Prólogo
Lo primero que debo hacer a la hora de abordar este artículo es pedir disculpas al respetable por haber tardado más de un mes en elaborarlo, pero siempre se metía algo de por medio y, después de todo, había algo “especial” a la hora de esperar al verano propiamente dicho para lanzarlo. Fue en otra temporada estival cuando Smallville se asomó a la televisión en abierto en España. Si la memoria no me falla fue en 2003 cuando TVE se animó a emitir en ese cajón desastre que es la parrilla veraniega, una serie que llevaba ya dos años en Estados Unidos y que suponía una revisión de los orígenes del hombre de acero. Las aventuras de un imberbe Clark Kent constituyen la última entrega de las aventuras de un personaje que durante veinte años estuvo alejado del medio que reforzó su imagen de icono universal: el cine.
En su artículo sobre las incursiones en la gran pantalla del héroe kriptoniano Un superhéroe de cine, Jordi T. Pardo y Raúl Silvestre mencionan unas cuantas versiones para la caja tonta, así que me centraré en las tres series más recientes:
Superboy o la influencia de la familia Salkind
En la segunda mitad de los ochenta la franquicia cinematográfica de Superman había caído en barrena. La consolidación de la deriva hacia el humor slapstick en la tercera entrega de la saga (con Richard Lester dirigiendo plenamente el invento) no había resultado particularmente halagüeña y la incursión de Supergirl en la gran pantalla había resultado un fracaso. Por tal motivo, Alexander e Ilya Salkind cedieron los derechos para producir una cuarta parte de las aventuras de Superman a Menahem Golan y Yoran Globus, (padres fundadores de la Cannon) y pusieron sus miras en un mundo, el de la televisión, que había dejado de ser el cementerio de los elefantes del cine.
Superboy o Superboy Adventures (como fue conocida en temporadas subsiguientes), es en muchos aspectos, una serie definida por la paradoja, pero no adelantemos acontecimientos y empecemos por el principio. Articulada bajo el formato de treinta minutos presentaba una historia en la que un joven Clark Kent se enfundaba ya el pijama azulgrana bajo la identidad de Superboy, mientras se formaba como periodista en la Escuela “Siegel” de Periodismo de la Universidad “Shuster” de Shushterville, en el estado de Florida. Junto a él estaba su tradicional amor de juventud, Lana Lang, su tradicional enemigo Lex Luthor (reconvertido en compañero de clase), los comprensivos Ma y Pa Kent y el hijo de Perry White. En resumidas cuentas, los ladrillos sobre los que se construyó la juventud del personaje.
La salida de la serie, en 1988, coincidió con el cincuentenario del personaje, pero también siguió a la eliminación de la continuidad post-crisis del personaje de Superboy. En el nuevo de origen de Superman elaborado por John Byrne, el hombre de acero se había presentado como adulto y aquellas aventurillas de adolescencia no habían existido. Ello no fue óbice para que DC sacara la versión en cómic de una serie de televisión que en su primera temporada se saldó de tal nivel que John Haymes Newton, el actor protagonista, se descolgó pidiendo un aumento del veinte por ciento de su salario. Los responsables de la serie respondieron mandándole a paseo y contratando a Gerard Christopher, que se mantendría hasta el final de la serie. Como corresponde a la tradición, ambos estaban ya talludetes cuando les llegó la oportunidad, con lo que queda patente que los adolescentes treintañeros no son una invención de Al salir de clase o de Apañeros. Del reparto restante hay que destacar a Stacy Haiduk en el papel de Lana Lang, que se mantuvo durante las cuatro temporadas que duró la serie.
A partir de la tercera temporada se producen una serie de cambios en profundidad: el tono de la serie se volvió más oscuro y Clark y Lana pasaron a trabajar en un instituto de investigaciones paranormales, anticipándose por poco al concepto de Expediente-X. Las historias se volvieron más dramáticas y se vieron afectadas, aunque fuera de forma indirecta, por la evolución de la franquicia en el ámbito del cómic, pero también por el éxito del Batman de Tim Burton, igualmente oscuro. Con todo, no hay que olvidar que estamos ante una serie de media hora y que el presupuesto es el que era:
Si tenemos en cuenta que ha pasado casi un cuarto de siglo desde su emisión, hay que reconocer que Superboy tuvo el mérito de mantenerse durante cuatro años y jugar, aunque fuera en una división menor, con la iconografía de las películas protagonizadas por Christopher Reeve. Aunque se llame de otra manera la estética del personaje está enlazada clara y firmemente con el arquetipo (aún imbatido) interpretado por el inolvidable actor. La banda sonora es un vergonzante remedo pachanguero del trabajo de John Williams y en sus puntuales apariciones Jor-El y Lara lucieron las pintas heredadas directamente de Marlon Brando y Susannah York.
