80 años de vida dan para contar muchas historias, vivir grandes aventuras, surcar miles de kilómetros, recorrer el universo, cambiar de Tierra, salvar a la humanidad varios centenares de veces, derrotar a villanos megalómanos, bajar miles de gatitos de árboles… la vida de uno de los mayores iconos culturales de nuestro tiempo, Superman, es sin duda una vida repleta de experiencias compartidas con millones de lectores a lo largo de todos estos años. Una vida que empezó en el cada vez más lejano 1938, con la publicación del primer número de la serie Action Comics. El éxito fue arrollador, a la par que un poco inesperado, pero los engranajes del destino se pusieron a girar de tal forma que hoy podemos estar hablando del 80 aniversario de la creación de Superman y de la publicación del histórico Action Comics #1000. Y en Zona Negativa lo hemos celebrado con tres artículos que podéis leer aquí:
Action Comics #01-100-200-300
Action Comics #400-500-600-700-900
Action Comics #1000
Sin embargo, desde Zona Negativa también queremos mirar de una forma nueva esta fecha tan especial y acompañar con una nueva tanda de textos a los artículos dedicados a repasar toda la historia de la cabecera que vio nacer al hombre de acero. La historia de Superman es de dominio público, su origen y destino final es, junto al de Batman, de los más conocidos de la cultura popular del cómic de superhéroes. Lo mismo ocurre con la historia al otro lado del papel (principalmente para sus seguidores y los lectores de cómic en general), la de sus creadores, Jerry Siegel y Joe Shuster, que albergaban en su mente al héroe entre héroes. Por eso queremos mirar hacia otro punto de la rica iconografía del personaje, su rico universo particular, plagado de miles de maravillosos conceptos. Y entre todos ellos queremos fijarnos en esa piedra de color verde, proveniente de su planeta natal, el lejano Krypton, cuya historia es tan apasionante como la del propio Superman.
Por ello, a lo largo de tres entregas (esta y dos más), vamos a sumergirnos en la historia de la kryptonita, repasar su historia, descubrir cuantas variedades han llegado a existir y como su presencia en el Universo DC ha fluctuado a lo largo del tiempo. Un vistazo a uno de los conceptos claves en la historia del hombre de acero y que lo ha acompañado durante 69 de sus recién cumplidos 80 años. Un trozo de roca de su mundo natal, una forma de añadir drama a un héroe que con el tiempo acumulaba poderes casi divinos y que gracias a esta invención su vida de aventuras han sido mucho más interesante.
Si volvemos la vista al pasado y nos vamos a la América de 1940, al cuarto donde Siegel golpeaba las teclas de su máquina de escribir con el fin de producir una nueva aventura del héroe de la capa roja, nos podemos encontrar una primera aproximación al concepto de la kriptonita, denominado Metal-K, cuyas propiedades eran las de privar a Superman de sus poderes y convertirlo en un simple y mortal terráqueo, cediéndole los poderes de Superman a las personas que lo rodeaban en ese momento. Una historia perdida en el tiempo, cuyo título “The K-Metal from Krypton” nunca vio la luz y que dejó a esta proto kryptonita en el cajón de ideas archivadas.
En esta historia inédita, Clark Kent acudía a informar sobre un meteoro encontrado y custodiado por un científico, Barnett Winston, pero cuando se acercaba a la roca en cuestión Clark se sentía débil, mientras que los humanos que lo tocaban se volvían más poderosos. Hasta que el meteoro no fue encerrado en una caja de plomo, Clark no recuperó su fuerza normal. Esto le hace deducir a Superman que si solo se ve afectado él por las extrañas propiedades del metal del espacio es porque tanto el meteoro como su persona provienen del mismo sitio. Por tanto, estábamos frente a una historia en la que Superman descubría su origen real, algo que a National Comics (DC Comics por aquel entonces) le gustaba, ya que aportaba nuevas formas de ver a Superman haciéndolo más interesante. Sin embargo, había algo más en esa historia que no les gustaba tanto a los editores, mientras que Siegel tenía las ideas muy claras. El alter ego de Superman, Clark Kent, era la forma con la que los lectores podrían sentirse identificados con Superman, algo que la editorial quería mantener inalterado. Su imagen torpe, apocada y a la sombra de Superman resultaba atractiva y deseaban seguir explotándolo el máximo tiempo posible. Siegel por el contrario deseaba romper con ello y en la historia del Metal K ideó una trama en la que, para salvar a Lois Lane, Superman debía revelar su identidad secreta a Lois. Los editores no iban a permitir romper esa dualidad, aplicando la máxima de que si algo funciona y no está roto no debe cambiarse o arreglarse. Por tanto, la historia se archivó y jamás fue publicada. Ese número perdido iba a ser el número 8 de la serie y tras años olvidado se rescató para hacer una versión que puede verse aquí mismo:
Para poder hablar por primera vez de la kryptonita como tal, como un meteoro radioactivo llegado de Krypton, debemos dar un salto en el tiempo y transportarnos hasta el año 1943. Ese año en el serial de radio (el mismo que hizo célebre la frase: “¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¡Es Superman!), de enorme y abrumador éxito (con un total de 2.068 episodios), se introdujo el concepto a fin de permitirle al actor que encarnaba a Superman, Bud Collyer, (interpretó a Superman durante 11 años en la radio y además en la serie de animación de Fleischer) tomarse unos días libres de vez en cuando. Resulta curioso que fuera en un capítulo del serial de radio, titulado “The Meteor from Krypton”, donde se bautizara a esta piedra con su característico nombre y no en los comics, pero el programa de radio fue una enorme fuente de creatividad que volaba alejada de lo que ocurría en los comics, añadiendo conceptos y personajes según conviniera a la hora de lanzar más capítulos con los que saciar a la creciente audiencia.
