Esta no es una reseña al uso, sino una extensión del seguimiento que en su día realizamos a Crisis final pero en el que, por cuestiones de temporización, no pudimos hablar de todo lo que se podía hablar. Tampoco hablaremos de todo, seamos realistas, pero en ocasión del Especial Superman 75º Aniversario entraremos en los detalles de la historia que nos ofreció Final Crisis: Superman Beyond 3D, toda una oda a… a… [spoilers]
Y es que a eso iba: hablar de este cómic, de su forma y su contenido, su formato y su mensaje implica hablar sin tapujos de sus claves, lo que de entrada supone spoilearlo por completo. Sin embargo es de los cómics que considero que conocer sus supuestas sorpresas de antemano no afecta al disfrute de la historia. El mensaje es tan directo y toca elementos tan familiares para nosotros que según avanzamos en la lectura solamente podemos asentir según los reconocemos. Pero como es habitual ya me estoy adelantando… En cualquier caso, si queréis una reseña tradicional, con opinión subjetiva, podéis pasar al último apartado de este texto.
Empecemos…
¿Cuántas veces los héroes se enfrentan a amenazas globales sin que el ciudadano de a pie se entere? No digamos ya amenazas cósmicas… Y no digamos ya si entra en juego el Multiverso…
“Para salvar a la mujer que ama, el mayor héroe de todos los tiempos se convierte en el peón de fueras ultradimensionales cuando una emisaria herida de un mundo de superdioses condenados llega a la Tierra en la víspera de la Crisis final. Su misión: ¡reclutar la ayuda de Superman contra una épica amenaza que abarca realidades y que se originó en Crisis en Tierras infinitas!
¡Únete al Hombre de Acero y sus contrapartidas de Tierras paralelas en un asombroso viaje hasta el borde del Universo DC y más allá! ¿Pueden estos supercampeones superar sus diferencias para vencer al reloj, encontrar el tesoro definitivo y salvar toda la existencia de la extinción?”
Así se presenta esta miniserie de dos números, Final Crisis: Superman Beyond 3D: dejando a un lado los detalles más jugosos de este fascinante relato. Con el tiempo, inevitablemente, para muchos se ha convertido en una pieza más de uno de los últimos grandes eventos de la antigua DC Comics, tanto que en posteriores reediciones de Crisis final se ha integrado en el tomo sin más. Es algo de lo más comprensible y lógico, pero por desgracia rompe con el espíritu de esta inusual obra.
Cabe señalar que esta miniserie, además, gozó del privilegio del 3D mucho después de que estuviese de moda, y mucho antes de que regresara (en cine y televisión, se entiende), algo que encarece el producto tanto en el proceso de elaboración de las imágenes 3D como en el añadido de las necesarias gafas para disfrutarlo (o “disfrutarlo”, según sea el caso). En subsiguientes reediciones, como parte de Crisis final, ya no queda rastro del 3D y regresamos a la estética tradicional de un cómic, o tan tradicional como pueda ser si está dibujado por Doug Mahnke 😉 Con este cambio, pese a que se gana en legibilidad, también rompe con el concepto básico de este cómic.
Y es más: originalmente esta historia iba a ser un one-shot de Grant Morrison, como lo fueron Submit y Requiem, pero creció desmesuradamente y ya no pudo ser contenido. Bien para nosotros y bien para los bolsillos de la editorial, pero también creo que no es un formato acorde con lo que está contando…
¿Y qué está contando, para ser exactos? Oh, bueno, esa es una buena pregunta que trataré de responder pero no podremos saber a ciencia cierta cuánto habré errado y cuánto acertado en la respuesta… Hablo de interpretaciones, claro, porque lo narrado explícitamente es lo que es, pero Morrison no se va a quedar en la superficie.
La historia comienza después de que Clayface, como miembro de la Sociedad Secreta de Supervillanos que Libra dirige para Darkseid, hiciese detonar una bomba en el Daily Planet, dejando a Lois Lane malherida en Final Crisis #2. En una maniobra perfectamente, increíblemente calculada, Libra ha dejado a Superman inutilizado de cara a la cerniente invasión, ya que sus rayos caloríficos masajeando el corazón de Lois son lo único que la mantienen con vida. El tiempo se detiene y Zillo Valla, una Monitriz, de la raza de los Monitores, aparece para reclutar al héroe en una cruzada imposible. El premio, por si salvar todo lo que existe fuese poco, es obtener un precioso elemento que salvará la vida de su amor. Así tenemos esta doble motivación: salvar a Lois y salvar el Multiverso. Supera eso. Mientras Superman lleva a cabo su misión el tiempo no avanzará, por lo que su esposa no correrá (más) peligro. Toda la historia transcurrirá entre dos latidos…
Ya de entrada encontramos un par de detalles a señalar, comenzando por el hecho de que la solicit obvió la implicación de la raza de los Monitores en este cómic. Durante Crisis en Tierras infinitas conocimos la historia del Monitor y el Antimonitor, dos seres nacidos del propio Multiverso, uno observando, otro con intención de destruirlo. Después del renacimiento del Multiverso en Crisis infinita descubrimos que no sólo había renacido Monitor, sino que ahora se trataba de una raza entera. Y en esas nos encontramos…
Lo dicho, aparentemente nos quisieron mantener a oscuras mientras se pudo para que todavía no conociéramos el alcance de Superman Beyond 3D. Además, la idea de un Monitor reclutando héroes a través del Multiverso nos tiene que recordar por fuerza la Crisis en Tierras infinitas (o a Cuenta Atrás: Arena, pero eso es otro tema) que lo comenzó todo. Morrison continúa con sus pequeños homenajes a la larga historia de DC Comics y con ellos puebla toda Crisis final.
Morrison sobre Beyond: “Jack Kirby, por supuesto, fue el pionero y maestro del estilo cósmico de cómic así que quisimos traer ese aspecto ‘trascendente’ a Crisis Final y explorar las posibilidades del relato cósmico para los límites del formato cómic… incluso hasta sus raíces como la forma artística elemental de hacer una marca en un papel”.
El guionista intenta recuperar la tradición de dramas superheroicos de acción filosófica de los 70, y es que circunscribiendo la trama a la acción sin más Superman Beyond 3D es muy sencillo y mucho más fácil de seguir que Crisis final, pero la complejidad está en el subtexto, aunque siendo tan descarado creo que de “sub” tiene poco…
Así, Superman participará en una metahistoria que se moverá tanto a nivel del cómic tradicional como a nivel del lector. Sí, sí, del lector. Morrison se las ha ingeniado para hacer a Superman protagonista de una historia en la que percibirá su mundo tal y como lo hacemos nosotros, y nosotros tal y como lo hace él. Conocerá los entresijos del Multiverso en el que vive, igual que en su día lo hizo, aunque no de forma tan profunda, Animal Man, y nosotros veremos nuestra realidad percibida desde el interior de una historia.
