Continuamos nuestro repaso a las películas que pudimos ver en el último Festival de Cine Asiático de Barcelona, este 2007. Hoy nos centramos en dos dramas que tienen en común la família. El primer film es una desgarradora fábula en torno a la supervivencia física y cultural, con un canto a la unidad familiar aunque sea tan peculiar como esta. Ya la tildé como el gran dramón de este festival junto con After This Our Exile. La segunda historia aborda la problemática y choque entre el Japón rural y el Japón moderno, a partir de una desgracia que hará zozobrar la tranquilidad del núcleo familiar. Las dos narraciones contienen un secreto, en un caso se quiere transmitir y en el otro se quiere destruir. Vamos allá….
EL REY DE LAS MÁSCARAS (BIAN LIAN). China/Hong Kong , 1996, 98 min
Director: WU TIANMING
Guión: Wei Minglun
Reparto: Zhigang Zhang, Zhigang Zhao, Renying Zhou, Xu Zhu
Nota final: 8,5
Sinopsis: China, años 30 del siglo pasado. Un viejo que va por los pueblos enseñando su fantástica habilidad con el cambio de máscaras con solo un movimiento siente la necesidad de transmitir su pasión por este trabajo y todos su conocimientos a alguien para que continúe esta antigua tradición. Pero una ley no escrita dice que no se tiene que enseñar ni a extraños, ni a mujeres. Por lo que tiene que buscar descendencia, y desde luego no será por la vía biológica. Cuando consigue que le vendan un niño de la edad apropiada, vuelve a ser feliz. Pero la felicidad le durará poco cuando descubra que el niño era niña, que ya la habían vendido varias veces y que ella no quiere separarse de su lado…… la desgracia caerá sobre su humilde barquita/casa, y un torrente de emociones y desventuras esperaran a estos personajes, separándoles y uniéndoles una y otra vez, conociendo otros casos, actores de ópera de alta alcurnia, y poniéndoles al borde de la muerte. La adopción se torna compra pura y dura, esclavitud sin rejas, más allá de lo físico, también psicológico. La niña intentará enternecer al que llama «abuelo» (como a los seis anteriores maltratadores), aportando también sus trucos. En este sentido su papel es mucho más rico en matices, ya que ella en sí es un tesoro, mientras que si el secreto del Rey es revelado, su figura se desinfla como un monigote de plástico.
Valoración: Tengo que admitir que no puedo ser imparcial con esta película. Después de unos relativos fracasos en las primeras sesiones del primer día del BAFF, las primeras escenas de este “Rey de máscaras” nos dicen mucho de lo que veremos más adelante: una factura maravillosa que nos adentra en un mundo de fábulas, una realización que nos transmite que eso que presenciamos es un sueño, un cuento, una tradición en el país de las tradiciones milenarias. Las fiestas llenas de color nos abren las puertas a una historia de dimensiones humanas, llena de sentimientos a flor de piel, con unas interpretaciones impresionantes por parte de todos los integrantes, pero resaltando la del viejo y la del niñ@, haciendo olvidar totalmente de que es ficción, auténticos éxitos del cásting. En el caso del menor, no será la única vez en este festival que nos encontraremos grandes interpretaciones de pequeños actores o actrices, rebosando humanidad, humor, tristeza, toda la gama de sentimientos humanos. Un plantel de artistas que desconocemos si seguirían actuando, o si brillaron en estas ocasiones como estrellas fugaces y a los que después se les perdió la pista.
Abuelo e hija sorprendidos por una representanción de ópera
Hemos dicho que la factura de esta bonita y triste historia es maravillosa. En efecto, el director, que pasó 5 años en Estados Unidos empapándose del cine de los mejores clásicos, concentra los principales puntos de la historia en tres líneas: el comercio/adopción de niños, la paupérrima vida del rey de las máscaras y el círculo de amigos del actor de ópera. Por datos recabados en otras webs, nos enteramos que el guionista Wei Minglun procede del mundo del teatro. Se nota en la textura de las imágenes y de algunas escenas muy teatrales. El propio guionista usa el recurso del contraste, básico en la dramatúrgia. Un servidor, que siempre absorbe lo mejor y lo más destacable de otras reseñas que pueden arrojar luz distinta a la que uno está acostumbrado, se da cuenta de que la proyección está plagada de contrastes: Niño/adulto, ópera/realidad, artista-político, niño/niña (ey, esta es de cosecha propia!), abuelo/jefe (fácil de detectar también), compañía/soledad, etc
Que sea una fábula no quiere decir que no traiga una carga crítica. En este caso nos encontramos con una crítica despiadada contra la famosa decisión del gobierno chino del hijo único, y la defenestración y marginación total de las niñas, para intentar frenar el auge demográfico del que es el país más poblado del mundo. Y cuando se está sensibilizado con el tema, como es el caso de un servidor, pues te hierve la sangre. La historia está ambientada en los años 30 (donde dudo que existiese esa ley), pero funciona igualmente como un alegato contra esa imposición. Si esto lo sumamos a la mencionada sensibilidad mostrada por las escenas, la mezcla puede ser explosiva. En concreto, la escena donde el viejo busca su pupilo en una especie de calle cerrada (mención al oscurantismo que mantiene el gobierno en torno a este tema?) donde solo hay familias hundidas en la miseria que intentan colocar por todos los medios a sus hijas, incluso regalándolas, es demoledora y te deja tocado “pa los restos”. Una escena dura de verdad, como los es el mensaje general de la historia, un drama que nos enseña lo difícil de la supervivencia. Y cuando todo está perdido, abocado a la muerte, solo queda la Piedad Viviente. Este personaje, bajo el traje de un actor rico y venerado por todo el pueblo, incide a favor de su viejo amigo el viejo artista, iluminando de perdón y piedad a sus acusadores, sacándolo de las puertas de la muerte a él y a la niña, que ya estaba dispuesta a arriesgar/dar su vida por salvar a su abuelo/amo. Como todas las fábulas, tiene final feliz, y su moraleja final, aparte del desplante a su propio gobierno, nos transmite que las tradiciones están muy bien, pero que a veces es necesario romperlas, y como ellas las leyes, auténtico yugo que pesa sobre los humildes habitantes del país, gobernado por un equipo inmóvil e imperecedero.