El serial de Superman se comenzó a emitir en 1940, entre las cinco y las seis de la tarde, tres días a la semana de forma inicial. Su éxito pronto los llevó a emitir de lunes a viernes y lo que empezaron siendo siempre capítulos auto conclusivos, acabaron por contener historias que continuaban entre episodios. El serial de radio no solo fue el creador de la kryptonita, sino de frases tan célebres como: “This is a job… for Superman” que acabaría por incorporarse a los comics. Su valor cultural y creativo es innegable hoy en día y muchos de los conceptos que damos por sentados no estarían ahí de no haber sido por este programa de radio de los años cuarenta.
La historia de la kryptonita acababa de empezar.
En 1949 se trasladó la idea a los comics, concretamente al Superman #61, (William Woolfolk/ Bill Finger/Al Plastino) donde se introdujo como un peligro letal para el todopoderoso héroe, como un elemento con el que poder añadir una amenaza palpable y real que añadiera interés a las historias. Esta primera aparición del mineral hizo que se presentara con su característico color verde refulgente, en una historia en la que jugó un papel fundamental en la trama. En este número, especial de 52 páginas, se publicaron tres historias: “El programa de radio del Bromista” “El cortejo de las tres Lois Lane” y “Superman regresa a Krypton”, siendo en esta última en la que nos encontramos con la primera aparición oficial de la kryptonita en el universo de ficción de Superman.
La historia empieza cuando Superman persigue a un estafador y encuentra una extraña gema brillante de color rojo (inicialmente fue coloreada de esta forma, para que más tarde el propio Superman hablara de ella en términos de gema de color verde), que le provoca una extraña debilidad. No tarda en descubrir que esa gema pertenece a la colección de meteoritos de Harry Peters, un coleccionista de rocas y minerales. Usando sus poderes, que ya empezaban a ser cada vez más extraordinarios y adecuados en función de las necesidades de la historia, Superman realiza un viaje al pasado hasta su Krypton natal, como una figura astral, recorriendo el camino inverso al realizado por los meteoros. Una vez allí puede ser espectador del triste final del planeta y comprender las fuerzas que desencadenaron su destrucción. Observa a su padre, Jor-El, explicar como el núcleo de uranio del planeta se vuelve inestable, provocando que la presión acumulada acabe por hacer explotar a todo el planeta como si de cientos de bombas atómicas se tratara. Superman ve como el plantea se destruye y como una única nave sale de su órbita rumbo a la Tierra. De regreso logra detener al estafador, pero las bases de su pasado quedan más definidas y se incorporó a la mitología del personaje este elemento radioactivo con el que poder debilitar e incluso llegar a matar a Superman si se exponía demasiado tiempo a su influencia.
La mecha acababa de encenderse y la imaginación de los escritores de Action Comics y Superman no tardó en aprovechar este nuevo concepto para llevarlo mucho más lejos con la creación de nuevas variantes de kryptonita que muestran diferentes composiciones de alótropos o isotopos de la kryptonita verde, la variedad más común, dotándola de otras tonalidades cromáticas y lo que es más importante, nuevos efectos sobre la fisiología de Superman.
En el Action Comics #141 (1950), escrito por Alvin Schwartz y dibujado por Wayne Boring, merece la pena detenernos un momento ya que, aunque no se presenta ninguna kryptonita oficial como tal, sí que aparece una digna de mención. Nos estamos refiriendo a la kryptonita sintética, creada por Luthor para poner a Superman contra las cuerdas y que se muestra ineficaz a la hora doblegar al Hombre de Acero, que hace uso de su visión calorífica a fin de poder escapar de la debilidad inducida por este experimento de Luthor. Una curiosidad que quedo en algo anecdótico, pero que volvería a verse en la gran pantalla, concretamente en Superman III, cuando Richard Pryor crea una versión sintética de la kryptonita verde a fin de debilitar a Superman.
