Estación 16

 

Edición original: Station 16 (Le Lombard).
Edición nacional/ España: Septiembre 2014 (ECC Ediciones).
Guión: Yves H..
Dibujo: Hermann.
Color: Hermann.
Formato: Cartoné. 56 págs.
Precio: 12.95€.

 

ECC se estrena en el segmento de la BD francesa con Estación 16, la última obra publicada de uno de los autores más renombrados del panorama franco-belga, el veterano dibujante Hermann, acompañado en los guiones por su hijo Yves. Una historia de intriga y terror ambientada en el remoto norte de Rusia en el que un grupo de soldados deberán hacer frente a un oscuro secreto oculto desde los tiempos de la Guerra Fría.

Que un artista renombrado y veterano como Hermann Huppen (conocido artísticamente como Hermann) siga en activo es una buena noticia para todos los aficionados al cómic y lo es aún más para los seguidores españoles que una editorial nacional apueste por su obra más reciente para iniciar su línea de BD. Con más de 50 años de carrera artística a sus espaldas, Hermann sigue fiel a su cita anual con los lectores y este año ha publicado este nuevo álbum, Estación 16, en el que el dibujante regresa al género del terror aunque en un entorno alejado de las habituales ambientaciones históricas que tanto le gustan.

La acción arranca en 1997, en las islas de Nueva Zembla, donde la URSS realizó pruebas nucleares durante años llegando a detonar la bomba más poderosa jamás construida. Un grupo de soldados destinados en este paraje aislado y alejado del mundo recibe una misteriosa comunicación de socorro proveniente de la estación meteorológica 16. El mensaje es confuso pero lo más sorprendente es que la estación lleva décadas abandonada. Los soldados son enviados a investigar a la estación donde descubren que aquello era más que una instalación meteorológica y que algo maligno y peligroso ha perdurado allí desde los tiempos de Stalin.

Yves Huppen realiza en esta historia un ejercicio de intriga y terror bastante tópico en el que juega con elementos típicos del género como la ubicación aislada, el grupo de personas incautas que se adentra en un entorno hostil y una amenaza desconocida que acechará y dará caza a los miembros del grupo. El guionista intenta aderezar el planteamiento con una gotas de ambientación verídica, ya que Nueva Zembla realmente fue escenario de pruebas nucleares durante los años de la Guerra Fría, y mediante elementos fantásticos como los viajes en el tiempo, aunque ninguno de los dos aporta demasiado, sobre todo la parte de los viajes temporales que añaden más confusión que interés a la historia. De todas formas el relato funciona más por la efectividad de la fórmula que por el desarrollo del guionista que se preocupa más de crear una atmósfera de misterio y desasosiego que de desarrollar los personajes que la deben conducir. Es precisamente esa falta de desarrollo de los protagonistas uno de los puntos débiles de la obra ya que impide que el lector empatice con ellos y no se preocupe si mueren o sufren durante el relato. Tal como está construida la historia, uno no puede evitar pensar en los relatos de terror de la EC con los que la presente obra tiene más de un punto en común incluido ese impactante final que no desentonaría en uno de los relatos de Bill Gaines.

Por su parte Hermann viene a confirmar eso dicho de «quién tuvo retuvo» y demuestra que sigue siendo uno de los grandes dibujantes del cómic europeo. Aunque ésta no sea su mejor obra y su dibujo no muestre la misma fuerza que antaño, la labor de Hermann es lo más destacado de este cómic en el que el artista da una lección de ambientación jugando con elementos mínimos y un paisaje desolado que hace que las figuras humanas resalten sobre todo lo demás. Hermann es un maestro a la hora de retratar la figura humana y en esta historia presta su arte para trasmitir de forma efectiva la consternación y desasosiego de los personajes, todo ello usando un paleta cromática basada en tonos grises y colores oscuros que incrementa la sensación de irrealidad de las escenas. Sólo en algunas planchas como la de la aurora boreal o la de la explosión atómica, Hermann rompe la monotonía cromática para resaltar el impacto de esas escenas y trasmitirlo al lector. Al igual que el guión de Yves H., el dibujo de Hermann se puede calificar de ambiental en el sentido que está muy orientado a potenciar la atmósfera de misterio y terror de la obra aunque, a diferencia del guión, sin usar artificios y apostando por una representación bastante contenida pero tremendamente efectiva, como lo demuestran escenas impactantes como la aparición de los soldados manipulados en los experimentos o el cementerio de cobayas humanas en medio de la nieve.

No se puede decir que ECC haya arriesgado mucho a la hora de escoger la obra con la que debutar en el mercado de la BD, ya que Hermann es un valor seguro, pero sí es de agradecer que la editorial apueste por este tipo de material de reciente publicación en Francia para ampliar su catálogo y diversificar su oferta. Habrá que estar atentos a los próximos lanzamientos y a cómo evoluciona esta línea editorial porque material reciente en Francia hay mucho y muy interesante.