Esto, por si no lo sospechabais ya, es plasmado en el cómic en ciertas secuencias que están impresas en el tradicional 3D verde/rojo. Las escenas más allá de los universos o que directamente rompen el Cuarto Muro (figuradamente, en teatro, el muro imaginario que separaría a los actores del público, y que conceptualmente sería trasladado a todas las artes) emplean esta técnica para alterar la percepción que tenemos de la narración.
Anteriormente hemos visto experimentos semejantes de la ruptura del cuarto muro en obras de Morrison, como en Animal Man o El Asco, pero hasta el momento ha sido siempre de dentro hacia fuera, siendo los personajes los que traspasan las páginas. En Superman Beyond 3D Morrison logra acercar a Superman a nuestro nivel de percepción pero también a nosotros acercarnos al suyo, de forma que sean prácticamente coincidentes.
Cuando Superman rompe el Muro (Fourth wall… Fourth World… Jack Kirby siempre presente…) lo que hace es ponerse a un nivel en el que puede percibir su mundo tal y como lo hacemos nosotros. No sólo un mundo más allá del 3D (que para él, desde su perspectiva relativa del 2D, es 4D), sino que puede verlo como el entramado que percibimos, el espacio entre viñetas, las historias interrelacionadas, la infinidad de posibilidades de los universos ficticios… incluso el Multiverso como un todo, los seres que le dan forma con su simple pensamiento… se convierte en nosotros tal y como nosotros nos convertimos en él al ser partícipes de sus experiencias al colocarnos las gafas.
En la edición española, por desgracia, las gafas en cuestión omitieron tanto el diseño que conecta con el de la armadura cósmica que aparece en la historia, como el texto de Morrison que las acompañaba y que igualmente nos hacía formar parte de ella. Son detalles que pueden parecer superfluos, pero si comprendes la historia que te están contando ves que no lo son. El texto/instrucciones de las mentadas gafas es:
“Viajaremos a través de la Sangría, el espacio entre universos, pero necesitarás actualizar a visión 4-D para verdaderamente comprender lo que experimentes. Prepárate poniéndote estos Visores del Sobrevacío forjados de la propia Armadura Cósmica de Superman. Tu habilidad para ver en perspectiva 4-D se desarrollará espontáneamente cuando lo necesites. […]”
El lector monta las gafas y, siguiendo las indicaciones de la propia historia, acepta voluntariamente formar parte de ella. Morrison comenta:
“Me doy cuenta de que puedes entrar en cualquier cómic o pieza de ficción llevando un Traje de Ficción. Esto es material pionero, ahora somos astronautas entrando en la ficción como una dimensión. Puedo entrar en el mundo de los cómics vistiendo un cuerpo de Superman y pasear y contarles cosas como lo que va a pasar en la página dieciséis, si quiero. Pensé, ¿y si tratases esa realidad como si fuera su propio mundo real y autónomo?”
Por este motivo, despojar el cómic del efecto 3D supone mutilar el sentido de la obra y de las intenciones del autor, e integrarlo en un recopilatorio con el resto de la saga igualmente elimina una parte del mensaje:
Zillo Valla dice que el tiempo funciona diferente más allá de las paredes de este mundo (la Tierra en la que comienza la historia), por lo que Clark podrá volver antes del siguiente latido de Lois. La Monitriz extrae a Superman del tiempo y del espacio para vivir una aventura a un nivel de percepción superior… Es momento de que hablemos en detalle de la llamada “Experiencia de Katmandú” de Grant: si entendemos bien las fechas a las que hace referencia Morrison, tuvo lugar después de su etapa en Animal Man pero antes de Los Invisibles, y es que esta última está basada en gran medida en dicha experiencia. Si queréis conocer el contexto de la etapa vital del autor cuando tuvo lugar podéis leer esta entrevista, que simplificaremos por el bien de esta ya por sí sola extensa reseña.
Baste decir que por entonces no era un novato en temas de magia o de las drogas psicodélicas con las que distender la percepción en estados de trance. En 1994 viajó a Katmandú con un amigo en busca de una prometida (y supuestamente sencilla de obtener) iluminación. Por supuesto, subir los 365 escalones del templo de Shwayambunath no fue tan efectivo como se decía, y Grant quería mucho más…
“Y el último día en Katmandú, tuve una experiencia visionaria como no había tenido ni he tenido jamás. Fui sacado de la realidad en 4-D, se me mostró el universo entero como un único objeto, el mundo como es desde fuera, el punto de vista del ‘Supercontexto’ como lo llamé en ‘Los Invisibles’, y fue profundo.”
Con o sin drogas Morrison mantiene que nunca ha sido capaz de recrear la experiencia.
“Fui llevado a un lugar que estaba fuera del espacio y el tiempo, y se me mostró el espacio y el tiempo por lo que es: un tipo de guardería en la que las formas larvales de inteligencias divinas en 5D crecen hasta la madurez. Dijeron ‘El tiempo y el espacio son el lugar donde los niños crecen, porque solamente en el Tiempo crecen las cosas”. […] “Lo que esta ‘experiencia de contacto’ hace es volver a crear completamente tu relación con todo lo que te rodea. Así que en ese sentido es absolutamente real. Hay algo más ocurriendo más allá de la consciencia en 11-bits… todos lo que exploran la consciencia ‘mágica’ informan de las mismas experiencias. Philip K. Dick obviamente tuvo el mismo tipo de experiencia en 1974. Alan Moore obviamente tuvo la misma experiencia, a juzgar por su obra reciente. Robert Anton Wilson obviamente ha tenido la misma experiencia. Buda. Cristo. Carlos Castaneda. ¡David Icke! Toda esta gente ofrecen corroboración y sus propias metáforas para encuadrar la misma experiencia. Si Philip K. Dick sice que es el contacto con un Sistema de Vasta Inteligencia Viva, si Alan Moore lo llama Ideaspacio, si Robert Anton Wilson dice que que son Bromistas Cósmicos de Sirio, tal vez simplemente deberíamos empezar a aceptar que ciertos tipos de pensamiento conducen a un cambio en la consciencia que ofrece a las mentes humanas una visión más inclusiva del Tiempo, el Espacio y la Mente, e intentar encontrar formas de generar esta clase de pensamiento en los niños en la escuela.”
El guionista lleva años tratando de crear hypersigils, símbolos mágicos, que permitan trasladar a los lectores las mismas experiencias que él ha vivido. Y esto, evidentemente, lo está haciendo con historias, por ello es uno de sus temas recurrentes. En Superman Beyond 3D utiliza sus vivencias para crear una experiencia chamánica para el personaje de ficción y para los lectores, en un intento de reproducir hasta cierto punto la suya propia.
El hecho de sacar a Superman del tiempo y el espacio se corresponde de una forma muy bella con la naturaleza de los cómics, o de los cómics en referencia a nuestro punto de vista, si lo preferís. Nosotros podemos acudir a ellos cuando queramos, o interrumpir su lectura sin que esta siga su transcurso, saltar de página en página a capricho… Esto nos sitúa al mismo nivel de percepción que los Monitores pero… ¿también nos convierte en creadores? ¿Somos Monitores? Dejo ahí la pregunta para más adelante. El caso es que Morrison hizo de Superman Beyond 3D una historia en sí misma, parte y a parte de Crisis final, por lo que meterla en el mismo tomo que la saga principal elimina este concepto del cómic.
