Un Superman nuevo, un Superman viejo
«Todo lo que queda…soy yo»
Continuamos con las reseñas de Estado Futuro, la iniciativa de DC Comics que muestra un posible futuro de la editorial. En este tomo se aúnan Future State: Superman of Metropolis y Future State: Superman-Worlds at War dos historias muy diferentes que nos dejan ver el devenir de los principales de la casa de El, el destino como Superman de Jon Kent y el ocaso como principal héroe del universo de su padre.
2030, Metrópolis. La sociedad es adicta a los implantes tecnológicos, prótesis que convierten a los ciudadanos en marionetas. Superboy Superman debe lidiar con un clima de tensión y un futurista pseudoBrainiac con una nueva pseudokriptonita. Supergirl estará presente en el libro, ahora ella es uno de los seres más poderosos de todo el universo, siempre dispuesta a ayudar a su sobrino. Tanto el villano como su arma se presentan como novedosos, pero con otro nombre, son amenazas ya conocidas, lo cual rodea a Jon de elementos comunes a la serie (aunque ahora tengan otra denominación) ambientando convenientemente y declarando al lector que los cómics de Superman siguen siéndolo, lo que cambia es el protagonista. Y es que Jon tiene una voz propia, alejada de la de su mentor. El joven actúa con suficiencia, toma una impactante decisión sin escuchar las numerosas dudas que recibe sobre su desempeño y cualidades para suplir a su padre, prácticamente durante todo el cómic. Es habitual ver en sucesores de grandes héroes una asfixiante incertidumbre por demostrarse merecedores de la capa, con Jon siendo hijo del superhéroe más importante de la historia era evidente que la consabida trama de bienvenida y consolidación de un nuevo personaje iba a estar más que presente. Sin embargo, aquí no se siente tan impostado, primero por lo expuesto, Superman es enorme y cualquier sustituto tendría dudas, segundo, y sobre todo, porque no es Jon el que se cuestiona su papel con más insistencia. Es el enemigo el que trata de hacerle daño comparándolo constantemente lo que provoca una reafirmación del medio kriptoniano muy acertada. Jon es un personaje propio, con diálogos frescos y una gran determinación, que toma decisiones controvertidas, sin miedo a equivocarse, sin miedo a pedir perdón y dispuesto a asumir el difícil papel que le toca, ser Superman. Alguien joven pero mucho más maduro de lo que en un principio podría esperarse, más impulsivo que su predecesor, con cierta tendencia a tener un truco bajo la manga (necesario, el otrora Superboy no es un Superman tan poderoso) y con un carácter fresco. Por todo, el personaje puede recordar a cierto mestizo viltrumita de innegable éxito.
John Timms, se muestra muy dinámico en un dibujo apropiado que llena de frescura el cómic, espectacular en escenas de acción, muy bien coloreado por la paleta de Gabe Eltaeb de tonos vibrantes. El diseño del traje de Superboy es atractivo, reconocible pero moderno, sin capa ni calzón. El uniforme de Supergirl de esta época sigue el mismo patrón que el de su sobrino. Un dibujo atractivo que resulta un plus para la serie.
Un cómic de acción con un guion correcto y un buen dibujo que despierta interés por el nuevo Superman gracias a la caracterización de Jon Kent.
La otra obra incluida en este tomo es Superman: Mundos en guerra con Phillip Kennedy Johnson encargado del guion, autor que también se ocupará de la serie regular de Superman, debutando con el personaje en este Estado Futuro. Aunque no es una buena primera toma de contacto la percepción de este trabajo no debe ser concluyente, estar anclado en una iniciativa como Future State limita enormemente y tanto si gusta como si no su aportación al crossover, no debe ser definitivo para el interés por su serie de Superman. Militar, músico, un guionista que tuvimos el placer de entrevistar aquí, donde nos contó más sobre su persona además de dejar alguna pista interesante sobre el futuro de la colección.
Smallville se ha convertido en un lugar de interés turístico desde que Superman revelara su identidad al mundo. Allí, un grupo de seguidores del gran azul se reúnen para contar cómo los salvó alguna vez y teorizar sobre dónde se encuentra, desaparecido de la Tierra. No falta quien adorándolo, no tiene ni idea de lo que hace a Superman único. Un cómic que trata de ser un homenaje al de la gran “S”, algo lógico y apropiado pero que resulta largo y manido, sin nada nuevo que aportar y que lastra la evolución de la premisa de la que parte, Superman es un gladiador en Mundo Guerra. Vemos como el kriptoniano sufre un calvario a manos de Mongul pero más allá de eso, se avanza muy poco en esta trama dejándola inconclusa y por desarrollar.
Mikel Janin está muy inspirado, en las numerosas páginas de veneración al héroe se muestra pulcro, comedido y explota en las referidas a Mundo Guerra, con una gran recreación del circo romano con un Superman gladiador impactante. El compatriota es un gran valor dentro del libro, su arte se siente propio, único y sensacional. Jordi Bellaire ambienta fenomenalmente con su paleta de color, con tonos marrones y sobrios dedicados a Warworld sobrecogedores.
Como es habitual en Future State, historias de complemento son incluidas en los distintos números. En este caso podremos ver a Mr. Milagro (Shilo Norman) unido circunstancialmente a ambas historias. Midnighter se deja ver ligado mínimamente a la trama de Kal-El, al igual que Black Racer, y el Guardián (Jake Jordan) avanza temporalmente la trama leída en el nuevo Superman. Cómics de relleno sin mucha trascendencia que gustarán más o menos en base al gusto de cada uno por los personajes que los protagonizan y al placer experimentado con las historias principales, ya que estas secundarias expanden el contexto y premisa.
Ambos cómics son bastante prototípicos, uno no deja de ser una habitual batalla superheroica y otro es un homenaje bastante común. Tradicionales historias de presentación se suceden en Future State quedando cómics entretenidos, pero tremendamente poco ambiciosos en sus guiones. La valentía de presentar nuevos personajes asumiendo papeles clave en la editorial es contraria al ABC que rige las tramas de la iniciativa dejando cómics banales con poco poso. Un tomo que aúna las historias de padre e hijo que remite a próximas publicaciones y que se percibe como uno de los más influyentes para el futuro más inmediato. Jon está cerca de ser Superman, Tom Taylor y John Timms se encargarán de ello. También vemos mínimamente un principio de relación entre Midnighter y Superman, previa a la miniserie Superman y The Authority por Grant Morrison y Mikel Janin. Un cómic de acción con una buena caracterización del nuevo Superman y un homenaje al clásico, algo manido, con vistazo a un Superman gladiador es lo que podemos encontrar en este libro, de lectura desigual. Los dibujantes, muy inspirados, elevan la nota general.
Lo mejor
• Jon Kent tiene mimbres para ser un Superman interesante.
Lo peor
• La trama de Kal-El decepciona al avanzar tan poco.
Guion - 6
Dibujo - 8
Interés - 7
7
Desigual
Un cómic que incluye las historias futuras del padre y del hijo de la casa de El, siendo interesante la caracterización de Jon y dando un manido homenaje a Superman que deja ver muy poco de él como gladiador.
O boi ahora entiendo lo de Superman y la Autoridad…anda encajado en medio de estas cosas. Que bosta.