Un repaso al centenar de episodios arroja la presencia de intérpretes famosos como Ron Ely, George Lazenby o Britt Ekland, amén de algunos otros vinculados a pasadas versiones de la franquicia kriptoniana. La presencia de Annette O´Toole en Smallville no fue, en consecuencia, la primera de las recuperaciones para la causa.
A principios de los noventa uno de esos barullos de derechos para los que se necesita un mapa determinó el destino de la serie. La Warner quería recuperar los derechos de la franquicia de Superman y ya estaba en marcha el proyecto de una nueva serie centrada en Superman: Las aventuras de Lois y Clark.
Lois y Clark o la ausencia de dicotomía
Por una de estas curiosas casualidades se cumple en este año el vigésimo aniversario de la salida a la pequeña pantalla de Lois y Clark: Las nuevas aventuras de Superman. Durante cuatro temporadas los reporteros más dicharacheros del Daily Planet se embarcaron en toda suerte de investigaciones periodísticas, mientras conformaban un singular triángulo (o cuadrado) amoroso. Entre 1993 y 1997 el kriptoniano estuvo presente en la pequeña pantalla, cediendo gran parte del protagonismo a su alter ego con antiparras.
En sus inicios, estas nuevas aventuras de Superman se ciñeron a la premisa habitual: el hombre de acero hace el bien sin mirar a quien mientras trabaja como periodista para el principal diario de Metrópolis, a las órdenes de Perry White y junto a Lois Lane, Jimmy Olsen y Catherine “Cat” Grant. La fanfarria de entrada vuelve a ser de evocaciones claramente “williamsianas” (con perdón) pero empiezan a marcarse las distancias con las películas y a fugarse del canon por ellas impuesto.
En el reparto encontramos nombres ilustres de la pequeña pantalla. Teri Hatcher (que venía de hacer toda suerte de papeles secundarios en Vacaciones en el mar o McGyver) se vería lanzada al estrellato, pero aún estaban por llegar los días de gloria de Mujeres desesperadas. Dean Cain tuvo en esta serie su papel más relevante, aunque ha seguido dando el callo delante de las cámaras. Pasando a los secundarios es inevitable pensar en Lane Smith (Perry White, pero también el maquiavélico Nathan Bates de V), Tracy Scoggins (“Cat” Grant y la competente Monica Colby de Los Colby), Justin Whalin (Jimmy Olsen a partir de la segunda temporada, siguiendo la tradición del “cambio” de actores y previamente a su fastuosa interpretación en el clásico Dragones y mazmorras: la pinícula) y John Shea (Lex Luthor y posteriormente una suerte de profesor Xavier con pelo en Mutante X).
Durante la primera temporada nos encontramos con un Clark Kent menos apocado y melindroso que de costumbre, pero sin llegar a los niveles de autoconfianza que muestra Superman. En el bando contrario nos encontramos con un Lex Luthor que poco o nada tiene que ver ya con el que interpretara Gene Hackman. Carismático y muy seguro de sí mismo, será un foco de atracción constante para Lois, que se debatirá entre él y el kriptoniano. Este último, en su identidad civil, será el blanco de las atenciones de “Cat” Grant. La dualidad Clark Kent / Kal El se asemeja más al estatus establecido por John Byrne, y lo mismo puede decirse de la posición de Luthor, que sigue siendo un genio criminal contemporáneo, pero oculto tras la fachada de un multimillonario que ejerce el poder a ambos lados de la ley. Sin embargo, al final de esta tanda de episodios los resultados no habían sido halagüeños. La audiencia no acompañaba a la inversión, de modo que los responsables del asunto decidieron cambiar la tónica de la serie: las intervenciones de Superman se reducirían en beneficio de una mayor interacción entre Lois y Clark. Menos acción y más comedia romántica, que se tradujo en menos costes por efectos especiales y en una desternillante forma para el hombre de acero de salir de escena (brinco y efecto de sonido modelo “soplido”). Luthor reduciría su participación al mínimo y a cambio tendríamos a otros villanos como el Bromista (interpretado por Bronson “Balky Bartokomous” Pinchot), Metallo o el Juguetero. Mas la némesis de Superman seguiría siendo el no-calvo interpretado por Shea, que de cuando en cuando volvería para remover un poco más las siempre moviditas aguas de la relación entre los protagonistas.