En 1951 aparece la primera de estas variedades en el Adventure Comics #171, escrito por Don Cameron y dibujado por John Sikela. En la historia “Las tareas más difíciles de Superboy” aparece esta kryptonita cuyos efectos son idénticos a la de color verde, por lo que se especula que su color purpura se pudo deber más a un error de color de imprenta que a la creación de una nueva variedad. En esta historia Superboy concede a los habitantes de Smallville cinco deseos a fin de enseñarles lo peligroso que puede ser el conseguir lo que uno desea. Entre las tareas que solicitan al joven de acero está la de dos gánsteres que piden que desentierre un meteorito de 100 toneladas de kryptonita.
Sea como fuere, error de imprenta, indecisión a la hora de otorgarle color al mineral en cuestión, en esta aventura se puede identificar una kryptonita distinta a la verde y por tanto merece la pena nombrarla, no tanto por su peso argumental a lo largo del tiempo (esta es su primera y última aparición) sino por disponer de un listado cronológico de todas las apariciones de kryptonitas a lo largo de la historia de Superman.
Posteriormente en el Adventure Comics #175 (diciembre de 1952) escrito por John Broome y dibujado por John Sikela se presenta la kryptonita roja en una historia titulada “El duelo de los Superboys”.
Según se explica esta variedad de kryptonita se crea a partir de la kryptonita verde que atraviesa una extraña nube de tonos rojizos de camino a la Tierra. Sus efectos sobre Superman son puramente aleatorios, empezando con una sensación de hormigueo por todo el cuerpo. Cada porción de kryptonita roja tiene el mismo efecto sobre todos los kryptonianos, pero no hay dos pedazos que tengan el mismo efecto sobre la fisiología de los nacidos en Krypton. No es necesario decir que este tipo de kryptonita no solo ampliaba las posibilidades narrativas en la serie, sino que potenciaba la posibilidad de innovar hasta la máxima expresión, siendo el límite la imaginación de los escritores de Action Comics y Superman.
Los efectos de esta variedad no se extendían mucho más de 72 horas, momento en le que el afectado se recuperaba y quedaba inmunizado a ese trozo especifico de kryptonita roja. Todo muy oportuno, ¿verdad? Superman se ha visto afectado por esta variedad en muchas ocasiones viéndose transformado en dragón, en gigante, en un enano, en un humanoide con cabeza de hormiga, en un lunático, en un amnésico… u otras alteraciones de otro tipo como no poder ver el verde, tener pelo y barba de extrema largura, leer el pensamiento, perder su invulnerabilidad del lado izquierdo, dividirse en un Superman maligno y un benévolo Clark Kent (se pudo ver algo similar en Superman III, la película), crecerle varios brazos, intercambiar cuerpos con la persona más cercana, sufrir un envejecimiento rápido… Desde su debut en 1952 en el mencionado Adventure Comics #175, esta variedad de kryptonita se usó de forma regular en las series de Action Comics y Superman, aglutinando un total de dieciséis apariciones entre los años 1959 y 1963.
En esta primera aparición de 1952 Clark viaja a un país europeo, Vala, a investigar las afirmaciones que hacen sobre su héroe local, Prince Power, comparándolo con Superboy. En su discurso comentan que Prince Power es mejor que Superboy, pero la sorpresa es mayúscula cuando Clark descubre que en realidad Prince Power es el mismo Superboy pero amnésico por los efectos de la kryptonita roja.
Esta primera aparición es un solo ejemplo de lo que esta variedad de krytonita era capaz de hacer a Superman (Superboy en este caso) y de cómo los guionistas llegarían a desarrollar una imaginación sin límites a la hora de sacarle partido a tan oportuna forma de cambiarlo todo sin romper nada. Sin embargo, existe cierta controversia sobre si es en este número de Adventure Comics donde se presentó por primera vez a esta variedad de Kryptonita. Hay estudiosos que apuntan a Adventure Comics #252 como el primer cómic dónde se nombra a la kryptonita roja, pero como es necesario decantarse por uno hemos optado por el Adventure Comics #175 ya que la kryptonita que aparece, aunque no se la denomina roja en ningún momento, no se comporta como la verde y por tanto si nos fijamos en sus efectos sobre Superboy podemos apuntar que estamos frente a la variedad roja.
