Mis nuevos viejos Lantern
A diferencia de otros tomos de Estado Futuro que hemos ido reseñando a lo largo del último mes, este de Green Lantern integra un conjunto de historias, protagonizado por varios de los rostros más conocidos de la franquicia en un tiempo distinto al que les estamos acostumbrados a ver.
El primer número comienza con una aventura ligera protagonizada por John Stewart. Escrita por Geoffrey Thorney, futuro titular de la nueva etapa, y dibujada por Tom Raney, con un color muy personal de Mike Atiyeh. Resulta caótica en contenido, con una selección cuestionable de los tiempos y la definición de los momentos en los que situar las sorpresas. Tampoco parece tener muy claro el tono del relato que pretende desarrollar, por momentos, crudo y violento, y, por otros, más desenfadado. El dibujo posee varios hallazgos visuales, pero tiene un encaje difícil en la historia y tradición de sus personajes.
La misma finaliza en la segunda grapa, en la que continúan los problemas de la anterior. Para el lector, se instala una dificultad notable para seguir la historia a través del dibujo por la narrativa empleada, así como la incomprensión sobre ciertos errores anatómicos muy cuestionables, John parece ser el futuro de la colección, después de la etapa de dos años de Grant Morrison y Liam Sharp con Hal Jordan. Un personaje con una biografía especial, que puede dar mucho juego si los planteamientos son adecuados. En esta ocasión, como se ha dispuesto, su escritor no atina con los mismos, por lo que termina por ser un primer acercamiento poco competente, a la espera de ver qué deparará su etapa.
La segunda es la que destaca por encima del resto, por potenciar las cualidades que hacen de Jessica Cruz uno de los mejores personajes de DC de los últimos tiempos a través del recurso más sencillo pero efectivo del guionista de cómic: el monólogo interno. Jess defiende su estación de un grupo de invasores al más puro estilo cinematográfico, cercana tanto a comedias como Solo en Casa como a otras de acción como La Jungla de Cristal, que casan a la perfección con el tema a tratar. No ahonda en la complejidad del conflicto u en las posibilidades que ha ido dejando el paso del tiempo y la soledad en la protagonista, sino que opta por una vía más certera y coherente con las limitaciones espaciales de apenas dos grapas, el enfrentamiento físico. Ryan Cady acierta en varias decisiones importantes y ofrece un divertimento honesto, sin complejidad alguna, pero consciente de lo que ha de contar y cómo hacerlo.
El arte de Sami Basri, con color de Hi-Fi es más destacable que el de la anterior, con un trazo elegante, algo parco en detalles, pero atractivo a la hora de retratar a Jessica desde el diseño. Es comedido en espectacularidad en lo que respecta a la acción pero su definición se explica desde el ambiente reducido e invasivo de la estación. Un escenario cerrado en el que ha de transcurrir la práctica totalidad del mismo.
En cuanto a la tercera, protagonizada por Guy Gardner, está escrita por Ernie Altabacker y dibujada por Clayton Henry (color del gran Marcelo Maiolo). Es, sin duda, la peor de todas las contenidas tanto en el primer número como el segundo, con una trama inexistente y un conjunto vacío, apenas adecentado por un par de intervenciones socarronas del personaje. El dibujo tampoco da grandes muestras de recursos, a pesar de disponer de varias páginas iniciales, así como viñetas finales bastante interesantes a nivel artístico. Se queda en una broma alargada, perdida y sin sentirse en modo alguno integrada en algo interesante o de provecho con el personaje.
Ya en la segunda grapa, después de la historia inicial ya comentada de John Stewart, tenemos otra, obra de Josie Campbell y Andie Tong, con color de Will Quintana. La protagoniza Keli Quintela, creación de Brian Michael Bendis y Patrick Gleason para su Young Justice. Atrapada en Mogo, el planeta Lantern, ha de recurrir a su propia experiencia para sobrevivir. Supone un breve interludio, fresco y entretenido después de lo visto con anterioridad. Su escritora, con una dilatada e interesante carrera en televisión y comedia, elabora una trama desenfadada, con intervenciones constantes, afiladas y muy divertidas, de su protagonista, al tiempo que, desde el dibujo, se crea un terreno particular, visualmente conseguido.
El tomo finaliza con Hal Jordan, perdido en el espacio y al rescate de sus compañeros, sin pista alguna sobre su paradero después de haber perdido la comunicación con ellos. Su escritor, Robert Venditti, da buena cuenta de sus grandes facultades como guionista del personaje, conociéndole bien y destacando sus virtudes únicas como héroe. En plena sintonía con el mejor dibujo de todo el número, obra de Dexter Soy y Alex Sinclair, da un significado particular a los silencios, potenciando a través de ellos la espectacularidad del trabajo de sus compañeros
En conclusión, nos quedan un par de números muy irregulares, con una olvidable historia principal que deja malas sensaciones de cara al futuro inmediato de la colección, fuera ya de este evento. Tiene varios momentos destacables en el resto, fundamentalmente en la aventura de acción de Jessica, pero no termina por constituirse en algo que se sienta importante o de interés. La falta de uniformidad de estilo en el dibujo hace que sea difícil valorar el conjunto, en el que, de nuevo, hemos de situar en su nivel inferior lo correspondiente a la aventura de John.
Lo mejor
• Las historias de Hal y Jessica.
Lo peor
• La principal es muy poco acertada y afecta al cómputo global de la obra.
DECEPCIONANTE
Guion - 4.4
Dibujo - 6
Interés - 4
4.8
Un conjunto poco destacable
G’nort? Que te han hecho? Te han inyectado años 90 por vena los muy canallas?
jaja. Defínemelo tú, que yo no puedo!