Ya hemos hablado de cómo lo vio, ahora centrémonos en qué vio Superman…
Como Morrison en su experiencia en Katmandú, Superman salió de su continuo espacio-temporal y pudo contemplar el Multiverso visto desde fuera, como un todo, encerrado en una jarra al que los Monitores llamaban el Planetario Multiversal. A lo largo de toda la historia Morrison va dejando caer aquí y allá frases que van definiendo las características de este Multiverso, donde las historias viven, y del Limbo, donde terminan las historias dejan de… suceder: El Multiverso no necesita diseñador, posee una estructura emergente, como una planta o una sinfonía. En el Multiverso suena una música, en el Limbo no. El Limbo es un recuerdo viviente en el que no pasa nada, no hay historias en transcurso.
Sabemos de personajes que estuvieron en el Limbo, como Mr. Freeze, pero salió de él gracias a que volvieron a escribirse historias en las que participaba. ¿Quién, entonces, tiene poder para sacar a alguien del Limbo? ¿Un guionista? ¿Un editor? ¿Ambos indistintamente? Lo que se nos explica, eso sí, es que los Monitores dan forma al Multiverso con su simple pensamiento. De hecho, donde hubo una vez un único Monitor, tras ser expuesto a las historias, derivó en una civilización entera, solamente porque su pensamiento se vio afectado por lo que contempló.
El gran MONITOR del que se nos habla está indefenso ante la exposición a las historias, nunca antes se ha encontrado con algo así, y crea la armadura cósmica como salvaguarda, los Monitores se dejan influir y crean una civilización retroactivamente.
Superman es consciente de formar parte de una historia que se crea a sí misma, que no existe hasta que los Monitores le dan forma. La armadura cósmica no tiene un propósito hasta que deciden que lo tiene, lo que les lleva a crear la amenaza definitiva, lo que les lleva a crear la tumba donde Mandrakk está encerrado, la peor versión de ellos mismos, el villano de la función. Y es que es así como funcionan los cómics: un personaje y su vida no existe hasta que es creado, y al hacerlo trae toda su historia ya pasada con él, se crea hacia adelante pero también hacia atrás, acomodándolo en la continuidad. La mayoría de las veces no afecta en absoluto, otras lo hace radicalmente.
Aquí volvemos a notar el gusto de Morrison en usar “piezas comodín”: el libro infinito para reparar el Ultima Thule, el Worlogog para completar la Máquina Milagrosa, el deseo de Superman para salvar el día, o la armadura cósmica que se adapta automáticamente a la amenaza que enfrente.
“Siempre me ha gustado dejar espacios resonantes, huecos y pistas en las historias, donde los lectores pueden hacer su propio trabajo y encontrar pistas o insertar sus propias teorías salvajes y frecuentemente brillantes. A menudo trato de crear un tipo de incertidumbre cuántica borrosa o el equivalente narrativo del efecto de un test de manchas de Rorschach, que invita a la interpretación. Lectores más perezosos odian cuando hago esto, pero afortunadamente parecen estar en minoría”
Retomando el hilo: Superman es el primero, su idea es la primera de todas en este vasto Multiverso, es la más poderosa idea y la más constante. En Crisis infinita ya se jugó con la idea de que todo proviene de Superman, y es literalmente cierto, ya que sin él no hubiéramos tenido todo lo que vino después… Así, la armadura custodió el Planetario del Multiverso flotando en el vacío. Su simple presencia afectará a la conciencia sin límites o definición que es el MONITOR, planteándole preguntas y especulaciones, dando lugar a argumentos. Las historias se propagarán por el Multiverso como un virus. La civilización de Monitores nacerá y crecerá alrededor de la colosal figura, igualmente estudiándola y preguntándose de qué se trata…
Si atendemos a toda la información, podemos deducir que el MONITOR es la editorial y su gran mundo de ficción. Desde el momento en que aparece en él la figura de Superman comienza a crecer y las historias, sus posibilidades y sus personajes aumentan, los Monitores (guionistas), abrumados, diseñan un Planetario en el que contener lo que ellos consideran un defecto, historias que traen complejidades y contradicciones, intentan encauzarlo todo en una continuidad sólida y sin fugas, encorsetado en un Multiverso numerado donde sea fácil marcar los límites. Pero el Multiverso crece en el interior del MONITOR como algo vivo, tratando de romper las limitaciones que le han sido impuestas, nunca será posible librarse de esos “defectos”, ¿vale la pena luchar contra ellos? ¿No será mejor darles espacio para que se conviertan en algo nuevo? Los Monitores convierten la gran virtud del Multiverso, esa riqueza argumental, en un problema a contener en lugar de darle libertad (creativa) para crecer. ¿Hasta qué punto hay que establecer unas normas?
En el lado más oscuro de los Monitores encontramos la figura de Mandrakk, el mejor de todos ellos, visionario y ahora corrupto, que busca el fin de todo. Pero curiosamente la crítica/metáfora de Morrison no se queda ahí, no señala a un único culpable en la muerte de las historias haciendo de Mandrakk un Monitor vampiro, sino que afirma que todos los Monitores lo son, vampiros. ¡Diantre! Así que los guionistas, los editores, no solamente dan forma a las historias sino que se nutren de ellas… Pero… ¿dónde queda entonces el proceso creativo?
Los clásicos Demonios Sombra que conocemos desde Crisis en Tierras infinitas vemos aquí que arrancan los restos del Limbo del mismo modo que los Sheeda en Los Siete Soldados de la Victoria #1. Aunque los Sheeda cogían papeles y fotografías, todo parece una especie de depredación sobre el pasado, haciendo alusión a que cuando el Multiverso está en peligro echamos mano de parches de la continuidad. Pero, ¿quién lo hace? ¿Los autores? ¿Los lectores en nuestro afán de dar sentido a lo que vemos?
En este escenario, con los Monitores parasitando el Multiverso, se hace tristemente evidente que este proceso impide que el Multiverso se expanda. Y esto nos recuerda el final de 52, en el que todo el Multiverso se abría ante nosotros y se nos hacía la boca agua. Morrison es un firme defensor de esta postura, la de dejar libre el Multiverso para que crezca en libertad, sin más restricción que el sentido común. Ojalá le hicieran un poco de caso, pero hoy en día está claro que ya no hay lugar en DC para un autor con ideas tan salvajemente peligrosas.
Entonces… ¿Quién es Mandrakk? ¿Quién personifica el fin de las historias? ¿Es Dan Didio, el Anti-editor? ¿Es Alan Moore, el visionario que marcó una tendencia oscura, realista, y a grandes rasgos opuesta al espíritu del cómic superheroico? El nombre del villano hace referencia al personaje considerado como el primer superhéroe, que no es otro que Mandrake, el mago, lo que lo señala como un ser previo a la existencia de Superman o de la Armadura Cósmica, pero no es en el nombre donde podemos encontrar el secreto de su identidad. ¿Qué provoca el fin de las historias? Muchos ven una mano editorial avariciosa reflejada en ese personaje, una que quiere sacar todo el jugo al Multiverso sin importar lo que quede tras su paso. Aunque también pudo ser una moda que arrastró a los demás guionistas, un Alan Moore que marcó una época, un ejemplo a seguir, una meta a alcanzar, y que hizo que los demás le siguieran para bien de algunas historias pero en detrimento del género. O una opción más: el proceso que hace que la propia cultura que genera el Multiverso en lugar de construir, de sumar, se alimente de sí misma.