Se acababa de abrir la veda para crear nuevas variedades con novedosos efectos sobre la fisiología de Superman, por lo que llegados al año 1959 en las páginas de del Action Comics #252 (escrito por Robert Berstein y dibujado por Al Plastino) se presentó una nueva kryptonita, la denominada Anti-Kryptonita totalmente inocua para los kryptonianos con poderes, pero mortal como la verde para aquellos kryptonianos sin poderes. En este número también se produce la primera aparición de Kara, más conocida como Supergirl, prima de Superman, siendo ella misma la que lo pone al corriente de la existencia de la anti-kryptonita, responsable de la muerte de todos los kryptonianos de la ciudad de Argo, en la historia titulada: “La Supergirl de Krypton”.
Cuando Krypton explotó, la ciudad de Argo fue expulsada al espacio protegida por un campo de fuerza que contenía su atmósfera. Sus habitantes vagaron por el espacio hasta que la cúpula se vio afectada por una lluvia de meteoros de anti-kryptonita, que afectó letalmente a sus habitantes. El padre de Kara, Zor-El, colocó a su hija en una nave de salvamento y la envió a la Tierra para que encontrara a su primo, Kal-El. Cuando ambos se encuentran y comprenden que son familia, Superman promete entrenarla para que haga un buen uso de sus poderes, al tiempo que la deja en el orfanato de Midvale, a fin de proteger su propia identidad secreta. Kara adopta la identidad de Linda Lee (a fin de no romper la tradición no escrita de los nombres con dos L en las mujeres de las series de Superman. Lori Lemaris, Linda Lee, Lois Lane) y comienza a usar una peluca para cambiar el color de su pelo y dificultar que la reconozcan. Así, de esta forma tan directa, Supergirl pasa a ser la nueva arma de Superman contra el crimen, un puesto, a la sombra de su primo, del que todavía pasarían años antes de poder librarse.
Avanzamos en el tiempo, no mucho, pues no pasaría un año antes de que en los comics apareciera una nueva kryptonita con la que seguir añadiendo nuevos retos y situaciones a la colección del hombre del mañana.
En 1960, en el Superman #140, se presenta una nueva variante de kriptonita, creada cuando se usa el rayo duplicador sobre un trozo de kriptonita verde. Esta variedad solo afecta a los bizarros y es inofensiva para seres humanos y kryptonianos. En la historia, titulada “El hijo de Bizarro” escrita por Otto Binder y dibujada por Wayne Boring, se narra una historia en la que el protagonista es el hijo exiliado de Bizarro que llega a la Tierra. Para poder entender mejor esta historia es necesario hacer un inciso y centrarnos en el significado de la palabra bizarro.
Su significado en español es apuesto, valiente, esforzado, sin embargo, debido a su afección inglesa y francesa, bizarre, la palabra ha adquirido otro significado, para definir aquello que se sale de lo normal, lo raro, lo diferente a lo que se da por establecido. De esta forma la palabra ha adoptado un significado erróneo en nuestra lengua del que la propia RAE se hace eco y recalca que debe evitar usarse de tal modo en lo que denomina un calco semántico censurable. De esta forma podemos entender mejor la razón del aspecto de este personaje y su nombre.
El personaje de Bizarro fue creado en las páginas de Superboy #68, por Otto Binder y George Papp, en 1958, debido a la exposición de Superboy al rayo duplicador. El personaje se caracterizó por su comportamiento infantil, su obsesión por emular a Superboy, sus ansias por ser aceptado y su incapacidad para controlar sus poderes, pero sin más trascendencia ya que acabaría por sacrificarse a fin de devolverle la vista a una niña ciega que sí había sabido ver la bondad dentro de su corazón. Posteriormente en el Action Comics #254 (1959) de la mano de Otto Binder y Al Plastino aparecería el Bizarro adulto, el denominado Bizarro #01, en una aventura de dos números en la que su creador no es otro que Lex Luthor.
La historia de Otto Binder, en la que aparece la kriptonita azul, discurre en el planeta Bizarro, donde nace el hijo de Bizarro, de aspecto normal, piel sonrosada, fina y lisa, no como la de sus padres, de rostros pálidos, angulosos y rugosos. Este niño, en este planeta y siguiendo la definición del término en inglés, es un bizarro entre bizarros y por ello es abandonado por su propio padre que, de esta forma, intenta aplacar a la turba enfurecida de bizarros que amenazan a su familia y al niño. La idea era dejarlo en órbita planetaria, dentro de un satélite, y acudir a buscarlo de nuevo una vez lo ánimos se hubieran calmado. El problema aparece cuando Bizarro no encuentra el satélite ya que este se ha desplazado por el espacio hasta llegar a la Tierra, donde se estrella. El niño pasa a estar a cargo del orfanato de Midvile (el mismo donde reside Linda Lee, alias Supergirl) que observa que el niño tiene también superpoderes. Superman es alertado por Kara y este envía a dos robots a adoptar al pequeño Buster de Mundo Bizarro.
