Seguimos con el día dedicado a
Esteban Maroto es un autor que pese a su larguísima y exitosa carrera nunca ha obtenido en nuestro país el merecido reconocimiento que otros autores de su generación como Giménez, Bernet o Beà han tenido. Algo que puede ser debido a que casi toda su carrera se ha desarrollado en mercados extranjeros, además la infravaloración de las historias de género de una parte de la prensa especializada, sobre todo en los setenta y ochenta. También es cierto que nunca ha tenido la consideración de “autor” ya que sus obras siempre han estado muy delimitadas por las convenciones de cada uno de los géneros que trataba, sin salirse casi nunca de lo establecido.
Los tres personajes parten del Conan de Howard y los tópicos del género, pero las historias de cada uno de ellos tienen características que las diferencian dotando a cada una de ellas de una personalidad particular. Casi todas las historias tiene una aire de fatalidad que les otorga un encanto especial, sobre todo en las de Dax. En todas vemos brujos, magia, mujeres hermosas, monstruos y criaturas extrañas que ponen al héroe en una situación complicada, pero siempre sale de ella gracias a sus fuerza y determinación o sus habilidades amatorias. Los tres protagonistas tienen en común además de ser unos guerreros excepcionales, su independencia y su permanente búsqueda de libertad algo heredado de los relatos de Howard, al igual que el machismo que impera en la serie. Todas las mujeres caen rendidas solo con ver a los protagonistas, que no tienen ningún reparo en acostarse con todas ellas, aunque su compañera previa esté en peligro mortal.
Wolff es una serie que surge de la admiración de Maroto por las portadas que Frazetta realizaba para las reediciones de las novelas de Conan a finales de los sesenta. Así que cuando Luís Gasca le propuso crear un personaje para Drácula, la nueva revista que estaba editando, Maroto creo a su primer bárbaro. Para sus historias contó con la ayuda de Luís Gasca, que escribía los textos finales bajo el seudónimo de Sadko, tras leer la sinopsis del propio Maroto. Sus aventuras ocupan las primeras 62 páginas del volumen y mediante pequeñas microhistorias cuentan la búsqueda de Wolff de su tribu perdida, que ha sido atacada por brujos. Estas historias, que cuentan con todos los tópicos del género, se van concatenando para formar una sola. Leyéndolas se pueden apreciar varios problemas como el abuso de los tópicos en cada historia da la sensación de repetición, la historia avanza a tirones sin un plan previsto y los textos excesivamente barrocos además de reiterativos empeñados en contarnos lo que ya vemos con los dibujos. El gran valor de la serie es ver como el estilo del madrileño va evolucionando desde el clasicismo heredero de los grandes autores de las strips (Foster, Raymond, etc..) y la influencia de Frazzeta hasta adquirir su estilo característico, marcado por las atrevidas composiciones de página y su habilidad para retratar mundos y criaturas fantásticas.
Gracias a su trabajo en Wolff, Jim Warren le encargo una serie de bárbaros que hiciera la competencia al Conan de Marvel. La idea era publicarla en Vampirella, su revista más popular, pero acabo apareciendo en Eerie. Para cumplir el encargo, Maroto creó a Manly, un enorme guerrero rubio que cumplía con los todos cánones establecidos por Howard, pero Warren decidió cambiarle el nombre y llamarlo Dax. En esta serie que ocupa 120 páginas del integral, Maroto ejerce como autor completo encargándose de guion, dibujo y entintado. A diferencia de Wolff, la serie está compuesta de historia independientes, en las que también vemos los tópicos del género, pero con planteamientos mucho más originales. En el apartado gráfico se produce un salto espectacular y vemos alguna de las mejores planchas de la larga carrera del artista madrileño, con una mezcla entre el clasicismo de las figuras y unas composiciones de viñeta modernistas y experimentales. Los guiones como ya hemos comentado son menos repetitivos que los de Wolff y están mejor resueltos, además los textos pierden barroquismo y son menos reiterativos. Si consideramos a Wolff como una obra de juventud, sin duda Dax es una obra de madurez y consolidación que supone una de las cumbres de la carrera de Maroto. Sin duda lo mejor del recopilatorio.
El último de sus bárbaros es Korsar, un personaje creado por encargo de la revista alemana Pip que le pidió a Maroto una serie similar a las anteriores, pero con una carga erótica mucho mayor. En esta serie vuelve a ejercer de autor completo y ocupa 54 páginas. La estructura es similar a la de Wolff, con historias cortas de continuará, pero en esta ocasión la estructura resulta menos deshilvanadas. Las historias son flojas, siendo una mera excusa para las escenas eróticas que pueblan las páginas, algo que supone una involución con respecto a Dax. Lo mismo que sucede con el apartado artístico que esta menos elaborado, la experimentación grafica queda de lado por la claridad exigida por los desnudos. Pero si podemos observar su dominio a la hora de retratar tanto la belleza femenina como la masculina. El resultado de la serie es francamente decepcionante sobre todo al leerla después de Dax, ya que la gran mayoría de aciertos de esta desaparecen.
La edición de EDT-Glenat es de gran calidad, ya que además de las tres series contiene declaraciones del autor además de varios artículos e ilustraciones de los personajes. EDT-Glenat hizo una gran labor recuperando las obras de autores de la época dorada de las revistas, por suerte ha tenido continuidad con otras editoriales tras su desaparición, aunque Maroto ha quedado nuevamente algo olvidado. Algo que parece que Planeta quiere corregir.
Esteban Maroto es uno de los grandes autores de nuestro país y en Espadas y Brujos tenemos motivos para descubrir los motivos, sobre todo en las páginas de Dax en las que demuestra todo su talento compositivo y la elegancia y sensualidad de su trazo. Las otras dos series son bastante más prescindibles, pero sirven para conocer su evolución y el tipo de cómic que se hacía en los años sesenta y setenta.
Guión - 6.5
Dibujo - 8.5
Interés - 7.5
7.5
Bárbaros
Unas historias en la que Maroto demuestra su capacidad como dibujante y creador de mundos con unos diseños de página espectaculares, pero con unos guiones que, en su mayoría, no han resistido bien el paso del tiempo.