Estado Futuro: La casa de El, Superman a lo largo del tiempo
«La gente no cuelga a sus dictadores por sus creencias, los cuelga por sus errores.»
Llega el momento de reseñar Estado Futuro: La casa de El, un tomo unitario que aúna las historias de Kara Zor-El: Superwoman, La casa de El e Imperio Lex. Historias donde se nos cuenta sobre el linaje de Superman, la vida de la otrora Supergirl en la Colonia Lunar y el conflicto intergaláctico con Lex Luthor y su planeta Lexor. La de los “Supermanes” transcurre durante el año 3000 y Superwoman e Imperiuos Lex alrededor del 2050 según la “controvertida” cronología del evento. Un cómic que se diferencia del resto de Future State por tener ideas menos convencionales que el resto de la iniciativa.
Multitud de personajes con la gran “S” en el pecho enfrentan la que parece la extinción de La Casa de El, no falta ni una Blue Lantern que contrariamente a su naturaleza no trae noticias esperanzadoras precisamente. El Rey Rojo comanda fuerzas de Apokoplis y Nueva Génesis, el peligro cada vez está más cerca. El enemigo trata de crear discordia entre las filas de La Casa de El pero la guardia de los tamarianos, lo esclavos liberados de War World o la gente de la Tierra, está con el legado de Superman.
Cierta metatextualidad se adueña del cómic cuando se cuestiona la existencia de Kal-El. ¿Acaso pudo vivir tal héroe, uno tan perfecto? No importa si todo lo que se narra sobre él es cierto, si su existencia es real o no, lo sustancial es la capacidad que tiene de inspirarnos a ser mejor persona.
Un mayor detenimiento en cómo se forma la civilización de la Casa de El y sus méritos y conquistas a lo largo del tiempo daría trasfondo e interés a un cómic que, explicando muy poco, enseguida se sumerge en la última gran guerra superheroica. Con los lápices de Scott Godlewski resulta entretenida, con un buen diseño de personajes que derivan de trajes de Superman o trasuntos como Superboy Prime. La composición de página ayuda al atractivo del cómic como también el sólido color de Gabe Eltaeb.
Phillip Kennedy Johnson, guionista de la actual serie de Superman, entrega la historia con mayor carácter de elseworlds de Estado Futuro (y eso que todas tienen el rasgo acusado) con el Rey Rojo como posible personaje a explorar en el universo DC. Un cómic de acción que entretiene lo suficiente.
Kara se encuentra en la Colonia Lunar, el refugio seguro para personas seres desplazados y privados de sus derechos, base de la futura Casa de El. La joven recuerda cuánto aprendió de Kripto, el superperro del que pudimos ver en el DC Fandome un adelanto de su próxima película animada (al que pondrá voz Dwayne Johnson), ha muerto. El can ha tenido una larga vida y el cariño de su dueña y amiga. Los pensamientos de la antigua Supergirl son interrumpidos por la llegada de un cohete con un extraño visitante.
Marguerite Bennett nos cuenta el sentir de Kara ante la “usurpación” de su derecho como protectora de la Tierra, ella era la sucesora de Superman pero Jon creció, dejando de lado a la kriptoniana natal. Madura, la última hija de Kripton sirve como mentora mientras se explora mínimamente la Colonia Lunar. Los personajes tienen una voz bien construida, llegando a expresar exabruptos e injusticias totalmente convencidos de su verdad sin una frase explícita que los defina como enemigos. Personajes escritos honestamente por Bennett, desde el propio pensamiento del mismo, así deberían de ser todos, pero por desgracia, cada vez más, los guionistas se preocupan por dejarte claro quién es el villano y quién el héroe de la historia. Un acierto que contrasta con el comedido interés que despierta la historia, una en la que Kara reafirma su visión del mundo. El dibujo personal, onírico y preciosista por parte de Marguerite Sauvage (se colorea a sí misma) le viene como anillo al dedo a la intimista historia de recuerdos de Superwoman.
Mark Russell y Steve Pugh es el dúo creativo de la irreverente, certera y divertida Los Picapiedra, donde a través de los personajes de Hanna-Barbera se ponen de manifiesto con extraordinaria clarividencia los problemas e incongruencias de la sociedad (obra a leer si no lo has hecho ya o a releer en tal caso). El tándem de artistas son elegidos para este tebeo, el más extenso de los incluidos en el tomo, con tres capítulos en su haber..
El cómic abre con una reunión de Planetas Unidos para tratar la escasez de combustible. El paso a una energía más sostenible, como la estelar, conlleva distintos intereses pero los planetas implicados concuerdan en que la colaboración y el civismo deben primar sobre todo lo demás. Es cuando Lois Lane, representante de la Tierra, menciona Lexor, el planeta dominado por Lex Luthor. Lexor usa sus avanzados robots para conquistar y robar recursos de mundos menos desarrollados. Los lexorianos viven felices gracias a la seguridad y al pleno empleo, engañados por la propaganda de los medios de comunicación. Indudablemente es una obra escrita por Russell. La disección que hace el guionista de los regímenes totalitarios es acertada, plasmando con más de una frase inspirada el despotismo y la falta de empatía necesaria para representar a un dictador.
Como ocurre siempre, la ciudadanía paga los delirios de sus gobernantes, aunque “los estafados siempre son los últimos en dar con el estafador”. ¿Qué deben hacer el resto de países ante la tiranía de uno solo? ¿Se debe interceder en favor de unos ciudadanos que viven felizmente burlados aunque esto suponga dar amparo a su deleznable mandatario? Superman cree que sí.
Steve Pugh hace gala de su estilo, con muy buenas expresiones faciales dando tridimensionalidad a los personajes y aportando dinamismo a la historia por su composición de página o frescura en su trazo, con un estilo muy limpio que deja ver todas las formas. El diseño de los distintos planetas y razas que pueblan el cómic no es el más imaginativo, sobre todo si tienes fresco, y lo comparas, con lo visto en El Green Lantern de Morrison y Sharp, pero resulta cumplidor. Una mayor dedicación a este aspecto haría del cómic una publicación casi inestimable. Del color se ocupa Fajardo Jr. que, de igual forma, aplica una paleta conservadora que no destaca en los mundos explorados, lejos del vibrante color utilizado en la mayoría de títulos del crossover. Un buen arte para el cómic pero poco generoso.
Un excelente primer número presenta una trama que no cumple todo lo que se espera de ella en los siguientes capítulos, pero que resulta una grata y sugerente lectura, indiscutiblemente hija de sus autores, siendo de las pocas de Estado Futuro que no se rige por el ABC más convencional, demostrando inventiva y originalidad.
Un tomo que explora el mundo de Superman en distintas épocas, con una introspectiva historia de Kara, una guerra definitiva contra la futura Casa de El y una muy buena representación de cómo se rige el poder y el control sobre la ciudadanía. Puede gustar o no, pero tanto las páginas de Superwoman (menos) como las de Imperio Lex (más) son tramas propias de sus autores alejadas de la convencionalidad imperante en Estado Futuro, ofreciendo algo distinto a los que estamos acostumbrados a leer en la iniciativa.
Lo mejor
• Imperious Lex.
Lo peor
• Lo poco que se explora La casa de El.
Guion - 7
Dibujo - 7.5
Interés - 7.5
7.3
Distinto
Un buen tomo con historias muy diferentes entre sí, La Casa de El se queda corta en crear interés por sus personajes entregando un cómic de acción, Superwoman está bien escrita pero resulta algo anodina, destacando Imperio Lex por Mark Russell y Steve Pugh, que cuenta con la temática favorita de su guionista sin dejar de ser un cómic superheroico.