Dejando bastantes detalles en el tintero (muchas cosas relacionadas con el personaje masculino de La Piedad Viviente), solo puedo decir que esta maravillosa historia rebosa humanidad, sensaciones encontradas, drama pero también humor, una ternura que trae con ella una carga crítica, toda una serie de emociones que sólo el cine oriental parece saber darnos en los tiempos que vivimos. Una auténtica gozada que la aúpa hasta un extraordinario 8,5. Añadir que, curiosamente, podéis encontrar esta película en el mercado de DVD en España, bajo el mismo título. La distribuye Musidora (he visto pruebas de «Hello World» en nuevos sistemas informáticos menos parcos que esta web). No es habitual que una película vista en un festival como BAFF se pueda encontrar en el mercado. Suelo descargar algunas de las vistas más otras a las que no he podido asistir (al no tener la mayoría distribución en España), pero con este título no puedo más que recomendar enérgicamente su compra, o visionado a traves de videoclub, que la pilláis seguro porque es la típica película que no coge nadie. Ignorantes…… Buceando en la red, he encontrado este extracto, ideal para mostrar la delicadeza en la filmación, los buenos diálogos y buen hacer del director.
Lo mejor: La historia, los actores, la narrativa, los cortes de edición para los cambios de máscara (realmente asombrosos)
Lo peor: Que magníficos productos como este no tengan más repercusión
Cosas destacables: No tiene nada que ver con la película, pero solo quería comentar que cuando me he dado cuenta de que ya estaba disponible en DVD, me he acordado de que había visto un montón de veces el póster de la película en uno de los trabajos que he tenido en los últimos años (relacionado con la adopción precisamente). Para rizar más el rizo, en esa misma oficina también había un póster de La Bicicleta de Pequín, del director Xiaoshuai Wang, del que ya hemos reseñado So Close to Paradise, precisamente emparentada con la actual por considerarlas las dos grandes historias dramáticas del festival. Un mundo lleno de curiosidades…. Otro punto que me he dado cuenta al presentaros esta historia es que los dos protagonistas adultos, el viejo y la Piedad Viviente podrían ser familiares en realidad. El apellido parece el mismo, y las edades aproximadas cuadran. Curiosamente, Zhigang Zhao también apareció fugazmente en Fearless, con Jet Li, reseñada en ZN hace unos meses. Y si vamos tirando del hilo llamado IMDB llegamos hasta la Creación, o sea que mejor que paremos 🙂
SWAY (YURERU). Japón, 2006, 119 min.
Dirección y guión: MIWA HISHIKAWA
Reparto: Joe Odagiri, Teruyuki Kagawa, Masato Ibu, Hirofumi Arai, Yoko Maki
Nota final: 8,5
Sinopsis: Takeru, un fotógrafo que vive en las mieles de la moda y del éxito vuelve a su pueblo natal para celebrar el cumpleaños de la muerte de su madre. Ahí se encontrará con su padre, familia y concretamente su hermano Minoru, que prefirió quedarse a continuar el negocio familar, una gasolinera, en la tranquila vida del campo, una vida llana y sin complicaciones, perfecta para una persona apocada, voluble y triste como él. Los dos se reencontrarán con una vieja conocida, a la que Minoru pretende. Una salida para recordar viejos tiempos acabará en tragedia, enfrontará a los hermanos, acabando Minoru entre rejas. Cómo reaccionará la familia? Oscuras pretensiones, viejas heridas, un juicio turbio sobre un pasaje nada claro.
