareas recayeron brevemente en Henrik Jonsson. Semejante baile de dibujantes (sin mencionar los que dibujaron la serie en números puntuales) no fue algo positivo para la serie, pero uno se resignaba y lo consideraba parte de su “encanto”. Ojalá esto hubiera sido lo peor de la serie, pero no fue así. Allí surgió uno de los peores martirios de los lectores de TheNew52, la insufrible organización Basilisk. Este pastiche sosainas del original Culto de Kobra (algún editor no era fan de GI Joe), estaba “destinada” a ser la organización malvada internacional, que pusiera en jaque todas las organizaciones gubernamentales. Pero fue un “quiero y no puedo” en toda regla. Regulus, una pálida sombra del líder Kobra, parecía encarnar realmente todos los males editoriales de aquella época. El conato de crear una nueva continuidad accesible pero insertando guiños y conceptos del Universo Wildstorm en ella resultaba forzado, poco orgánico y muy vacio. Las historias han de tener relevancia real, los personajes han de tener carisma, lo que uno lee ha de ser interesante… y lo único que se podía ver era como la editorial se encargaba de aplastar guionistas y personajes a partes iguales. Que la etapa de Adam Glass fuera la mejor parada resume bastante cuan tóxico acabó resultando Basilisk/Regulus para TheNew52. Tanto fue así, que el Culto de Kobra fue reintroducido durante la etapa DC You, y han vuelto al lugar donde los corresponde con el DC Rebirth.
Sin embargo, en algún punto indefinido una vez pasado el arreón inicial, alguien desde más arriba empezó a verle potencial de verdad al Escuadrón Suicida. Los rumoreados intereses cinematográficos se tradujeron en una búsqueda de un mayor caché para la serie, prescindiendo así de la labor de Adam Glass y asignando sus tareas a Ales Kot, quien venía de escribir la novela gráfica Wild Children y la mini-serie Change para Image (y todo apuntaba a que en poco tiempo iba a convertirse en uno de los grandes talentos del cómic independiente) y acompañarlo de un dibujante solvente de calidad contrastada como era Patrick Zircher (Shadowman). Y, por supuesto, un nuevo retoque de alineación, no sólo con el Soldado Desconocido que se había unido para liderar el grupo en el número anterior (desconocemos si fue petición o no del nuevo guionista), con la a-veces-si-a-veces-no mortal Cheetah, sino con James Gordon Jr., presuntamente asesinado por su hermana Batgirl. El autor declaraba a su llegada que “el Escuadrón Suicida es cómo una mezcla de los Monty Python con Grindhouse, pero dirigida por Michael Bay. Cargada de acción, emociones, pero a su vez, con esa absurdidad tan fuera de límites que espero lo compacte todo debidamente”. Un combo explosivo. Y es que Kot no sólo era un apasionado del trabajo de John Ostrander, sino que además se permitía el lujo de recuperar a Crow Jane, Lamplight, Impetus, Amaze y Titan, quien salvo el último (originalmente era el reptiliano Stalker), fueron miembros del Stormwatch de Henry Bendix… y duraron como tales 2 números, quienes sólo sirvieron para presentar a Midnighter y Apollo y que fueron los únicos supervivientes por aquel entonces.
Sin duda esta nueva dupla hizo un gran trabajo… durante los 4 números en los que estuvieron en la serie juntos. Una vez más, los vaivenes editoriales de DC durante TheNew52 se cobraron nuevas víctimas de forma incomprensible. ¿Cómo puede ser que a alguien que está haciendo un gran trabajo lo largues tan rápidamente? En este caso la respuesta tiene dos palabras: Maldad Eterna. En los meses de Ales Kot en la colección, habían surgido 2 grandes nombres en DC Comics: Charles Soule (La Carta 44) y Matt Kindt (MIND MGMT). El primero venía escribiendo Red Lanterns y La Cosa del Pantano con gran acierto mientras el segundo venía de Frankenstein: Agent of S.H.A.D.E. y los back-ups del Detective Marciano en la Liga de la Justicia de América. Este último, colega de Jeff Lemire, parecía el nuevo ojito derecho de Geoff Johns. Johns decidió ofrecerle el relevo de la recién lanzada cabecera de Liga de la Justicia de América así como de los guiones del Escuadrón Suicida – (y la mini-serie Maldad Eterna: A.R.G.U.S., pero acabó cediendo el testigo a Sterling Gates antes de empezar). Esto provocó la abrupta salida de Ales Kot, quien no dejó escapar la oportunidad de, en boca de John Lynch, lanzar una meta-crítica bastante evidente. El que había sido el creador del Team 7 le gritaba a Amanda Waller en su último número: “¡Esto nunca había sido sólo sobre ti! ¡No tienes ni idea! ¡Tengo planes!”. Pero ella (la editorial) no tenía clemencia. Eso sí, tras su salida del que, según declaraba recientemente sigue siendo uno de sus trabajos favoritos, Ales Kot fue recibido con los brazos abiertos por Marvel, quien además también contrató al que fue su editor en el Escuadrón Suicida, Will Moss (quienes inventaron cierta expresión muy poco “infantil” a través de Harley Quinn), para mimarle aún más en su nueva casa con proyectos como Secret Avengers o Winter Soldier.