“Para mí Crisis final trata del tipo de historias de odio y de autoculpa que insistimos en explicarnos a nosotros mismo y a nuestros hijos, del daño que esas historias hacen y del bien que podrían hacer si fuésemos más responsables del poder y de la influencia de nuestras palabras. […] Trata de los acontecimientos, de las ideas y de las consecuencias, más que de los personajes”
Aún cabe otra interpretación (y muy seguramente otras que no veo), y es que algunos han identificado a los Monitores no como creadores, sino como lectores. ¿Qué buscamos en los cómics de este género? ¿Ya no queremos héroes? ¿Queremos acción sin corazón? ¿Lo único que vale es la espectacularidad? Entonces la llegada de Mandrakk está próxima…
“Disfruto de la libertad de trabajar con coloridos arquetipos primarios que hablan directamente y con valentía a nuestros mayores miedos, a las más profundas y más altas aspiraciones. Están tan lejos del realismo social como se puede llegar, pero las mejores historias de superhéroes nos permiten tratar directamente con los elementos ‘míticos’ de la experiencia humana. Todos somos superhéroes en nuestras propias historias, y en los cómics podemos ver a nuestros héroes luchar contra la Culpa, el Miedo, el Compromiso, el Amor, la Pérdida, de formas muy directas, imaginativas y entretenidas.”
[…]
“Un ‘universo’ de cómic como el de DC, con su trasfondo cósmico de múltiples universos y personajes divinos, ofrece uno de los pocos lienzos en los que se nos permite un exhuberante análisis actualizado de grandes temas sobre el bien y el mal, ser y no ser, libre albedrío y destino. Esos nobles temas atraen a mi imaginación y me gusta la ironía de ser capaz de explorar o presentar nociones filosóficas sofisticadas en las páginas de un cutre cómic de superhéroes».
“A la gente le gusta los superhéroes, en especial en momentos de estrés, debido a que quedan muy pocas ficciones que ofrezcan una visión utópica de la naturaleza humana y la posibilidad futura. Sospecho que es parte de la atracción. El superhéroe es un burdo intento de imaginar en qué nos habríamos convertido si hubiésemos permitido a nuestras mejores naturalezas superar nuestros instintos básicos. Si no somos una raza de monstruos depredadores decididos a matarnos con las toxinas y el hambre y la guerra, entonces el superhéroe es la última y mejor tentativa de imaginar dónde podríamos dirigirnos como especie. El superhéroe ocupa un espacio en nuestras imaginaciones donde la bondad y la esperanza no pueden ser conquistadas y, como tal, parece llenar lo que sólo puedo describir como un agujero espiritual en tiempos seculares.”
Pero, ¿los lectores influimos en los cómics? Huelga decir que sí, con nuestras compras, con nuestras protestas, con nuestros aplausos, con los 1001 foros de internet donde especulamos sobre lo que sucede en los cómics o con lo que podría suceder… El gusto de los fans influye en la popularidad, en la aceptación de un argumento, una situación o un simple cambio de uniforme. No sería la primera vez que Morrison carga contra los fans demasiado… hooligans. Entonces se me escapa quién sería Mandrakk. En cualquier caso, Morrison se esfuerza mucho en hacernos partícipes de la historia, como hemos visto más arriba, y esto solamente tendría sentido si no lo somos ya, si no somos un personaje en la historia, por lo que me sigo quedando con la idea de que los Monitores son los autores. Esta idea se verá reforzada con el mensaje final.
“Continuará” es una advertencia para todos, tanto para una amenaza como Mandrakk, que representa el fin de las historias, como para los Monitores (editores) que se creen en derecho y en poder del devenir de un personaje o de una historia, sin darse cuenta de que solamente están aportando su parte a una historia mucho mayor, sin fin, y que perdurará generación tras generación. Sólo hay una historia, y nunca acaba. Algunos de los Monitores quedan conmocionados al darse cuenta de la realidad, algo que les debería hacer más humildes… Que no se cansan de crear eventos y más eventos, y cada vez es el definitivo y el más importante de todos, pero Grant Morrison tiene el descaro de, en plena “Crisis final”, declarar que cualquier historia es solamente una pequeña parte en la gran historia que se está explicando.
“Cuando trabajas en el Universo DC, es muy diferente de hacer tu propio trabajo. Siempre he dicho que es un lugar real que tiene profundidad y su propia topografía. DC Comics tiene 70 años a sus espaldas, con guionistas y dibujantes añadiendo a esta historia recurrente sin fin. Los personajes nunca envejecen y nunca mueren. Podría acudir pensando que voy a terminar una historia, pero es la naturaleza de estos personajes que nunca acaban, que nunca envejecen, que siempre habrá un… continuará”.
La misma Crisis final está construida sobre los restos de Crisis en Tierras infinitas y convierte al Monitor en toda una raza corrupta, pervirtiendo el concepto original del personaje y multiplicándolo como un cáncer. Desde el punto de vista de los Monitores como editores el cómic muestra cómo su propia existencia depende de las historias pero ellos mismos las tratan como defectos, o como gérmenes, en una poco sutil crítica a la industria del cómic de superhéroes, y Mandrakk sería la personificación de unas buenas intenciones convertidas en avaricia y falta de respeto por las historias en sí. Viéndolo así nos damos cuenta de que es posible que el trato editorial recibido durante Crisis final, teniendo que lidiar con Cuenta atrás a Crisis final y La muerte de los Nuevos Dioses (y eso sin mencionar el millar de tie-ins) condujese a Morrison a idear esta trama en un descarado zas en toda la boca semejante al que se entrevió en la propia Crisis final con Mary Marvel poseída por Desaad.
Sólo por eso ya ha valido la pena este cómic. 😛
Morrison quiso (una vez más) despedirse de su trabajo en DC dándolo todo, y en esta ocasión quiso homenajear la obra de Jack Kirby argumental y conceptualmente, mientras utilizaba el evento para unificar e integrar en el Universo DC conceptos propios y ajenos: el Multiverso, el Muro de la Fuente, Monitores, la Sangría, el Transporte de Authority, el Limbo, pensamientos que dan forma a la realidad, el libro infinito, el mal como un concepto tangible, los demonios sombra, Superman como origen de todo, los dioses por encima de los dioses por encima de los dioses…
Mucho esfuerzo, sin duda, pero ¿en qué ha quedado tamaña empresa? ¿Qué queda de todo el trabajo que tanto Morrison, como Geoff Johns, como otros constructores de este universo elaboraron durante años, conectando conceptos, rellenando huecos, dando sentido a todo lo habido y por haber? Decir “nada” sería muy radical, así que diremos que “casi nada”. Pero lo cierto es que nada. 😛 Una pena, desde luego. Morrison tomó elementos dispersos de la mitología del Universo DC y les dio forma como un todo sólido, creando unas bases impresionantes para que los guionistas de DC tuviesen un campo en el que trabajar sin olvidar toda la herencia de Jack Kirby.
