Misterios en blanco y negro.
«Hay cosas que no se pueden explicar en ningún lenguaje conocido.»
Como ya nos había adelantado
Desde que pudimos leer Náufragos (Salamandra), su primer cómic largo junto al guionista Pablo Monforte, una obra que había sido la ganadora del IX Premio Fnac Salamandra Graphic, Laura Pérez se ha convertido en una las voces más reconocidas y reconocibles del cómic e ilustración nacional gracias a un estilo gráfico personalísimo e inimitable que le ha valido para traspasar fronteras y conseguir que sus trabajos como ilustradora se publiquen en cabeceras tan importantes como The Washington Post, National Geographic, The Wall Street Journal o Vanity Fair, entre otras. Además, ha dado el salto al audiovisual encargándose del diseño de los títulos de crédito de Solo asesinatos en el edificio que le han servido para ser nominada a los Premios Emmy que esperemos se materialice en un premio el 12 de septiembre. Centrándonos en el cómic, Ocultos (Astiberri) y Tótem (Astiberri), sus historias largas como autora completa nos han descubierto un particular universo creativo en el que vemos como cohabitan las actividades más normales del día a día con pequeños misterios inexplicables que están representados con un lirismo y delicadeza que no les resta ni un ápice de resultar inquietantes y terroríficos, pero que los dota de una, muchas veces, gélida belleza que resulta sobrecogedora e hipnótica.
Si alguien se acerca a Espanto pensando que se va a encontrar con un cómic como los anteriores trabajos de la autora valenciana es posible que se lleve una decepción, pero si lo que buscan es una propuesta que les transporte a un mundo donde las fronteras entre la realidad y la ficción más onírica y siniestra se entremezclan van a poder disfrutar de un trabajo que les despertara unas emociones que van desde la fascinación al miedo pasando por una inquietud que va en aumento con el paso de las páginas. Unas sensaciones que ya se podían vislumbrar en sus anteriores cómics, pero a las que la quietud de muchas de las escenas y el uso del blanco y negro les dota un aire sombrío que aumenta la idea de estar presenciando unas fotos de un mundo oscuro que nunca acabamos de ser capaces ver del todo, pero que percibimos con el rabillo del ojo. Una sensanción que su multipla ante la ausencia de palabras que deja que sean las imagenes quienes nos hablen por si misma. Un recurso que ha empleado de manera muy habitual en sus cómics que tiene una gran cantidad de escena mudas.
Como ya hemos mencionado, pese a su juventud Laura Pérez tiene un estilo gráfico totalmente consolidado que va como anillo al dedo a las historias que quiere contar. La delicadeza y belleza de su trazo crea un contraste fascinante con la pasión por el misterio y lo oculto encerrada en sus historias, además al tratarse de imágenes que no estaban planeadas para publicarse en conjunto podemos ver una cierta espontaneidad a la que ayuda que en algunas se puede ver como la valenciana está probando técnicas nuevas y recursos que no había empleado. Además, no todas tiene el mismo nivel de acabado y hay alguna que dan la sensación de ser más un boceto realizado sin la pretensión de que viera la luz, lo que le da una sensación de refrescante improvisación.
Como es habitual Astiberri hace una edición fantástica, con una reproducción que nos deja ver los detalles de la autora y un formato apaisado ideal para unas imágenes pensada para ver en pantalla.
En Espanto volvemos al particular imaginario de Laura Pérez repleto de imágenes de una fascinante y tenebrosa belleza que conecta con algunos de los miedos e inquietudes que todos sentimos en nuestra vida diaria. Un trabajo que nos recuerda que estamos ante una de las voces más personales y talentosas que han surgido en el cómic y la ilustración en los últimos años.
Lo mejor
• La capacidad de Laura Pérez para crear unas imágenes que entremezclen una belleza de lo más delicada con una desbordante sensación de inquietud.
• El uso de los silencios.
• La potencia iconografica de algunas de las imagenes.
Lo peor
• Que quien se acerque a la obra no quiera dejarse llevar por una propuesta realmente estimulante.