¿Estuvo a la altura de las expectativas Matt Kindt? Pues la verdad es que en términos generales, el resultado fue más bien decepcionante. Mientras Charles Soule demostraba ser uno de los mejores guionistas surgidos en esta década (quien también pondría rumbo a Marvel, todo sea dicho de paso, para matar a Lobezno y relanzar a los Inhumanos), Matt Kindt naufragó de tal manera que al finalizar Maldad Eterna, ya no volvió a trabajar más para DC Comics. En poco tiempo pasó de escribir hasta cuatro cómics al mes para DC a regresar a su parcela independiente y recalar en Valiant para iniciar su periplo de redención super-heróica. Entonces, ¿fue su etapa tan mala? No. Como serie de oficio estuvo bien. Pero al ser mejor en ciertos aspectos a la etapa de Adam Glass, perdía esa bonificación de “placer culpable” que tenía inicialmente. Y tampoco tenía esos tintes de ser “algo más” de la etapa de Ales Kot. Además su etapa se enmarcaba dentro de los hechos de Maldad Eterna, así que teníamos a Belle Reve hecha pedazos. “¿Cómo puedes hacer que el Escuadrón Suicida haga algo bueno, cuando simplemente todo el mundo puede ir libre a lo loco?” se preguntaba el guionista, destacando que este arco trataba sobre “ver cómo Amanda Waller puede lograr que el Escuadrón Suicida funcione pese a todos los elementos en contra”.
El hecho que pudiera desarrollar todo un arco largo (del número 24 al 29) hace que habrá quien lo prefiera como historia a la de su predecesor. Además de todos los villanos de siempre, se recuperaba a O.M.A.C. o se reintroducía a The Thinker – seguramente sin ser un guiño intencionado al crossover Doom Patrol and Suicide Squad Special – así como cameos de superhéroes como Steel o Power Girl (quien tendría su primer contacto en TheNew52 con Harley Quinn, aunque muy alejado del tono que aplicarían a posteriori Jimmy Palmiotti y Amanda Conner, primero en su serie regular y posteriormente en una mini-serie propia). Y si Kot sólo pudo contar realmente en sus tres primeros números con Patrick Zircher, lo mismo le ocurriría a Kindt, con el añadido que los tres últimos números fueron dibujados por tres dibujantes distintos. Y es que ya habían asumido que la serie se había convertido, sin más vuelta de tuerca, en un despropósito. Tanto fue así, que hasta el último número, el Escuadrón Suicida #30, se retrasó debido al retraso con el último número del Maldad Eterna.