Al fin y al cabo parece que, con el posterior Flashpoint y el “borrón y cuenta nueva” que supuso para la continuidad, Crisis final fue la despedida de ese universo anterior, del mismo modo que lo fue Crisis en Tierras infinitas en su día. Miento, no del mismo modo: la Crisis original marcó el punto y a parte, Crisis final no. Muchos criticaron que dada la magnitud y la ambición de la historia hubiera sido el momento idóneo para reiniciar la continuidad de la editorial, pero dejaron pasar la oportunidad, la saga cósmica de Morrison solamente tuvo peso para las historias del propio Morrison, el resto continuó como si nada, y con el tiempo llegó un Flashpoint de final precipitado y consecuencias harto improvisadas (y esto, más que nada, lo dejaré para otro momento).
Entonces, ¿Crisis final no fue relevante? ¿Superman Beyond 3D no fue importante? Como dijo Rama Kushna a Ralph Dibny: “El amor no se desperdicia. El amor no se pierde en el tiempo”. Por supuesto que fue importante, todas las historias lo son. Aunque los editores se empeñen en reescribir la vida de los personajes, la continuidad vive en nosotros, nosotros la creamos con nuestra experiencia. En nuestra cabeza conviven todas las historias que hemos leído y, para unos Superman será ese que ayudó a los Monitores a salvar el Multiverso, tanto como el que murió a manos de Juicio Final; para otros será aquel que perdió el control de su visión calorífica por culpa de la kryptonita roja y el que se enamoró de Lori Lemaris; para otros será todos ellos, el de todas las historias que haya leído… Y lo que hagan los editores, al final, no tendrá importancia, porque personajes como Superman están muy por encima de esas decisiones.
Los puntos en común de cada interpretación individual conforman el personaje icónico, el que todos somos capaces de reconocer como “nuestro” aunque no se ajuste al ideal que tenemos en nuestras mentes. En este sentido Superman se mantiene inmutable como icono de heroísmo, del superhéroe bienhechor por excelencia. El concepto de Superman se convierte así en inmortal y virtualmente imbatible. Por si no lo sabíais: es más antiguo que vosotros y cuando nadie se acuerde de nosotros él seguirá salvando el universo de todas esas amenazas que se empeñan en aparecer una y otra vez, en esa batalla interminable que lucha desde 1938 pese a esos editores vampíricos. Todas las historias suman, todas construyen el personaje, unas visiones cobran más fuerza que otras en función de la aceptación popular, pero al final todas forman parte de su imposible biografía.
Sin tener en cuenta el poder del personaje como idea, algo fundamental en este cómic, ¿no podía haber protagonizado esta historia otro personaje más dado a la filosofía o a los conflictos cósmicos de esta magnitud? ¿Pero alguna vez habíamos visto algo de esta magnitud? A pesar de que raras veces se enfrenta Superman a amenazas de estas características, no digamos que abarque la totalidad del Multiverso, Morrison lo ve como personaje idóneo para ser el héroe en esta historia. En Crisis en Tierras Infinitas Monitor reclutó decenas de héroes. En esta Crisis final Zillo Valla ha apurado más y se ha limitado a 5, los que ella consideraba que eran necesarios, ni más ni menos, y todos son versiones del Hombre de Acero.
Morrison ve en Superman una moderna deidad con una estrecha relación con la ciencia, que es lo más acorde con el mundo en el que vive. De hecho para escribir obras como All-Star Superman se dedicó a leer novelas científicas para inspirarse, así que viéndolo así el convertirlo en un héroe existencial (sin peros a la acción) parece incluso apropiado.
«Todo dios solar está conectado con Superman: Cristo, Moisés… pero has de recordar que es un personaje de ciencia-ficción que golpea a la gente en la cara, ¡lo cual es algo que ni Cristo ni Buda hacen! Es una versión de la era de las máquinas de esos mitos.»
La clave de la resolución de esta historia es que hay que ser como es Superman para triunfar, sin más:
“Los cómics de superhéroes, como todo el arte pop basura, tienden a funcionar como confiables barómetros del cambio cultural. Solamente tiene que mirar las diferentes versiones de Superman en cada década desde su creación… el feroz, luchador, socialista reformista de los años de la depresión se convirtió en el firme y respetuoso superpolicía de los años 40, entonces el ‘papá’ cósmico-suburbano de los 50, el Superman ‘LSD’ que cambiaba de forma constantemente de los 60, el busca problemas de los 70, el yuppie confiado de los 80, cada paso del camino encaja, refleja y, en algunos casos, incluso predice el cambio social.
En años recientes hemos visto al superhéroe como una celebridad y como supersoldado, herramienta del complejo industrial militar. La próxima oleada es más escapista, más psicodélica en su tono. El hogar del héroe de guerra. El superhéroe siempre refleja las necesidades emocionales de su público, y los autores de cómic se adaptan (a veces de forma bastante inconsciente) para proporcionar el tipo de protector y el modelo a seguir que cada era exige”
En esta historia Superman es capaz de lo imposible, literalmente: hace que sucedan cosas en el Limbo, donde por definición no puede suceder nada; une materia y antimateria, con la ayuda de las inexistentes leyes físicas del Limbo; si en el Libro Infinito, donde se guardan todas las historias, ya está escrito el final de todo, Superman rompe con el concepto de totalidad y supera ese final. Si los Monitores basan su existencia en el control que establecen sobre el orden del Multiverso, Superman les recuerda que no tiene límites, que siempre “Continuará”… Y, al hacerlo, se asegura que así sea, porque ya hemos dicho y repetido que los Monitores conforman el Multiverso con su pensamiento 🙂 Así Morrison recuerda a todos cuál es su papel, el de aportar nuevas historias, sabiendo que antes hubo otras y que vendrán muchas más. La historia nunca estará completa, y siempre ha sido así.
Edición original: Final Crisis nº 6-7, Final Crisis Superman Beyond 3D nº1-2 USA (DC Comics)
Edición nacional/ España: Planeta DeAgostini, noviembre-diciembre 2009. ECC Ediciones, enero 2014.
Guión: Grant Morrison
Dibujo: Carlos Pacheco, Doug Mahnke, J.G. Jones
Formato: Grapa, 72 págs. c/u (Planeta). Cartoné, 416 págs. (ECC).
Precio: 5,95€ c/u (Planeta). 30€ (ECC)
Superman Beyond 3D es un cómic raro, para qué os voy a engañar, pero es apto para más gente de la que pueda parecer después de toda la parrafada de arriba. Morrison ha creado un cómic a su estilo, con múltiples profundidades de lectura, y que cada cual llegue donde pueda, donde quiera, o donde le apetezca llegar. En un nivel básico tenemos una trama arquetípica en que los héroes son reclutados para luchar contra una gran amenaza, lo cual ya es más que suficiente para satisfacer a muchos lectores. El desarrollo es claro, el argumento es lineal, y la acción siempre está delante de las cámaras, con lo que no nos perdemos nada ni tenemos que presuponer nada.