Bizarro, su padre, está molesto con lo ocurrido, pues su hijo no solo está en la Tierra, sino que además está bajo la tutela de Superman.
El niño sufre un accidente durante su estancia en la Fortaleza, cuando un experimento de ciencias de Kara explota y le confiere su aspecto de bizarro característico de todos los miembros de su familia. El bebé activa por accidente la máquina del rayo duplicador y afecta a Supergirl, generando una Supergirl Bizarro que se muestra muy posesiva con el bebé y no deja que nadie se acerque hasta él.
Bizarro ha vuelto a su mundo natal y reúne a un ejército de bizarros con los que poder regresar y derrotar a Superman a fin de poder salvar a su hijo. Superman no puede hacer frente a semejante amenaza, por lo que enfundado en un traje de plomo busca en un asteroide la kriptonita verde que tiene allí escondida para usar el rayo duplicador y generar la mencionada kriptonita azul con la que poder vencer a los invasores. Con la Supergirl bizarro debilitada pueden quitarle al niño y devolvérselo a su legítima familia. La Supergirl Bizarro los sigue hasta el asteroide donde esconden la kriptonita, de tal forma que cuando acude en busca de lo que cree es el bebé, se encuentra expuesta de forma masiva a esta letal variedad de kriptonita para los bizarros y muere agónicamente.
Una historia intensa, llena de drama, donde plantean un sinfín de situaciones, común en las historias de los años 50 y 60. Cada cómic aglutinaba en su interior un apretado crisol de aventuras con las que entretener a los lectores, siendo innecesario el recurrir a estirar la historia más allá de un solo número. Todo un ejercicio de narración comprimida.
Pero ese año, 1960, será un año en el que aparecerá también por primera vez otra variedad, la denominada X- Kryptonita (no confundirse con la Kryptonita-X de mediados de los años noventa) presentada en sociedad en el Action Comics #261 (1960) de la mano de Jerry Siegel y Wayne Boring. En este número, como en todos los anteriores no hay una sola historia, sino tres, siendo la tercera, dedicada a Supergirl, en la que se recoge la primera aparición, no solo del esta nueva kryptonita, sino también de un nuevo personaje felino, llamado Streaky, el Supergato.
Streaky no fue la primera incursión de una mascota en el terreno superheroico, ya que en el Adventure Comics #210 (1955) se presentó a Krypto, el Superperro, fiel compañero de Superman y que también se salvó de la explosión de Krypton gracias a que Jor-El lo usó para probar un prototipo de cohete, lanzándolo destino a la Tierra. Ese mismo año, pero en las páginas de Batman #92, motivado por éxito de Krypto, la mansión Wayne recibía a Ace, un majestuoso pastor alemán que ayudaba a Batman en su cruzada contra el crimen. Pero, como era común en aquella época, la mesura y el uso racional de los nuevos conceptos, brilló por su ausencia y no tardaron en aparecer nuevas mascotas relacionadas con Superman, como Beppo (Superboy #76, 1959), un chimpancé, también de Krypton, o Comet (Adventure Comics #293, 1962), un centauro convertido en caballo por Circe. Todo un elenco de personajes que juntos formaron la Legión de la Supermascotas en el citado Adventure Comics #293 (recientemente recuperada y reformada por Tomasi en la serie de Superman de Renacimiento)
En este número de Adventure Comics, Linda Lee, decide estudiar la composición de los meteoritos que han caído en las inmediaciones del orfanato de Midville, cargados de kryptonita verde en su interior. Provista de un bote de plomo logra retirar una muestra y someter a la kryptonita a una serie de pruebas a fin de determinar si es posible encontrar una cura para ella y su primo, Superman. Finalmente, no logra dar con dicha cura, pero si transmuta, sin saberlo, la muestra de kryptonita verde en una nueva variedad, la X-Kryptonita, totalmente inocua para los kryptonianos. Ante su fracaso arroja la muestra al bosque, lejos de cualquier zona habitada y se olvida de lo ocurrido… al menos hasta que descubre a un gato que muestra los mismos poderes que ella. Y es que la muestra que arrojó Supergirl puede que no muestre efectos sobre ellos, pero si altera a los animales, dotándoles de las habilidades de un kryptoniano bajo los efectos de un Sol amarillo.
Supergirl descubre al felino y, sorprendida de sus habilidades, juega con el animal hasta que este va perdiendo los poderes progresivamente. Por tanto, los efectos de esta variedad, al menos al principio, eran transitorios sobre otras formas de vida en la Tierra.