Y este último número, para más inri (pero poca sorpresa, la verdad) ni siquiera lo escribió Matt Kindt, sino que recayó en Sean Ryan. Editor hasta la fecha y con una incursión en el mundo de los guiones (Flashpoint: Grodd of War). Y de propina, en los “septiembres temáticos de DC”, DC publicó un Escuadrón Suicida: Amanda Waller a cargo de, por supuesto, un nuevo guionista (¿Cuántos vamos ya en menos de tres años?): Jim Zubkavich. Realmente, esta asignación no era más que un premio de consolación para el guionista de la independiente Skull-Kickers. Breve resumen: originalmente Jim Zub debía haber tomado el relevo a Duane Swierczynski en las Aves de Presa, pero tras haber hecho el anuncio a los medios y haber recibido los primeros guiones, la editorial lo apartó de la serie. Y es que a su vez en esa serie iban a recolocar a Christy Marx, ya que le cancelaban su infravalorado trabajo en Swords and Sorcery. Y claro, en una época donde había que cumplir con las cuotas femeninas de guionistas, el pobre Jim fue el sacrificado. Un carrusel mensual de despropósitos editoriales que los aficionados observaban con palomitas o con cuchillos afilados, dependiendo del grado de resignación alcanzado tras tanto trilerismo editorial. Pero pese al portazo inicial, Zubkavich aceptó este nuevo trabajo, y junto a André Coehlo se marcaría una buena historia en un intento de justificar la nueva versión de The Wall. Para Jim “Amanda Waller no es amoral, al menos en su mente no se justifica de esta manera. Circunstancias difíciles requieren decisiones difíciles, y así es como resumo a Amanda Waller. Ella saca lo mejor de una situación terrible”. Como reflexión final, Jim Zub añadía “cuando un hombre puede ser un ejército, o un poder o magia o algo cósmico puede invadir y/o destruir. ¿Cómo mantener con todo esto algo semejante a la cordura para el mundo de los humanos normales?”. Ciertamente todo muy acertado, pero DC Comics no ha logrado desde la llegada de TheNew52, de conectar estos aspectos con los lectores. A día de hoy, seguimos sin saber si es que realmente no están interesados, o no han dado con las fórmulas adecuadas para crear tal interés.
Volumen cuatro y película a la vista
Y entonces saltaba la sorpresa. La cancelación del Escuadrón no era sino un relanzamiento encubierto, justificado argumentalmente por Sean Ryan, quien afirmaba que “los poderes fácticos de Washington han visto que el Escuadrón puede ser muy valioso, para ir a otros continentes y hacer todo lo que USA le encantaría hacer, pero que nunca podríamos ver haciendo”. Todo esto durante los mismos meses que Vladimir Putin y Ucrania aparecían diariamente en nuestros televisores. Dicho lo cual, sombra aquí, sombra allá… Nuevo Escuadrón Suicida. Pero al cambio de nombre le iba a acompañar un cambio de filosofía a la hora de reclutar personajes, similar a la estrategia seguida por Marvel Comics con sus Thunderbolts. Con el paso de los años, los Atlas, Mach IV o Pájaro Cantor pronto dejaron paso a los mucho más “molones” Veneno, Bullseye o Duende Verde (made in Mark Millar) primero o a los mucho más “comerciales” Masacre, Hulk Rojo, Punisher y Elektra (made in Daniel Way). Una iteración hacia las “marcas” y las “grandes figuras” que emularía también el Escuadrón en este cuarto volumen. Además de los ya estables Deadshot y Harley Quinn, el grupo añadía a sus filas a pesos pesados (con o sin relación previa con el Escuadrón) como Deathstroke, Black Manta o la multi-promocionada Hija del Joker. Pronto el problema fue evidente, ya que había personajes redundantes y pocos creaían nadie de esta encarnación fuera a morir (aunque todos lo desearan con la nueva versión de Duela Dent). La Hija del Joker y Deathstroke dejarían pronto el grupo, ocupando sus vacantes el veterano Capitán Boomerang y el nuevo Flash-Reverso.
Y claro, Amanda Waller no podía ahora liderar sola este grupo, así que le pusieron un político para asegurarse que cumplían las misiones (y de paso irritar un poco a los fans más nostálgicos): cierto pelirrojo llamado Vic Sage, más conocido por su identidad clásica de The Question hasta la llegada de TheNew52. O quizás lo sigue siendo y está jugando a un juego tan complejo, que ni el sensible lector es capaz de comprender/entender. “Si no está roto, no lo toques”. ¿Estaba realmente roto el anterior Escuadrón Suicida? Es difícil asegurarlo, pero sí es innegable que si se podían hacer peor las cosas, lo lograron con el Nuevo Escuadrón Suicida. Sean Ryan podía tener la excusa de haber tenido que lidiar con conflictos editoriales, con respecto al último número del último volumen. Pero ahora no había excusa, ni para él ni para el dibujante Jeremy Roberts. Este había impresionado a editores y lectores con su página del Harley Quinn #0, que obtuvo como ganador del concurso para dibujantes “amateurs” organizado por DC Comics. Y el nivel se mantuvo con el Stormwatch #30, donde se daba un más que digno final a la formación originaria del Universo Wildstorm tras el despropósito mayúsculo que fue la etapa de Jim Starlin y de la cual preferimos no hablar. Pero el trabajar bajo la rigidez de una serie mensual, hizo mostrar las carencias del dibujante (o surgió algún problema del que los lectores desconocemos hoy día). Tanto fue así, que sólo completó el primer número, y tuvo que necesitar ayuda en el tercer número. El resto de números, incluido el tercero, corrió a cargo de Tom Derenick, siendo una patada a la entrepierna de todos los lectores que esperaban cierto respeto a una serie sobre la que había muchas miradas una vez los rumores cinematográficos se habían convertido en certezas. Pero si su meta era hundir el nivel de la serie predecesora, se lucieron para hacerlo. Y ni siquiera el guion tenía suficiente calidad para volver a ser ese “placer culpable”. En términos generales, los ocho primeros números han sido uno de los mayores despropósitos desde la llegada de TheNew52. Y eso tristemente es apuntar muy alto. Entonces pareció que alguien desde más arriba habrá visto metraje de la película de David Ayer, había leído un cómic del Nuevo Escuadrón Suicida, y había pegado un toque de atención. Un toquecito, algo más en plan “esforzaros un poco” que no el necesario “¿qué diantres es este estercolero?”.