Sin embargo se nota cierta fatiga por parte de Morrison en la segunda mitad de la historia. Tenemos mucha acción, y tenemos más desarrollo de esa nueva mitología cósmica, pero esta vez no parece que vayan de la mano como sí sucedía en la primera mitad. Da la sensación de querer dar más información que la que cabe y en ocasiones las da en situaciones extrañas, como por ejemplo mientras Superman apalea a Mandrakk (o viceversa).
Con todo, es una lectura más que satisfactoria y, como he comentado, más que la propia Crisis final. Los espectaculares, detallados, dibujos de Doug Mahnke ayudan a percibir la magnitud de lo que narra el cómic, y los musculados superhombres lucen como nunca bajo sus lápices. El efecto 3D tradicional no es nada cómodo para leer un cómic, pero nuevamente esto juega en favor de las intenciones de Morrison, porque requiere de nuestra implicación, de nuestra voluntad y de nuestro esfuerzo para que formemos parte del argumento. Técnicamente el efecto es mucho mejor que hace años, y hay más de uno realmente impresionante, como la doble splash-page del Ultima Thule cruzando universos, pero evidentemente así no se aprecian los colores.
Conceptualmente… Como leí el otro día en una reseña sobre Los Invisibles: “…es una historia diseñada para cambiar quien eres. Es una fábula, codifica la información que Grant Morrison cree que necesitas para alcanzar el conocimiento”. Y ese es, creo, el propósito de esta historia. Lejos de sermonear, Morrison idea un relato con el que transmitir lo que él pretende que, si bien enlaza con el tema del “fin de todo” de Crisis final, esta y Superman Beyond 3D podrían prescindir la una de la otra. Pero Morrison quería contar esta historia y estando al mando de Crisis final tenía la excusa perfecta para hacerlo.
Es curioso no haber visto entrevistas hablando de estos temas cuando sí las hemos visto en las que se ha tocado el tema de este “Supercontexto”. Morrison muerde la mano que le alimenta, pero sólo un rato 😉
La edición en España por parte de Planeta DeAgostini fue un pequeño desastre, ya no solamente por el hecho de integrar esta historia en la principal (algo que está claro que es una opinión muy discutible, pero es lo que he argumentado más arriba), sino por hacerlo cuando no tocaba. Argumentalmente no tiene ningún sentido: la Ecuación de la Antivida ha invadido la Tierra, no queda piedra sobre piedra, Superman reaparece (¿ein?, ¿dónde estaba?) y llega justo a tiempo de sostener el cadáver de Batman recién calcinado, de repente está en el hospital, como Clark, junto a una malherida Lois, se va de aventuras más allá del 3D, salva al amor de su vida, y vuelta a tener a Batman en brazos… La única explicación que le encuentro es que se publicó así porque originalmente, en EE.UU., Superman Beyond 3D se publicó apenas antes del capítulo final de Final crisis… pero era porque se retrasó, no porque fuese el orden de lectura adecuado, y no hay más que leer la historia para ver que no tiene ni pies ni cabeza, pero bueno…
Si alguien quisiera comprar este cómic tendría que conseguir Crisis final núm. 7 y 8, de Planeta DeAgostini, donde acompañan a sendos números de la saga central, aunque son bastante inencontrables. Os emplazo a la edición de ECC Ediciones, la que se encuentra actualmente en el mercado. Dejaremos la crítica del tomo en sí, pero señalaramos que el cómic que hoy nos ocupa se encuentra insertado en el lugar adecuado de la saga/tomo (el de la edición original, ni más ni menos) y que se trata de la versión 2D, que le despoja de las metacaracterísticas antes indicadas pero que realza el arte de Mahnke.
Ya sólo queda hablar de Crisis final 😉
Análisis argumental de Final Crisis: Superman Beyond 3D #1
Análisis argumental de Final Crisis: Superman Beyond 3D #2
Entrevista: Grant Morrison, Batman and the Superhero Genre, en Publishers Weekly
Entrevista: Grant Morrison, Final Crisis and the Superhero Genre, en Publishers Weekly
Entrevista: Grant Morrison en San Diego Comic-Con International 2011, en Comic-book Resources
Entrevista: One Nervous System’s Passage Through Time, 2004, Arthur Magazine
Review Overview
Guión - 8
Dibujo - 9.9
Interés - 10
9.3
No es sencillo seguirle al ritmo a Morrison en un guión tan sencillo pero complejo, y Doug Mahnke cumple con creces.
Pues gracias por la reseña, muy currada. Supongo que gracias a ella podré emprender una relectura de estos números a ver si me entero de algo, porque la verdad es que en su momento no me enteré de nada de qué iba esta historia y, encima, me aburrió sobremanera. Mucho meta lenguaje de Morrison y lo que se quiera, pero es un rollo confuso, endogámico, mal hecho y con aire a pretensión mística de la gorda. Me ha extrañado ver esta rareza reseñada porque, sinceramente, creo que debería estar en la basura de lo incomprensible. Por mucho Morrison que sea quien firme.
Y, de paso, que quemen también a esa cosa también confusa y mal hecha llamada CRISIS FINAL.
No te ha de extrañar. En Zona Negativa reseñamos tanto basura comercial como basura minoritaria 😉
Sergio; no te tomes a mal mi comentario. De hecho, me parece mejor la reseña que la obra. Siempre he pensado que un tebeo que no se entiende es un mal tebeo. Y yo, que no me considero especialmente tonto ni falto de compresión lectora y que algo conozco a los personajes y su universo, me quedé a cuadros ante dicha obra. Quizás releyéndola con este artículo a mano le vea un poco más la gracia, pero en su momento fue una experiencia horrible. Dos tebeos más como ese y me salgo de la afición.
No, tranquilo, no me lo tomo a mal, yo no he escrito el cómic. 😛
Precisamente lo que quería decir es que aquí caben todos los gustos y criterios. Es una lectura durilla si se le quiere sacar todo el partido, y si nos quedamos a un nivel muy superficial de lectura puede resultar un argumento muy manido en lugar de tópico y/o nostálgico. En su momento me llamó la atención que no se le prestase más atención, ni que fuese para machacarlo. Supongo que el «continuará» fue mal entendido y los lectores se quedaron con la sensación de Crisis final.
Nunca he entendido eso de «si no lo entiendo es una mierda», y lo peor es que siempre sale a colación en cuanto Morrison asoma la cara.
Siempre he pensado que si no entiendes algo existen dos opciones, o te esfuerzas mas para intentar comprenderlo poque te interesa hacerlo, o lo obvias poque no te interesa realmente. Pero no creo que ninguna de las dos posturas invalide la obra en si, que quizás si interese y entiendan otros.