El cambio funcionó y durante las tres temporadas restantes Lois y Clark fueron profundizando en su relación, mientras la primera iba atando cabos hasta descubrir que el segundo y Superman eran el mismo individuo. La cosa, como en los cómic de los noventa, acabó en bodorrio, desarrollándose la última fase de la serie en el proceso de adaptación de los recién casados a su nuevo estado civil. Detalle curioso: el casorio tebeistico fue pospuesto para ajustarse al televisivo, en lo que sería un anticipo de la relación actual entre cómic y otros entretenimientos.
“Serie de culto” han llegado a llamarla algunos, pero sin llegar a esos extremos hay que reconocer que estas nuevas aventuras de Superman acompañaron a una generación que también devoró las aventuras de Hércules y Xena. Dean Cain interpretó a un Clark Kent distinto que podía resultar tan interesante como el kriptoniano (añadiéndose a las gafas un cambio de peinado que no estaba exento de gracia). Teri Hatcher se sobrepuso a la sombra de Margot Kidder. Lo que había empezado como una serie que seguía influida por la saga cinematográfica se había convertido en un producto con vida propia que ha seguido generando interés en sus sucesivas reposiciones.
Smallville o la inversión del sentido de la influencia
Cuatro años después de la cancelación de las aventuras de Lois y Clark, un nuevo producto basado en la franquicia que devolvía a los televidentes a la juventud de Kal El y a los tiempos de Smallville, pero arrebatándole el uniforme. Durante diez temporadas asistimos al proceso de forja del superhéroe hasta enfundarse el uniforme arquetípico (el de los calzoncillos). La duración de esta serie la colocaría, dentro de la ciencia-ficción, en un podio compartido con StarGate SG: 1 y Expediente-X (eso si nos circunscribimos al sistema yanqui de producción televisiva, que por ahí anda Doctor Who desde hace medio siglo). Diez años y más de doscientos episodios que sirvieron para invertir el sentido de la dirección que conectaba al kriptoniano de los comics con el de la televisión.
La primera reflexión que inspira la revisión de Smallville es el hecho de que estemos ante un Superboy sin Superboy. Clark Kent (Tom Welling) será algún día Superman, pero el proceso de convertirse en superhéroe, en el superhéroe, será más lento y trabajoso. Los primeros compases de la serie se centran en el descubrimiento de su origen alienígena y en el singular y peculiar triángulo conformado junto a Lana Lang (una Kristin Kreuk que hizo olvidar el detalle de que el personaje era pelirrojo, aunque no sin pasar por una larga sucesión de críticas y coñas) y Lex Luthor (Michael Rosenbaum). Sus vidas están unidas por una lluvia de meteoritos que acompañó a la nave de Kal El en su llegada a la Tierra, matando a los padres de Lana y dejando calvo a un pequeño Lex. A este trío protagonista se suma un personaje específicamente creado para la ocasión: Chloe Sullivan (Allison Mack) que será compañera de fatigas, reportera dicharachera, fuente de información modelo “Oráculo” y “Lois sin ser Lois antes de que llegara la verdadera Lois” (Erica Durance). Lana será el primer y casi imposible amor de Clark. Clark será el mejor amigo (quizá el único) de Lex. Lex irá evolucionando del gris al negro, para convertirse en el adversario definitivo de Superman, en una posición que combina poder económico y poder político. La presencia de sus respectivos progenitores (el biológico y los adoptivos, en el caso de Clark; el greñudo Lionel, en el caso de Lex) servirá como reflexión (no muy profunda) sobre la forja de un héroe (y de un villano): al modo y manera de cada uno tienen el potencial para hacer grandes cosas, pero será la influencia de sus padres la que impuse el camino que cada uno debía tomar.