Por ello, siguió guionizando Sean Ryan (contra todo pronóstico dado el espíritu de Jesús Gil que parece invadir a algunos editores a la hora de despedir gente). Y a partir del noveno número entra Philippe Briones dibujando, quien fue toda la mejora que hubo en la etapa de Rya. Si, recibió al Parásito – no, ni recibió a Poison Ivy (formó parte brevemente de la primera encarnación del Escuadrón Suicida de John Ostrander); ni recuperó a Cheetah; ni tampoco recibió a los «inmortales» Garra y Black Hand; un 80% de falsa promoción por parte de DC Comics – y contra todo pronóstico, mataron un personaje de peso como era el Flash-Reverso, si bien fue después de dejarlo como más inútil que un Capitán Boomerang. La redención para el Nuevo Escuadrón Suicida llegó 8 números más tarde, cuando un editor de mayor rango, vió que el de menor rango se había tomado a broma el aviso anterior. Por ello, a partir del Nuevo Escuadrón Suicida #17 tomaron las riendas Tim Seeley (Grayson) en los guiones y Jim Ferreyra en los dibujos. La premisa era muy fácil: intentar recuperar el espíritu gamberro pero lleno de referencias, que brevemente había hecho con gran acierto Ales Kot. Quizás por este motivo recuperaba a Cheetah de su etapa, pero también recuperaba a El Diablo, juntándolos con los 2 tótems en la etapa TheNew52: Deadshot y Harley Quinn. Luego se uniría el Capitán Boomerang, para regocijo del australiano y desesperación de Floyd Lawton. El resto de integrantes directos o indirectos a esta breve etapa de 6 números del Nuevo Escuadrón Suicida, es todo lo que uno puede esperar: carne de cañón. Pero si se hace tributos a las obras británicas de Grant Morrison, pues todo esto que nos llevamos de más. Además, de forma paralela, en un claro enfoque para promocionar la adaptación cinematográfica, hubo una mini-serie doble protagonizada por una banda por Deadshot – Brian Buccellato y Viktor Bogdanovic – y por la otra por Katana – con su co-creador Mike W.Barr y Diogenes Neves – llamada Suicide Squad: Most Wanted. Floyd Lawton finalmente lograría dejar atrás el Escuadrón Suicida, pero sólo para verse reemplazado por un Deadshot negro, y el inevitable conflicto por el nombre y legado no tarda en estallar entre ambos. Por su parte, la historia de Katana parece más propia de los Outsiders, con un conflicto en Markovia con el Culto de Kobra, y el debut de Halo. Ambas historias acaban, obviamente, con el regreso del primero y el «ingreso» de la segunda al Escuadrón Suicida.
¿Y ahora qué?