Y no se trata de tontos o listos, nadie puede saber de todo y el señor morrison a menudo se mete en terrenos muy muy particulares. A mi por ejeMplo se me escapa su rollo místico pero me apasiona su obsesión por lo metalinguístico.
Efectivamente, este debate siempre sale a colación con alguna obra de Morrison, y es verdad que ya se ha tenido de otras veces. Normalmente, propiciado por mí mismo.
Así que expongo de nuevo lo que ya he argumentado otras veces; si no lo entiendo, es una mierda. Porque lo principal para un autor es transmitir. Una sensación, una historia, lo que sea. Si esa transmisión no llega de forma correcta, algo falla. Otra cosa es que la obra requiera de más matices o lo que sea, pero en una primera lectura se ha de entender por los menos las líneas básicas. Pongo por ejemplo LOS PITUFOS Y EL ÁLBUM SU PITUFÍSIMA, que en una primera lectura un chaval de diez años verá una aventura agradable y un adulto una sátira sobre la dictadura y la corrupción del poder.
He dicho los pitufos pero podía poner el ejemplo de SANDMAN, SUPERLOPEZ, etc…incluso el de WATCHMEN que hemos debatido. Son obras que se entienden por sí mismas pero luego dan pie a profundizar.
Pero si en una primera lectura no es que me pierda matices, es que no me entero de nada, algo falla. Es verdad que puede ser que yo como lector no haga un esfuerzo. Pero si me tengo que leer un cómic con anotaciones, la Wikipedia al lado, descifrando crucigramas a cada página, etc…es que algo falla. El autor no me está transmitiendo la idea que tiene, si tiene alguna.
Yo he leído muchos tebeos que no me han gustado. Puedes entrar o no en, por ejemplo, el ambiente insano de MIGUEL MARTIN o CHARLES BURNS, en lo reivindicativo de CARLOS GIMÉNEZ o en la fantasía de MOEBIUS, por citar ejemplos de cómics que no sean de supers. Pero aunque no entres, hay una historia con cara y ojos y una forma de narrar que no por no ser convencional significa que no sea entendible. Si me leo un cómic de superman y a la tercera página no sé lo que pasa, tengo claro que la culpa es del autor.
Ojala yo lo tuviese tan claro pero a menudo pienso que no soy infalible.
A mi me encantan como a todos los comics de lectura directa pero tengo que reconocer qu si un comic me hace coger la libreta y abrir la wikipedia me gusta aun mas. Puede parecer masoquista pero realmente me encantan las lecturas difíciles (y no hablo de que tenga dos, tres o mas lecturas, hablo de algo mas orgánico com suele ser el caso del mismo Morrison) principalmente porque suelen ofecer una gran recompensa.
Pues a mi sí que me gustó bastante este tebeo, soy muy fan de la metaficción y el poder de las historias y la palabra. Y la verdad, no me parece una paja incomprensible como me pareció el coñazo de Los Invisibles.
Y tengo que reconocer que Crisis Final me gustó casi toda. Y su, aquí si, incompresible final.
Coincido con la excelente reseña de Sergio ya que yo segui la Final Crisis en comics books originales y sufri bastante con tanto retraso y cambio de planes. Al parecer la saga no gusto por el toque metalinguistico y personal del escoces y condujo a un abrupto final propiciado por Didio. Si tenemos en cuenta que un evento que vendio mucho mas fue Blackest Night; el cual se trataba de supers pegándose con zombies…pues bueno.
El Superman Beyond fue de lo mejorcito de las Final Crisis y en toda su gloria de 3-D se aprecian los matices que Sergio desgrana con acierto en su articulo
Que el incomprensible final no me gustó, quería decir XD De verdad que no entendía nada de lo que estaba pasando, daba la sensación de faltar páginas.
A mi si que me gustó mucho el Superman Beyond, leyéndolo tuve la sensación de que Morrison por fin había encontrado la historia que quería contar cuando empezó con la crisis final.
A mi me gustó Crisis final (a ratos), pero en Superman Beyond Morrison está centrado, que no contenido, y en crisis final no.
Mas que incomprensible es que «aceleraron» el final, por eso hay elementos como Mandrakk y otros que se resuelven en pocas viñetas. Se suponía que Final Crisis tendría un numero mas y encima creo que especial. Esta saga nacio gafada a raíz de mil y un contratiempos:
Desde tie-ins que no coincidan con lo que se contaba en la serie principal, abandono del dibujante principal y el trabar a Morrison para que fuera un comic mas «comercial». Fue un desastre como era la Dc pre-flashpoint de esos años una especie de caos y descordinacion
dignas del guiness. Todo ello condujo a la DC actual
Es más, ya para esa época se quería hacer el nUDC tras Crisis Final. Obviamente, viendo como se montó todo aquello, hubiera sido el acabose de haberlo hecho. Aunque la idea persistió – como cierta fijación de Dan por Dick… – y acabó siendo realidad unos años más tarde.
Y Crisis Final + Superman Beyond 3D = WIN.
Quiero una reedición en tomo de Crisis Final. Con Superman Beyond incluído. Y lo quiero para ayer.
Ahora, a leer la crítica. ¿Es de Sergio? Bien. Recuerdo que, cuando salió esta serie (y se desató el Caos en los comments) venía a pensar más o menos lo que yo sobre la misma.
Entiendo que cargarse el 3D (por muy caro que sea) supone cargarse el sentido de la obra. Pero, ¿integrarlo en un tomo unitario? ¿Why? Solamente hay que poner una hoja con texto que explique al lector que «esto que vas a leer se llama Superman Beyond 3D». O ni siquiera. No creo que, por estar entre las mismas tapas que otra obra con la que tiene relación, pase a difuminarse en ella o perder su identidad, para nada. No para mí, al menos.
Dicho lo cual: un artículo precioso, tío. Quitando la chorrada de la «forma correcta de editarlo», estoy totalmente de acuerdo con las reivindicaciones que haces de una historia injustamente ignorada y sepultada bajo su «evento madre» y bajo una política editorial que mató lo que podría haber dado de sí esta concepción mítica del UDC.
Sputnik, si te da igual el idioma, ese tomito existe en inglés, yo lo tengo y está bastante majo (creo recordar que también trae el «Submit»)
Grandísima reseña. Yo soy muy fan de Morrison, pero sin embargo la trilogía Crisis final-Superman beyond- El regreso de Bruce Wayne, Se me resisten, no acabo de entender nada de lo que está pasando. Con este artículo le daré a todo una relectura a ver si consigo meterlo en las obras de Morrison que me encantan.
No me refería a eso, sino a que parte del mensaje es la visión de Morrison de la naturaleza del cómic, siendo nuestra perspectiva superior y al margen de lo que se explica en él, que podemos acudir a su continuidad (su contínuo) independientemente de la nuestra o de la que le rodea… y lo hace en un cómic que es parte de Crisis final sin serlo, que es una historia en sí mismo sin serlo, ya que nace de y muere en otras historias, que es un todo y al mismo tiempo no lo es… Es poesía.