Como el filón parecía no tener fin, los guionistas ya no se conformaron con crear una nueva variedad asignando un nuevo color a la kryptonita, sino que pasaron al siguiente nivel, combinando colores para obtener nuevos resultados. Es el caso de la variedad conocida como kryptonita roja/verde, que se presentó en sociedad en el Action Comics #275 (1961), escrita por Jerry Coleman y dibujada por Wayne Boring, en la historia titulada, “La amenaza de la kryptonita roja/verde”.
Detrás de esta creación tenemos al villano Brainiac, que expone a Superman a esta combinación de radiación que lejos de matarle, le produce una mutación, apareciéndole un tercer ojo en la parte posterior de su cabeza. Superman oculta este suceso usando diferentes sombreros que a su vez los usa para justificar sus poderes. Si se pone un turbante, usa una bola de cristal (así de increíble es esta historia), hasta que, gracias a la acción combinada de sus tres ojos y su visión calorífica, puede romper el escudo proyector de Brainiac y enviarlo a través le tiempo y el espacio hasta un lejano planeta.
Brainiac es uno de los villanos más importantes de Superman. Su primera aparición fue en el Action Comics #242 (1958) en la que el villano hace acto de presencia en la Tierra con intención de miniaturizar Metrópolis con su Hyper-Rayo. Una vez reducida Metrópolis pasa a formar parte de la colección de Brainiac. Lo relevante de esta historia es que en la nave de Brainiac se encuentra Kandor, la ciudad estado de Krypton, a la que Superman daba por destruida cuando su planeta explotó. La aventura de Superman en Kandor implica la pérdida de poderes, escapa gracias a la ayuda de un científico, Kimda, que logra sacar a Superman de la botella de cristal que encierra a Kandor gracias a un cohete individual. Superman usa el rayo de Brainiac para restituir a todas las ciudades a su tamaño y situación geográfica original y cuando va a usar la última carga disponible Kimda se lo quita y lo usa sobre el propio Superman que recupera su tamaño, quedando Kandor condenada a seguir miniaturizada.
Sin dejar el año 1961 en el Action Comics #278, se dio a conocer a los lectores la kryptonita blanca. Esta variedad tiene la particularidad de matar toda vida vegetal, sea o no kryptoniana, induciendo a la descomposición celular en un radio de 25 yardas. Este número escrito por Jerry Coleman y dibujado por Curt Swan, comienza con Perry White relajándose en su jardín cuando descubre que entre sus plantas está creciendo una de aspecto extraterrestre. Aun con su rara apariencia, Perry arranca una de sus frutas y se la come, sin sufrir ningún problema físico. Más tarde, habiéndose ya olvidado del asunto, Perry tiene problemas para abrir su caja fuerte cuando de repente su fuerza se ve incrementada lo suficiente como para poder forzar la cerradura de seguridad. Ante esta extraña situación descubre que no solo es más fuerte, sino que tiene muchos de los poderes de Superman, preguntándose si también tendrá la misma debilidad de este frente a la kryptonita verde.
Perry sume una identidad superheroica, Masterman, con una máscara de plomo que lo protege de que incluso Superman pueda reconocerlo. Perry prueba sus habilidades volando al espacio y ayudando en las emergencias de Metrópolis. Cuando Masterman y Superman acuden a un aviso de un león escapado del zoo, Superman descubre que es Perry quien esta detrás de la identidad de Masterman, por lo que decide investigar más para descubrir de donde han podido salir los poderes que posee. Gracias a su visión de rayos X ve que Perry esta poseído por una identidad alienígena vegetal, llamada Xasnu, que está urdiendo un plan para poder invadir la Tierra.
Superman ha de actuar rápido y manda a Supergirl a una misión al espacio, mientras él mismo se hipnotiza para ignorar el dolor que produce exponerse a la kryptonita verde. Perry, ya bajo el control total de Xansu le muestra a Clark una muestra de kryptonita verde a fin de desenmascararlo delante de todos los periodistas del Planet pero gracias a la hipnosis Superman logra evitar que lo descubran.
Superman vuela hasta la Fortaleza de la Soledad donde Masterman lo localiza. Ambos se enfrentan y acaban destruyendo a la ciudad embotellada de Kandor. En ese momento Supergirl regresa de su misión espacial con un trozo de kryptonita blanca que afecta de inmediato a la vida vegetal que posee a Perry, liberándolo de su control de forma definitiva. De manera muy oportuna Perry no recuerda nada de lo sucedido tras haber ingerido la fruta en su jardín.
Por cierto, Kandor no fue destruida en esta historia, la que se hizo mil pedazos fue una réplica, estando la original a buen recaudo dentro de una sala especial y secreta en la Fortaleza de la Soledad.