Pues DC Rebirth ha apostado como nunca por el Escuadrón Suicida. Para empezar, nueva serie con alineación totalmente cinematográfica: Deadshot; Harley Quinn; Captain Boomerang; Killer Croc; y The Enchantress, liderados por un Rick Flag III recuperado para la causa, bajo la atenta mirada de Amanda «The Wall» Waller, con todo lo que significa que ahora ya hagamos referencia a su mote. El guionista será Rob Williams (Martian Manhunter), uno de los mejores fichajes durante la etapa DC You. Pero el plato fuerte es el dibujante estrella, que es nada más y nada menos que Jim Lee. Esto también significa, y más en una serie quincenal, que estará acompañado de otros dibujantes. Según la serie, se van turnando números o arcos enteros. Teóricamente era el segundo caso, pero recientemente Jim Lee ha confesado que los números serán más cortos, y habrán back-ups dibujados por otros artistas, con historias centradas en cada miembro. Sabemos por él que el Suicide Squad #1 tendrá también los dibujos de Jason Fabok, quien es posiblemente el dibujante más DC Comics en plantilla. Si esta es la linea a seguir, al menos la calidad estará asegurada, aunque seguir la historia en grapa puede llegar a saber muy a poco, si Rob Williams no logra imponerse a uno de los jefazos de la editorial – y la experiencia nos dice que no suelen lograrlo los guionistas -. Además de la serie regular, y de ver como Harley Quinn puede superar en ventas a Batman en su serie en solitario, habrá nueva entrega de Suicide Squad: Most Wanted. En esta segunda entrega, el protagonista de la historia principal será El Diablo, a cargo de Jai Nitz (El Diablo: The Haunted Horseman) y Cliff Richards. La segunda historia, irá rotando cada 2 números. La primera historia será sobre el Capitán Boomerang, mientras que la segunda será de Killer Croc. Imaginamos que la tercera y última, será protagonizada por The Enchantress, y así cubrir todos los protagonistas principales de la adaptación cinematográfica. Bueno, la adaptación con actores reales, puesto que ya hubo una adaptación animada, con una alineación más con el ojo puesto a la etapa de Adam Glass, pero que seguro ya marcó ciertas pautas – incluido la aparición del Joker – a la versión protagonizada por Will Smith, Maggie Robbie, Jared Leto y demás. Por último, para todos los nostálgicos, habrá un número especial llamado Suicide Squad: War Crimes. ¿Que tendrá de verdaderamente especial, este número dibujado por Gus Vazquez? Pues que el guionista será el legendario John Ostrander, y esperemos que tengan como estándar de calidad todos los editores del Escuadrón Suicida, para no tener que volver a vivir las épocas oscuras de TheNew52. Que no llegó a las cuotas de Aves de Presa o los Teen Titans, pero si ahora no se hacen bien las cosas de una vez por todas, ya no sabremos cuando habrá la oportunidad de hacerlo y que sea creíble. Y si ya salían como DLC para Lego Batman 3: Beyond Gotham, y con sólo la película de animación a sus espaldas, veremos cuando tardará DC Comics en ¿sobre?explotar la franquicia si la adaptación de David Ayer es el éxito que todos esperamos y deseamos. De momento, a nivel de los cómics, que es a lo que a muchos les interesa, parece que finalmente ha logrado salvar la franquicia, partiendo de la premisa que la época de villanos protagonistas de clase C haya quedado atrás.
Muchas gracias, chicos
Buena manera de empezar la previa a la película!!
Artículo a la saca de favoritos, luego en casa me lo leo con calma
😀
hammanu
Lector
5 agosto, 2016 15:14
La mejor etapa la de Ostrander sin duda y añadiendo los arcos de Seeley y Kot.
El problema es que el SS perderá su gracia si al sacar solo a los personajes de la película, y al transformarse estos en mediáticos pues que nunca los mataran. Con Ostrander había un nucleo de personajes mas o menos fijos pero podían caer si el quería; recuerdo a Rick Flagg que estuvo muchos años «muerto» e incluso Deadshot que lo dejaron fuera de circulación un tiempo. Yo lo que quiero es que saquen personajes de clase C y que como un Juego de Tronos me sorprendan con alguna escabechina, y no darme mas de lo mismo.
Secret Six fue de lo mejor que tuvo DC en los últimos años, el arco de Catman y el hijo fue SUBLIME!
Y el SS era el de Ostrander, hoy es un desfile de villanos cool pero sin la profundidad de esas historias. Una pena
frankbanner49
Lector
5 agosto, 2016 22:01
imagino que a ostrander le habrá sacado una sonrisa que en la pelicula le hayan puesto su nombre a un edificio.
decepcionante pelicula,por cierto.
frankbanner49
Lector
5 agosto, 2016 22:04
releí hace unos meses un retapado con los primeros números del escuadrón de ostrander y me aburrí mucho.especialmente de los números en rusia.
y ojalá hubiese dibujado toda la colección giffen,y no luke mc donnel.me encantó lo poco que hizo.
lo siento,pero creo que ha envejecido mal.el tiempo ha pasado factura.