Pero soy realista: el momento de publicarlo de esa forma es solamente para la primera vez que se publica, y ese momento ya ha pasado. ¿Ahora? Pues Morrison, más listo que el hambre, se las ha apañado para ligar de por vida su crítica a la(s) editorial(es) a Crisis final en cualquier tomo recopilatorio. La inclusión de Mandrakk la hace necesaria. De hecho tengo la sospecha de que desde Crisis final Morrison no goza del favor de DC Comics, y ahora solamente mantienen una relación estrictamente comercial.
Sobre el recopilatorio, de una review de Amazon:
* * * * * CONTENTS * * * * *
This volume includes, in the following order:
– A 2-pages introduction by Jay Babcock (originally published for the first time in the Final Crisis HC edition, 2009)
– The last 5 pages from DC Universe #0, pencilled by Dough Mahnke (NOT included in the 2009 HC edition. This are very relevant pages for the overall story and I’m extremely happy they were finally collected this time. The rest of DC Universe #0 pages are a kind of sampling/advertising of other DC storylines, mostly unrelated to Final Crisis, so they were not included).
– Final Crisis #1 to 3 (exact same contents as the 2009 HC edition).
– Superman Beyond #1 and 2 (printed with 3-D effect, the Absolute edition includes a set of blue/red 3-D cardboard glasses. The 2009 HC edition DOES NOT feature this 3-D presentation, it was printed without the 3-D effect, with standard coloring).
– Final Crisis: Submit (exact same contents as the 2009 HC edition).
– Final Crisis #4 and 5 (exact same contents as the 2009 HC edition).
– Batman 682 and 683 (NOT included in the 2009 HC edition, this issues are a vital part of Final Crisis and they were only available in Batman R.I.P.).
– Final Crisis #6 (exact same contents as the 2009 HC edition).
– Final Crisis #7 (includes 6 COMPLETELY NEW pages and 2 re-drawn/expanded pages, all by Doug Mahnke. These new pages give a much better flow to the climax of the story, so I’m really glad DC decided to include them. Also, some panels and pages from this issue feature slight changes in the coloring, specially done for this edition).
– Final Crisis Sketchbook (the Absolute edition includes the COMPLETE Sketchbook, plus sketches from Final Crisis: Secret Files, making a total of 30 full pages of sketch material. The 2009 HC edition only included 8 pages from the original Final Crisis Sketchbook)
– Final Crisis #1: Director’s Cut (NOT included in the 2009 HC edition. A total of 29 pages featuring the complete script of Final Crisis #1, all of that issue pages by J.G Jones presented in black and white, plus commentaries by both Morrison and Jones, DVD style).
– Variant Covers Gallery (all variants were included in the 2009 HC edition, except the ones from the Batman issues)
– Page 29 from Final Crisis #7, as originally illustrated by Doug Mahnke.
– A 1-page explanation of the Anti-Life Equation by Grant Morrison, originally published in Final Crisis: Secret Files (NOT included in the 2009 HC edition)
COMPRO!
No, si ya. Pero, en el caso de estos tebeos morrisonianos, que ya de por sí tienen su intríngulis, prefiero ahorrarme dolores de cabeza y leer en una lengua que entienda sin ningún esfuerzo.
Por otro lado, la inclusión de la historia en Crisis final también hace algo raro argumentalmente, ya que vemos a Superman salir a la calle guiñando un ojo y lo siguiente es encontrarlo ante el cadáver de Batman unos capítulos más tarde.
Y bueno, que no he dicho nada, pero me alegro de ver otros fans de este menospreciado cómic y/o de Morrison por aquí. Espero que hayáis disfrutado leyendo el artículo/reseña tanto como yo al escribirlo.
Animal Man, sobre Crisis final solamente te puedo remitir a los textos que hice en su día, analizándola desde mi punto de vista, y donde ya dije todo lo que podía decir sobre la saga, a excepción de una reseña propiamente dicha. Cuando veamos ese recopilatorio la haré 😉
Y sobre El regreso de Bruce Wayne también me gustaría escribir algo del estilo de Crisis final, no tanto haciendo anotaciones como siguiendo el hilo de la narrativa de Morrison.
Oye Sergio, los contenidos de ese recopilatorio… ¿Los ha publicado DC en Absolute, Tpb o HC? Es que me pones la boca agua 🙂
A ver sí ECC SE ANIMA DE UNA MALDITA VEZ ha reeditar esta saga, a ser posible con el mismo contenido que ha señalado Sergio Robla…
Es el super HC, encofrado y todo. Casi 90$. Cuidado con lo que deseas…
Releyendo estoy las anotaciones de ZN sobre crisis final. Gracias, Sergio.
Recuerdo… recuerdo que Crisis Final me estaba gustando bastante hasta el nº ¿4?, no sé, no estoy seguro… después, bueno, aún no sé lo que vino después.
Grant, espero con ganas tu Multiversity.
Increíble como se puede interpretar esta obra de forma diferente por cada uno. Yo estaba seguro que el GRAN MONITOR venía a ser Dios o algún tipo de «Fuerza» al estilo Star Wars. Creí que Morrison iba más allá de representar la editorial, creí que iba a un plano más metafísico…
Como fuese, creo que la manera en que se publicó esta serie marcó el caos en el que estaba la editorial, y creo que aún persiste, y que llevo a disminuir la calidad de las obras que presenta DC en algunos títulos. El Flashpoint solo fue un placebo, todo debería haber terminado en la Crisis Final… ¿Por donde andan Marv Wolfman y George Perez en estos días?
Y así es… desde el punto de vista de Superman, desde el interior de la historia. Del mismo modo en que Grant Morrison era un dios en Animal Man y para nosotros solamente era un guionista con su gato, este MONITOR es un dios que lo es todo, pero también es la propia editorial, desde nuestro punto de vista.
Estimado Sergio! Gracias por tu completo análisis. Soy uno de los que gozo Crisis Final y mucho más Superman Beyond. En su momento también sentí que los vampiros eran los escritores y los editores, incluso me sorprendió un poco el manifiesto desprecio de Morrison por la forma como manoseaban a estos personajes al tiempo que les chupaban la sangre (después de new 52 comparto un poco ese desprecio también). Nunca lo vi como que nos diera el palo a nosotros los lectores, son ellos quienes controlan el multiverso alrededor de Superman, y está historia se vincula mucho a la máquina de los deseos que reconstruye de memoria. Final Crisis siempre será una obra incomprendida, y coincido 100% en que este es el verdadero final de DC, la realidad quedo dentro del vórtice de Darkseid y el flashpoint fue el final del tiempo, pero el nuevo 52 surgió gracias a el deseo final de Superman (bueno, está es mi interpretación romántica y subjetiva, y es que además no me gusto tanto flashpoint).
Además me dejaste con ganas de releer Crisis Final, que pena que como editorial no tuviera apoyo como evento, y pasara casi desapercibida dentro de las líneas de cada cómic, excepto Batman por razones obvias.
Siguiendo con el concepto de la critica, Morrison volvió a usar a Superman en el New 52 como una critica a DC, con el nuevo doomsday anti-superman, también se podría hacer un análisis de eso.
Como conclusión diré que soy de los que va extrañar muuuuucho a Morrison en DC.