Smallville apareció en un momento en el que la televisión ya había dejado de ser el pariente pobre del cine y se desarrolló en un período en el que la pequeña pantalla multiplicaba la presencia de superproducciones que podían enfrentarse de tú a tú con sus homólogas cinematográficas. Durante sus emisiones Christopher Nolan relanzó la franquicia de Batman (determinando la no aparición de Bruce Wayne ni su alter ego por los pagos de Villachica) y Bryan Singer intentó hacer lo propio con la de Superman (planteando el debate de que Tom Welling hiciera “doblete” en cine y televisión). El fracaso del retorno a la gran pantalla del personaje más el éxito de la nueva versión del caballero oscuro en ese mismo ámbito, han determinado que esta serie de televisión y la trilogía de Nolan se hayan convertido en las líneas estratégicas para aprovechar la escudería deceera en pantalla. El desarrollo de El Hombre de Acero, la aparición de Arrow y el anuncio de una nueva serie para Flash son testimonio de ello.
Una de las características que, en mi opinión, separa a esta serie de las anteriores viene dada por el hecho de que, con el tiempo, se ha convertido en un escaparate para el universo DC. Aquaman, Green Arrow, Cyborg, Flash, Canario Negro, Supergirl, Zatanna… se presentaron en la serie y plantearon la hipótesis de series derivadas protagonizadas por alguno de ellos. En cierto sentido, la existencia de Arrow se debe al éxito de Smallville, y en los próximos años, si la cosa funciona, podríamos ver más series y una conexión con las franquicias cinematográficas.
Otro de los aspectos que hay que destacar es la condición de receptora y emisora de influencias de otras versiones del kriptoniano. La “ausencia” de Superboy es un derivado inevitable de su “inexistencia” en los comics, pero la amistad con Lex evoca los luminosos días anteriores a Crisis en Tierras infinitas. Centrándonos en el Luthor calvo, éste aparece como el “joven aunque sobradamente preparado” (¿todavía puede usarse esta expresión?) de pocos escrúpulos que irá escalando posiciones moviéndose a ambos lados de la ley, pero sin llegar a ser abiertamente un proscrito de la misma. Brainiac y Doomsday harán su aparición, pero uno de los mayores enemigos será el bueno de Zod, como en las películas de Donner. En un momento determinado Smallville será la puerta de entrada de la audiencia al universo DC, por lo que no es extraño que se revisaran ciertos aspectos de la historia de Superman para adaptarlos a lo que se había mostrado en la serie. Tampoco lo es que Geoff Johns, uno de los arquitectos de la nueva DC, se descolgara con guiones para la serie y que hicieran su aparición la Sociedad de la Justicia de América o la Legión de Superhéroes. Definitivamente, el sentido de la relación entre el cómic y la televisión parecía haberse invertido.
Epílogo
El artículo ha pretendido ser un repaso tardío a tres series de televisión que presentaron tres versiones de Kal El / Clark Kent. Viéndolas en forma de tríptico resulta obvio que los tres (o cuatro) actores que desempeñaron el doble papel no se parecen nada entre sí, y lo mismo podría decirse de quienes hicieron las veces de Lex, Lana, Lois, Perry, Jimmy… La discusión en torno a la elección de Ben Affleck como el próximo Batman / Bruce Wayne trae a mi memoria las peloteras de hace veinticinco años con Michael Keaton y Jack Nicholson. Habrá más productos relacionados con el hombre de acero, nuevas polémicas y más proyectos. El mismo arquetipo, el mismo escenario, los mismos personajes e historias diferentes.
Bibliografía
– Sánchez, Sergi: El libro gordo de los superhéroes, Serie b, Midons Editorial, Valencia, 1997
– Solé, Jordi; Capilla, Antoni: Telemanía, Salvat Editores, Barcelona, 1999
Hay que ser justos: Smallville tuvo gran exito inicialmente por Welling que era un clon joven de Christopher Reeve y por adaptar mucho del formato de Spiderman a la pantalla chica (la preparatoria, el no encajar, los problemas con el sexo puesto, el mejor amigo/enemigo, etc). He dicho.
Pues este post me viene muy bien, porque estoy acabando de leerme la –fantástica- etapa de Bryan Q. Miller a cargo de Batgirl. Me ha gustado tanto que me han dado ganas de hacer una “broma asesina” a la pobre Babs, para que vuelva Stephanie Brown… 😉 Y Q. Miller, según he visto, es el encargado de escribir los cómics de Smallville. La serie no me interesó nada, pero sabiendo quién los escribe…. Aunque ya he dicho que me parece un desperdicio de talento que no tenga una serie regular… ¿qué tal están, qué es a lo que iba?
Y añadir solo que Teri Hatcher me ponía brutísimo en mi adolescencia.