Valoración: A veces conectas con un producto incluso antes de saber como es. Esto es lo que pasó con Yureru, que ya desde los escuetos resúmenes en los trípticos del festival sabías que la cosa iba a estar bien. Nos esperábamos una cinta claustrofóbica, de discusiones dentro de la casa, en un choque generacional y a la vez entre el Japón moderno y el tradicional. Y es todo esto y más, y la sorpresa es más que agradable.
Con una factura maravillosa, una narración preciosista, con un tempo perfecto y una fotografía preciosa, empieza esta historia presentándonos a sus protagonistas. La excelente interpretación nos permite disfrutar de las líneas de diálogo en el primer segmento de la historia, el de la celebración del funeral de la madre. Añado que, como siempre, es una gozada poder presenciar rituales y tradiciones asiáticas, en este caso los funerales japoneses y toda su parafernalia, el recogimiento inicial y la diversión respetuosa en la comida posterior.
Una vez conocemos a los protagonistas, que ya han chocado en alguna ocasión, nos sorprende la desgracia. Un puente con fama de peligroso, un rocoso río más peligroso aún, y una escena que será la base de un guión magníficamente hilvanado que deriva en un juicio. El ambiente se enrarece, no todos los familiares apoyan al acusado, y él mismo prefiere la vida de prisión a la complicación de vivir en un pueblo donde todos le señalarán como asesino. Las tensiones vibran en pantalla, con unas excelentes interpretaciones, con giros de argumento en torno a una escena que vemos varias veces desde distintos ángulos, con distintos diálogos según quién la explique, con remordimientos de conciencia de Takeru que sabe más de lo que admite. El escenario de la muerte es clave, donde cada personaje estaba en un sitio concreto y el río en sí se erige en protagonista. Hemos pasado del thriller psicológico al género judicial, todo bañado con un sentimiento de drama.
De hecho, es tan importante saber si a Chie le mataron o se cayó sola como el dilema interior de Takeru. Tiene una importante misión y a la vez problema: recordar lo que oyó pero con una carga muy importante de su relación con Minoru, con su ex-novia muerta, y de una extraña sensación que le hace dudar de haber hecho lo correcto en la vida. Todo un caudal de emociones magníficamente llevado por el actor Joe Odagiri (Shinobi, Princess Raccoon, Azumi) y encauzado por la emergente directora Miwa Nishikawa( en su tercer experiencia como directora, después de un rodaje con otros conocidos directores como Hirokazu Kore-eda). Takeru acaba aprendiendo que la opción que escoja puede salvar a su hermano o mandarlo a los infiernos (donde parece estar cómodo, curiosamente). Pero también le afectará a él: no revelar lo que sabe condenará a su hermano, pero le salvará a él, ya que le faltará tiempo para montarse en su coche y huir a la ciudad, quemando los puentes con su pasado (y con el Japón antiguo y rural) para entregarse ebrio al sistema de vida cosmopolita, apareciendo en revistas cool que lo aúpan al éxito. Pero hay algo que le hace ver que tiene otra posibilidad: salvar a su hermano es una vía para siolucionar sus problemas con ese pasado, de redimirse y, aunqeu igualmente vuelva a la ciudad, lo haga con paz en el alma. El último segundo de la última escena es crucial para entender esto y como lo resuelve.
El guión tiene un veraz reflejo en el propio título de la película: Sway, vaivén. Y le va como anillo al dedo. Nos encontramos con el fatídico vaivén del puente suspendido, el más físico de todos. Pero también vemos como el indeciso y miedoso Minoru cambiará varias veces su declaración según de dónde venga el viento. Enmarcándolo todo, tenemos el antagonismo entre Japón moderno y Japón tradicional. Toda la historia se comporta como unos vasos comunicantes, con un trasvase de líquidos acompasado y rítmico, como un reloj de cuerda.
En definitiva, un muy buen guión, con excelentes interpretaciones, con multitud de temáticas, y realizado a la perfección. Se merece un fabuloso 8,5.
Tenéis disponible más reseñas del festival, en anteriores entregas:
BAFF parte 2: Medianías
BAFF parte 1: De maltratos y malentendidos
BAFF Introducción
Hasta el martes que viene, donde indagaremos por los límites de la amistad. Hasta pronto!
PD: Si os habéis quedado con ganas de ver esta película, y vivís en Madrid, recuerdo que dentro de muy pocos dias empieza el ciclo de Nuevo Cine Asiático en La Casa Encendida, en la capital. Se trata de un pequeño ciclo de películas de nuevos directores de esas latitudes. En él participa el BAFF, que ha seleccionado varias cintas del último festival en Barcelona y de este año actual. Entre ellas está Sway, programada para finales de Julio. Tenéis toda la información en la web de La Casa Encendida. Se ha seleccionado lo mejor de estos dos últimos años, dejando fuera las historias de Bollywood, quizá por desentonar en el ambiente que se le quería dar a este ciclo (realidad social y drama frente al colorido y musical de la India, aunque también sean a veces dramas). Muy recomendable!