La oportunidad que DC Comics le brindó a Van Jensen poniéndole a cargo de Green Lantern Corps fue un órdago que le sirvió al escritor para sacar todas las ideas que tenía para la serie y darse a conocer al público más generalista. Su única obra hasta ese momento, Pinocho Cazavampiros, es una obra de culto que atesora una calidad que muchos –entre los que me incluyo– pudieron descubrir tras el anuncio de la entrada del guionista en la franquicia de los linternas. Su comienzo fue fantástico: poco le costó al escritor volar solo sin la ayuda de Robert Venditti y ganarse a pulso la condición de arquitecto de ese córner del Universo DC. Sobre Green Lantern Corps giraban todos los argumentos y su plot de los Durlans fue una bocanada de aire para una franquicia que mostraba signos de agotamiento en los últimos compases de Geoff Johns.
Tal fue el éxito que la editorial decidió que fueran Venditti y Jensen los encargados de tomar las riendas de The Flash tras la salida de Francis Manapul y Brian Buccelato hacia Detective Comics. Y sus inicios fueron espectaculares: gracias a la aparición de Wally West y una terna de viajes a través del tiempo sus primeros 10 números se convirtieron en un paseo apasionante hacia la historia pasada del personaje y hacia su futuro. Sin embargo, la cosa cambio con DC You: DC Comics necesitaba ideas frescas que encajaran dentro de la pequeña revolución que querían realizar con esa iniciativa. Un viraje hacia lo indie, decían. Y es aquí cuando todo comenzó a tambalearse.
Los últimos 9 números de la cabecera (desde el 41 que daba comienzo DC You hasta el 50 que nos ocupa) han supuesto una mezcla de conceptos que no le ha sentado nada bien a la cabecera. Parece que los guionistas han tenido que lidiar con dos situaciones completamente opuestas y el tiro les ha salido por la culata: por un lado tenían que hacer algo innovador y espectacular que diera sentido a la promoción que se estaba haciendo de DC You mientras por otro lado jugaban con los pies y las manos atadas por culpa de la serie de televisión. La maldita manía de que todo lo que esté saliendo en televisión tenga que aparecer, de algún modo u otro, en los tebeos homólogos.
La premisa innovadora era francamente rompedora: el padre de Barry Allen se escapaba de la prisión de Iron Heights pistola en mano acompañado de tres reclusos más y matando a uno de los guardias. Como dirían los americanos: How cool is that?. Sin embargo, poco a poco fuimos descubriendo el trasfondo de la historia y todo ha ido desviándose hacia la maldita manía que comentaba antes: el que estaba detrás de todo era Zoom, que casualmente coincidía con el estreno de la segunda temporada de la serie de televisión donde es el villano principal.
Y parémonos un momento aquí, en la trama de Zoom. Descubrimos que el villano lleva siglos reclutando a una serie de “personajes” con poderes especiales para parar a Flash en un momento determinado (que casualmente es el presente) para evitar que Flash acabe con la humanidad en el futuro de donde viene. De primeras ya choca una cosa: si tienes la capacidad de viajar en el tiempo, lo matas justo al nacer o a su madre y santas pascuas, todo arreglado. Pero la cosa termina mucho peor: resulta que con todos estos villanos contratados uno le sale rana porque después de siglos –literalmente– esperando al momento descubre que Flash no es tan malo y hay que ayudarle. Y además, Zoom decide que lo mejor es hacer que Flash no muera directamente, sino que termine viviendo el ridículo de no poder ayudar a la gente que mas quiere y de poder salvar a la ciudad. Finalmente la cosa termina de la cosa más ridícula: una batallita en el jardín de la que sale victorioso Allen con un simple puñetazo. ¿Siglos esperando para un plan tan ridículo?
Este número 50 evidencia más si cabe la absurda necesidad de colarnos en los cómics lo que sale en la serie de televisión: parte del misterio del cómic es ver como resucitan a Heat Wave (que en realidad no estaba muerto) y la mitad del cómic versa sobre como Wally West se convertirá en el sidekick de Flash, tal y como ocurrirá dentro de muy poco en la serie de televisión. Más allá de eso, el cómic dista mucho de contener una buena historia: lanzan una bomba en Iron Heights y los villanos (que casualmente unos cuantos han salido en Arrow y en The Flash) quedan liberados, The Flash continúa con sus –absurdos– líos con la policía y la trama termina diluyéndose entre la enésima batalla del superhéroe con los rogues y la aparición sorpresa de un villano al final del número que pinta más bien poco por este rincón del Universo DC.