Raúl Peribáñez
Lector
6 agosto, 2016 14:22
Cada vez que alguien escribe «las Crisis en tierras infinitas» un traductor llora.
mac
Lector
13 agosto, 2016 12:16
El primer arco argumental del SS New 52 fue lo más aberrante que leí en mi vida. A años luz de las complejas elaboraciones de Ostrander en los 80s (no leí todo su run, confieso, pero sí casi todo). Lo único que unía a una cosa y otra era el nombre. Incluso Waller había sido desfigurada física y espiritualmente. ¿Y la historia? ¡Un grupete de villanos obligado a enfrentar zombis en un estadio! Ostrander creo que sufrió un preinfarto al ver eso.
No he leído más SS desde entonces, pero le daré una oportunidad a esos cuatro números de Kot y quizás al final de la etapa pre Rebirth, con Gleeson. Y, si eso me convence, quizás le de una oportunidad a Rebirth.
Claro está, ni bien termine con el run de Ostrander, que no sólo seguramente sea mejor, sino que me atrae más… la descompresión no es para mí. Eso de tener una historia básica narrada en 6 números cuando bien puede hacerse en uno y 1/4, me cansa…
Saludos!
frankbanner49
Lector
13 agosto, 2016 12:27
que mal me suena eso de ss.
César Iván López Rochlin
Lector
24 agosto, 2020 18:49
Macho!!!1 Que gran articulo, tan necesario y tan actual como el día en que lo escribiste, felicidades!!
Muchas gracias, chicos
Buena manera de empezar la previa a la película!!
Artículo a la saca de favoritos, luego en casa me lo leo con calma
😀
La mejor etapa la de Ostrander sin duda y añadiendo los arcos de Seeley y Kot.
El problema es que el SS perderá su gracia si al sacar solo a los personajes de la película, y al transformarse estos en mediáticos pues que nunca los mataran. Con Ostrander había un nucleo de personajes mas o menos fijos pero podían caer si el quería; recuerdo a Rick Flagg que estuvo muchos años «muerto» e incluso Deadshot que lo dejaron fuera de circulación un tiempo. Yo lo que quiero es que saquen personajes de clase C y que como un Juego de Tronos me sorprendan con alguna escabechina, y no darme mas de lo mismo.
Muy bueno y muy de acuerdo!!!
Secret Six fue de lo mejor que tuvo DC en los últimos años, el arco de Catman y el hijo fue SUBLIME!
Y el SS era el de Ostrander, hoy es un desfile de villanos cool pero sin la profundidad de esas historias. Una pena
imagino que a ostrander le habrá sacado una sonrisa que en la pelicula le hayan puesto su nombre a un edificio.
decepcionante pelicula,por cierto.
releí hace unos meses un retapado con los primeros números del escuadrón de ostrander y me aburrí mucho.especialmente de los números en rusia.
y ojalá hubiese dibujado toda la colección giffen,y no luke mc donnel.me encantó lo poco que hizo.
lo siento,pero creo que ha envejecido mal.el tiempo ha pasado factura.
Cada vez que alguien escribe «las Crisis en tierras infinitas» un traductor llora.
El primer arco argumental del SS New 52 fue lo más aberrante que leí en mi vida. A años luz de las complejas elaboraciones de Ostrander en los 80s (no leí todo su run, confieso, pero sí casi todo). Lo único que unía a una cosa y otra era el nombre. Incluso Waller había sido desfigurada física y espiritualmente. ¿Y la historia? ¡Un grupete de villanos obligado a enfrentar zombis en un estadio! Ostrander creo que sufrió un preinfarto al ver eso.
No he leído más SS desde entonces, pero le daré una oportunidad a esos cuatro números de Kot y quizás al final de la etapa pre Rebirth, con Gleeson. Y, si eso me convence, quizás le de una oportunidad a Rebirth.
Claro está, ni bien termine con el run de Ostrander, que no sólo seguramente sea mejor, sino que me atrae más… la descompresión no es para mí. Eso de tener una historia básica narrada en 6 números cuando bien puede hacerse en uno y 1/4, me cansa…
Saludos!
que mal me suena eso de ss.
Macho!!!1 Que gran articulo, tan necesario y tan actual como el día en que lo escribiste, felicidades!!
¡Muchas gracias!
La verdad es que disfruté muchísimo escribir este artículo a 4 manos con Pedro Monje, y es de los que más orgulloso estoy en mis años en ZN.