En Adventure Comics #299 (agosto 1962), escrito por Jerry Siegel y dibujado por George Papp, tiene lugar la presentación de una de las kryptonitas menos utilizada en las historias de Superman, la kryptonita dorada. Su efecto sobre los kryptonianos, privarles de los poderes de forma permanente, así lo aconsejaba, por lo que quedó relegada a apariciones esporádicas dentro de historias ficticias, como la que la presentó, así como otras fuera de continuidad, como la escrita por Alan Moore, “¿Qué le sucedió al hombre del mañana?” (1986) Esta kryptonita tiene un radio de acción muy limitado, apenas dos pies, y se puede encontrar flotando en el espacio en forma de meteoritos. Esta kryptonita se genera cuando se expone a una enorme cantidad de radiación la kryptonita verde o roja.
Sobre que ocurre tras su exposición se ha teorizado que un kryptoniano afectado por esta kryptonita puede trasmitir este rasgo hereditario a sus hijos o hijas. Es decir, que su descendencia no desarrollaría poderes bajo el influjo de un Sol amarillo. También hay algún caso, como el del criminal de la Zona Fantasma, Quex-UI, al que su exposición le afectó borrándole la memoria. Este personaje vería la luz en el Superman #157 (noviembre 1962), escrito por Edmond Hamilton y dibujado por Curt Swan, donde se conocería su trágica historia. Fue acusado en Krypton de exterminar a una raza de animales, famosos por su cuerno curativo, denominados Rodors. Su condición de especie en extinción fue la que lo llevó a un juicio presidido por Jor-El que lo condenó a 25 años de cautiverio en la Zona Fantasma. Superman lo liberó pasado ese tiempo, pero ciego por el rencor acumulado por Jor-El intentó eliminar a Superman tendiéndole una trampa de kryptonita dorada. Superman viaja en el tiempo y descubre quién está detrás de los asesinatos de los Rodors, Rog-Ar, que controló mediante una hypno-joya a Quex-UI. Superman regresa a su tiempo y narra lo sucedido a Quex-UI, que se arrepiente y evita que Superman caiga en la trampa de kryptonita dorada perdiendo la memoria.
La historia que se nos cuenta en el Adventure Comics #299 (1962) es una historia ficticia, titulada “El Superbebé no deseado”, (un título muy desafortunado) donde los Kent han de lidiar con su hijo Kal-El, manifestado sus poderes desde su más tierna infancia. Y decimos lidiar, pues es de todos sabido la actividad tan intensa que generan los bebés terrestres, por lo que no cuesta mucho imaginar lo que este bebé, capaz de volar, doblar barras de acero o tener super llanto, implicaba para sus padres adoptivos.
La aventura da un giro a mitad de su desarrollo para mostrarnos a un Superbebé volando lejos de los Kent para acabar siendo coronado como príncipe por parte del Rey Rolf y la Reina Greta, que lo crían como a su propio hijo. Cuando el bebé crece y se convierte en un adolescente, viste el característico traje de Superman y se dedica a seguir sus ordenes a lo largo y ancho del mundo… hasta que descubre que en realidad lo que quieren es usarlo para dominar el mundo. Superboy los detiene y vuela fuera de nuestra galaxia hasta otro planeta donde usa sus habilidades para ayudar a la población alienígena de Zordal. De regreso es cuando se topa con los meteoros dorados y tras tocarlos, desciende a la Tierra para reunirse con los Kent. Al llegar enseguida nota los efectos de la krypyonita dorada en su cuerpo y pierde su superfuerza, así como la habilidad de volar, convirtiéndose en un muchacho normal que ha de ayudar a sus padres en las tareas del hogar.
Y de nuevo toca hablar de una combinación de kryptonitas, esta vez mucho más extrema, en la que se amalgaman la roja, la verde, la azul y la dorada, con efectos muy singulares para la aventura que se tituló: “La increíble historia del Superman Rojo y el Superman Azul”.
Se publicó en el Superman #162 (1963) escrito por Leo Dorfman y dibujado por el siempre eficaz Curt Swan. En esta aventura Superman es censurado por los habitantes de Kandor ya que no ha logrado acabar con el crimen en la Tierra, ni ha podido agrandar Kandor, ni conseguido una cura para el envenenamiento por kryptonita. Tres objetivos que Superman ve infranqueables por lo que avergonzado por lo ocurrido recurre a una máquina que se alimenta de las energías de cuatro kryptonitas simultáneamente. Su objetivo, lograr aumentar su intelecto para así vislumbrar la solución a los problemas que le han planteado los kandorianos. La máquina cumple con su cometido y la inteligencia de Superman aumenta exponencialmente, pero también separa a Superman en dos seres casi idénticos, uno rojo y otro azul.