Pues hablando de series de Superman….A ver si alguien puede responderme a esto…En los tomitos de Universo DC: Superman se saltaron algunos numeros de Loeb que correspondian a eventos, pero no incluyeron el Superman 168 USA que no forma parte de ningun evento. ¿alguien sabe si lo publico planeta en algun tomo aparte? Es que por mas que busco no encuentro nada.
Emilio, la historia del Superman 168 fue una especie de «crossover» con Batman con el #756 de Detective Comjcs. Por esa razón, Planeta decidió incluir dicho número de Super en el Coleccionable de Batman: El Caballero Oscuro #11. http://proyectodc.com/ficha.php?item=1579
Espero que consigas ese tomo, ya que es casi imposible encontrar comics de DC de Palneta 😉
emilio:
Planeta, creo que no lo publicó.
Pero sí Norma, en uno de los tomos de «Batman: El Señor de la Noche» de 2001/2002 de la época de Officer Down (números 6, 7, 8 o por ahí), pues es una historia protagonizada por Superman, Batman y Lois que continúa en Detective 756.
Saludos!
Ay, y como dice mac, Norma publicó dicho número en el tomo 8 de Batman el señor de la noche: http://proyectodc.com/ficha.php?item=1583
Muchas gracias a los dos: Mac y Kaulso.
🙁 estoy fatal… me he leido 2 veces el articulo pq la primera vez lei en el titulo CATOLICOS y no CATODICOS. Y no encontraba por ninguna parte el pq narices Luis lo habia titulado asi. Hasta q me percate de mi cagada 🙁
Si es que no se me puede sacar a pasear…
Yo también leí primero «Católicos» 😉
Efecto secundario de la escena de la iglesia de MoS…
Smallville pudo ser un trampolín para el UDC pero aún así eso no quita que la serie era cutrecilla como todas las series del personaje lo que demuestra que no es el tipo de personaje que se puede adaptar así como así a la pequeña pantalla, y a medida que avanzaban las temporadas (justo cuándo aparecen estos personajes) los defectos se iban haciendo cada vez mas patentes, aunque eso no quita que hubieran pequeños capitulazos como en el que se reúne la Liga de la Justicia o el doble capítulo dedicado a la JSA escrito por Johns.
Eso sí, que no se le viera con el traje en ningún momento fue un verdadero mazazo.
Smallville pudo ser un trampolín para el UDC pero aún así eso no quita que la serie era cutrecilla como todas las series del personaje lo que demuestra que no es el tipo de personaje que se puede adaptar así como así a la pequeña pantalla, y a medida que avanzaban las temporadas (justo cuándo aparecen estos personajes) los defectos se iban haciendo cada vez mas patentes, aunque eso no quita que hubieran pequeños capitulazos como en el que se reúne la Liga de la Justicia o el doble capítulo dedicado a la JSA escrito por Johns.
Eso sí, que no se le viera con el traje en ningún momento fue un verdadero mazazo.
Lo que era un coñazo es que por no cargarse la premisa de la serie, teniamos a casi todo el panteón de héroes DC excepto a Superman, que no se ponía la capa y los calzoncillos por fuera ni a tiros.
De las tres series solo salvo la relación entre Lois y Clark en las primeras temporadas, y a Stacy Haiduk, la choni mas guapa que he visto en mi vida y a la que rastreo por Internet desde que tengo conexión como el mas dedicado de los sicópatas.
La confusión entre «los Reyes Católicos» y «los rayos catódicos» es uno de los clásicos de las sucesivas ediciones de la «Antología del disparate» de Luis Díez Jiménez.
A ti y a mi Mr.X 😉
¿Lo de Babs o lo de Teri, Mr. Molinari? 🙂
La de Superboy no la ví. Recuerdo, eso sí, unos anuncios (¿con dibujo de Maguire?) en la contraportada de algunas grapas de Zinco que imagino serían la adaptación a comic de la serie. Lois y Clark no la seguía, pero sí que me quedaba enganchado cada vez que por casualidad pillaba algún capítulo. Smallville nunca me llamó la atención.
Joder, si me descuido la última vez que ví una serie «a lo Superman» fue con El Gran Héroe Américano…
Believe it or not, I´m walking on air…! ¡Leñe, el Gran Héroe Americano era un superman apócrifo de libro!
Yo tengo un relativo buen recuerdo de LOIS AND CLARK, que vista ahora parece una telecomedia cutre pero en su momento, tiempos de sequía super heróica y pre efectos digitales, era una cosa con bastante buena factura, al menos en su primera temporada (como comentan en el artículo).