El dibujo no sigue una senda mejor, encargándose en este caso Jesús Merino y Paul Pelletier de unos dibujos inconsistentes sobre los que ponen sus manos nada menos cuatro entintadores y dos coloristas. Todo resulta manido, con poca dinámica y el cómic termina cayendo en una densa irregularidad donde algunas páginas sí que parecen trabajadas mientras otras no pasan de ser meros bocetos entintados. El especial dedicado a Wally West en las últimas páginas no es que sea una maravilla aunque el estilo cartoon de Joe Eisma le dota de algo más de personalidad que lo que vemos en la historia principal de Flash.
Todo indica que Van Jensen ha llegado a su tope en DC Comics. Sus cada vez más comunes paseos por el terreno editorial independiente de primer nivel le han alejado del mundo de los superhéroes y parece que estos últimos 4 años en la editorial no tendrán continuidad al menos en un futuro próximo. A mí me da un poco de pena ya que se trata de un guionista que ha sabido traer cierta frescura a la editorial. Parece, sin embargo, que se le han ido acabando las ideas en los últimos meses. O eso, o que se ha cansado de tanta cortapisa editorial que le ha dejado en fuera de juego tal y como evidencia este The Flash #50 que tenemos entre manos. Yo, que soy de desconfiar, apostaría por esta última opción.
- Green Lantern #50, de Robert Venditti, Billy Tan y Vicente Cifuentes
- Detective Comics #50, de Peter Tomasi, Fernando Pasarín y Scot Eaton
- Catwoman #50, de Frank Tieri, Iñaki Miranda, Dan Panosian y Steve Pugh
- Action Comics #50, de Greg Pak, Aaron Kuder, Aaron Kuder, David Messina, Javi Fernández, Bruno Redondo y Vicente Cifuentes
- Superman #50, de Gene Luen Yang, Howard Porter y Patrick Zircher
- Green Arrow #50, de Bejamin Percy y Szymon Kudranski
- Batman#50, de Scott Snyder y Greg Capullo
- Wonder Woman #50, de Meredith Finch, David Finch, Johnny Desjardins y Miguel Mendonça
- Aquaman #50, de Dan Abnett y Brett Booth
- Batgirl #50, de Brandon Fletcher, Cameron Stewart, Babs Tarr, Roger Robinson, John Timms, Eleonora Carlini y James Harvey
Guión - 5
Dibujo - 4
Interés - 3
4
Un cómic que evidencia el desgaste de un guionista que, en su momento, dotó de frescura varios rincones del Universo DC.
No lo he leído, pero por lo que parece el guionista ha hehco lo que ha podido por imposiciones editoriales? De ser así, una auténtica lástima, me sabe mal por él.
Lamentablemente, era inevitable que el comic se viera influido por la TV. Ya pasó en los 2000 con el Superman de Loeb, que básicamente incluyó todo lo de la serie animada en el papel (¡hasta fusionaron a Brainiac con el Erradicador!).
Y es bastante lógico que así sea, en una época donde indudablemente la TV es infinitamente más popular que los comics (siempre fue más popular, obviamente, pero nunca tan infinitamente más). En ese sentido, más que una imposición editorial, debería ser un deber el asemejar el comic a la serie, para intentar no sólo vender el comic a aquellos que ven la serie, sino para que el personaje sea uniforma y no sólo un concepto reinterpretado de mil maneras diferentes (en realidad, el proceso debería ser el contrario: las series deberían ser fieles a los comics de la época; pero bueh… es demasiado pedir).
En fin… no he leído Flash 50, pero los anteriores me parecieron de una intrascendencia mayúscula, y supongo que la línea seguirá hasta el número 52; con la esperanza de que a partir de Rebirth el personaje recupere la senda que perdió tras Manapul y Buccelato (sí, para mí tampoco fueron buenos los otros números de Jensen).
Saludos!
PD: creo que DC -para variar- le erró con el anuncio tan tempranero de Rebirth… da la sensación que desde los números 48 en adelante los comics son sólo un relleno a la espera de Rebirth (las únicas excepciones son los megaeventos que terminan ahora: Superheavy y Darkseid War; o los comics finales de Superman con todo el lío de la muerte del armored y el regreso del supes más tradicional).