Con su mente funcionando a pleno rendimiento estos superhombres logran replicar el rayo de Brainiac y agrandar Kandor. Restituyen Krypton aglutinando todos los fragmentos de kryptonita que existen, haciendo que esta quede inactiva y por último desarrollan un rayo anti-maldad con el que irradian a la Tierra. Gracias a esto Luthor se reforma y con su inteligencia logra que la Tierra se convierta en un paraíso.
Con todos solucionado, cada Superman se retira, uno, el rojo, se casa con Lois Lane y se van a vivir a Nuevo Krypton y el otro, el azul, se casa con Lana Lang y se quedan a vivir en la Tierra. Una historia idílica que se cierra con el epígrafe de historia imaginaria, fuera de continuidad, pero cuyo concepto no iba a quedar en el olvido, pues se rescataría de nuevo en más de una ocasión.
Para terminar este primer repaso que nos ha llevado desde 1938 a 1963, tenemos que hablar de una de las primeras kryptonitas falsas, la denominada Kryptonita plateada. Su primera aparición fue en Superman´s Pal Jimmy Olsen #70 (julio 1963) escrito por Jerry Siegel y dibujado por John Forte. En este número la historia titulada “El Secreto de la Kryptonita de plata” nos presenta al profesor Potter con Olsen difundiendo rumores sobre la existencia de una nueva kryptonita, la plateada, hasta entonces desconocida. Al mismo tiempo Jimmy Olsen va recogiendo objetos de plata de Clark, Lois, Lana, Lori Lemaris y Perry White. Finalmente convoca a Superman al laboratorio del profesor Potter y descorriendo una cortina le presenta a Superman esta nueva kryptonita que en realidad está hecha con la plata fundida de los objetos que Olsen ha ido recogiendo de sus amigos. Superman no entiende la razón de todo esto hasta que Jimmy le dice que se cumplen 25 años de su primera aparición como Superman en Metrópolis.
Con esto llegamos al final del este primer artículo donde repasamos la historia de las kryptonitas. Un paseo fugaz entre la historia de Superman y sus series a lo largo de sus dos primeras décadas de vida editorial. Un camino plagado de imaginación donde los límites no existían y la continuidad era un concepto flexible. Las ventas del personaje alcanzaban cifras astronómicas y su popularidad no dejaba de crecer. La imposible se hacía posible entre las páginas de Action Comics, Superman y Adventure Comics, cuando cada mes, de forma regular, miles de lectores voraces se acercaban al quiosco a por su cómic favorito.
Jajaja, un artículo bastante ameno,que invita a la nostalgia y a la reflexión.A la nostalgia porque nos lleva por ese camino de las cosas pasadas y las emociones que evocaron y a la reflexión porque esas sencillas historias escondían (esconden, si nunca las has leído) las virtudes y defectos de épocas pretéritas. La kryptonita que nació como una excusa argumental se convirtió en un argumento de peso con el paso del tiempo y hoy en día es imposible concebir a Superman sin su particular talón de Aquiles.
La reflexión viene de esas historias simples,de un capitulo o dos que hoy en día darían para sagas completas porque esconden aspectos oscuros que no eran analizados en su día (el rayo antimaldad de los Superman Rojo y Azul originales recuerda tenebrosamente a las operaciones cerebrales que realizaba Doc Savage para borrar la maldad de la mente de ciertos enemigos) y que representan la visión de otra época, que no hay que juzgar de nuestra perspectiva presentista sino mirar con una mirada integral. Hoy en día una historia así sería destrozada pero muchos aun la recuerdan con cariño por lo que representaba.
Buen trabajo Gustavo. Esperare las siguientes entregas con interés.
Gracias, Ziggy, por tus palabras. Si algo me ha llamado la atención mientras leía y me documentaba para este artículo, es lo que comentas sobre como en un solo cómic se condensan tantos y tantos conceptos. Ideas locas, pero ideas llenas de pasión, llenas de sueños que se plasmaban en unos comics donde todo podía pasar.
Tu comentario no podía ser más acertado. Mil gracias.
Gracias por estos articulazos que os estais marcando sobre Superman. Cuanto trabajo de documentación para hacer un texto novedoso, no repetitivo, y que aporta tanta información a los que somos seguidores del primer superhéroe y porqué no, hace que vean su gran historia a los que no.
Muchas gracias por tu amables palabras, Goto Dengo. Nos alegamos de que te haya gustado y esperamos que los dos siguientes tambine te agraden.
Puedo adelantarte que aún quedan alguna sorpresa más alrededor de la figura de Superman. EL mes de abril se nos ha quedado corto. 🙂