SUPERBOY no la llegué a ver, pero también recuerdo las portadas de Maguire para la colección de ZINCO y me parecieron magníficas, como todo lo que hace Maguire.
SMALLVILLE me pilló ya muy mayor para el angost teen vestido de mallas. Pero visto algún capítulo suelto aquí y allá hay que reconocer que tiene buena factura; en estos tiempos la serie más cutre de la tele tiene más originalidad y coherencia que cualquier cómic…
Spirit ha comentado: SUPERBOY no la llegué a ver, pero también recuerdo las portadas de Maguire para la colección de ZINCO y me parecieron magníficas
Esta le quedó acojonante.
http://www.tebeosfera.com/imagenes/publicaciones/o/y/SUPBOY.JPG
Muchas cosas que aclarar con daticos interesantes:
1) Superboy fué un intento de seguir explotando la franquicia Kryptoniana de parte de los Salkind. Tras una desastrosa primera mitad de la 1a temporada, Ilya Salkind reclutó al escritor Cary bates para reformar la serie, la cual fué mejorando mucho a partir de la tercera temporada. John Haynes Newton tenía 21 años al interpretar el papel, mientras que Gerard Christopher rondaba los 30 al interpretarlo. Olvidaron mencionar dos actuaciones especiales como las de Noel Neill y Jack larson en la serie, al igual que la participación del Perry White filmico, Jackie Cooper, dirigiendo algunos episodios de la primera temporada.
2)Los Salkind trataron de sacar adelante un nuevo filme de Superman usando a Gerard Christopher como protagonista. Pero en pleno auge de heroes oscuros, no consiguieron inversionistas y Warner logró arrebatarles los derechos justo antes de la revitalización del personaje.
3)El final de Lois & Clark se debió a la fatídica saga de los clones (No solo afectan a los aracnidos), al hecho de que Disney había comprado ABC (Cadena donde se emitía la serie y a que el entonces mandamás de Disney, Michael Eisner, quería el espacio televisivo de L&C para reponer «El maravilloso mundo de Disney»), por lo que la serie sufrió cambios de horario, que llevaron a una gradual disminución del rating que acabó con su cancelación. TNT quizo seguir con la serie, pero cuando hicieron la propuesta, los sets ya habían sido demolidos y Teri Hatcher estaba embarazada. En esta serie repetería como invitado Jack Larson como un anciano Jimmy Olsen y al final de la primera temporada, apareció Phillys Coates como Ellen Lane).
4) Smallville le debe su existencia a un guión de Tim McCanlies enfocado en la juventud de Bruce Wayne que nunca se filmó, debido a los planes de relanzar la franquicia. Pero la idea de presentar a un joven Clark Kent fué retomada por Alfred Gough y Miles Millar, quienes no solo mostraron toda una pléyade de personajes DC, sino que a lolargo de la serie tuvieron invitados de lujo de todas las sagas: Christopher Reeve, Annette O’Toole (quien fue regular de la serie hasta la sexta temporada), Margot Kidder, Marc McClure, Terence Stamp, Dean Cain, Teri Hatcher, Helen Slater e inclusive Lynda Carter, sin olvidar a actores de culto como Robert Picardo, Rutger Hauer, Michael Mckean, Jane Seymour y James Masters. No solo Singer se planteó usar a Welling como Hombre de Acero. También estuvo en los planes de McG cuando iba a filmar hacia 2003.
De «Lois y Clark» guardo un buen recuerdo. Aunque a saber: la vi de chavalín, y no tengo ningún interés en volver a verla. De «Superboy» si que nidecoña. Recuerdo sus reposiciones y lo cutre que era. Y Smallville… joder, pero qué mala es. Pero qué tremenda, increíble, apestosamente mala es esa serie. Uno de esos casos en los que uno no entiende la audiencia bestial que la acompaña.
«Welling que era un clon joven de Christopher Reeve»
¿Ein?
¿Físicamente?
¿A nivel actoral?
No lo veo, en ninguno de los dos casos.
Yo disfrute como enano de todos los episodios de Lois & Clark, habia unos guiones muy ridiculos la verdad, pero estaba aconstumbrado porque era los guiones sencillos de uno ó dos numeros que usualmente se leian en los comics. el Superman de Dean Cain era muy bueno, aunque el Kriptoniano tuviera cara de simpatico Puerto Riqueño y la Lois Lane de Teri Hatcher es la mejor caracterizacion de Lois Lane, parece que la sacaron de los comics de John Byrne.